Prólogo.
Sakura's POV
Era una tarde calurosa para aquella época del año, se combinaban los árboles con una ligera capa helada con el olor primaveral y las flores recién estrenadas de la nueva estación. Para qué mentir, nunca me había llegado a gustar esa estación, siempre surgía por parte del baka de Naruto la broma sobre el significado de mi nombre, aunque, si no hubiese sido por Sasuke... Él probablemente nunca le hubiese dado la más mínima importancia.
Me tocaba entrenar, estos años me había vuelto más fuerte, nadie lograba explicarse el por qué, ni la forma en la cual había logrado tal manejo de los genjutsus. Y tampoco iba a contarle a nadie el secreto de mi poder, probablemente no entenderían mi punto de vista, y aún menos mis razones.
Todo pasó hace dos años…
Flash Back.
Corría por el bosque con suma precaución, tal como Kakashi-sensei me había enseñado, gracias al control que podía ejercer sobre el chakra se me hacía sumamente sencillo pasar inadvertida, lo que compensaba mis escasas habilidades con el resto de las capacidades ninja. Era una cría aún, no tendría más allá de 16 años, preocupada más por mantener la apariencia que por un duro entrenamiento que era lo que en verdad me daría mis capacidades de supervivencia. Tenía mi pelo largo llegándome hasta la cintura, aunque lo solía recoger en una trenza ladeada, para que no me estorbase en combate, aunque siempre dejaba mi flequillo suelto sobre mi cara, era demasiado difícil para recoger, y no quería malgastar mi tiempo en cosas innecesarias. "Lo más práctico" me decía siempre a mí misma. Aquel día lo tengo grabado a fuego en mi memoria, vestía una camiseta roja apagada, para no llamar demasiado al atención ante cualquier enemigo, sin mangas, para permitir mejor el movimiento en el ataque, pero sin olvidar una vendas hasta un dedo más abajo del codo, con mis guantes negros hasta la muñeca algo abombados y sin dedos. Mis inconfundibles shorts ninja negros, que dejaban a entrever las vendas que rodeaban mis muslos por protección, junto con unas botas altas hasta mis rodillas. La cinta de Konoha la llevaba a modo de diadema, identificando de qué lugar procedía.
En aquella misión me acompañaban inconfundiblemente Naruto y Sasuke, aunque en ese momento no se encontraban conmigo, y la verdad, nunca estuve más deseosa de escuchar el molesto "Teme" de Naruto, o los irritantes "Hmp" de Sasuke.
Estaba sola, ¿Qué iba a hacer una simple Kunoichi sin apenas formación ninja frente a cualquier enemigo mínimamente entrenado? Era de locos, pero todos confiaban en su misión de localización de enemigos, era la única del grupo capaz de controlar el chakra, localizarlo, e incluso usarlo en combate.
Por eso no se extrañó al notar tres presencias con chakra realmente elevado, más que el de Naruto incluso poseyendo el Kyuubi. Probablemente mi imprudencia me llevó a acercarme a aquel sitio.
Saltaba de árbol en árbol, procurando no dar lugar ni al más mínimo ruido que pudiese asegurarles que me encontraba entre ellos, sus voces empezaban a ser claras, no las podía reconocer, no las había escuchado antes, cosa que me hizo bastante extraña, todos en la región de Konoha nos conocíamos, o por lo menos podíamos reconocernos. Esto cerraba el círculo, aquellos, no pertenecían a Konoha.
"Vete de aquí, no son de Konoha, te matarán si te encuentran sin ningún reparo, ¿Por qué iban a mantener con vida a una simple Kunoichi que no es capaz de defenderse ella sola?" Mis pensamientos eran aún más tétricos que las visiones que amenazaban con aparecer en mi mente. No podía permitirme en esos momentos sacar a la luz mis miedos, no sabía qué clase de habilidades tenían aquellos individuos, por lo que tenía que camuflar sus habilidades a cero, o al menos al mínimo para poder observarlos sin peligro.
Una vez llegué a una de las ramas más cercanas me escondí entre algo de maleza que había en el suelo, con un salto bastante elegante y silencioso, para como solía ser en los campos de entrenamiento en los cuales Kakashi-sensei nos enseñaba, no era precisamente lo que se podía entender como silenciosa, o poco molesta.
