El aula vacía daba un aire un tanto tétrico, no podía negarlo, pero de todas maneras tenía que entrar por la libreta que había olvidado. Solo a él podía ocurrirle tal cosa. No por nada Gokudera le llamaba "freak" o "idiota". Suspiró al recordar esos apodos. A veces dolían, pero sabía que Gokudera no lo decía con mala intención. Entró al aula al fin mirando a todos lados; se dirigió rápido y cauteloso hacia su escritorio y metiendo la mano bajo este, sacó al fin su libreta.

-Herbívoro... deberías estar en casa.

Esa voz era de Hibari. No había duda.

Y los nervios se apoderaron de sí.

-L-lo siento Hibari… Tenía que venir por una libreta y…

-Si no te largas, te morderé hasta la muerte…

Y tan rápido como Hibari había entrado, Yamamoto había salido del aula. Sin embargo, Hibari había notado algo caer de la libreta del "herbívoro".

"¿Una nota?" se dijo a sí mismo cuando la levantó.

Aunque una vez la hubo desdoblado hubiera querido no hacerlo: una carta nada agradable y que hicieron que su estómago se contrajera al repasar la mirada en cada una de las líneas ahí descritas.

Si, definitivamente… la curiosidad era presta únicamente para los herbívoros. Y al notar cada frase en el papel, no pudo evitar sentir que de pronto, una parte de sí se sentía como la de un herbívoro.

Pero claro, esa era una barbaridad; algo simplemente impensable que la dichosa nota le había ocasionado. Si, todo era culpa de Yamamoto Takeshi y su estúpida nota.

Al día siguiente lo mordería hasta la muerte.

Mientras tanto, se guardó el papel en el pantalón y se dirigió a dar un último vistazo antes de irse a casa.