Mi hermano y yo somos cazadores…aunque buscamos cosas muy diferentes…

OoOoOoOoOoOoO

En la tercera planta del antiquísimo Diet Building un cuerpo pequeño se alzaba de puntillas mientras unos brazos rodeaban su cintura para atraerlo más hacia un cuerpo de mayor tamaño. La lengua del menor recorría cuidadosamente una de las dos heridas que tenía en la mejilla, no eran profundas pero el joven vampiro había insistido con su típico aire de exacerbación y mal modo.

Sentir la respiración del otro sobre su mejilla, y el aire que exhalaba moviendo sus finos cabellos era embriagante pero lo era aun más oler el aroma de su sangre, apreciar el flujo que recorría por todo su cuerpo a través de su corazón para volver a entrar limpia en las arterias.

Siguió lamiendo la segunda marca que le había provocado con sus filosas garras, no permitiría que esa morena piel tuviera cicatrices y mucho menos ese rostro tan CONDENADAMENTE atractivo, y esas heridas estando tan cerca de sus ojos dorados.

El ojivioleta se paro bien en el piso y recargo su cabeza en el pecho del otro, sintiendo la tibieza de éste bajo su mejilla. El mayor le acariciaba la espalda lenta y ociosamente causando que se estremeciera.

El moreno soltó una pequeña risita ahogada al sentir el temblor bajo la fina tela negra de su ropa. –Creí, que no te importaba lo que ocurriera con las personas que viven aquí, que estabas furioso conmigo y que a ti sólo te importa que Subaru no se encuentre con Seishirou. Es decir mi Nii-san.-

Kamui se aparto un poco de Fuuma para mirarlo directo a los ojos. –Estoy molesto de que ese depravado, obsesivo-compulsivo y manipulador de Seishirou sea tu hermano, y que jamás me hubieses dicho pero no debí lastimarte así ¡¿Qué hago si hubiera dañado tu ojo? Eh a ver dime.

-Mmm… no sé tal vez… esto- Juntando sus labios en un apasionado beso. El frágil y diminuto cuerpo del vampiro es sujetado de la cadera y elevado un poco más. El vampiro gimió entre besos. Coloco sus manos en el enorme tórax de Fuuma, su mano derecha subió lentamente hasta el cuello del alto joven que lo devoraba y así poder acariciar su nuca y enredar sus dedos entre sus hilos negros, su otra mano se cerraba apretando el suéter que vestía el moreno.

Separaron sus labios con lentitud mientras se mordían suavemente. –Aún no he terminado de curarte- comento Kamui metiendo uno de sus dedos índices a su boca. Fuuma lo miro expectante, sintió su cuerpo estremecerse ante la visión que tenía delante de él (si hubiera sido como Yuzuriha le había dicho que ocurría en los mangas de que un pequeño chorro de sangre saldría por su nariz ante mph…la evidente reacción de su cuerpo, habría sido vergonzoso) el angelical rostro de Kamui con los ojos cerrados y después abriéndolos lentamente hasta tener ese dulce y provocativo aspecto de inocente sensualidad, para después perderse en su sonrojada y pequeña boca con el dedo aun dentro de ella cuando un liquido comenzó a escurrirle de la comisura de sus bien formados y adictivos labios.

Kamui volteo a ver Fuuma algo desconcertado por el sonrojo en las mejillas del segundo además se estremecía. -¿te sientes bien Fuuma?- dijo el muchacho sacando el dedo de su boquita. Fuuma sacudió los indecentes pensamientos que habían surgido dentro de su morboso y pervertido cerebrito. –Eeeh si, no es nada, ja ja ja.- contesto rascándose la cabeza.

-¿seguro?... estás rojo y tiemblas…pero como digas.- añadió sin darle más importancia, aunque era evidente de que estaba…raro. El niño vampiro acerco su dedo cubierto de sangre al rostro aun sonrojado de Fuuma y lo paso lentamente en uno de los rasguños dejando la estela del carmesí líquido; hizo lo mismo con el segundo, notaba el estremecimiento del mayor ante su tacto pero… no era normal que Fuuma estuviera taaaaaaaaaaaan nervioso.

