Capitulo 1
Iluminado por una bella luz naranja propia del atardecer y lleno de vestigios de antiguas batallas yace allí, al igual que lo ha hecho por incontables milenios el santuario, sus 12 templos no han cambiado mucho con el paso del tiempo, unos continúan exactamente iguales, otros por su parte lucen orgullosamente nuevas grietas de recientes batallas en su interior, lo que si ha cambiado numerosas veces son sus guardianes, todos completamente diferentes entre si pero compartiendo la misma convicción por proteger aquel lugar.
Variadas personalidades habitaban ese territorio, desde la tranquilidad del guardián de Aries, Mu, hasta la excentricidad de Afrodita, guardián del templo de piscis, todas aquellas personalidades juntas le daba un extraño toque al sagrado lugar, y aunque unos caballeros eran más fáciles de llevar que otros, nunca habían tenido mayor problema mas que algunas discusiones ocasionales.
Todo en el santuario estaba tranquilo desde hacia ya un buen tiempo, igual que en viejas épocas aunque en esta ocasión si había algo muy diferente en aquellos recintos sagrados, y es que los caballeros que allí residen ahora no estaban solos, son acompañados de una bellas amazonas ,en su mayoría jóvenes mujeres aspirando a ser caballeros algún día, y así poder proteger con su propia vida si es necesario a Athena, la presencia de las jóvenes sin duda animaba un poco mas el lugar, los caballeros solían quedarse en sus templos y no se movían de allí a menos que fuera absolutamente necesario, (a excepción de Camus y Milo que se veían casi a diario)) pero para las amazonas no había problema en ir desde el primer hasta el ultimo templo para conservar sus lazos de amistad intactos, generalmente esto no era molestia. Aunque de vez en cuando alguna amazona interrumpían las labores de alguno de ellos, en un principio hubo algunas disputas, como la ocasión en que una alegre Soun paso rápida y ruidosamente por el templo de Shaka que se encontraba meditando en ese momento, sobra decir que el sermón que el alterado Caballero le propino a la joven, tuvo como resultado un mar de lagrimas de parte de la Amazona de Leo.
Luego de ese incidente fueron cada vez menos las veces que los caballeros tuvieron problemas con las chicas, pero habiéndose acostumbrado, los santos dorados ahora sonreían ante la perturbación de sus quehaceres, ya que aunque las amazonas pasaban gran parte del día entrenando en sus respectivos templos a veces podían verse dos o tres amazonas subiendo y bajando las escaleras del santuario, inclusive en la pequeña aldea de Rodrio muy cerca del santuario podía verse ocasionalmente alguna joven amazona paseando con su maestro.
Mientras el sol se ocultaba lentamente en el horizonte se distingue en el templo de Aries una figura femenina junto a una ventana, la brisa entraba suavemente y agitaba el cabello alrededor de la cara de Akemi, pero esta estaba muy concentrada sumergida en un libro aprovechando la poca luz natural antes de que la luna ocupara el lugar del sol.
-HOLAS!- inesperadamente una voz interrumpe la concentración de la Amazona.
-Ahhh! , tienes que dejar de hacer eso!-Dice Akemi cerrando el libro bruscamente.
-Perdona es que entre y te vi tan concentrada que no me pude resistir-Responde Soun.
-No deberías estar en tu templo con Aioria?-Pregunta levantándose y colocando el libro en una mesa, su armadura brilla bajo los últimos rayos de sol que se cuelan por la ventana.
-Debería…pero...pues no, ya estuve entrenando todo el día ahora solo quiero descansar, no te importa si me quedo aquí un rato verdad?-y antes de que la amazona de Aries pudiera objetar ella ya se hallaba cómodamente acostada en el sofá, así era siempre Soun, imprudente, y pesada por momentos pero siendo la menor de las doce amazonas no había mucho que hacer, y es que a sus 14 años aun le faltaba mucho por madurar.
La luna ya hacia su aparición en el firmamento custodiada por algunas estrellas, abajo en el santuario una joven las observa mientras suspira, Nix, amazona de Libra se encuentra afuera de su templo, con los brazos cruzados mirando hacia el cielo perdida en sus pensamientos, la delicada luz de la luna le daba un aire melancólico.
-Porque suspiras?-Dice una voz masculina detrás de ella al tiempo que unas manos se posan en la cintura de la joven.
-Por nada en particular-Responde esta colocando sus manos sobre las del caballero, acariciándolas lentamente.
-Te pasa algo?-pregunta Dohko suavemente al oído de la amazona-has estado algo extraña últimamente, espero no ser yo la causa de tu incomodidad-
-No digas eso-retira sus manos de las del caballero y se da la vuelta para quedar cara a cara, lo mira fijamente unos instantes, ¿Cuando fue la ultima vez que vio esa inseguridad en sus ojos? En aquellos ojos oscuros que tanto le gustaban, acerca sus labios a los de el y lo besa cálidamente disipando la intranquilidad del caballero dorado, -No te preocupes, no me pasa nada-agrega la amazona. Minutos después ambos entraban al templo de Libra a tiempo para encontrarse con Milo.
-Que bueno que te encuentro Dohko necesito hablar contigo-
-¿Ahora? Ya es algo tarde Milo, ¿No puede esperar?-
-La verdad no, es importante que hablemos-La mirada de Milo se dirige a Nix, con lo que agrega:
-A solas-
-Lo que sea que tengas que decirme lo puedes decir delante de ella Milo- Dohko se veía ya un poco fastidiado por la situación, ¿A qué se debía tanto misterio? en ese momento Shaka, Aioria, Saga y Kanon aparecieron en la entrada del templo de Libra, todos mirando un poco extrañados la multitud que había allí finalmente Saga dice:
-Nos necesitabas Milo?-
-Si, por favor vayan hacia la sala del patriarca allá están los demás, yo los alcanzare en un segundo-responde este.
-¿Que es lo que ocurre?- Dice Shaka-Ha pasado un tiempo desde la última vez que nos reunimos allí-
-Tienes razón Shaka pero es de extrema importancia que todos vayan- El tono de voz de Milo reflejaba nerviosismo, preocupación, definitivamente algo raro pasaba.