Y los vi, llevaban aquel símbolo, en mi opinión patético, de las nubes. "Akatsuki" pensé para mí misma. Uno poseía una cabellera rubia la cual cubría parte de su cara, prácticamente tenía el pelo más largo que yo, no supe diferenciar en ese momento si se trataba de un chico, o una chica, aunque tampoco le di demasiada importancia a ese hecho, fuese lo que fuese, era un enemigo. Otro lucía unos cabellos rojos como el fuego, en un primer vistazo hubiese jurado ver a Gaara, pero sus facciones me demostraron que era completamente diferente. Y por último, el tercero de ellos mostraba una cabellera corta azabache recogida pulcramente hacia atrás, lo cual me recordó demasiado a como solía llevarlo Uchiha Itachi, pero en su versión corta. Su tema de conversación escaba un poco a mis entendederas, debido a que no estaba realmente informada de los asuntos de Akatsuki.
Vamos escorpión, no me dirás que ya te dejaste vencer por Pein.. Nunca pensé que Akasuna no Sasori, tendría miedo de alguien como él… -El muchacho que habló utilizó un tono burlón, realmente escalofriante, cada una de sus palabras poseía el veneno que haría enfadar a cualquier ser humano, incluso al más pacífico.
Pero yo solo me quedé repitiendo en mi cabeza aquel nombre, Akasuna no Sasori. Me sonaba, lo había oído antes, entonces me di cuenta, él, él era el marionetista al cual había derrotado junto con la ayuda de su abuela Chiyo Ba-Sama. Pero… Lo había matado, ¿Cómo seguía vivo? Y además, ahora formaba parte de Akatsuki, todo empezaba a tomar un sentido un tanto confuso para mí. Pero sus voces rompieron de nuevo mi concentración.
Deja de ser tan sumamente idiota Deidara. Así solo conseguirás que te acabe matando con mis propias manos, y te aviso que es realmente desagradable, principalmente por el hecho de que no me gusta mancharme las manos con sangre de perdedor. –Su respuesta fue breve, pero contundente, un escalofrío recorrió por completo mi espina dorsal, y supuse que había provocado el mismo efecto en aquel chico rubio. Deidara, creí entender. Me pude percatar que ambos estaban uno frente a otro, retándose con sus miradas, unos impasibles ojos celeste, contra unos furiosos ojos miel. No tenía muy buena pinta, si provocaban una pelea, probablemente llamarían la atención de todos los ANBU de Konoha.
Como sigan peleando el único que manchará algo de sangre seré yo, y será vuestra, en mi guadaña. Así que dejen de jugar como niños. –Al parecer era su supervisor, por lo que entendí con sus palabras, me sentí agradecida a su intervención que pareció calmar a ambos chicos, y devolverlos a su estado de indiferencia.
Vamos Hidan, no seas tan duro, déjanos divertirnos… -Pronunció de nuevo el rubio, lo que provocó que el pelirrojo frunciese el ceño, y el pelinegro pusiese los ojos en blanco.
No estamos en condición de divertirnos Deidara, así que no provoques a Sasori, y menos en territorio enemigo, solo hemos venido a recoger información acerca de el Kyuubi y de sus amigos, ¿Queda claro niños? – Ambos asintieron con la cabeza, y por primera vez noté como mi corazón se encogía en mi pecho, venían a por nosotros, Naruto era el portador del Kyuubi, y nosotros sus acompañantes.
Creo… Que sí tendremos tiempo para buscar diversión, o puede que la diversión ya haya llegado a nosotros. – Su risa produjo un estremecimiento en mis sentidos, ¿Diversión? ¿A qué llamaban ellos diversión?