- Ya, enserio estás muy extraño ¿Qué tienes? ¿En qué piensas?- Fuuma se puso aun mas colorado, parecía un tomate con cabello revuelto, sacudiendo su cabeza para tratar de dispersar esa tentadoras imágenes maquiavélicas y pornográficas de su mente. _-piensa en algo feo, piensa en lago feo-_ su mente divago en una arena llena de luchadores de Sumou, grandes, grotescos y sudorosos. Un verdadero asco pero la mente nos traiciona en los lapsos más necesitados porque en la distancia vio una puerta en la que el sol se asomaba, camino hacia allí y diviso una linda costa playera de arena blanca y suave como el talco. Un mar azul turquesa que se iba difuminado a un tono crecidamente oscuro, cerca de la orilla había un mangle y en una de sus ramas un niño de alrededor de 15 o 16 años se columpiaba alegremente; una gran ola se dirigía hacia el árbol, derribando al niño. Fuuma corrió pero se detuvo pocos metros antes de llegar; el niño salía del agua que escurría por todo su cuerpo, el negro cabello pegándose a su carita blanca y ligeramente femenina y sus ojos amatista brillaban de alegría, su ropa ceñida a él y ligeramente transparente dejando ver algo de su piel y marcando su figura esbelta. Kamui parecía un ángel con su linda sonrisa dibujada en sus rojos labios, se veía tan tentadoramente apetecible igual que la manzana del pecado original, a Fuuma no le importaba si lo echaban del paraíso o lo desintegraban en mil pedazos y además lo enviaban a la estratosfera si era el pago por cumplir su deseo.

-HEEEEY ¡Tierra llamando a Fuuma! ¿Estás ahí? – Kamui movía su mano frente a los ojos dorados. Fuuma estaba ido, o peor tarado ya que el ojiambarino miraba a la nada de forma inexpresiva y un tanto desorientada y murmuraba cosa sin sentido, al menos para Kamui, cosas como: "wow eres tan bello" o "si tan solo bajaras de ahí, aunque eso no garantiza tu seguridad" –Bueno, ya estuvo.- y dicho esto golpeo a Fuuma con todas sus fuerzas [imagínense es un vampiro…pobre diet building n.n etto mejor sigo kn l fic va…] el cazador atravesó unas cuantas paredes y cayó sobre su espalda, los escombros caían en su ropa y cuerpo. -¿Por qué demonios fue eso?- grito muy ofendido el joven –Eso dolió y mucho- agregó poniéndose en pie. Kamui lo miraba escudriñándolo, tratando de averiguar qué pasaba por su malévola cabeza.

-dime Fuuma ¿En quién piensas?- arremetió el menudo vampiro a su… ¿novio? Con un tono desdeñoso y cargado de celos aunque tratara de ocultarlo. –je,je ¿celos? ¿Acaso será que tu estés celoso?- Fuuma reía a carcajada limpia. –No lo puedo creer, estás celoso. –No, no lo estoy.- arremetió el otro. –Sí, si lo estás. –Ya te dije que NO, es simple curiosidad.- replico con un tono desinteresado pero contenido de ira.

-jeje como digas.- concluyo el cazador. –Y se puede saber que estabas pensando- inquirió tratando de sonar desinteresado aunque la realidad… -mmm en ti.- repuso Fuuma sin tapujos. –Ah… ya veo y ¿Qué estábamos haciendo.- -Mmm… no sé… cosas.- Kamui comenzó a reírse en voz baja. –Nee, Fuuma ¿Te gustó hacerme el amor? ….

Continuara…

–Nee, Fuuma ¿Te gustó hacerme el amor? ….

Me era inverosímil haber escuchado esas palabras salir de su boca, con esa voz impregnada de provocadora sensualidad, tan cargadas de… deseo. Eso era. Un desenfrenado deseo carnal, por sentir algo tan banal como el sexo.

-Vamos, deja de fingir porque eso era en lo que pensabas.- añadió acercándose al oído del otro. –ambos sabemos que eso es lo que deseas, así que por qué no mejor dejas de imaginártelo y me haces el amor…aquí y ahora.- susurró en los labios del mayor haciendo que se rozaran débil pero tentadoramente. No sé qué tantas cosas más decía hubo un evidente cambio en el latir de su corazón, siendo cada vez más rápido.

-Fuuma…- Kamui atrapó su cintura con sus piernas y el cuello con sus brazos para besarlo ferozmente. Estaba gimiendo… gimiendo apenas y lo tocaba y el vampiro gemía entre sus besos, sus manos acariciaban al menor de una forma muy agresiva. No era el mismo tacto. Parecía desesperado. Kamui soltaba gemidos más largos, su voz sonaba aguda. –Kamui… espe…- pero no pudo terminar, apenas y le dio el tiempo para volver a recobrar el aliento. Nunca pensé que él fuera capaz de hacer ¡ESO! Y menos de esa manera tan… voraz.

