¡Buenas! Acá estoy con un nuevo fic, esta vez de Life is strange. Y tengo que advertir que se trata de una pareja Crack, sí; Max y Rachel. Sé que no es la más codiciada por todos y menos la más querida, pero que carajo, me encanta. No sé porque nunca se me fue esa idea de que si se hubieran conocido, hubiesen conectado en más de un sentido. Ojo, porque también va a haber Pricefield, otro ship que me fascina. Mierda, me gusta todo ;( Salió trio, ya está (? jaja no, veremos como voy a encarar todo este asunto.
En fin, solo me queda aclarar que; estos perfectísimos personajes no me pertenecen. Crédito a sus respectivos autores.
Ahora sí, no jodo más y espero que disfruten de la lectura.
Realidad
Veintidós de Abril
Lo sabía... sabía a lo que me enfrentaría si tomaba esta decisión. Esta peligrosa decisión.
Retroceder en el tiempo basándome en observar mi diario no parecía funcionar. ¿Será que en realidad volver atrás es lo que empeoró todo? ¿Será que no podré salvar a mi mejor amiga, ni escapar de las manos de este psicópata?
Sin embargo, aún así... aún con todo en contra, debía intentarlo. Ya no había nada que perder, porque había perdido lo que más me importaba; Chloe.
Mientras más miraba aquella foto que ese maldito enfermo, adornado de una macabra mueca, me estaba refregando en un zig zag, más mi corazón palpitaba desbocado; entre asustado y quizás... un poco emocionado.
Porque esa fotografía podía ser mi salida, una arriesgada. Pero también podía significar salvar más de una vida.
Volver seis meses atrás no es broma, no sé si podré tolerarlo... mis poderes últimamente solo me generan un dolor insoportable. Un estallo en mi cabeza. En especial desde que retrocedí años, al intentar salvar al padre de Chloe.
Mis poderes me están traicionando, es un hecho.
Pero aún siendo consciente del peligro... es mi oportunidad. Tal vez la única que tengo para cambiar todo. Para hacer feliz a Chloe; para liberarla de su destino. Tanto a ella, como a...
-¿Hermosa, no?
Su asquerosa voz me sacó de mis aturdidos pensamientos. Él dejó aquella foto sobre mi regazo, en un despiadado chiste.
-Rachel nació para ser fotografiada.
Bajé la mirada y la detallé. Rachel Amber sonreía, de una forma un tanto perdida, junto a Nathan Prescott.
Sí... junto a él. Junto a la persona que la asesinó.
-Esta foto fue tomada poco antes de su muerte; que ironía, ¿verdad?
Maldito...
-Pero vamos a lo importante... a porque te la estoy mostrando- señaló con el dedo sus ojos- ¿Puedes verlo, Max? Ese brillo en su mirada... era un magnífico ser.
Fruncí los labios, con la respiración entrecortada. Mi mente daba vueltas una y otra vez sobre esa arriesgada idea que no me abandonaba.
-Hay cierta similitud entre ustedes dos... no sé porqué- continuó -Está más claro que el agua que son totalmente diferentes, pero...- rascó su mentón, pensativo -En efecto aquí hay un delicioso misterio que me urge descubrir.
-¡Hijo de puta!- fue lo único que pude modular, arrugando la frente hasta desfigurarme.
Mi cuerpo se encontraba tan entumecido que no sé como a esta altura no me había desmayado. Y menos sé el cómo logré hablar.
Jefferson rió por lo bajo -Vaya Max, no me imaginaba que tal insulto formara parte de tu vocabulario. Está bien...- sonrió de lado, ensombrecido, y comenzó a alejar sus pasos hacia la amenazante cámara que estaba frente a mí -Es todo un honor poder ver tu otra cara antes de que mueras... mi cámara la reflejará a la perfección. No estaba mintiendo cuando dije que tenías un don, Max.
Cerré los puños con fuerza, detrás de mi espalda. Las cuerdas que me ataban me asfixiaban. La silla que me sostenía no me permitía mover mis pies tampoco. Cuerdas y más cuerdas, aquel cuarto oscuro, jeringas... es todo lo que podía visualizar además de esa fotografía.
Supongo que Jefferson, persona que admiraba en el pasado y que ahora detestaba con toda mi alma, se regocijaba bastante con mi expresión actual ante el terror que me invadía.
