Me pasaste a buscar en el auto. Hacia frío. Me besaste y tus labios eran suaves como el algodón.
Aproveché cada segundo que tenía para mirarte, y tratar de memorizar cada una de tus facciones, captar todas tus expresiones y no olvidar tu aroma. –Tengo miedo- me confesaste. -¿Miedo de qué?-, -De que nos vean-. Yo sabía que nuestro amor no era permitido. Dos personas tan diferentes, pero a la vez tan similares. –Hoy no pienses en eso. Juguemos a que podemos hacer lo que queremos.
Fuimos hasta la playa. Miramos el frío y oscuro mar. Tus brazos me resguardaban. La arena tapaba mis pies. Sólo éramos vos y yo. Ya no importaba nada. Me sentía segura, y feliz. Muy feliz.
Volvimos a refugiarnos en el auto. El interior, cálido, nos protegía de las miradas de afuera. Me besaste. Suavemente. Me miraste, tan fijamente, que esos ojos quedaron grabados en mi memoria con fuego.
Comenzaste a quitarme la ropa. Muy despacio. Yo temblaba. Pero confiaba en vos. Pronto estuve desnuda frente a vos, y no sentí vergüenza. Sino que no aguantaba ni un minuto más sin que no me tocaras. Recorriste todo mi pecho con tus besos, y me hiciste gemir. Me hiciste gemir como una puta, y me encantó.
-¿Te gusta?-me preguntabas. ¡¿Cómo no me iba a gustar?!Si tus caricias me hicieron tocar el cielo, y mientras jugabas con mi clítoris, yo casi gritaba de placer. Volviste a mis pechos. Los besaste, lamiste o mordiste, ya no me acuerdo. Pero lo que sentí, de eso si nunca me voy a olvidar. Me entregué a vos, y te portaste como un caballero.
Me vestiste delicadamente y me dijiste, -No puedo seguir-.
Me respetabas, y te preocupabas por mí. Y eso me hacía quererte aún más. Me recosté un reto encima tuyo, y te mire. Navegué un rato en el mar de esos ojos que tanto me gustan. Sobraban las palabras.
Y así nos quedamos. Hasta que volvimos a la realidad y me llevaste de vuelta. Nos detuvimos, y yo sabía que en cuanto abriera la puerta, todo habría terminado. Lo nuestro no podría funcionar nunca. Te di un corto beso. Inspiré una vez mas tu aroma y me fui. Y vos te alejaste, sin detenerte.