El hecho de que se quejara y de que hiciera esos sonidos… fue muy impactante para mí. Sus manos se adentraban entre las piernas de Kamui que no parecía querer callarse, mucho menos detenerse. –Esta cosa me estorba…- se quejaba peleando con la ropa. No podía encontrar la forma de despojarlo de ese extraño traje. Aunque si por el hubiera sido se lo habría arrancado.

-Ton…to…nnn…el cie…rre…aaah- sacó la mano que tenia de entre las piernas de Kamui y aferro su abrazo en la cintura de mi gemelo para evitar que cayera. Una vez que le bajo el cierre comenzó a arrullar la porcelaníca piel de su espalda causando que mi otouto se estremeciera de placer y se arquera ligeramente… para no variar volvió a proferir un largo y ahogado gemido. No podía creer lo que veía y escuchaba. Mi hermano menor desbordaba pasión y deseo por un ¡HUMANO! Él que siempre era tan selectivo con sus presas, al que sólo le importaba alimentarse y no dejar testigos… él estaba perdiendo el control… a pesar de eso… algo diferente se reflejaba en sus ojos. No podía ser cierto… ¡estaba enamorado del cazador! Sus orbes brillaban como… cuando un niño encuentra un tesoro invaluable en el lugar menos esperado, y lo guarda para sí mismo… y no quiere que nadie más lo sepa porque él lo encontró. Fuuma volvió recorrer la figura de mi hermanito delineándola a la perfección, bajando por su espalda hasta su pelvis, su muslo y de camino hacia arriba pasando por su rodilla, cintura y bajando de nueva cuenta hasta su pequeña… (Mmm / como lo digo) mmm… pompi… [Je je je ay, Subarin… Subarin…) por encima de la negra vestimenta a medio quitar.

Lo oí gemir una última vez antes de salir corriendo escaleras debajo, de hecho, no pare de corre hasta que me di cuenta que estaba fuera del edificio. El haber visto y escuchado la primera vez de mi hermano fue perturbador más aun con un humano... un humano… como lo era Seishirou-san.

-Seishirou –san… - el ojiverde vampiro acaricio sus labios sin saber que lo hacía. Imaginaba como se sentirían esos labios sobre los suyos… solamente una vez más.

To be continued…

Seishirou –san… - el ojiverde vampiro acaricio sus labios sin saber que lo hacía. Imaginaba como se sentirían esos labios sobre los suyos… solamente una vez más.

A pesar de su condición vampírica, la lluvia acida de Tokyo comenzó a causar estragos en su blanca piel. Esa lluvia, ese eterno día nublado, la seca brisa del aire le trajo recuerdos a la mente.

Corría calle abajo, a una velocidad normal. Llamar la atención de los humanos no era lo más sensato además seguro Kamui lo regañaría. Subaru era el mayor y aun así era reprendido por su hermanito. Ambos eran diferentes, Kamui era reservado, serio y meticuloso, no soportaba a los humanos y era discreto aunque su apariencia llamara la atención él, Subaru, era tímido, curioso e ingenuo, le tomaban el pelo fácilmente y los humanos lo cautivaban. Sus obras de arte, la arquitectura de sus edificios, los poemas y las novelas todas llenas de sentimiento, lo más fascinante para Subaru era la evolución del ser humano; el hecho de todos los días avanzaran le impactaba.

Gracias a su inoportuna o más bien, oportuna (depende el punto de vista) cavilación no miraba el rumbo que tomaban sus pies, pues seguía perdido en la imponencia de los edificios erguiéndose sobre él. Dobló en la esquina a la derecha para poder admirar algunas estatuas y monumentos, un hermoso ángel se erguía iluminado sobre una alta columna la cual era también un mausoleo, y el oro del que estaba hecho el monumento resplandecía con las estrellas; la enorme calle estaba abarrotada de gente. Los niños iban de la mano de sus padres, las nanas atrás de ellos, las niñas con sus largos caireles y pomposos vestidos, las mujeres del brazo de sus maridos, los señores con un habano en la boca y un bastón muy al estilo francés.

