p class="MsoNormal"Me llamo Nate River, tengo veintiséis años y soy ingeniero robótico. Vivo sólo a excepción de mi gato, Kira. Mi vida no tiene nada de especial, aunque está bastante bien ya que me dedico a lo que me gusta. Soy albino, es decir, tanto mi piel como mi pelo son prácticamente blancos. Me cuesta bastante socializar. Siempre he sido tímido y no me gusta hablar más de lo necesario, pero como soy muy inteligente nadie me lo reprocha. Es más, mis padres murieron y me crié en un orfanato para niños superdotados. Era el mejor de la clase. Siempre he tenido una gran aficción (adicción según algunos) con los juguetes, especialmente los robots (de ahí que decidiera dedicarme a la robótica) y mi casa está llena de ellos. No por los suelos, como cuando era niño, sino en estanterías y cajones./p
p class="MsoNormal"Esta mañana me he levantado más tarde de lo normal porque es sábado. Vivo en una casa pequeña de dos plantas y lo primero que he hecho al levantarme ha sido hacerme una leche con cacao, ya que nunca me gustó el café, y mientras me lo tomaba he salido a ver si tenía correo del día anterior. En efecto, tenía un par de facturas y lo demás era todo publicidad. Como ya he dicho, no soy muy sociable, por lo que no tengo amigos que me escriban, pero a veces Roger, el director del orfanato en el que viví tantos años, me escribe preguntándome si todo va bien. Así que mirar el correo es casi una costumbre ara mí. Tiré la publicidad a la basura directamente y me dispuse a entrar dentro con las facturas. Las dejé en la mesa de la cocina sin hacerles mucho caso. Me di una ducha, me vestí y me dispuse a leerlas cuando, al cogerlas de nuevo, vi un pequeño sobre en el que no había reparado. Magpie Hall Lane, número 5, Nate River. Eso era lo único que ponía. Estaba escrito a mano y no había remitente./p
p class="MsoNormal"Revisé todo lo demás, dejando esa carta para lo último con el fin de tener más curiosidad. Cuando hube terminado, pacientemente, tomé el sobre en mis manos y lo abrí. En su interior había un papel perfectamente doblado que me costó bastante sacar. Kira llegó justo entonces y se puso a ronronear a mis pies. No puedo evitar acariciarle cuando hace eso, por lo que me distraje un poco más. Al cabo de un minuto sacudí la cabeza y me incorporé, recordando que iba a leer una carta./p
p class="MsoNormal"En cuando desplegué el papel vi que también estaba escrito a mano. No reconocí la caligrafía, aunque me era familiar, y aquello me extrañó un poco. Se parecía un poco a la de Roger, pero no era suya. Cuando empecé a leer se me encogió el corazón. Conforme mis ojos recorrían las letras que yacían en aquel papel, un nudo se iba formando en mi garganta. Mis ojos se empañaron de lágrimas continuamente y necesité tres intentos para leer la carta entera. Cuando terminé, me desplomé en el suelo en una postura que solía adoptar cuando era niño y jugaba con mis robots de juguete. Las lágrimas brotaron en cascada de mis ojos y un recuerdo lejano volvió a mí. El recuerdo de una historia que creía olvidada./p
p class="MsoNormal"El recuerdo de Mello./p