Ja... claro que lo hacía. Es lo que buscaba. Capturar mi momento de desesperación. El momento, como él dijo, en el que la esperanza se esfumara de mis ojos.
Colocó una rodilla sobre el suelo y no dudó en enfocarme con su cámara. El flash de esta disparando reiteradas veces, provocó que entrecerrase los párpados una y otra vez, con debilidad.
Esta escena ya la había visto. Ya sabía cómo iba a continuar todo esto... y sé muy bien que el camino que yo deseaba muy lejos estaba de esta secuencia.
-Eso es, Max... mírame.
Choqué los dientes, furiosa -¡Déjame ir, enfermo!
-Me gusta esa expresión... quédate así.
-P-Pervertido...
Desesperada, volví a clavar la atención en aquella fotografía que podía ser mi salvación, pero también mi condena.
Si no puedo tolerar tal viaje, moriré y no podré salvar a nadie.
Rachel... ¿Acaso podré hacerlo? ¿Podré trasladarme hasta ese momento en el que tu vida acabó?
Y si tengo que hacerlo, el tiempo es ahora. Jefferson está distraído, gozando cual depravado por mi capturado estado.
Debo hacerlo... es la única salida. Ya no me importa lo que suceda. Debo salvar a Chloe, aunque muera por ello.
Tomé aire, preparándome para el inevitable viaje, mientras afinaba la visión en la foto. Me concentré lo más que mi atemorizada cordura me permitía ante tal descabellante situación.
Por favor... funciona, ¡Funciona!
Mi cuerpo comenzó a temblar debido a la fuerza que estaba aplicando para trasladarme.
-¡Maldita sea, Max!
Su grito me estremeció.
-¡Te dije que no te movieras!
Desobedeciéndolo, continué tiritando; drenándome de una tensa energía, en un vago intento de concentrarme.
-¡Perra estúpida!- Furibundo, pateó la mesa a su lado, la cual contenía varias jeringas y líquidos que por supuesto, se derramaron -Quizás necesitas una nueva dosis...
Mis pupilas se ampliaron, espantadas -¡N-No!
Sus pasos empezaron a acercarse con una tortuosa lentitud. Una siniestra sonrisa, una mano sosteniendo aquella peligrosa jeringa que ya sabía bien lo que contenía. Una imagen suficiente para paralizarme.
Mi mente no paraba de formular ideas desesperadas para escapar de la situación. Ideas que se entrelazaban entre sí, enredándose, no dejándome visualizar ninguna con claridad.
El cuerpo me temblaba, ocasionando que mis muñecas se refregasen en un inútil intento de liberarse. No podía centrarme en mi deber con el terror recorriéndome. Este me estaba controlando.
¡Mierda, mierda, mierda, mierda!
-No te muevas, Max- Llegó hasta mí y atajó mi brazo, para luego comenzar a palmearlo sin mucha delicadeza, despertando a mi vena -Si lo haces, se tornará doloroso.
El miedo terminó por irrumpir a todo mí ser, tanto, que comencé a moverme con frenesí para evitar tal venenoso contacto.
La fotografía cayó al suelo.
-¡Te dije que no te movieras, perra!
Una poderosa cachetada se incrustó en mi mejilla, petrificándome.
-Eso es... mucho mejor- dijo, fortaleciendo el agarre en mi piel, enrojeciéndola.
Piel que ya se mostraba en demasía preparada para la inyección.
No... ¡No!
-Relájate, Max.
Las lágrimas inmersas de pánico transitaron por mis mejillas. Ardían en mis ojos, tanto, que me obligaron a bajar los párpados. Mi vista terminó cual imán sumida en la foto, ahora yacida en el suelo, de esa preciosa chica.
-R-Rachel...
-Está muerta, Max.
Yo... puedo cambiar eso.
-Rachel...- repetí, ensimismada y con la mente en blanco.
-Ja, si tanto la admirabas...- soltó una burlona risa -Tranquila, pronto te reunirás con ella.
No...
Detallé como la aguja se acercaba sigilosa, pero también peligrosa, hacia mi despierta vena.
Clavé las uñas en mis palmas, exasperada -¡NO!
En un último y casi desesperanzado intento, enfoqué la visión en la fotografía.
¡Rachel, llévame hasta dónde comenzó todo esto!
