Hola a todos, este fic es un regalo de cumpleaños para mi hermana. ¡Feliz cumpleaños 18, bebé! OJO: Es mi primer yaoi publicado así que no esperen que sea perfecto. Y además, es el primer capítulo de tres (sí, no me gusta hacer yaois largos) Por lo demás solo diré que TMNT no me pertenece TT_TT pero aun así usare a sus personajes para esta historia y muchas más, jeje.
Rafael fue directo a la mesa de la cocina y golpeo su frente contra esta en un gesto de profunda frustración. Detrás de él entro Mikey y fue hacia el fregadero a servirse agua. Sirvió dos vasos y puso uno delante de Rafael -¿fallaste de nuevo?- pregunto el de naranja y obtuvo un gruñido frustrado de su hermano mayor como respuesta
-¿Por qué es tan difícil decirle que lo quiero?- pregunto Rafael alcanzando su vaso para beber
-¿tal vez porque lo piensas demasiado?- sugirió Mikey
-¿y n0o debería pensarlo?
-Rafa, no pensaste para matar a esa chica
-eso es diferente- se defendió Rafael sonrojándose levemente. Mikey le sonrió de manera burlona y Rafa dirigió sus ojos a la mesa mientras recordaba a la joven de la que Mikey estaba hablando. Había sido hacia un mes. Justo el día que Rafa se dio cuenta de lo que sentía por Leo, esa chica había estado en peligro y su hermano mayor le había salvado la vida. Lo que Rafa no esperaba era que la joven no se espantaría de Leo, sino que le agradecería y hasta le daría un beso como agradecimiento. Rafa nunca se había sentido tan enfadado en su vida.
- FLASHBACK-
Era de noche. Una noche fresca en que la brisa soplaba lentamente. Hacía ya dos horas que el patrullaje había terminado pero Rafael había vuelto a salir para calmar sus nervios. Jamás, en toda su vida, se había imaginado que se sentiría tan molesto con alguien por algo tan insignificante.
Un beso.
Un tierno beso en la mejilla.
Un tierno beso en la mejilla de Leo.
Un tierno beso en la mejilla de su Leo. Por una niña humana. Rafael se estremeció de pies a cabeza mientras trataba de contener su enfado, pero finalmente no pudo más y golpeo un aire acondicionado de la azotea en la que estaba parado. ¡¿Cómo pudo atreverse esa mocosa a tratar de quitarle a su Leo?! Ese pensamiento seguía en su cabeza mientras golpeaba el aparato
-Leo…Leo..Leo…- seguía repitiendo Rafa con cada golpe. Finalmente se detuvo y respiro un par de veces. Lágrimas de frustración resbalaban por sus mejillas mientras pensaba en él -¡y todo porque no puedo decirle que lo amo!- se lamento la tortuga y rompió a llorar. Él de verdad lo amaba y Leo nunca lo sabría
-¡auxilio!- grito una voz femenina desde el callejón adjunto. Rafa se asomo por la azotea y vio a la chica que Leo había salvado antes ser perseguía por tres asaltantes con pasamontañas. La chica llego al fondo del callejón y se apretó contra el muro. Los hombres la siguieron y uno saco una navaja. Rafael sonrió satisfecho. Si ellos se deshacían de ella no había manera de que esa zorra le quitara a su Leo
-danos el bolso, niña; y podrás irte a casa- gruño uno de los hombres. ¡Oh, no! No podían hacer eso. Si la dejaban ir esa zorra podría ir por Leo nuevamente y, esta vez, podría robárselo de verdad. Rafael no lo pensó dos veces. Bajo al callejón de un salto y encaro a los hombres -¿Qué es eso?- pregunto el mismo que hablo antes
-¡es una de las tortugas!- clamo otro
-¡apártate o ella morirá!- dijo el tercero tomando a la chica de rehén
-eso es lo que deseo- siseo Rafael y los tres hombres se congelaron. La tortuga más ruda salto sobre los tres hombres y derribo a uno de un puñetazo. Los otros dos saltaron contra él. Rafa tomo al hombre que había derribado primero y le clavo una de sus sais en la garganta. El que había sujetado a la muchacha iba hacia él para apuñalarlo con una navaja pero Rafael interpuso el cadáver del otro sujeto en su camino y el pandillero termino apuñalando a su camarada.
