Hi, lectores! Después de mucho tiempo de ausencia, vuelvo con ésta no tan nueva historia, protagonizada por Jay Baruchel y Jake Gyllenhaal. Jamás había escrito un Mpreg, es el primero que hice; me salió largo y demasiado cursi... aunque no lo sé. Ustedes juzguen el resultado. Advertencia: La historia contiene intento de porno, es para adultos mayores, porqué incluye groserías y descripciones escatológicas: en modo light. Más algunos desperfectos de tipo ornitográficos.
DERECHOS RESERVADOS, YO MERA, BÁRBARA EDITH M. G. ¡SOY LA AUTORA! ;) PROHIBIDO LA COPIA PARCIAL O TOTAL DE ESTA HISTORIA, TAMBIÉN EL ROBO. QUEDA ROTUNDAMENTE PROHIBIDO PUBLICARLA EN ALGÚN SITIO QUE YO (BÁRBARA E. M. G.) NO AUTORICE. LO RECIÉN MENCIONADO TAMBIÉN SE APLICA A TODAS LAS HISTORIAS QUE TENGO AQUÍ PUBLICADAS. PERDÓN POR LOS GRITOS, PERO ME PARTO EL LOMO HACIENDO ESTO, PARA QUE UN HIJITO/A DE SU MAL DORMIR SE APROVECHE DE ESTO. Y LO PEOR ES QUE NO ME DAN EL JUSTO RECONOCIMIENTO CÓMO LA AUTORA Y CREADORA DE LA OBRA. :(
La gansa de los huevos de oro (YAMT).
Los policías de apellidos Gyllenhaal y Baruchel respectivamente. Han vivido muchas aventuras de tipo policiaco cuyas demoraría en narrar. Sin embargo, por fin formalizaron su relación, ya son marido y hombre o marido y esposo.
Porque semanas atrás se casaron en una iglesia en la ciudad de New York. Fue una boda muy nice, debido a que casi toda la familia de ambos, acompañados con amigos y conocidos tanto de Jake como de Jay, atiborraron la Iglesia. Aunque no ahondare con los pormenores de la boda; sólo dire que el ramo que arrojó el oficial Baruchel, lo atrapó su primo el soltero carismático cotizado por todas.
En este instante los dos policías se encuentran en el interior de un centro comercial en Nueva Orleans. Escogieron éste lugar para finalizar con su tour luna-mielero. Acordaron recorrer casi todo Estados Unidos, aunque les faltó varios estados. A pesar de esto están gozando mucho con su luna de miel.
—¡Cargame, ya me canse de caminar! —habló Jay en tono burlón.
—Nunca, aunque mi vida dependiera de eso —expresó Jake de modo cruel—. ¡Lo siento mucho mi dulce corazón! ¡No ves que traigo las manos ocupadas!
—Solamente estás cargando una bolsa en cada mano, ya ni yo qué estoy cargando estos paquetes. —Jay hace un ademán con los paquetes.
—¡Tú ganas! —dijo Jake y sugiere— ¡Descansemos!
Se detuvieron enfrente de un restaurante; no es el único del centro comercial, todavía hay más. Tras observarlo un rato, se introducen. Después de alcanzar una mesa, una camarera mostrándose alegre se acerca hacia ellos.
—¡Buenas tardes! ¡Sean bienvenidos! ¿Qué se les apetece? —pregunta de modo cortés.
—¡Muero de sed, porfa traigame cualquier bebida con muchos hielos! —súplico Jay en tono agonizante.
Jake sonríe por el gesto de su amado y pide lo mismo que él.
El establecimiento se encuentra más o menos concurrido. A una distancia no muy lejana de donde se encuentran, se localiza una mesa ocupada por dos hombres que conocen muy bien a los dos policías. El qué ocupa el asiento en el lado derecho se apellida Martin y su nombre es Chris, el otro sujeto sentado en el lado izquierdo, se llama Guy y su apellido es Berryman, curiosamente los dos también son policías.
Chris Martin, detesta con todo su corazón al oficial Baruchel, porque su padre perdió su cargo al ser denunciado por el padre de Baruchel. Lo que Chris no comprende o más bien no acepta es que su padre fue un teniente corrupto. El recién nombrado orquestó varios de los peores actos delictivos, nunca antes vistos en la historia policíaca. Algún tiempo después. El padre de Jay, lo pilló en una de sus movidas de índole corrupta, él no vaciló en denunciarlo con los altos mandos. Luego de esto, el Señor Martin perdió su cargo y fue enviado a prisión. Desde entonces, Chris juró vengar el agravio en contra de su progenitor. No obstante, piensa aplicar su venganza en Jay, debido a que el Señor Baruchel se encuentra en una parte remota de Canadá.