La punta de aquella, para mí, arma, empezó a penetrarme. Abrí los ojos de par en par, mientras la imagen de mí alrededor comenzaba a difuminarse. Pero la verdad no sabía si era por el sedante o porque había conseguido mi cometido.
Sin embargo, una presión en mi pecho y un agudo dolor en mi cabeza me brindaron la respuesta.
Sí... ¡Lo estoy logrando!
De repente, aquella agobiante sensación de desvanecerme en el aire me atacó.
Lo último que vislumbré antes de caer de manera estrepitosa sobre un desconocido suelo, fue el perplejo rostro de Jefferson. Pero lo más extraño de todo, fue el transparente ciervo que apareció detrás de él.
-/-
Una ruidosa y electrónica música resonando en mis sensibles tímpanos, provocaron que empezase a reincorporarme con lentitud.
-¿Q-Qué?
Aferré los dedos contra... ¿Tierra? ¿Era esto tierra?
Pestañeé reiteradas veces, y pasé la mirada de un lado a otro, descolocada. Un jardín que olía a lluvia reciente me recibió, pero también...
-Este lugar es...
-¡Whoa, amiga! ¡Caíste rápido!- exclamó un muchacho, notablemente borracho, pasando al lado mío.
Este era sostenido por otro, que no hizo muchos esfuerzos en tratar de no imitar la carcajada de su amigo.
-¿Huh?- pronuncié, levantándome algo temblorosa -Esta es... la entrada de...
Mis ojos reflejaron el brillo de ese fiestero letrero que conocía bien; Vortex Club.
Con el pánico en aumento y la energía reiniciándose, despegué los pies del piso y atrapé el hombro de aquel chico que se burló de mí.
-¡¿Qué día es hoy?!- cuestioné.
Él me miró de una divertida forma -¿Mal viaje, colega?
Reforcé el agarre, impaciente -¡Dime!
-¡Hey, tranquila!- rió, acabando con mi, a esta altura, escasa tolerancia -Veintidós de abril, compañera. ¡El día de la mejor fiesta en Arcadia Bay!
-Veintidós de abril...- repetí, abstraída -¿Qué año?
No podía descartar la posibilidad de haberme ido a la mierda en este viaje. Todo podía suceder.
Elevó una ceja, cada vez más confundido -¿Con qué te diste?
Por poco y gruñí cuando atrapé el cuello de su ropa con ambas manos -¡Dime que maldito año es!
De acuerdo, parece que lo intimidé un poco. Hasta a mí me sorprende lo mucho que cambié en una sola semana. ¿Pero quién no lo haría luego de pasar por toda aquella locura?
-D-Dos mil trece.
Por fin lo liberé, y quedé plantada en el lugar.
Esto... no puede ser...
-Lo conseguí...- dije, en un susurro -Lo... ¡Agh!- atajé mi cabeza de golpe. Una dolorosa puntada me exprimió el cerebro en un segundo.
Sonreí para mí, agitada -S-Sabía que iba a ocurrir esto... no debo perder un minuto más.
Debo cambiar esta historia...
Como pude obligué a mis pies a moverse, pasando por alto al ahora, estupefacto chico. El dolor no se esfumaba. Retrocedí demasiado, y mi ser ya no se encontraba en las mejores condiciones para aguantarlo.
La entrada del Club se encontraba repleta de cuerpos tirados en el suelo; botellas de alcohol lo decoraban. Poco me importaba tal desastre.
Levantando la pierna en cada ocasión que una chica o un chico, desmayados, impedían mi caminar, logré entrar a ese descontrolado lugar.
La música empezó a resonar con más ímpetu, hecho que solo incrementaba el potente dolor de cabeza que me agobiaba.
-Tengo que encontrarla, tiene que estar aquí. Este es el día correcto...
El día que desapareció. El día que fue asesinada.
Comencé a pasar a través de los enloquecidos adolescentes, a los empujones. O mejor dicho, me empujaban a mí. El olor a ciertas hierbas se me hacía bastante conocido e inundaba el sitio. La gente no podía estar más del culo. Escenario perfecto para un secuestro.
Nadie se daría cuenta. Nadie le tomaría importancia.
Me detuve en seco cuando noté una familiar silueta. Al instante me escondí detrás de... ¿Un borracho? Sí, eso era.
