este es mi primer fanfic, espero que les guste. los personajes pertenecen a Isayama.

el comienzo: Un mundo diferente

La primera vez que lo vi fue cuando tenía 8 años, por aquel entonces mi abuela Alodia aún vivía. Ella me regalo por mi cumpleaños un hermoso espejo con bordes de color azul, era redondo y tan pequeño que, cabía perfectamente en una caja de zapatos.

Tal vez, no era el mejor regalo para una niña, que solo le importaba el conocimiento y se comportaba más como un niño que una niña. Habían pasado 2 semanas desde que me regalaron el espejo, todo iba normal, hasta que, una noche cuando me preparaba para dormir, los bordes del pequeño espejo empezaron a brillar con gran intensidad.

Me acerque al pequeño espejo y pude ver en él, un hombre de baja estatura, cabello negro y ojos color olivo, llevaba una vestimenta peculiar pues usaba una cravat, botas, arneses y una chaqueta la cual me llamo la atención, por el emblema de unas alas que esta tenia bordada.

El pequeño hombre sabía mi nombre, pues, me comenzó a llamar con desesperación. Él se acercó y comenzó a golpear el cristal, yo me quede inmóvil, su rostro se me hacía familiar pero estaba segura que nunca en mi vida lo había visto. De pronto los golpes se hicieron más y más fuertes, a tal punto, que pensé que el espejo se rompería en cualquier momento. Logre salir de mi trance y guarde el espejo en un cajón. Desde entonces he tenido sueños extraños y poco tranquilizadores.

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Ya han pasado 11 meses desde que ella murió, nada es lo mismo sin ella, todo se ha vuelto tan silencioso sin sus estruendosas carcajadas o sus pláticas sin fin de sus descubrimientos acerca de titanes. Si yo hubiese sido más precavido, quizás, ella seguiría con vida y estaría a mi lado. Llevo noches sin dormir, cada día que pasa muere una pequeña parte de mí. He ido miles de veces a su habitación creyendo que podría encontrarla, pero no volveré a verla, Erwin me ha prohibido ir a su habitación diciendo "que me hace daño" puras idioteces.

La habitación ha sido cerrada con llave, no podré entrar más, estúpido Erwin como se atreve a hacerme esto, seguramente su mierda se le ha ido a la cabeza y ahora no puede razonar bien. Encontré el regalo que me dio Hanji por mi cumpleaños, un cristal azul verdoso, lo tome y me dirige al baño para refrescarme un poco, deposite el cristal cerca del espejo del lavabo. Sin razón alguna el cristal comenzó a brillar, aparte mi vista, pues el resplandor era demasiado para mí, cuando todo paro, voltee para ver qué había sucedido.

Allí estaba ella, en el espejo podía verla, más joven seguramente de unos siete u ocho años, sin embargo la podía ver, me acerque al espejo, ella simplemente se me quedo mirando por unos segundos, estaba desesperado por abrazarla, decirle que la amaba, pero no sabía por cuanto tiempo podría seguirla viendo, así que simplemente comencé a llamarla mientras golpeaba el cristal con intensidad. Al parecer ella no sabía quién era yo.