-Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo.-George Santayana.
En una noche lluviosa, en una antigua residencia de ancianos en el Norte de Nueva York, llamada "Georgetown Towers". En uno de sus tantos condominios, se encontraba un señor de alrededor de 70 años, pelo blanco en su totalidad, con una camisa simple con unos clásicos tirantes. Estaba sentado en su escritorio, estando en una videollamada en su laptop, con uno de sus tantos nietos.
-Has crecido mucho Lincoln. Todavía recuerdo el día que te cargue en mis brazos. Eras una cosita así de linda.
Su nieto, era peliblanco al igual que él. Un rasgo genético que comparten ambos y a la vez los une más. Incluso más que sus otras hermanas. En la pantalla se pudo notar el rubor del chico.
-No digas esas cosas abuelo. ¡Ya tengo 16! Esas cosas ya no me dan gracia.
El abuelo empezó a reír levemente.
-No dejaré de decírtelo hasta que seas un hombre Lincoln. Todavía me cuenta tu madre que duermes con ese peluche que te regalé de niño.
Lincoln se quedó sin palabras, aún más sonrojado de lo que estaba.
-No te metas con Bun-Bun.
Sin previo aviso, el chico empezó a bostezar.
-Tengo mucho sueño abuelo. Mañana tengo examen y muchos proyectos, además tengo que visitar Central Park para mi tarea de Biología. ¡Nueva York es muy aburrido! ¡Pero ya que! Me gustó mucho platicar contigo pueda hacerlo más seguido.
El señor no hizo más que sonreír
-Estoy planeando visitarlos en verano. ¿Qué dices? Un picnic familiar como lo hacíamos antes en Chicago.
El chico mostró su expresión de sorpresa y de alegría.
-¿En serio? Sería una estupenda idea.
Él asintió con la cabeza.
-¡Ya duérmete niño! Tu madre seguro me reclamará de nuevo que no te dejo dormir.
-Ok. Ya me despido. Te quiero abuelo Pop-Pop
Al escuchar eso no pudo evitar fruncir el ceño.
-Solo dime Albert. Ya sabes que siempre he odiado que me digan eso. De Lori hasta Lily.
Ahora el reía como él lo hizo en un principio.
-Porque crees que lo hacemos... Bueno aquí realmente me despido y hablamos luego.
Luego su pantalla se apagó, con las palabras "Usuario fuera de línea". Al cerrar su laptop. Empezó a pensar y reflexionar sobre su vida. Las cosas que hizo en su juventud, algunas buenas, malas, o elecciones terribles; Que desgraciadamente actualmente todavía está arrepentido. Luego empezó a recordar a sus nietos y en su hija. Para el son lo más preciado del mundo, literalmente es todo lo que tiene.
-¿Que harán sin mí?
Hace dos meses, tuvo fuertes dolores en su estómago. Al principio creyó que era un simple malestar, así que con un poco de antibióticos lo aliviaría. Pero su dolor y su malestar llegaron a tal grado que llegó a escupir sangre y estar desmayado en plena recepción de su condominio. Afortunadamente los guardias y residentes lo llevaron al hospital. Después de que los doctores lo atendieran y posteriormente lo estabilizarán, a través de unos análisis clínicos le diagnosticaron un fallo en el hígado, además parte de su riñón está muy enferma, temen a que esté a punto de fallar al igual que su otro órgano. Al enterarse de eso, decidió que no le notificarán a su familia sobre eso y su visita al hospital.
Desde ese entonces, ha estado sobreviviendo a base de medicamentos con efectos secundarios muy negativos.
-¿Que le diré a Lincoln o a los demás?
Finalmente decidió no pensar en eso. Después de todo, uno no sabe cuándo morirá y definitivamente jamás va a someterse a un tratamiento en cuanto a cirugías. Así que decidió finalmente que va a pasar sus últimos momentos con su familia, ese picnic tal vez sería el último.
Para calmar su pesar, se dirigió a la cocina y sacó de un compartimiento de su alacena, una botella de vino espumoso en excelentes condiciones.
-Cosecha del 45. Ya no las hacen como antes.