Pero era necesario. Porque esa silueta era nada más ni nada menos que Victoria Chase. Para variar, se mostraba egocéntrica e intimidante. Aunque sé que por dentro es todo lo contrario.
Y pensar que en mi realidad ella fue asesinada por Jefferson...
-De todas las personas...- murmuré, mordiéndome el labio -No puedo seguir escondiéndome, técnicamente no me conoce todavía.
-¿Quién no te conoce, preciosa?- habló el joven que me "protegía"
-Tu madre- respondí, indiferente, y con valor continué mi camino.
Tenía que hallarla. Por suerte intuía donde podía llegar a encontrarse.
Chloe me dijo que ella formaba parte del Club Vortex, por ende, un pase Vip no sería un problema para la gran Rachel Amber.
El problema aquí era cómo carajo accedería a tal "glorioso" lugar.
Llevé una mano a mi frente y la refregué -¿Qué demonios estoy pensando? Su vida corre peligro, tal estupidez no puede detenerme.
Aceleré los pasos. La impaciencia se estaba apropiando de mí. Tenía que cambiar los acontecimientos con urgencia. Quién sabe si podía llegar a desvanecerme en cualquier momento, tal como pasó antes, y volver a ese maldito cuarto oscuro. En este momento no sé lo que mis poderes pueden o no hacer. Tampoco descarto la idea de quedarme atascada en esta época.
Todo está... en demasía fuera de control.
Me detuve en seco al observar una elegante cortina rojiza; la conocía bien. Sección Vip en mis narices.
Por supuesto, había una presumida chica controlando la entrada. No era la misma que me dejó pasar (a regañadientes) la última vez que estuve aquí. Veo que ella logró formar parte del popular grupo de Victoria y Nathan poco después. Ni quiero pensar que tuvo que hacer para conseguir ese cometido.
De cualquier manera, no me privé de empujarla cuando trató de detener mi ingreso.
-¡Hey, idiota!
-¡Piérdete!- elevé el dedo medio, irascible.
Chloe había influido en mi carácter, no hay duda. Y no podría agradecer más aquello.
Atravesé la cortina, y la cantidad de gente se redujo considerablemente. Perfecto, ahora podía preguntar con más tranquilidad sobre su paradero.
Atrapé el hombro de una rubia chica que me pareció dentro de todo cuerda. Cuando vislumbré su rostro, mi idea sobre la cordura desapareció.
Cuerda las pelotas.
-¿Rachel Amber? Sí... la vi por ahí.
-¿Por ahí, dónde?
-Ya sabes...- hizo un ademán con la mano, restándole importancia -Por ahí...
-Puta madre...- la solté y continué mi caminar, frustrada.
Esto iba a ser más difícil de lo que pensé.
Mi vista se desesperaba buscándola. Solo su foto se hacía presente en mi mente. Pero no sabía con certeza si tal imagen podía reproducirla en su totalidad; por ende, dudaba en reconocerla.
De repente, unos no bienvenidos brazos rodearon mi cintura por detrás, deteniéndome.
-Hey, linda.
Giré el semblante con la frente arrugada y contemplé como un muchacho, muy colocado, me guiñaba un ojo. En otro momento de mi vida hubiese alabado al cielo por ser tan popular, pero ahora solo quería que aquel imbécil desapareciera.
-Te veo un poco perdida, ¿y si te sientas allí conmigo?- señaló un sillón a unos pasos -Puedo orientarte...
Bufé, soltándome de su aferre -¿Viste a Rachel?
-Oh... ¿Le entras a las mujeres?- bromeó, atrapando otra vez mi cintura.
-¿Q-Qué? ¡Solo te estoy preguntando si la viste!
-¿Un trío entra en tu categoría?
Mis mandíbulas se encontraron, en absoluto intolerantes -Vete a la mierda.
Me liberé de nuevo y atiné a darle la espalda. ¿Por qué demonios todo era tan dificil? Con todas las cosas que pasé esto no debería ser un desafío.
Y aún así, lo es. Y siento que es el peor. Mi corazón hace minutos que no para de latir asustado. De alguna extraña manera... no solo por conseguir salvarla. Conocerla es algo que de verdad quiero hacer, y eso me genera cierto... nerviosismo. Chloe habló tan bien de ella, como si fuera una diosa. O tal como dijo, un ángel.
