IRRESISTIBLE ATRACCIÓN
~Owari no Seraph fanfic ~
Advertencias: Spoiler manga (sólo una insinuación al principio, muy leve, prácticamente no afecta). Relación chico x chico (oséase shonen-ai /yaoi).
Pareja: MikaxYuu.
Disclaimer: La historia y personajes de Owari no Seraph no me pertenecen, son de Takaya Kagami y Yamato Yamamoto. Sólo hago uso de éste universo con fines de investigación, jaja ok no...sólo por entretenimiento y llenar ese vacío que dejan en mi corazón algunas situaciones oficiales del manga/anime.
—
Capítulo 1
Años de pesadillas donde veía morir a toda su familia por fin habían terminado en el momento que su conciencia procesó el que Mika siguiera con vida.
No fue el mejor encuentro que hubiese podido imaginar, ahora tenía muchas dudas. Le hubiese gustado platicar un poco más con el rubio, saber por lo que había tenido que pasar los dos años que se separaron, que supiera cuánto se había esforzado para deshacerse de esos chupasangre que le habían arrebatado lo más importante en su vida, queríchanr por qué los vampiros mantuvieron con vida a Mika. Mas la situación en la que se dieron las cosas no se lo permitió.
Sabía que no debía ir en su búsqueda tan rápido aunque así lo deseara. Había comprobado lo fuertes que pueden llegar a ser los vampiros nobles y sabía que sería una locura ir a la capital de los vampiros solo, además de que no quería ser tan egoísta y arrastrar a sus amigos con él.
A pesar de que las pesadillas se esfumaron, le había costado dormir en las últimas noches. Tenía tantas cosas en qué pensar, se sentía impaciente. Quería que pronto llegara una nueva misión y tener una oportunidad para salvar al último miembro de su antigua familia.
Mientras ésto llegara a ser posible se había dedicado a buscar información que le fuera útil para regresar a Mika a la normalidad, ahora mismo se encontraba en una biblioteca trantando de descifrar el contenido de un libro.
Era todo un problema la nueva naturaleza vampirica de Mika. Muchos se opondrían a convivir con un vampiro y claro que entendía eso a la perfección, aborrecía a los vampiros como nadie podría llegar a hacerlo, pero la situación había cambiado con su reencuentro. ¿Por qué todo había resultado de ésta manera? El destino sin duda era muy cruel.
—Veo que ya te sientes mejor Yuu-san, pensé que te encontraría llorando al pie de la ventana de tu habitación—. Shinoa que había estado observando a Yuu por un momento, sonreía ante la expresión de desprecio que se había formado en el rostro del chico.
—Y yo me doy cuenta que no te cansas de molestar, enana...—. Ésto último lo dijo en un tono más bajo, aún recordaba la paliza que les había dado a Kimizuki y a él la última vez que se habían burlado de su estatura.
—Jajaa, escuché eso pero lo pasaré ésta vez, la verdad es que mi estatura es lo que me hace más adorable— se abanicó el rostro con la mano mientras entraba y se sentaba en la silla vacía frente al escritorio que Yuu tenía lleno de libros por consultar.
—¿En verdad puedes leer eso? aún recuerdo las bajas notas que obtuviste en las pruebas de lenguas jajaja— reía mientras observaba como el pelinegro se avergonzaba un poco ante su sarcástico comentario .
—Como si te importara, ¡deberías dejarme en paz!—. El azabache estaba a punto de impacientarse con la actitud altanera de Shinoa pero se percató en el cambio de semblante de la chica.
—Yuu -san, espero que recuerdes que somos un equipo, debemos apoyarnos y enfrentar cualquier dificultad juntos, quiero que tengas presente que sabemos lo importante que es la familia y que te apoyaremos tanto como podamos—.
—Lo sé, ya les dije que no haría ninguna tontería, pero aprovecharé cualquier oportunidad— advirtió mientras se levantaba de su asiento y empezaba a caminar a la salida. Ya estaba empezando a oscurecer y el cansancio por falta de sueño empezaba a hacer estragos sobre él.
—¡Yuu-saaan! Creo que se te olvida algo—.
—¿Mmh?— se quejó mientras volteaba.
—Tienes que ordenar todo ésto, sabes que podemos revisar cuánto queramos pero sigue siendo un préstamo— explicó mientras sonreía y señalaba la pila de libros sobre el escritorio.
El chico no tuvo de otra y bufando regresó de mala gana. Rayos, esperaba no tardar tanto con aquello.
—
Algunos edificios que se mantuvieron en pie después de la propagación del virus, fueron los que se remodelaron para adaptarlos a dormitorios donde se alojaban los soldados del ejército. Las habitaciones si bien no eran lujosas, tenían lo necesario para llevar una vida modesta. A menos que tuvieras un rango superior tenías acceso a ciertos lujos como tener más de una habitación o una cocina propia.