Continuó su camino, la avenida principal llena de carruajes que iban y venia en ambas direcciones, necesitaba llegar a casa Kamui y Hokuto lo MATARIÁN eso seguro, y la estruendosa voz de Hokuto resonó en sus pensamientos, mientras que seguro su hermano lo miraría con cara de pocos amigos. Cruzo la calle pero para no variar se tropezó con su capa y fue dar directo al suelo gravoso, obviamente ese no fue el mayor problema un carruaje salió de la curva a una velocidad increíble, los negros caballos eran enormes y parecían haber visto al mismo demonio, o tal vez a Kamui o pero a Hokuto. Intento levantarse del piso pero su capa le vino a estorbar como otras veces, ésta se había enredado en un arbusto jalándolo. Su corazón comenzó a latir más rápido, la adrenalina de su cuerpo le gritaba que dejara la estúpida capa atrás pero su sentimentalismo y culpa lo obligaban a tratar de zafarse sin romper la prenda era un regalo diseñado por Hokuto, su tiempo y esfuerzo se irían a la basura, el carruaje estaba a unos metros, la gente gritaba, los cascos golpeaban con ferocidad en la tierra, sus pupilas se dilataron, sentía la energía en sus brazos y piernas pero no salía, estaba estancada ahí. Vio el inminente golpe acercarse, el era vampiro so le pasaría nada grave pero si los humanos se daban cuenta sería el fin de él y sus hermanos.

De pronto sintió un golpe en su costado izquierdo, rodo por la avenida hasta el otro extremo. La cabeza le daba vueltas, y le dolía un poco el cuerpo el impacto de un carruaje. Percibió un olor del que no se había percatado, no era tierra y el olor de la sangre no era de vampiro. Ese olor era dulce, embriagante y le causaba mucha, muchísima sed… sangre humana… eso era aquel deseable aroma. Se percato también del aroma de la piel del hombre encima de él, ¿Cómo lo supo? Su perfume… tulipán negro (1).

Su mente comenzó a divagar, fantaseaba con morder el cuello se ese hombre... sacudió de su cabeza esos pensamientos y se puso en pie de una vez. Su cara ardía de vergüenza.

-Perdóneme… en serio…como lo siento… ¿Está usted herido…padre?- inquirió el avergonzado vampiro dándole la mano al sacerdote que había salvado su secreto. En el joven se dibujo una sonrisa ante aquella pregunta… y la vez esa voz lo hacía sentir extraño, esa dulce voz denotaba verdadera preocupación, no ese tono hipócrita que a veces se usa para no ser irrespetuoso.

-Sí, estoy bien.- dijo el joven poniéndose de pie. Era bastante alto, muy joven aun para decirle señor, y sus ojos ámbar eran casi dorados en contraste con su negro y algo largo y lacia cabellera, tampoco el hecho de que era realmente guapo paso desapercibido por el intimidado adolescente. Su cuerpo comenzó a temblar al encontrarse con esa mirada tan intensa. –Pero tú no te ves bien, ¿seguro que estás bien?- Subaru no podía articular las palabras, había olvidado como abrir la boca y por su mente pasaban 10000 palabras pero estas se negaban a salir. Los truenos estremecieron la tierra, un relámpago deslumbro el cielo nocturno, la copiosa lluvia comenzó azotar contra la ciudad, las personas corrían hacia sus casa o algún local cercano para obtener refugio, todos menos dos figuras vestidas de negro.

El joven que vestía como un sacerdote estaba igualmente impresionado por la belleza de ese niño… sus enormes ojos verdes llenos de inocencia, su tez blanca con ese tinte carmín y el negro y fino cabello enmarcando su perfecta cara, el cuerpo menudo y delicado lo hacía parecer una mujer pero no lo era, sólo alguien ciego .

El menudo adolescente bajo su cabeza ante la intensa mirada que lo examinaba de arriba abajo, noto como la túnica del joven que lo salvo se ceñía a su cuerpo, a diferencia del suyo era ancho y bien definido, ese joven era realmente atractivo.

El agua escurría por sus rostros y ropa. –Bueno será mejor que me vaya y tú también sino podrías resfriarte.- añadió el joven mientras se acercaba al vampiro. –Oye… ¿te sientes bien?- una mano se poso en su frente, alzo la vista y el joven tenía una expresión contrariada mientras se media también la temperatura. –Mmm… no tienes fiebre…. Tampoco pareces tener heridas- diciendo esto comenzó a tantear al muchacho, le levanto los brazos en cruz, por arriba de la cabeza y luego los soltó…nada. –A mí me parece que estás muy sano.- con una enigmática y dulce sonrisa que no cabía con su mirada penetrante e intimidante. –Bueno. Me retiro. Buenas noches- dicho esto se tapo con la capucha de su capa. Subaru seguía paralizado no quería que se fuera, esos ojos ámbar… pero no se movió el muchacho ya desapareció de su vista y ni siquiera le pregunto su nombre ¡que estúpido! Escucho unos pasos de alguien corriendo seguramente Kamui y Hokuto preocupados y molestos por su tardanza. Grande fue su sorpresa al ver al apuesto joven yendo tras él.