Conocer a una persona que en realidad está muerta... a alguien que es importante para Chloe. A alguien que se convirtió en la protagonista de mi historia, sin siquiera saber quién es...
Mientras más recorría y preguntaba por su paradero, más perdía la esperanza. ¿Quizás llegué tarde? ¿Tal vez Nathan se me adelantó?
Tal vez... esto fue una mala idea. Mierda...
-¡Rachel, dónde te habías metido!
Me detuve en seco y mis pupilas no tardaron en saltar de sus órbitas. Con la respiración fuera de sí, giré el rostro de un lado a otro, tratando de seguir aquella masculina y ebria voz que la llamaba.
-¡Aquí está la fiesta, amiga! ¡Ven con nosotros!
-Tengo una más intensa en mente.
Esa voz... sonaba grave y con un grado de sensualidad. ¿Acaso... era ella?
Con la garganta reseca, empecé a empujar a toda persona que se ponía en mi camino -¡Rachel...!
Pero, infaltable, en el momento más importante mi pie tropezó con lo que me pareció una botella, y terminé de cabeza contra el suelo.
Fracasada siempre.
-¡Agh! Mierda...- me refregué la frente, la cual estaba notablemente herida.
Ningún golpe mayor, pero sí lo necesario para que un tedioso ardor asaltara mi piel. Cómo si no me encontrara lo suficiente adolorida. Mi cabeza palpitaba cada vez más, entumeciéndome, a causa de este viaje.
-N-No puedo perder un segundo...- musité, intentando reincorporarme. No obstante, la gente que pasaba a mi lado me impedía esa acción.
Ni se molestaban en ayudarme. Por poco y me pisaban. Ja, juventud perdida.
Sin embargo, con la vista nublada, observé como dos pies se detuvieron frente a mí. Eso en sí ya me pareció un milagro.
-¿Estás bien?
Otra vez... esa voz.
Con un significativo esfuerzo elevé el rostro, pero solo logré divisar una amable mano que quería levantarme. La oscuridad de ese lugar no me permitía ver más. Solo carmesíes y azules luces lo alumbraban.
La tomé, algo insegura.
-Te pegaste una buena- oí de nuevo, mientras un fuerte agarre me ponía de pie. Me cubrí la herida de inmediato, como acto reflejo -Ten más cuidado.
-S-Sí... gracias- apenas pude decir, tratando de visualizarla.
Pero así como sus pasos se aproximaron, se alejaron con la misma rapidez. Agudice la visión y por fin pude ver un poco mejor.
Y aunque solo logré contemplar su espalda, mi corazón latió con rudeza, alterado. Un castaño cabello, un pendiente en forma de pluma... una figura de verdad envidiable.
-No puede ser...
Entreabrí los labios varias veces, atónita. Trataba de llamarla, pero era incapaz de salir de mi parálisis.
Ella seguía apartándose, y eso era algo que no podía permitir.
-¡Rachel!- al fin pude modular, estirando el brazo hacia su dirección. Decir que me costó pronunciar ese nombre, es poco.
Esta se detuvo de golpe, confirmando mi teoría. Mi mente entró en trance en ese preciso instante.
No me equivoqué, era ella. La mismísima...
Comenzó a darse vuelta con lentitud, y mis ojos no tardaron en quedar estancados en los suyos. Un verdoso color me miró con cierta curiosidad.
Sí... la mismísima Rachel Amber.
No obstante, lo que más hallé en su mirada fue un vacío total. Sus ojos parecían perdidos.
Realmente... perdidos.
¡Acá dejo el primer capítulo! Quiero aclarar que esta Rachel que van a leer es un poco diferente a la de "Before the storm" .Tengo la "gran" teoría de que Rachel cambió con el lapso de los años; que la que vimos en BTS no es la misma que la de LIS. Creo que tendría sentido, por todo lo que pasó en su vida. En sí, la de LIS (basándome en la poca información que hay de ella) es muy diferente.
Esta historia la estoy escribiendo, no está terminada, así que es probable que no publique tan rápido. Tampoco voy a tardar meses (espero) pero como las ideas surgen mientras escribo, puede llevarme mi tiempo.
En fin, ¡Gracias por leer! Y cualquier cosita, ahí está el botoncito de Reviews ;)
¡Saludos!
