De Lirios
Serie : Inuyasha (c) Rumiko Takahashi Autora: Citus disclaimer: los personajes utilizados para dar vida a esta historia completamente salida de mi imaginacion y creatividad, no me pertenecen, y son utilizados sin ningun fin de lucro. . espero que te guste XD!!
Capitulo I
Salía de su oficina al interior de la clínica que hace dos años había abierto con ayuda de sus amigos, dejando escapar un suspiro cansino de su boca al momento de cerrar su puerta y quedar frente al color blanco y las molduras que la cubrían.
Se dio la vuelta caminando con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón gris, mientras recorría el pasillo de recepción. Necesitaba llegar a su casa y tomar una buena siesta, últimamente había estado trabajando en exceso. Cerró sus ojos.
Su cabello, largo y negro, rozaba su espalda sujeto tras su nuca.
Ansiaba su llegada, ya había esperado demasiado, 2 largos e intensos años, y acababa de recordar que debía alimentar a su mascota.
Hey¿ya te vas?- escucho decir tras de si, a lo que solo respondió con un sonido que bien podía tomarse como una afirmación.- recuerda que mañana debemos estar a la 9 en el aeropuerto…- lo se, Miroku-
- esta bien, solo te lo recordaba por si acaso el destino quería que lo olvidaras – decía nuevamente la voz con tono divertido esta vez-
Abrió sus ojos y miro a quien le hablaba.
- no lo olvidaría jamás, y lo sabes – respondió con su tono indiferente de siempre.
- siempre tan serio, sesshoumaru- dijo el alegre muchacho vestido con bata blanca que revisaba unos papeles en la medialuna de decepción.
- no fastidies, y si ves al inútil de mi hermano, dile que vaya a buscar su auto a mi casa-
- como usted ordene capitán- respondió miroku haciendo un saludo militar, y recibió de respuesta una fría mirada dorada que lo hizo desistir de burlarse de su amigo.
- Esta bien, me voy, nos vemos mañana, recuerda que después del aeropuerto comeremos en mi casa, espero verte ahí, y esta vez lleva contigo a Sango, sabes que le encantará verla- dijo sesshoumaru.
-Sango irá al aeropuerto, así que dalo por seguro…adiós, que tengas buena noche y descansa- dijo miroku mientras veía a su amigo salir por las puertas dobles de vidrio que tenia frente a él.
- Igualmente- susurro
Salio de la clínica directo al estacionamiento exterior a buscar su auto, saco la llave de su bolsillo y lo abrió con el comando a distancia, haciendo sonar la alarma.
Abrió la puerta de su aston martín plateado, y subió en el asiento de conductor, observando su portafolio sobre el asiento del copiloto, extrañaba que alguien se sentara en él, y probablemente esa añoranza fuera suplida por un pasajero constante dentro de unas cuentas horas, necesitaba que llegara la mañana lo mas rápido posible para verla, aun no entendía por que debió irse a un país tan lejano a estudiar, bien podía haber estudiado con ellos, o en algún país mas cercano, pero las cosas ya habían pasado y ella ya tenia su titulo en antropología, lo que significaba que la volvería a ver, y esta vez no dejaría que se volviera a ir de su lado.
Emprendió camino a casa, la carretera estaba un poco desolada a esas horas, la brillante y bulliciosa ciudad había quedado atrás hacia unos minutos y ahora el panorama se centraba en verdes grupos de árboles centenarios y extensas pampas pobladas de parrones de uva, grandes viñedos y una que otra plantaciones de coloridas flores que se homogenizaban al oscurecer, como ahora que solo se veía un mar de relieves oscuros.
Eran cerca de las 10 de la noche y faltaba poco para llegar a las puertas de la que había sido su morada desde que había respirado por primera vez oxigeno.
Esa gran casa colonial a las afueras de la ciudad de Osaka, construida a mediados del siglo 19, por inmigrantes italianos y españoles, era centro de reunión de europeos en esas inhóspitas tierras de extrañas costumbres. Pero ahora era su mas preciado tesoro, ya que era parte de la herencia dejada por sus padres.
Llego a las grandes puertas de roble barnizadas, imponentes, que se abrieron automáticamente al estacionar el auto momentáneamente frente a ellas, al abrise estas completamente él avanzo hasta rodear la plazoleta que se encontraba frente a las escaleras de la casa donde ya lo esperaban algunos de sus sirvientes y su mascota, un gran akita inu de color blanco.