—¡Esto es asombroso! Hace poco llegamos a Nueva Orleans, para fraguar nuestra venganza en contra del tarado de Baruchel y… ¡él muy idiota hace acto de presencia! —Se ufana Berryman. Observando a Jay y Jake a lo lejos.
Chris presta atención al comentario de su amigo y rápido voltea para observar a Baruchel y a Gyllenhaal. Luego de verlos con mucho esmero, sonríe con malicia porqué al fin podrá vengar a su progenitor.
—¡Esto merece un brindis! —habla Chris y prosigue— Saliendo de aquí, iremos a ver a la persona que nos ayudará con nuestro plan de venganza.
Guy solamente sonríe y choca su copa coctelera con la de Chris.
Jay y Jake, ignoran las negras intenciones de éste par. Continúan saboreando los antojitos del restaurante. La camarera los surtió muy bien.
El desayuno concluyó hace un par de horas. Ambos retornan a su expedición en conocer lo más representativo de la ciudad de Nueva Orleans. Fueron de aquí hacia allá. Toda la tarde y parte de la noche se les fue con ésto. En este momento se encuentran en la habitación de un hotel bastante mono y cómo dicen en su idioma, algo fancy. Ambos se sienten muy cansados por causa de la gran peregrinación. Por tanto, acordaron dormir hasta que el cuerpo diga: ¡Estoy harto de la cama! Y así fue. Al día siguiente. Ambos toman un baño habitual, nada erótico; a pesar de que se trata de su luna de miel, no han tenido tiempo para hacer el amor. Sin embargo, una vez finalizado el tour luna-mielero, posiblemente lo harán cuándo vuelvan a su casa en la ciudad de New York.
Jay exhala de satisfacción y comenta:
—¡Qué rica estuvo el agua caliente, me siento suavecito, esponjoso como un conejito!
—Sí, tienes razón también me siento igual —dijo Jake acabando de arreglarse.
—Y bien, ¿qué vamos hacer el día de hoy? —pregunta Jay mirando a su amado.
—Honestamente no lo sé. Sin exagerar hemos recorrido casi toda la ciudad. Además nuestros ahorros se están agotando.
Jake abre su cartera, seguido se la muestra; Jay se pasma. Los dos están sentados en el filo de la cama. En eso tocan la puerta. Jake suelta un gruñido leve y se levanta de la cama, Jay no se levanta.
Gyllenhaal no tarda en abrir la puerta; se sorprende con lo que ve.
—¡Hola, qué tal! ¿Están disfrutando mucho de su luna de miel? —preguntó Chris Martin en tono festivo, cargando una botella de champán.
—Nos enteramos de que ustedes están hospedados en el mismo hotel que nosotros. La mucama nos contó, no que va, más bien nos chismorreo acerca de su jonimun (honeymoon) —aclaró Guy Berryman, sosteniendo cuatro copas de cristal.
Por azar del destino caprichoso, ambas parejas se habían hospedado en el mismo hotel. Chris y Guy se enteraron de ésta jocosa super coincidencia ayer por la noche. Después de haberse reunido con la persona que les ayudó a materializar el arma, que utilizarán para vengarse del incauto de Jay.
—¡Qué hongo, no nos van a dejar pasar! —clama Chris, impaciente.
Jake y Jay quedaron mudos al momento. Jake se libera del mutismo.
—¡De acuerdo, sí, pasen!
Ambos se introducen en la habitación, al acto Jay se compone de la sorpresa, pronto se queja de ellos.
—¡¿Cariño, por qué carajos los dejaste entrar?! Sabes que detesto a éste tipo —Señala a Chris y continúa explicando la razón—. Desde que lo conozco, él ha hecho todo lo posible para que yo lo odie. Con su estúpido sarcasmo y sus chistes de quinta.
—¡Mi cielo, tranquilo calmate, no seas maleducado! —Jake lo sujeta por el cuello intentando calmarlo.
—¿Y qué hay de mí, también me odias: igual o mucho peor? —cuestionó Guy con mucha curiosidad.
Jay se vuelve para observarlo. En seguida responde:
—A ti no te odio, al contrario tú me agradas, pero eres el perrito faldero de éste imbécil…
—¡Oye, mide tus palabras! —gritó Chris de pie frente a Jay y Jake.
Entre tanto, Berryman se conmovió y a la vez se molestó con la revelación del canadiense.
