Era medianoche cuando Adrien se transformó en Chat Noir y salió a dar un paseo en las altas horas de la noche, en un intento de eliminar la sensación de desasosiego que lo estaba inundando, eso que no le permitía dormir.
Siguió merodeando por las oscuras y desoladas calles de Paris hasta que sus ojos divisaron la panadería -más precisos- el hogar de Marinette. Un pensamiento cruzó en su mente y se dirigió hacia allí. No era su intención interrumpir en los dulces sueños de su Princess, pero si estaba despierta, se permitiría hablar de lo que le estaba molestando. Solo necesitaba borrar esa frustración que su padre le había dado, al discutir de nuevo con él.
Pero en segundos ese pensamiento se fue de su mente. Al poner un pie en la terraza y oír un jadeo.
— Ah... —Oyó, alertándose, motivo que le hizo dar más pasos acercándose a la escotilla, donde en el ínterin, escuchó otro sonido— Aaaaaah... —Era un gemido que lo sonrojó.
Miles de pensamientos viajaron en su mente, pero lo principal era que la dulce e inocente Marinette, estaba teniendo sexo en su habitación. ¡Oh, mierda! Eso nunca se lo hubiera imaginado.
"¿Tenía novio?" "¿Desde cuándo?" "¿Por qué nunca se enteró de ese hecho?"
Su mano estaba en su boca, sin intención de hacer un sonido y poder salir lo más rápido de ahí, porque eso era lo más pudoroso y caballeroso que podía hacer en esa situación (marcharse y dejarlo solos) Pero fue imposible cuando su nombre fue pronunciado.
"¡Adrien!"
Fue un grito lleno de placer que agito todas las estremecidas de su cuerpo, sin que pudiera recapacitarlo, dio un vistazo por el cristal y la vió...
Sin embargo no había nadie. Solo ella, con las piernas abiertas, las sabanas cubriéndola, pero se notaba que una mano estaba en sus partes íntimas, mientras con sus dedos recorrían su clítoris dándose placer en esa parte tan sensible. La otra mano estaba en uno de sus senos manoseándolos y estrujándolos por lo que podía notar al tener la remera levemente alzada mostrando parte de su abdomen, mientras su cabeza la echaba para atrás y sus labios se mordían con lujuria.
El cuerpo del gato parecía disecado, al quedarse inmóvil al ver esa escena tan sexy. Sus ojos se habían dilatado y brillado al solo observarla. Estaba oscuro, pero eso no evitaba que el felino pudiera verla, ya que los gatos veían en la oscuridad.
Y ahora era un gato caliente. Nunca se hubiera imaginado a su amiga en esa situación y jamás lo hubiera hecho si sus padres estaban en casa y Tikki se encontraba en su habitación. Cosa que no era el caso. Sus padres se habían ido a un viaje, de una noche y Tikki por haberse dormido en un frasco que había en la cocina. Sin embargo el detonante, por el cual, se encontraba en esa situación es que anteriormente había tenido un sueño humado con Adrien y despertado a medianoche con deseos de complacerse.
Cuando acabó y se lanzó para atrás en su cama, su pecho subiendo y bajado rápidamente. En ese entonces, Chat se pudo mover, sus ojos brillantes y enormemente dilatados se apartaron del cristal y se fue de ahí a su casa, pero en su cama aún seguía sin poder dormir.
No obstante, ahora era por diferentes razones, una, que le obligo a tener que bañarse con agua fría en plena madrugada.