– ¡Espera! Tú capa si no te mojaras más. Lo siento se me olvido devolvértela. Aquí tienes. Hasta luego.- Esa era su oportunidad. – ¡espera! ¿Cómo te llamas? … ah y disculpa las molestias. – La sangre se le subió al rostro. –Con permiso.- una mano sujeto su brazo firme pero suave. –No te he dicho mi nombre.- Los ojos verdes se encontraron con los ámbares y el tiempo parecía haberse detenido o al menos eso deseaba nuestro joven vampiro. –Mi nombre es Seishirou.- respondió con su sensual y grave voz. –Yo soy Subaru.-

-Mucho gusto, Subaru-kun.- susurró el cazador en los labios del menor. Su aliento hizo que se le erizaran los cabellos de la nuca. Un brazo rodeo su cintura y una mano alzo su barbilla, las manos de Subaru se posaron en el pecho de Seishirou para acercar más sus cuerpos y el hecho de que su cuerpo encajaba perfecto en el del otro lo asusto y reconforto al mismo tiempo que sentía la calidez una boca encima de la suya, las gotas de lluvia se filtraban entre sus besos, parismoiamente paso un brazo detrás del cuello del que él creía sacerdote y entretejió sus dedos en su negro y sedoso cabello. Separaron sus labios con lentitud, ambos sonrojados, ambos con deseos de más. La mirada soñolienta y la entrecortada respiración invadiéndolos. –Ha sido una delicia… conocerte Subaru-kun.- Seishirou rompió el silencio y el contacto.

–Hasta la próxima.- y con esa palabras dejo al pequeño viajero de las dimensiones sin habla; alejándose y dejándolo solo y confundido. Esperando volverlo a ver. –El placer fue mío, Seishirou-san.

La acida lluvia seguía golpeándolo pero el recuerdo no se iría con ella. Escurría por su rostro, cada gota le producía una herida que sanaba al instante para crear otra conforme el agua caía. Cayó de rodillas en el duro asfalto y tierra. Las saladas gotas y amargas se confundían entra la cortina de lluvia pero no eran tan diferentes, tapo su boca con las manos opacando sus dolorosos sollozos. _–Daria todo por volver a ese día… por favor… no me odies… por favor. Preferiría…. Pero no me odies…. Seishirou-san…. Seishirou-san.

Una hendidura se abrió atrás de él, una mano cubrió su boca y un brazo jalo su cintura.

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Mientras tanto en el edificio de gobierno…

-Fuuma….ah…- Kamui ahogaba sus gemidos pero sentir esas fuertes manos acariciándolo, los labios húmedos recorriendo su piel, la respiración caliente causándole cosquillas en el cuello y bueno…. Fuuma pues no se quedaba atrás, escuchar al pequeño vampiro jadear, sentir como se estremecía era el mejor afrodisiaco. Fuuma lentamente atrapo el cuello del polo de Kamui con los labios y lo bajo hasta los hombros para tener mejor acceso a su delicado cuello. Kamui movió el cuello hacia atrás para dejar que recorriera todo lo que quisiera desde su nuez hasta su mentón desviándose a su oreja donde mordió ligeramente para bajar hasta el hombro dejando un rastro de saliva y mordidas.

-Ah…nnn…- Kamui jadeo al apreciar sus dientes mordiendo despacio. Kamui no podía mas, desabrocho el cinturón de Fuuma, desabotono el pantalón y zafo el suéter para colar las manos debajo de este. -¿Ah?- soltó Fuuma al sentir las manos del vampiro en su abdomen, subían y bajaban perezosamente intentando memorizar su textura y calidez. –Kamui…- suspiro el cazador. -… ¿Qué?- sus manos bajaron mas hasta llegar a tocar su excitación por encima de la ropa interior y debajo del pantalón. No pudo evitar gemir al tacto de esos suaves dedos.

El cazador se posesiono de lo rojizos labios del menor. Ya no soportaba mas lo deseaba tanto… lo amaba demasiado y sabia que Kamui se iría con Subaru para que Seishirou no los atrapara, era demasiado sobreprotector con Subaru además de ser mas unidos de lo normal pero… aun así tenía que decírselo, debía ser honesto y confesárselo aunque el chupasangre lo más seguro no sentía lo mismo.

