Aclaraciones: tal vez, solo tal vez, un poco de OoC por el comportamiento de Sasuke. Sucesos cambiados con respecto al final del manga (ya que el relato fue escrito antes de que este acabara).
Naruto no me pertenece.
Baño público
Nunca más comería ramen de puerco con chocolate.
Nuestro pobre rubiecito estaba corriendo por toda su amada aldea en busca de un lugar en donde podría dejar sus desechos. Para su muy mala suerte, Konoha no disponía de muchos baños públicos; como máximo había tres en toda la ciudad.
Naruto corría a toda velocidad, agarrándose de su barriga, apodada "Naruto Jr.". El pobre adolescente de diecisiete años buscaba alguna posible salvación y, gracias a las fuerzas de la naturaleza, la encontró. En un lugar apartado de la calle había un baño público. Llorando de felicidad se le acercó, pero su corazón se detuvo al escuchar gemidos, suspiros y gritos. Sabía lo que estaba pasando ya que las obras literarias de su pervertido maestro eran buenas guías en el camino de la vida sexual. El dolor de su estómago era enorme, pero la curiosidad era aún mayor. En silencio se ocultó en uno de los arbustos más cercanos y esperó a que aquellas dos personas salieran de su escondite.
Pasaron dos minutos y la puerta de la cabina se abrió, y por ella salieron dos personas que nunca pensó imaginar haciendo lo que habían hecho. Una sonrojada Sakura y un arrogante Sasuke, quien había vuelto luego de que él, Uzumaki Naruto, le hubiera partido el trasero, salieron del baño público. Los ojos del rubio estaban tan abiertos que pensaba que dentro de poco tiempo se le saldrían. Sus dos compañeros de equipo se besaron y abrazaron, para luego retirarse a quién sabe dónde.
El alumno de Jiraiya abandonó su escondite y caminó, tambaleándose de vez en cuando, hasta lo que estaba buscando. Se acercó a aquel baño, abrió la puerta e ingresó. Tranquilamente se sentó sobe el inodoro, luego de desabrochar su pantalón, y espero a que la naturaleza hiciera lo que debía hacer, pero, para su mala suerte, no lo hizo. El pobre rubio se levantó, se volvió a abrochar el pantalón y examinó la cabina. Su mente casi explotó al toparse con un "precioso" condón usado.
—Malditos conejos. Ni siquiera tuvieron la decencia de ocultar las pruebas —se dijo a sí mismo antes de agarrar el preservativo, con una poco de papel higiénico, y tirarlo a la basura.
Asqueado y traumado, Naruto salió del baño y se dirigió al hospital, en busca de un psicólogo.
Definitivamente, nunca volvería a usar un baño público en toda su vida.