Su cabeza fue girando lentamente hacia donde me encontraba escondida, con esa sonrisa arrogante y triunfal como cuando un cazador tiene a su presa, mi ansiedad se expandía por todo mi cuerpo, los latidos de m corazón retumbaban en mis oídos. Y estaba completamente segura que mis ojos temblaban al mismo ritmo que lo hacía el resto de mi cuerpo, dejando aquel color jade reducido a puro terror. Pero sin llegar a entender por qué, el pelirrojo desapreció de mi vista, y ambos chicos comenzaron su travesía hacia el lado contrario del bosque dónde me encontraba, mis sentidos mandaron una alerta de relajación y pude notar como todos mis músculos se destensaban y respondían al flujo de la sangre, agradecí la cantidad extra de chakra que poseía, y me dispuse a darme la vuelta, no quería levantar la más mínima sospecha por lo que seguí manteniendo mi silencio, para volver a avisar al equipo siete sobre estos individuos de rango S. Con las mismas me giré y pude jurar que casi se me para el corazón en aquel instante, unos penetrantes ojos miel clavaban su vista sobre mis ojos jade, mostrándome aquella mirada de cazador que tanto me aterró minutos antes, intenté gritar pero todos mis intentos fueron en vano, mi garganta estaba tan petrificada como mis músculos.
Pude llegar a vislumbrar una sonrisa dibujándose en su rostro, pero se desvaneció tal como apareció en cuestión de segundos, ¿Iba a matarme? Si así era deseaba que fuese rápido, los Akatsuki tenían fama de sanguinarios, y no me convenía para nada provocar una muerte lenta, por lo que simplemente retrocedí, incorporándome al claro, no había maleza, no había nada más que él y yo. Sabía que él deseaba la revancha, que nunca me perdonaría haber acabado con él, y posteriormente ayudar a su única familiar a dar su vida por salvar a Gaara.
Vaya, pensé que nunca volvería a verte Haruno Sakura. – Pronunció mi nombre remarcándolo, como si decirlo se convirtiese en una tortura para él, cosa que me hizo plantear si realmente el odio que le ayudó a formar parte de Akatsuki fue creado por mi culpa.
Akasuna no Sasori, yo tenía la esperanza de que estuvieses muerto, y no formando parte de asesinos que se basan en el odio y la necesidad de venganza como modus vivendi. – Mis palabras salieron en automático y lo único que procuré fue darles la confianza y la fiabilidad con la cual habían sonado en mi cabeza segundos antes de reproducirlas.
Así qué… ¿Creíste que había muerto? – Su carcajada resonó por el claro, y mi cuerpo recibió una leve corriente eléctrica al sentirlo. Era realmente tétrico.
Por lo menos, eso esperaba, pero ahora ambos somos más fuertes, y sé que esta lucha será aún más intensa. – Mis ojos jade se posaron sobre sus ojos miel, los cuales no mostraban duda, como los míos, sino un poder incontrolable, podía reconocerlo, ya lo había visto antes en los ojos de Sasuke, ese era el color de la venganza.
¿Y quién ha dicho que vayamos a luchar Sa-ku-ra? – Separó mi nombre en sílabas mostrando su desprecio ante mí de una forma evidente, y sin darme tiempo a responder ya tenía su mano anclada a mi garganta y mi espalda "reposada" si así se podía llamar el empotrar a alguien contra una superficie, contra un árbol. Intentaba reproducir cualquier mínimo sonido, pero todo se limitaba a jadeos y gimoteos sin sentido que no llegaban a formar siquiera una frase completa. – Vaya, parece que la fiera se calmó. No puedes imaginar los días , meses, incluso años que he estado deseando este momento. Pero aún tendrás que esperar para que eso ocurra. Mi principal objetivo es el Kyuubi, y te puedo asegurar que será más satisfactorio ver como lloras tras matar ante tus ojos a tu querido "Equipo siete", que matarte aquí y ahora, tal como estás.
No pude evitar un grito ahogado, pensaba matar a Naruto, Sasuke, Kakashi-Sensei. Todos. Me retorcí entre su agarre y el árbol contra el cual estaba aprisionada, aprovechando que Sasori estaba despreocupado ante mi reacción, lo que generó que ambos perdiésemos el equilibrio y acabase caída en la verde hierba con Sasori encima de mí. ¿A caso no iba a librarme nunca de él?
Vaya, vaya, pero qué tenemos aquí. No pierdes el tiempo ¿Verdad? – Su risa llegó como una corriente hasta mis oídos, otra vez era aquel siniestro de la guadaña, y sentí como el pelirrojo también se estremecía ante la voz, cerrando levemente los ojos frustrado.