Estaciono su auto sobre el terreno cubierto de gravilla predispuesto para tal uso y descendió del vehiculo desprendiendo su ya conocida arrogancia, al llegar a las puertas de roble y cobre lo esperaban Jaken, un anciano de baja estatura y ojos saltones que llevaba al servicio de su familia mas de los años que él poseía, y Rin, una jovencita de aproximados 8 años, a quien tenia bajo sus tutela.
Junto a ellos su metro ochenta y siete parecía aun mas notorio.
¡Señor sesshoumaru!- exclamo la pequeña de cabellos negros y brillantes ojos chocolate aferrandose a una de sus piernas con una sonrisa que le derretía el corazón.
Amo sesshoumaru, que gusto tenerlo en casa- dijo el sirviente de ojos saltones mientras hacia una reverencia, mientras Ah-hun daba vueltas alrededor suyo, con la lengua asomando por la boca y ladrando de felicidad. Acaricio la cabeza de la pequeña suavemente al mismo tiempo en que saludaba a jaken con la mirada.
Rin, ve a darte un baño y prepárate para la cena.- dijo con su usual tono, mientras se deshacía el nudo de la corbata con lentitud y desabrochaba los primeros botones de la camisa dejando asomar halos de piel bronceada.
Hai- fue la respuesta que obtuvo mientras la niña subía corriendo las escaleras como un bólido.
La cena estará lista en unos momentos amo- dijo jaken mientras tomaba la chaqueta del joven señor de la casa, para luego dirigirse a la habitación de este.
Se dirigió hacia un rincón de la sala, donde se encontraba una mesita muy curiosa que sostenía una bandeja de cristal tallado y en ella una botella y 3 copas del mismo material y trato.
Se sirvió un poco de whisky y se sentó pesadamente en un sitial antiguo al lado de aquella mesita. Bebió el líquido oro de un solo golpe, dejándole en la garganta una sensación de fuego, pero ya estaba tan acostumbrado a aquella sensación que para esos tiempos se le hacia agradable.
Estaba cansado.- soltó un suspiro-
Vio acercarse a ah-hun, con algo de color rojo en su boca.
¿es que no se lo puedes pedir a nadie mas?- dijo mirando reprobatoriamente al can pero con la mirada desinteresada, observando al perro frente a el sosteniendo con su hocico su plato de comida, y para colmo, de respuesta obtuvo un gruñido de ah-hun y el plato en el suelo frente a el esperando por ser llenado. Se puso de pie y tomo el maldito plato, se dirigió a la cocina donde se encontraba una señora de cabello gris descolorido por los años.
Joven sesshoumaru, veo que ah-hun ya lo molesto otra vez- dijo con humor en sus palabras la anciana cocinera.
Como todos los días Kaede…como todos los días, espero que algún día se canse- respondió con algo más de suavidad hacia la anciana mujer –perro fastidioso-
Talvez cuando la señorita llegue se lo pida a ella como antes- comento kaede, mientras observaba al joven que servia en el pequeño plato las galletitas de perro y los preparados.
Sesshoumaru levanto la vista observando como kaede lo miraba con un brillo de nostalgia y acusación que lo incomodaron. Y acerca del comentario, pues, lo más probable es que así sucediera, y ya no podía esperar más para que eso ocurriera…
-señor sesshoumaru- se escucho en la cocina rompiendo el silencio repentino.
- si…jaken-
- el amo Inuyasha esta al teléfono, dice que es una emergencia-
- dile que cualquier emergencia de su vida personal es irrelevantes en la mía-
- dijo que… era acerca de la señorita-
Por el rostro de sesshoumaru cruzo una sombra de pánico y tomo el teléfono bruscamente de las manos de su sirviente.
diga…
Sesshoumaru
Que tienes para decirme
Es algo difícil de decir…pero…
Directo al punto - dijo exasperado, tenia un mal presentimiento
… algo ocurrió con el vuelo…
¿ que quieres decir con que algo le paso al vuelo?- pregunto ansioso
Yo…sesshoumaru será mejor que vengas, llamaron del aeropuerto..
¡Dímelo!- ordeno, inuyasha estaba demasiado serio para ser simple.
Ella…
Sesshoumaru escucho atento lo que su hermano decía. Luego solo se escucho como caía el teléfono contra en suelo de baldosa ajedrez de la cocina.
- ¡MALDICION!
gracias por leer!
agradeceria un review !