—¡Mi terrón de azúcar, relájate y ofrécele una disculpa a Chris! —ordena Gyllenhaal suplicando con la mirada.
—¡No, nunca, me niego! Por cierto, ¿por qué lo defiendes? A ti también te ha molestado.
—Muy cierto, pero a mí sus comentarios, bromas y demás tonterías. ¡Me hicieron lo mismo qué el viento le hizo a Juárez! —Termina de hablar y se ríe por lo bajo.
—Me siento muy halagado, sin embargo, no venimos a discutir. Estamos aquí porque queremos hacer las paces contigo. ¿Verdad Chris? —comentó Berryman; de modo figurativo le avienta la pelotita a Martin.
—Así es. Después de meditarlo mucho, estoy muy arrepentido por todo el daño que les cause. Y por tal motivo, vine hasta aquí para ofrecerte, ofrecerles una sincera disculpa. Aunque me molesto mucho la grosería de hace poco.
Chris se rasca una mejilla, Jay lo mira detenidamente. Comienza a instalarse un silencio incómodo. Un cuarto de hora después. Jake y Guy, se desesperan con la indecisión por parte de Baruchel. Chris ya no soporta más su mirada acusadora, Jay solo parpadea de tanto en tanto.
–¡Por favor Jay, acepta mi disculpa! Se vale eximir –súplico con contrición Chris.
Jay tuerce sus labios hacia un costado.
–¡Se nos está yendo la mañana, anda perdona al hombre, realmente luce arrepentido! –intercede su marido.
–¡Agh demonios, esta bien! De acuerdo acepto tu disculpa –Sujeta la mano de Martin–; espero que tu disculpa sea honesta. De ahora en adelante qué tu trato conmigo sea menos arisco.
–¡Descuida, de ese modo será! –Apretá con vigor su mano.
–Por fin, ahora que hicieron las paces; deberíamos celebrar con la botella de champán que trajimos –recordo Guy, mirando a su colega con emoción.
Dando a entender qué llego la hora de cumplir con la venganza. Jay era muy pequeño cuando su papá denunció al padre de Martin, por tal no recuerda mucho de este suceso. Aunque su papá se lo contó en alguna ocasión, el incauto no prestó demasiada atención.
Guy coloca las cuatro copas en la mesa ratona alejada de la cama.
–¡Voy a soltar tu mano, tengo que servir el champán! –anuncia Martin con voz cantarína.
Jay asiente con el rostro sin decir nada, tampoco se levanta de la cama. Jake por su parte se aproxima con Guy, el aludido lo distrae para que no vea lo que está a punto de hacer su amigo. Chris se asegura de que los dos policías no lo sigan siquiera con la mirada. Rápido saca del bolsillo de su chaqueta, un saquito de tamaño mediano repleto de tabletas pequeñas. Igual que "misión imposible" deja caer nueve tabletas en la copa destinada a Baruchel, el sonido es imperceptible. Posterior vierte el champán para que las tabletas se integren con el líquido. Después de llenar ésta, llena las otras tres copas.
–¡Listo calixto, celebremos nuestra disculpa! –expresó chris, sosteniendo dos copas: la suya y la arma mortal para Jay.
Guy, recoge la suya y la de Jake, limpia sin tabletas claro está. Chris le entrega al canadiense la copa mortal, éste la sostiene.
Ambos beben para que Jay y Jake no sospechen nada. Gyllenhaal exclama ¡Salud! y pronto bebe de su copa. Jay sospecha que hay algo en la suya, Martin no lo puede creer, él no es tan idiota como había conjeturado.
—¿Por qué no tomas de tu copa, qué tiene; sucede algo malo? —preguntó Martin con el corazón en un puño.
—Lo que pasa… es que en el borde se halla un hilo —Lo retira con sumo cuidado—; más bien se hallaba un hilo. ¡Ahora sí!
Inicia a beber de su trago. Chris y guy, sonríen complacidos en observar como aquella copa va quedando vacía. Lo mejor para ellos es qué Jake no se ha dado cuenta de nada. La víctima termina con su trago y les agradece el suculento regalo.
—¡Ah! ¡Qué sabrosa estuvo! Aunque… el líquido se sintió un poco grumoso como si tuviera piedritas.
—¿Cómo qué piedritas? —pregunta Jake, quitándole la copa para revisarla.
—¿Piedritas? ¡Uy, qué raro! Yo te sirve champán no vodka —aclaró chris, actuando como si no supiera lo que tramo en contra de él.