Mientras ellos estaban en eso Rafa había brincado para esquivar al tercer sujeto y ahora se encontraba cara a cara con él. Cuando el tipo corrió hacia Rafael la tortuga brinco por encima de él y tomo al otro tipo de la camisa. Lo alzo sobre su cabeza y lo lanzo encima de su compañero. Ambos hombres trataron de ponerse de pie y resbalaron con la sangre del otro. Rafa vio sus caras horrorizadas antes de sujetar a uno del cuello y comenzar a apretarlo para asfixiarlo. El otro sujeto corrió hacia la muchacha y vio que el tipo la tomaba nuevamente de rehén
-¡suéltalo!- le grito a Rafa. La tortuga lo miro sin expresión y sin soltar al otro tipo -¡te dije que lo sueltes!- el hombre al que Rafael tenía sujeto dejo de luchar y sus brazos cayeron a sus costados. La tortuga lo soltó lo suficiente para tomar su cabeza entre sus manos y, con un ágil movimiento, le rompió el cuello. El otro sujeto lo miro impactado mientras la chica se retorcía en sus brazos. Finalmente Rafael tomo su sai (el otro aun estaba clavado en la garganta del primer cadáver) y lo lanzo hacia el tipo. El arma le atravesó la cara y lo dejo clavado en el muro. La muchacha respiro aliviada y se soltó finalmente
-gracias
-no tienes porque darlas- espeto Rafa yendo donde ella y recuperando su sai del muro
-lo digo de verdad, tú…- en ese momento el sai le atravesó el estomago y ella se detuvo en seco
-yo también lo digo de verdad. No te estaba salvando…- la chica gimió un poco mientras lo miraba, Rafa retorció el arma en el interior de la joven antes de terminar -estaba asegurándome de que no me quitaras a mi Leo- el cuerpo de la joven cayó al piso. Rafa la observo un momento antes de inclinarse sobre ella y comenzar a apuñalar repetidamente el cadáver –no me quitaras a Leo. Nadie me quitara a Leo. No dejare que me quiten a Leo- continuaba repitiendo mientras apuñalaba. Finalmente se canso y se dio la vuelta para marcharse. Pero cuando miro arriba del edificio se topo con la cara de su hermano menor, quien le miraba impactado.
- FIN FLASHBACK-
Rafael alzo la mirada y observo a Mikey. Su hermanito le observaba con una dulce sonrisa. Rafa había creído que Mikey lo reprendería por lo que hiso, que se volvería loco de temor por el asesinato, que le diría a Splinter, a Leo, a todos. Pero, sorprendentemente, Mikey no lo había delatado; sino que pareció apoyarlo y, desde entonces, Mikey era su confidente y su cómplice –Mikey…- llamo Rafa -¿Por qué nunca me delataste?
-¿tiene caso que lo haga?
-supongo que no. Aunque los otros lo sepan no voy a detenerme porque…- Rafa sonrió dulcemente y se sonrojó. Mikey sonrió resignado –porque yo amo a Leo
-lo sé, y sé que se lo dirás, cuando llegue el momento se lo dirás
-pero Mikey…- se quejo Rafa -¿Cuándo será el momento?
-¡chicos!- interrumpió Donnie –ya es el momento- Rafa pego un brinco y se sonrojo mucho. Mikey rompió a reír a carcajadas ganándose una mirada confundida de Donnie -¿Qué pasa?- ninguno de sus hermanos respondió.
- En los tejados de Nueva York -
Leo observó la ciudad y suspiro satisfecho, luego giro a ver a sus hermanos. Rafa, que lo había estado observando todo el rato, aparto rápidamente la mirada y Mikey rio un poco –muy bien, chicos. Creo que eso es todo. No hay nada malo en la ciudad esta noche
-eso es un poco obvio, Intrépido. Todos saben que somos tan buenos que se esconden en sus madrigueras- espeto Rafa 'todos saben que estás por aquí, Leo. Por eso todos se esconden. Porque eres increíble' pensó la tortuga de rojo mientras su hermano de azul rodaba los ojos
-Rafa, no debemos fiarnos
-lo que digas- 'perdón, Leo'
-¿volvemos a casa, Leo?
-sí, Donnie; Mikey, es hora de ir a casa
-seguro, Leo- dijo Mikey pero luego sonrió inocentemente y señalo detrás de él –pero, ¿no vamos a detenerlos?- sus hermanos miraron a donde él señalaba y vieron como unos robo-ninjas del pie cargaban cajas hacia un camión situado en el otro extremo de la calle desde una bodega
-¡Mikey!- regañaron los tres mayores y él sonrió inocentemente otra vez -¡vamos por ellos!- ordeno Leo. Las tortugas brincaron rápidamente sobre los techos y llegaron a la bodega donde los ninjas se hallaban cargando el camión. No tardaron en llegar donde ellos y comenzaron a pelear. Rafa usaba sus sais para apuñalarlos; Mikey daba volteretas y reía abiertamente; Donnie atacaba y defendía en igual medida con su vara Bo.
Leo acabo con el último robo-ninja y observo a sus hermanos luchar. Algo no andaba bien. Estos robo-ninjas estaban solos. Por lo general había uno de los hombres de confianza de Destructor comandando las operaciones de los robo-ninjas, pero esta vez no había nadie ¿Dónde estaban los chicos malos? Tan preocupado estaba en eso que no vio la silueta oscura hasta que la tuvo encima. Una gran zarpa apretó un paño empapado en cloroformo contra su cara y, más temprano que tarde, Leo perdió la consciencia. Justo después de que Roazar cargara a Leo y se lo llevara por la puerta trasera de la bodega sus hermanos notaron que él ya no estaba ahí
-¿Leo?- se pregunto Rafa -¡Leo!- las tortugas buscaron a su hermano hasta el amanecer antes de comprender que no lo encontrarían fácilmente. Leo, por su parte, no necesito tanto tiempo como ellos para comprender que esta vez sus enemigos no deseaban asesinarlo tanto como deseaban que dejara de meterse en su camino. Y aprendió esta lección gracias a nada menos y nada más que Roazar.
