Dulce o ¿apuesta?


Primera parte

–¡Akaashiii, no me hagas esto! ¡Me estás abandonando! ¡Traicionando! ¡Matándome lentamente!

–Bokuto-san, que no quiera ir a una fiesta de disfraces con usted no significa que lo esté abandonando, traicionando o matando.

–¡Mentiras! Todo lo que escucho es que ya no quieres pasar tiempo conmigo, que dejarás de ser mi mejor amigo y te marcharás a ser el armador de otro rematador ¡Iré a la fiesta acompañado solo con mi dolor y sufrimiento!

El joven azabache suspiró tras ver a su capitán, quien aunque no lo crean es mayor que él, correr con dramatismo fuera de la sala de los de segundo.

–Supuse que vendría a buscarte tras recibir la invitación de Kuroo para su fiesta de disfraces– Dijo un rubio con gesto burlón desde la entrada del aula.

–Le advertimos que te negarías pero él insistió en venir de todas maneras– Agregó Sarukui entrando a la sala también ante la mirada, ya acostumbrada a las "novedades" del club de volleyball, de los estudiantes de segundo año.

–Es demasiado pronto, además de que la próxima semana tengo examen de matemáticas– Explicó, calmadamente, el de ojos almendrados mientras continuaba escribiendo notas en su cuaderno– Ustedes también ¿no?

–No tienes piedad– Dijeron Konoha y Sarukui al unísono ante el rostro impasible de Akaashi.

Sin embargo ninguno de los dos se percató de que aquella impasibilidad era solo una tapadura para todos los pensamientos que empezaron a surgir tras la repentina invitación y que se dejaban ver sutilmente cuando el azabache se distraía en sus clases para desviar la vista hacía la ventana.

–Conque una fiesta de disfraces...–Prácticamente susurró en un mundo completamente distinto al de su profesor hablando de la historia de Japón.

Un ligero sonido llamó su atención llevándolo hasta el bolsillo de su mochila desde donde sacó su celular tratando de no ser notado por el profesor.

"De: Kuroo-dolor-de-cabeza-san

¿Tienes tiempo después de clases? ^o^"

El armador frunció levemente el ceño ante la repentina pregunta, sin embargo, escribió la respuesta casi de inmediato.

"No"

Pretendía volver a guardar su celular pero se detuvo a medio camino cuando la pantalla se iluminó de nuevo.

"Tomaré eso como un si y te veré a las 16 en el parque del centro ✌?"

Akaashi suspiró ante la insistencia del de Nekoma y volvió a escribir.

"No es no, Kuroo-san"

Sin embargo, éste ya aparecía como desconectado ante la irritación del armador de Fukurodani. No era que tratara evadir directamente a Kuroo, pero éste no había echo más que ponerlo en aprietos desde que se enteró de los sentimientos que guardaba por su capitán en el campamento de entrenamiento pasado: encerrarlos en la bodega de balones, el juego del rey con números saboteados e incluso preguntas insinuantes al estilo "¿de casualidad tu tipo no son personas de cabello azabache, mal genio y que jueguen como armador?".

Aún así no era simplemente ignorar los mensajes, después de todo, era tan insistente como Bokuto en ese aspecto, siendo capaz de esperarlo en la entrada de la academia si no se presentaba.

Al final del día no tuvo más remedio que seguir las instrucciones del gato a regañadientes con la pobre excusa de que "el examen está muy complicado" hacía su capitán que lo quedó observando con rostro de cachorro abandonado tras decirle que aquel día no podrían caminar juntos a casa.

Pudo vislumbrar el característico peinado del bloqueador de Nekoma apenas puso un pie en las cercanías del parque. Éste, al notarlo, lo saludó con una sonrisa que, definitivamente, no engañaba a Akaashi, quien captó de inmediato que algo extraño se traía entre manos el más alto.

–Espero que sea conciso, no tengo mucho tiempo después de todo– Dijo con antipatía el de Fukurodani, sentándose a su lado en una de las bancas, ante una carcajada de Kuroo.

–A mi también me da gusto verte– No se inmutó el mayor– Escuché que le dijiste a Bokuto que no lo acompañarías a mi fiesta de Halloween.

–Las noticias vuelan ¿no?– Dijo sin asomo de sorpresa el armador, puesto que conocía la cercanía que mantenía el de cabello bicolor con el de Nekoma– Debería tener cuidado, después de todo "la curiosidad mató al gato" ¿verdad?

Kuroo solo se rió ante el mordaz comentario del otro para después ponerse repentinamente serio.

–Pensé que podías usar esta oportunidad para...

–Kuroo-san– Lo cortó el de ojos almendrados– El que esté al tanto de mis sentimientos no le da el derecho a involucrarse y, si eso es de lo que quería hablar, temo que no tengo porqué quedarme.