Hidan cállate, estoy resolviendo asuntos del pasado. – Su tono era frío, poco sensible, si hubiese estado en su lugar jamás hubiera hablado a aquel tipo de dicha forma, al no ser que no apreciase en absoluto mi vida. Parecía realmente temerario.
Pues los resolverás en otro momento. –Pude ver su sonrisa divertida a través del numeroso maquillaje y marcas que adornaban su rostro, parecía un esqueleto viviente, al menos ese era su aspecto superficial, solo que en carne y hueso, y junto con esa guadaña y la capa Akatsuki, parecía la verdadera muerte en persona. –Seguro que la señorita puede esperar a un simple antojo, ¿Cierto? –Esta vez la respuesta iba dirigida a mí, aunque mi simple reacción fue fruncir los labios, e intentar librarme de la presión que Sasori ejercía sobre mi cuerpo.
Hidan… Deja de ser tan estúpido. No es ni mínimamente lo que te imaginas. Ella tiene algo que me pertenece. – La última frase fue casi un susurro en mi oído, si no hubiese utilizado la tercera persona para referirse a mi hubiese jurado que me hablaba directamente. Pero su voz volvió a sacarme de mis pensamientos. –Aquella vez me quitaste algo que me pertenecía, y ahora, vuelvo a por ello, créeme que no te será fácil librarte de mí. –Cuando parecía que iba a levantarse, alzó su kunai en alto. En ese momento pensé que me iba a atravesar sin dilación con él, pero en vez de eso, desenredó de mi antebrazo la venda que lo cubría y estableció un signo, grabándolo con suma dedicación, a lo que yo respondí con un simple quejido, que más parecía una súplica hacia él.
¿Qué estás haciendo? –Intenté articular una frase coherente sin que el dolor me nublase por aquella marca insistente en mi antebrazo.
Esto, es una marca, como puedes ver. Se mantendrá en ti hasta que yo consiga lo que me debes. Cualquier forma que adoptes, cualquier camuflaje, persona, da igual. Esa marca se mantendrá en tu piel hasta que yo lo decida así.
Acto seguido él se incorporó y me dejó espacio para volver a respirar, por mi antebrazo caían ligeros hilos de líquido escarlata, el dolor seguía ahí, demostrándome que no era un sueño, me incorporé de la hierba intentando agarrar al susodicho que me había creado aquella herida, pero lo único que pude recibir fue un fuerte golpe de chakra directo a la posición de mi corazón, en aquel momento mi chakra disminuyó brutalmente, y lo recordé. Solo los del clan Hyūga poseían la habilidad para bloquear los puntos del chakra del oponente, y eso era gracias a su dōjutsu, el Byakugan Sharingan. Este marionetista había conseguido controlarlo y ahora yo estaba sobre mis rodillas, doblada completamente sobre mi estómago, sosteniendo mi lado izquierdo con una mano, intentando mantener la respiración ante aquello, cosa que era realmente costosa.
Creo que esa no es manera de tratar a una señorita Akasuna no Sasori, ¿No crees? –El pelirrojo solo le dedicó una gélida mirada antes de seguir su camino y pronunciar lo que más parecía una sentencia, dirigida a ambos.
Mantén tu boca cerrada si no quieres acabar peor que ella. Y tú, Sa-ku-ra, puedes avisar a tu querido equipo que Akatsuki está aquí, será interesante volver a ver al Kyuubi en acción, al igual que al poseedor del Sharingan, Itachi tiene muchas ganas de volver a verlo. -Su voz sonó con un deje de superioridad y arrogancia, y acto seguido los tres integrantes del Akatsuki desparecieron sin dejar más rastro que mi marca y su frase grabada a fuego en mi mente.
Mis piernas me obligaron a levantarme del lugar con delicadeza pero apremiando el momento, no quería, ni estaba en condiciones de encontrarme con nuevos enemigos, en mi posición era realmente fácil acabar con mi vida. Volví intentando recordar los lugares por los que había pasado, era realmente confuso, puesto que mi mente me había empezado a fallar por el poco chakra que me quedaba y mis articulaciones empezaban a entumecerse ante mis ojos. Caí un par de veces si no fueron tres, rasurando mis rodillas y codos, y llenando lo que quedaba limpio de mi traje de tierra, barro, hojas rotas, y alguna que otra mancha del espeso líquido escarlata que descendía desde mi antebrazo.