Le recomendaron específicamente que no consumiera bebidas alcohólicas, incluso le comentaron que tal vez eso lo pudo haber provocado. Pero, cuando uno ha vivido mucho, a estas alturas, el daño ya esta hecho. Beber un vaso de vino al día, siempre ha sido su gusto culposo, desde muy joven su padre le enseño a degustarlo en sus comidas, una noble tradición familiar, que incluso su propia hija y su nieta mayor heredaron. Dejar su gusto a tan poco de probablemente morir, lo consideraría algo muy estúpido. Su padre murió fumando su ultimó puro, y el seguramente haría lo mismo.
Después de servirse ese líquido burbujeante en su copa de cristal, empezó a beberlo y degustarlo, "como todo buen Loud" eso decía su padre.
-"Bum" "Bum"
Su actividad fue interrumpida por el sonido de unas pisadas en la habitación cercana a la cocina. Inmediatamente intuyo que se trataba de un intruso, así que dejo su copa en la mesa, después se dirigió a un cajón cercano y saco un revolver de considerable tamaño.
-¡Quien seas! Debes saber que mi generación resolvíamos nuestros asuntos cara a cara, sin un acto cobarde de tratar de sorprenderme. ¡Así que da la cara!
Albert quito el seguro al arma, lista para ser disparada. De pronto una sombra parecida a un hombre, apareció detrás de él, lo agarró del cuello con la intención de ahorcarlo. Lo elevo un par de centímetros del suelo, y sus pies seguían moviendo de adelante y atrás. Aun con el arma en su mano, el hombre logro darle en la cabeza a la sombra, casi deformándola en su cabeza en su totalidad. Pero antes que desapareciera, esta lo aventó hacia su alacena, rompiendo los vidrios posteriormente. Sintió como tenia cortes en su brazo y sus rodillas, a la vez un esguince en su hombro, casi haciendo inútil su brazo derecho. Al intentar levantarse, vio un hombre encapuchado casi parecida a la sombra, lo poco que se veía en su rostro, era una cicatriz en su ojo derecho y tenía un mechón canoso de su pelo expuesto.
-¿Me recuerdas?
Dijo el encapuchado. Albert pudo notar sus garras, eran casi de hueso, pero a la vez metálicos, tal vez lo suficiente para atravesar huesos humanos o en casos extremos el concreto.
-No. Pero igual forma te matare.
Albert le apunto con su pistola a aquel hombre, con una seguridad que el mismo sabía que era totalmente falsa. Ya no era joven, sabía que ese tenía la suficiente fuerza para destrozarlo en segundos. Por lo cual, en sus más profundos pensamientos dijo "Los amo familia" Posteriormente derramo una lagrima. Afuera de su condominio, se oyeron múltiples disparos, en total fueron tres. Adentro del mismo, Albert estaba con su pierna izquierda abierta con el hueso expuesto, su ojo despareció dejando un hoyo con una grave hemorragia, su mano ya perdió todos los huesos que le quedaban antes que el hombre los destrozara por segunda vez. Ese hombre quiso jugar con el antes de darle el golpe final, tortura seria la palabra correcta. El pobre hombre apenas podía respirar al recargarse en la pared de su destrozada cocina.
En hombre después de divertirse destrozando su último fémur que le quedaba, haciendo gritar horriblemente. Este se hinco en frente de Albert, lo miro directo a los ojos y empezó a decir.
-No sabes la alegría de ver que estabas desahuciado Albert. Fue como mi regalo de Navidad ¿sabes?
Lo decía a modo de burla, incluida una sonrisa sádica.
-Tú y tu especie van a irse devuelta al infierno de donde vinieron hace miles años. ¡Hijo de perra! El próximo ángel va a destruirlos, tal como se dijo antes… jajajajajaja
Decía Albert de manera bufona, con la poca vida que le quedaba, es decir la sangre que le quedaba
-Solo si quedan descendientes tuyos ¡Bastardo!
Con sus garras le dio el último estoque y finalmente él se sintió con paz. Antes de que aquellas garras lo tocaran…. Recordó como si fueran una fotografía a su familia. Con cada uno de sus miembros diciéndole adiós, es una buena forma de irse. Cerro los ojos y ya no sintió nada más.