La habitación de Yuu sólo constaba de una pieza y agradecía que sólo fuera para él. Desde que Yuu consiguió hacer pacto con Asuramaru, empezó a tener la costumbre de dormir abrazando a la espada. Nadie sabía en qué momento podría ocurrir una emergencia y entre más cerca la mantuviera mejor.
Su cuerpo cayó por fin en un profundo sueño en cuanto tocó la cama, y entre la inconsciencia vió un lugar blanco muy familiar para él. Claro, era el lugar donde siempre hablaba con Asuramaru, pero no comprendió por qué estaba ahí.
—¡¿Asuramaru, dónde estás?! ¡¿Sucede algo?!— gritó mientras volteaba en varias direcciones y después de un rato pudo ver a la demonio mirando hacia arriba a lo que bien podría ser el cielo.
—¿Asuramaru?— dijo mientras se acercaba.
—Ah, Yuu. No sé si sea importante que estés aquí— contestó al escuchar que la llamaban. Al dirigir la mirada al chico pudo notar su expresión confundida.
—No es nada grave, sólo que desde hace unos días siento como si algo me llamara. Cosa que no creí posible en éste encierro —. Terminó de explicar.
—¿Y qué es lo que dice?— preguntó el chico aún sin entender muy bien.
—No es como si dijera algo, más bien es como si tratara de decirme algo. —
Tenía razón Asuramaru, ¿por qué estaba ahí? Sería acaso por el cansancio?
—¿Puedes hacer algo para que vuelva, Asuramaru?— preguntó mientras volvía a echar un vistazo a su alrededor, pero la demonio no respondió.
—¡Oi! ¿Asuramaru? —
Repentinamente todo se volvió de color negro y ya no pudo distinguir a la chica. Empezó a entrar en pánico ya que todo estaba muy oscuro y pronto no supo ni de sí mismo.
Después de un par de horas que para Yuu no fue mas que un abrir y cerrar de ojos, el azabache empezó a recobrar la consciencia, despertando con pereza. Al recordar lo recientemente sucedido abrió los ojos de golpe. Se dio cuenta que no se encontraba en su habitación.
—¿Dónde estoy?— susurró al examinar el lugar. Se encontraba sentado sobre unas ruinas de lo parecía había sido un gran edificio. Era de noche, pero aún así distinguía el panorama a su alrededor: edificios y casas descuidadas y destruidas. Era obvio que estaba fuera de la ciudad, pero ¿cómo había llegado hasta allí? No recordaba ser sonambulo.
Por suerte junto a él estaba su espada. Lo último que recordaba era que Asuramaru estaba actuando muy extraño.
Intentó ponerse de pie para ver la forma de regresar a la zona segura. Ahí se dio cuenta de que no llevaba puestas botas y que estaba en pijama. Maldijo por eso, buen momento para que le ocurran cosas sin explicación.
Recogió la espada y se dispuso a buscar una manera de bajar de allí.
—¿Yuu-chan?—
Las orbes verdes se abrieron con sorpresa, pronto giró el rostro en dirección hacia donde provenía esa voz tan familiar. Y allí estaba, el chico rubio de traje blanco, no muy lejos de pie sobre una pequeña casa, manteniendo la mirada llena de preocupación fija en el azabache.
—¿M-Mika?...—
Ninguno se movio. Se miraron por un momento, como procesando que estuvieran nuevamente uno frente al otro. Yuu fue el primero en reaccionar.
—¿Mika, pudiste escapar? ¿Los vampiros por fin te liberaron?—. El ojiverde estaba tan feliz de ver nuevamente al rubio, sentía tan irreal ese momento que pensó podría ser un sueño.
—Yuu-chan, he venido por ti, debemos ir a un lugar seguro — dijo suavemente el ojiazul mientras extendía una mano en dirección al chico sobre el edificio.
Sintió acelerar su pulso, era una coincidencia o acaso ¿Mika sabía que estaría allí esa noche?
—No, hablemos primero Mika, estoy seguro que puedo ayudarte y encontrar una solución— respondió el azabache con un poco de desesperación.
Mika sabía que tenía el tiempo contado y debía convencer pronto al ojiverde, antes de que notaran su ausencia y los humanos vinieran a intentar arrebatarselo.
—Yuu-chan, entiende que por el momento es mejor que vengas conmigo, después podremos hablar todo lo que queramos — propuso mientras se disponía a subir al edificio junto al pelinegro.
Aún con la sorpresa del encuentro, Yuu vió como de un par de graciles saltos Mika llegaba hasta donde él se encontraba, a sólo unos metro de distancia.