Pude ver a lo lejos la fogata que solían hacer cuando empezaba a caer la noche, por lo que aligeré el paso intentando llegar lo antes posible, solo quería dejarme caer, pero en un territorio seguro, no podía dejarme desfallecer en mitad de la nada. Por fin llegué cerca del campamento, apartando las últimas ramas y matorrales que me impedían el paso y lo primero que me encontré fue los fuertes ojos celeste de Naruto observándome con atención, no llegaba a entender la precisión que llegaban a alcanzar ni la profundidad con solo una mirada, pero me sentí como si un escáner estuviese revisando completamente cada parte de mi cuerpo.
Sa.. Sakura-chan, ¿Qué ha ocurrido? –Mi aspecto debía ser realmente deplorable solo con ver cómo me observaban los integrantes de mi equipo, Naruto tenía los ojos abiertos de par en par, y su cuerpo tenso. Kakashi-Sensei se debatía entre levantarse y sostenerme, o mantenerse alejado y dejarme recobrar el aliento por mí misma. Y cómo no, Sasuke estaba apartado del mundo, observándome de reojo, sabía lo que en ese momento pasaba por su mente, "Molesta" "Débil", los usuales términos con los cuales me definía a menudo.
Akatsuki... –Logré decir con la última fuerza que me quedaba antes de caer de rodillas contra el suelo y estrellar ambas manos contra el suelo, dejando caer mi cabeza entre ellas y mi largo cabello tapando parte de mis facciones cansadas y descolocadas tras lo sucedido.
¿Akatsuki? – Kakashi-Sensei se acercó con cuidado a mí, sosteniéndome por la espalda, haciendo que lo mirase directamente a su cara recubierta con esa maldita máscara, "Juro que algún día se la haré quitar" me prometí a mí misma.
Sí. El marionetista. Está vivo. –El único ojo visible de Kakashi-Sensei se abrió completamente, el estaba tan desconcertado como yo cuando lo vi en aquel bosque, tampoco podía creérmelo del todo. Entonces él reparó en mi herida del antebrazo, y dibujó con sus dedos la cicatriz que ahora era evidente en él, no pude evitar tensar el brazo y cerrar los ojos ante el tacto, aún el dolor era presente.
¿Quién te ha hecho la marca? ¿Ha sido él? –Preguntó con voz suave.
¿Quién Kakashi-Sensei? –Pude identificar la voz de Naruto acercándose hacia mí, y observando aquella extraña marca en mi antebrazo, por lo que Kakashi-Sensei no dudó un momento en llamar a Sasuke, era el único que conocía la mayoría de los secretos de Akatsuki y el único que podía identificar los múltiples signos que estos utilizaban.
Sasuke, ¿Qué crees que es esto? –Todos lo miramos con duda y él solo se limitó a observar mi talladura con detenimiento, recorriendo con su dedo mi marca, una corriente eléctrica me atravesó en esos momentos, cada vez que él me tocaba sentía esa corriente, y esta vez no era diferente, sabía que él también lo sentía, pero nunca lo aceptaría con su dichoso orgullo y sus ganas de venganza. Acto seguido su cara cambió de curiosidad a nerviosismo, enfado, pero luego volvió a sus ligeras facciones frívolas que lo caracterizaban con las cuales pronunció una frase que realmente me heló la sangre más que su mirada.
Ahora, eres de ellos. Tu destino está marcado. –Su voz sonaba cansada, y hastiada, ¿Realmente Uchiha Sasuke estaba molesto por algo, o alguien? Pensé que no viviría para poder ver una reacción así del Uchiha. Pero eso fue lo que más me preocupó. "Ahora eres de ellos. Tu destino está marcado" Se repetía en mi mente, maldita sea. Mis fuerzas tomaron su límite, y mi consciencia se redujo a cero, mientras notaba como desfallecía en unos brazos conocidos, junto con aquella corriente eléctrica.