—Tal vez la copa estaba sucia, primero lo del hilo y ahora esto —Toca su mentón—. Discúlpame, debí haberlas sacudido antes de haberlas usado —dijo Guy, tratando de sonar muy apenado.
Jay se conmueve con la mirada de Berryman y rápido trata de excusarse:
—No, no, por favor, no te sientas mal. Fue un accidente, a cualquiera le puede ocurrir… he insisto el vino estuvo exquisito. De verdad me gusto mucho, las piedritas reforzaron el sabor. –Baruchel, hace un gesto de afirmación con su rostro.
Gyllenhaal no encontró nada en la copa de su amado. Chris le da una leve palmada en su hombro a Guy, por haber resuelto este escollo.
—¿Y bien chicos, que piensan hacer hoy en la tarde? —les pregunta Martin.
—Íbamos a salir pero se nos está acabando la plata —reveló Jake.
—No se preocupen por eso, nosotros conocemos un lugar que los va a maravillar. Y sobre los gastos: yo me encargo —Les propone Martin.
Ambos aceptaron la propuesta sin vacilar. Tras salir del hotel. Chris y Guy, los llevaron al «Jardín de Mariposas e Insectario de Audubon», un fantástico lugar donde abundan los insectos… ¡Claro! mientras no sufras de entomofobia. En el trayecto los policías vigilaban cada movimiento de Baruchel, intrigados en saber ¿en cuál momento harían efecto las tabletas? ¿Cuál es la razón? Sucede que dichas tabletas no son venenosas, en realidad son la manifestación de un hechizo. La persona misteriosa que los ayudó, resultó ser un brujo. Él solamente pidió una foto de Jay, posterior elaboró las tabletas aunque no dio muchos detalles acerca de qué consiste el hechizo. A Chris le importó nada esto, cegado por la venganza aceptó las tabletas.
En este instante los cuatro hombres están contemplando las mariposas.
—¡Son muy hermosas! ¡Omg, qué colores! —expresó Jake muy admirado.
—Sí lo son, les advertí que se iban a maravillar con esto —comentó Chris cerca de Jay.
—Espero no ser indiscreto. Dime Jay, ¿cómo te sientes? —Guy lo interroga.
El aludido no comprende muy bien la pregunta, no obstante la responde:
—¡Me siento muy contento de haber venido a éste lugar, es muy hermoso!
–¡Qué bueno! Pero yo no me refería a tu estado anímico, es lo opuesto, quería saber si te sientes bien físicamente.
—¡¿Por qué me preguntas eso, acaso se me nota algo?! —El muchacho delgado comienza a espantarse.
—¡No, tranquilo Jay, cómo crees! ¡No se te nota nada malo ni raro! —intercede Chris.
Dirigiendo una mirada amenazadora hacia Berryman. Como diciendo: ¡No la riegues!
—¡Ah, que alivio! Lo siento Guy, pero me saqué de onda con tu pregunta y sobre la misma, respondo: ¡Me siento muy bien, no me duele y aqueja nada! —sonríe Baruchel.
Jake no escuchó la plática por eso no intervino, continúa embobado con las mariposas. Tiempo después, los cuatro hombres recorrieron cada zona del jardín, la tarde se les fue con esto. Tras abandonar el edén de los insectos. Chris Martin los invita a cenar por qué ya es de noche. Los cuatro se introducen en un restaurante. Martin pidió una mesa cerca de la ventana. Durante la cena, los dos policías ganaban la confianza de los recién casados con sus comentarios amenos y chistosos. Se podría decir que ambas parejas ya se tratan mejor que antes. A pesar del hechizo que en este momento transita por las entrañas de Baruchel.
Espero que les haya gustado lo poco que han visto, o por lo menos estén interesados en saber qué más ocurre. Esta historia la voy a subir por partes, ya que si la posteo completa en un sólo capítulo sería demasiado. Por eso mejor la pongo por cachos. Si se quedaron picados (súper intrigados) y quieren leerla toda. Los invito cordialmente a visitar mi blog de WordPress. La dirección es la siguiente: mihaza. wordpress. com
En este sitio se encuentra la historia completa, por si desean leerla de un tirón. Esta historia la publiqué primero en FictionPress, posteriormente en Wattpad y hasta el día de hoy, 23 de octubre del 2017, la estoy mostrando aquí.
¡Muchas gracias por su atención! Y si la leíste de principio a fin, de cabo a rabo: ¡Tú eres la mejor persona del mundo! Kisses for you. :*
Atte. Bárbara Edith M. G. (BEG) La autora de ésta locura.