Mientras Akaashi empezaba a acomodar su mochila para marcharse, el de Nekoma mantenía la mirada pensativa, dubitativo de sus palabras.

–¿Algún día se lo dirás?– Terminó por decir deteniendo la marcha del búho– Tienes razón al decir que no tengo derecho a involucrarme, llámalo preocupación o simple egoísmo, pero al menos quiero saber qué es lo que te detiene. Bokuto siempre está contigo, y cuando no lo está, no hace más que hablar de ti, siempre con el "Akaashi, Akaashi, Akaashi", así que...

Akaashi lo analizó unos segundos, llegando a la conclusión de que el azabache era sincero con sus palabras y, tras un suspiro, optó por responderle de la misma manera.

–Ahí mismo está la respuesta, es cierto que yo soy el que siempre está con él, pero eso no tiene porqué confundirse con el amor ¿verdad?– Dijo casi arrastrando las últimas palabras– Es solo cosa de mirarme Kuroo-san...soy un hombre. Es irónico que por el simple hecho de nacer de determinada manera ya no pueda estar con él.

Kuroo lo observó analizando sus palabras.

–¿Dices que si hubieras nacido como mujer las cosas serían distintas?– Dijo formando una sonrisa al final ante la mirada extrañada del menor– Es eso ¿no?

–S-si– Respondió dubitativo el armador.

–¿Quieres apostarlo?

Akaashi entrecerró los ojos tratando de vislumbrar el objetivo de tan repentina pregunta, pero antes de poder consultarlo, Kuroo aclaró su propuesta.

–Es algo sencillo, la fiesta de Halloween será dentro de tres días, en ese tiempo buscaré la manera de hacer que te parezcas lo más posible a una chica– Explicó ante el leve ceño fruncido del armador– Tú vendrás a la fiesta, por supuesto, pero no revelarás tu identidad hasta el final de la noche y, hasta entonces, te acercarás a Bokuto y podrás saber que tan acertada es tu idea ¿no te parece un gran plan?

–Lo único que entiendo de su "gran plan" es que tiene una extraña obsesión con las películas Disney– Dijo el de ojos almendrados con un suspiro, sin embargo, aumentó levemente el agarre a su mochila mientras su mirada se posaba discretamente en un pequeño colgante con el número 5, regalo de su capitán en el día de su cumpleaños.– ¿Cuál es el truco?– Terminó por preguntar ante la mirada divertida del bloqueador de Nekoma.

–Un beso– Dijo el mayor levantando el dedo índice y haciendo que el rostro de impasibilidad de Akaashi se rompiera por unos segundos intercambiado por un leve sonrojo– Si él te da un beso antes de que la fiesta acabe, tú ganas la apuesta y aceptaré que tienes razón en el hecho de que solo le gustan las chicas, por lo que dejaré de molestarte con el tema.

–¿Y si no lo hace?– Preguntó Akaashi con una sensación agridulce al imaginarse la situación.

–Entonces yo gano y tendrás que confesarte– Respondió Kuroo ante el gesto dubitativo del azabache– Además de que tendrás que usar orejas de gato por un mes.

–No– Dijo inmediatamente Akaashi, dándose la vuelta para marcharse y reprendiéndose mentalmente por quedarse escuchando al gato.

–De acuerdo, de acuerdo, con una semana basta– Se apresuró a detenerlo Kuroo– Así que ¿qué dices?

Akaashi se quedó en su posición unos instantes planteándose la situación. No quería admitirlo, pero ciertamente el disipar las dudas en torno a las preferencias de Bokuto lo libraría de las múltiples noches en las que no podía conciliar el sueño producto de sus pensamientos. Pero, también, estaba el lado donde podía llegar a tener razón y...

Entonces tendría que renunciar a él...

–Solo un día– Dijo llamando la atención de Kuroo– Si llego a perder solo usaré las orejas un día, además de que, si yo gano, tendrás que dibujarte bigotes de gato y usarlos por una semana.

–¡¿U-una semana?!

–De lo contrario, no hay trato– Dijo con simpleza Akaashi simulando avanzar de nuevo.

–Está bien, está bien– Terminó por ceder Kuroo ante cierta sonrisa siniestra del armador– ¿Es un trato entonces?

Akaashi observó la mano del de Nekoma extendida frente a él mientras volvía a repasar sus ideas.

Si ganaba, renunciaría al amor no correspondido que le tenía a su hiperactivo capitán desde que lo conoció...

Si perdía, se daría el lujo de pensar que aún podía ser el reflejo de aquellos ojos ámbar que tanto le gustaban...

Terminó por estrechar la mano de Kuroo con la inexplicable esperanza de tener que usar orejas de gato por un día.