—¿Mika, sabías que iba a estar aquí? — por fin se atrevió a cuestionar, no creía que el rubio se arriesgara a rondar la ciudad todas las noches.
—Te has vuelto más intuitivo Yuu-chan—sonrió, sabía que el ojiverde podría ser despistado pero no tonto. —Así es, he investigado una manera segura de acercarte a mi—agregó mientras permanecía la sonrisa en su rostro.
—¿Aah?, ¿qué quieres decir con más intuitivo? —se quejó mientras sus mejillas se coloreaban de un tenue rojo. Tan impulsivo que se dejó llevar por el primer comentario del ojiazul.
Mika observaba con nostalgia la reacción del azabache, pareciera como si nunca se hubieran separado y el tiempo se hubiera detenido.
—¡Mmph! No importa. ¿Qué fue lo que hiciste?—Bufó mientras se mantenía espectante a la respuesta del rubio.
—Investigue en el archivo de Sanguinem, en los documentos clasificados sobre los humanos. Sé sobre el demonio con el que hacen un pacto para obtener el poder para combatir a los vampiros—explicó, mientras se tornaba más serio—puedo darte más detalles cuando estemos lejos de aquí —agregó y nuevamente extendió su mano hacia Yuu.
—¿Así que tú eras quien llamaba a Asuramaru? —con duda, siguió cuestionando al rubio. Empezaba a tener sentido la situación, pero aún seguía sin entender cómo había llegado hasta allí.
—Yuu-chan, en verdad que te explicaré todo, por ahora debemos irnos — Mika ya había dado unos pasos para acortar la distancia entre los dos. Tenía que darse prisa, no quería que el ojiverde dudara más si llegaba ver a esos humanos que lo estaban engañando.
—¡No, Mika! No sé qué está sucediendo, pero no puedo irme así —. Yuu había esperado que el ojiazul fuera más flexible y aceptara llegar a un acuerdo.
—Yuu-chan... —Se detuvo a unos pasos del chico. Sintió decepción al seguir escuchando la negativa del azabache. No tenía otra opción, debía apresurarse ya que no faltaba mucho para que amaneciera.
—¡Hey, demonio! No hay mucho tiempo—gritó el rubio dirigiéndose a la espada.
La espada enfundada que Yuu seguía sosteniendo con su mano izquierda comenzó a temblar.
—¿Pero qué..?—. Trató de hacer que parara sosteniendo la espada con las ambas manos, sin resultado. No podía creerlo, estaba reaccionando a lo que Mika dijo. Pronto volvió a ver la borrosa figura de la demonio sobre la espada, de espalda.
—¡Asuramaru! ¿Qué está pasando? ¿Qué quiere decir Mika? —Sonaba molesto, odiaba ignorar la situación.
—Lo siento Yuu, pero sabes...soy egoísta y no me gusta compartir—dijo la demonio tranquilamente mientras se giraba para encarar al ojiverde—sólo tomé ligeramente el control de tu cuerpo porque me pareció conveniente. Deberías hacerle caso a Mika; tal vez podamos deshacernos de esa cosa, porque sabes que sólo yo puedo poseerte cuando pierdas el control —añadió esbozando una malevola sonrisa que dejaba ver sus colmillos.
Y nuevamente oscuridad a su alrededor.
Mika pudo notar como el pelinegro aflojaba el agarre de su espada. Su cristalina mirada esmeralda se tornaba opaca, su cuerpo flaqueba y perdía el equilibrio.
El rubio se acercó para sostenerlo con ambas manos de los hombros, antes de que cayera al suelo y se hiciera daño. Se inclinó hasta que prácticamente Yuu quedara sentado en el suelo, pasó su brazo izquierdo por la espalda del azabache para sostenerlo mejor y con su mano libre se quitó su capa para cubrir con ésta al pelinegro. A pesar de que el ojiazul había perdido algo se sensibilidad debido a su condición de vampiro, sabía que era una noche fresca y la ropa que llevaba el ojiverde era ligera.
Colocó la espada del azabache junto a la propia en su cinturón y terminó por levantar al chico inconsciente con ambos brazos, uno tras su espalda y otro bajo sus piernas, acunandolo en su pecho. Con nostalgia observó un momento al pelinegro, no había cambiado mucho, salvo que sus facciones eran un poco más maduras; fijó su atención en como su cabello caía rebeldemente sobre su rostro, sus largas pestañas, su suave respiración, su calidez...algo que él ya había perdido.
Al final no consiguió que Yuu aceptara ir con él por decisión propia. El rubio dejó escapar un pequeño suspiro, esperaba lo perdonara, pero era algo necesario. Echó un último vistazo a los alrededores y se dispuso a bajar cuidadosamente del edificio destruido, llegó hasta lo que fue una avenida y se perdió entre la oscuridad que aún guardaba la madrugada.
Continuará.
