Ya no importa
Soledad.
Cuando la oscuridad te invade, sientes un pesar en el corazón, uno más, uno que cae como un rayo, uno que se añade a la larga cola. La desesperación corroe cada parte de mi cuerpo, pero ya no importa, ya no importa.
Todo eso que, quizás, alguna vez quise, se va desvaneciendo, ya apenas logro ver una imagen, un recuerdo, tintado en sepia. Se ve borroso, los colores ya no brillan como solían. Mis ojos no alcanzan a ver más de lo que yo veo, sinceramente, nunca fui de esas personas que solían ponerse en el lugar de otro ¿Para qué? Me sigo preguntando. Mi vista ya no es tan buena como antaño, se me entrecierran, es molesto. Quizás sea por la frustración que han vivido, quizás por las mil y una lágrimas que han caído, pero ya no importa, ya no importa.
Solían decir que era una persona fría, una persona sin alma. Je, yo también pienso así sobre mí; egoísta, codicioso, calculador. Siempre, siempre me ha faltado esa llama, esa luz; una pequeña esperanza sobre mí mismo. Llegué a replantearme el hecho de cortarme las venas, incluso. Porque, cuando creces, cuando más te das cuenta de la realidad que se vive el día a día, que nadie va a apostar por ti, que la gente es igual de egoísta que tú, esa llama se extingue. Se marchita cual rosa, poco a poco. Puedes observar el paso del tiempo, cada pétalo cae, en harmonía danzando junto al viento. Cada pétalo cae, y se lleva consigo un trocito de tu esencia. El tiempo se me está acabando, apenas quedan dos contados en mi rosa, teñida ya de un marrón podrido. Y cuando reflexionas, te das cuentas de que ya no importa, ya no importa.
En un tiempo, llegué a apreciar a un amigo al cual conocí en mí no tan querida infancia. Mi memoria me falla en la gran mayoría, como ya dije, pero, éste lo recuerdo como si no hubieran pasado diez minutos desde que lo viví. Aún recuerdo su radiante cabello, rojo como una llamarada, junto un gracioso tulipán incrustado en el centro de su cabeza. Aún recuerdo sus feroces ojos miel. Aún recuerdo esa sonrisa gatuna que te provocaba con tan sólo observarle unos segundos. Palabras arrogantes salían de sus labios, era un chico con carácter, un chico rebelde. Recuerdo perfectamente ese odioso sentimiento que me producía, una vergüenza infinita, y un repulsivo sentimiento vomitivo. Dicen que se aprecian más las cosas cuando las pierdes, y no se equivocan. Él se alejó de mí, le hice daño, mucho daño. No con palabras. Una simple mirada, un mal gesto, un movimiento en falso.
Pero, je. Eso ya no importa, ya no importa.
No siento mi corazón latir más, sé que es mi final, y cierro mis ojos con melancolía. Me llamo Suzuno Fuusuke, y, en mi último aliento, sé que no llegué a importar a nadie, como nadie me importó a mí.
00000000000000000000000000000000000000000000
Disclaimer: Obviamente el personaje no es mío y pertenece a su respectivo autor, Level-5.
DRABBLE.
El final me quedó horrible.
:S Eh iguá'. Nueva escritora con ganas de aprender de sus senpais presente xD.
Críticas siempre bienvenidas. Tírenme tomates, abrazos, flores. TODO bienvenido, pasen y lean, pasen y lean xD.