Recostó a Kamui sobre su abrigo en el suelo. Le separo las piernas con el muslo provocando que el vampiro se sonrojara al sentir su excitación. –Esto, es tu culpa… ahora afronta las consecuencias….- Kamui se sonrojo al oir esas palabras susurradas en sus labios.

-¡Fuuma!- -¡Kamui!- ambos chicos se sobresaltaron al oír esas voces. -¡Yuzuriha!- gimió el de lentes poniéndose en pie de un brinco. –Y ¡Kusanagi-san!- ahogo el vampiro poniéndose en pie mientras se arreglaba la ropa a medio quitar. -¿Tú crees que estén juntos? – inquirió Kusanagi mirando a la pequeña pelinegra que lo acompañaba. - Pues… tal vez. Además se llevan bastante bien ¿no crees? – dijo la niña con una risita. –Si tu lo dices- no tenía ningún sentido negárselo… porque la verdad era que ambos estando juntos actuaban muy diferente… solo existían ellos en la mente del otro. Los pasos se acercaban a donde estaba ocultos así que Fuuma empujo a Kamui detrás de lo que antiguamente era parte de la pared y se agazapo con el ahí. Si los descubrían… seria u desastre. El moreno sentía su corazón latir a mil debido a los nervios, si sabían que él… tenía algo con Fuuma pero… sentir la cercanía de su cuerpo era embriagante y lo hacía sentirse… protegido. En realidad el deseaba quedarse con Fuuma pero Subaru…

-¿Dónde estarán?... vamos al siguiente piso. Probablemente estén peleando o… – Sugirió el enorme ex –militar. –O tal vez están haciendo migas…- añadió juguetona la pelinegra. Escucharon los pasos alejarse. Ambos soltaron un suspiro de alivio. –Uf… por poco.- el ojiambarino bajo la vista para a encontrar a un Kamui con la piel teñida de rojo. Sus mejillas parecían arder y tal vez su cabecita explotaría de un segundo a otro. – ¿Te sientes bien?- inquirió con una inspeccionativa mirada al menor. Kamui no podía hablar seguía en shock por poco lo descubren haciendo…lo. –Si… si estoy bien lo mejor será que nos vayamos de aquí.- añadió bajando la mirada y alejándose del cazador. Su reacción lo tomo por sorpresa pero no tardo en atraparlo de nuevo. -¿De qué o porque huyes…? Ya se fueron y tu y yo… podemos segur con lo nuestro o ¿no quieres?- murmuro Fuuma en el oído del chico que tenia ahora acorralado de cara a la pared. Kamui se sintió los escalofríos recorrer su espina, el pecho de Fuuma recargado en su espalda; el vampiro recargo las manos en la pared y Fuuma coloco las suyas encima para entrelazarlas.

Sintió la respiración del otro en su cabello y a la vez era pescado por la boca del otro rozando sus hilos negros con los labios. El vampiro desfallecería en cualquier momento. –Kamui… yo… te…- sus palabras fueron interrumpidas por otra voz muy familiar… -¡Kamui! ¿Dónde estás?- -Subaru… - murmuro el oji amatista soltándose de Fuuma, se alejo de él y salió de su escondite de forma apresurada- Aquí estoy Subaru… ¿Qué pasa? ¿Necesitas algo?- inquirió Kamui sonriéndole a su mellizo. Kamui sólo sonreía así para él. Nadie más conocía esa bella sonrisa, nadie tal vez excepto… –Sí, necesito que nos vayamos ¡Ahora!- la respuesta le cayó como un balde de agua fría, su hermano le había pedido que esperarán y ahora resultaba que debían irse de inmediato. – ¿Puedo saber por qué? Digo…- trataba de tantear el terreno su hermano se veía algo… azorado y molesto. Cosa que era demasiado extraña en Subaru. –No… es nada sólo que no quiero estar aquí ni un minuto más. Nos vamos.- el símbolo mágico de la bruja de las dimensiones apareció debajo de ellos, la magia comenzó a cernirse encima de ellos…- ¡Es… espera! ¡Subaru!- no podía salir de la magia lo único que se le cruzo por la mente fue un par de ojos casi dorados y al cabo de un segundo ya no estaban en edificio de gobierno.

Un joven con gafas miraba el lugar donde anteriormente se encontraba el vampiro. –… amo- dijo para sí mismo en el desolado edificio de gobierno.