¡Hola hola hola!
Bueno, me moría de ganas por escribir algo de ellos, así que no tengo nada más para decir.
Disclaimer: Los personajes de Kuroko no Basuke le pertenecen a Tadatoshi Fujimaki, yo sólo los tomo para hacer esta historia.
¡Disfruten!
Pequeños Defectos
—Bruto, desordenado, glotón, cascarrabias, ambicioso, imprescindible, sin cerebro, sin sentido común, no le gustan los perros.
Sus cuerdas vocales enumeraban cada palabra y frase en diferentes renglones, a modo de lista. Ya no sabía ni qué número sería, pero no le prestó demasiada atención.
Aún quedaban muchos por analizar.
—Sucio, maniático del deporte, impetuoso, impotente.
Se había quedado sólo en el salón, el timbre había tocado hace diez minutos ya, pero como siempre las porteras tardaban en llegar hasta el aula; siendo la última del pasillo.
Aún tenía algunos minutos.
Se había tomado todo el día en ese pequeño proyecto. Había perdido la explicación de varias materias, y en algunas tan sólo anotó dos o tres oraciones importantes que de seguro irían en el examen. Pero por el resto, gracias a su transparente presencia y silenciosa respiración, los profesores ni se inmutaron en regañarlo; es más, casi le ponían un ausente por ignorar su "presente" en un tono bajo.
Por supuesto, el pelirrojo lo había vuelto a salvar.
—Te dije que hablaras más fuerte a la hora de pasar lista. —Lo regañó, ciertamente cansado de tener que responder "está atrás de mí, sensei". —No volveré a hablar por ti, para algo tienes boca como todos los humanos.
—Lo lamento— se disculpó, pero no con muchas intensiones de realmente sentirse apenado.
—Al menos finge que realmente lo sientes— suspiró, ese chico era extraño, y aún así llevaban una amistad hacía más de un año. —No importa cuánto tiempo llevemos en la misma clase, eres un misterio y creo que siempre lo serás.
—Kagami-kun también es un misterio. —Saltó a la defensiva.
—Mi único misterio son mis piernas, hasta yo he quedado sorprendido con el salto que hice en verano— dijo, vanidoso pero sincero. Recordaba cuando la entrenadora le había pedido que corra por la playa un sinfín de veces, hasta que le demostró su verdadero poder para la cancha.
Unos saltos dignos de envidia.
Kuroko era perfectamente consciente de la habilidad que su amigo poseía, y no negaba que cada día y cada salto le sorprendía más.
Pero ese día, no era el caso.
—Últimamente estás más callado, incluso para ser tú— se sentó a su lado y sacó un sándwich, recién comprado en la cafetería. El sol bajaba a un ritmo lento casi hipnótico, y se podía escuchar a las mujeres que estaban al lado terminando de limpiar las banquetas. No le importó demasiado, estaba acostumbrado a esperar a su compañero hasta tarde, y siendo sinceros eso le sacaba tiempo de aseo en su apartamento; por lo que era la excusa perfecta.
—Mmh…— llevó el lápiz a tu boca, asintiendo levemente, pero sin quitar su vista de la hoja.
— ¿Qué es eso que tanto escribes?— Tomó el papel sin permiso, llevándolo frente a sus ojos y arrugando la nariz mientras leía cada descripción.
—Adjetivos calificativos— dijo con su tan característica mirada vacía.
—Sí, eso lo puedo notar…— masticó un trozo de carne. —Has estado el día entero con esto, ¿acaso planeas inscribirte en el club de lectura?
—La verdad no— volvió a tomar lo que le correspondía— ya casi está terminada, pero hay algo que aún falta. —Dirigió sus ojos hasta los ojos color fuego contrario; y se dispuso a anotar en voz alta: —No sabe respetar cosas ajenas.
— ¿Eh?— Tragó casi sin masticar. — ¿Qué se supone que es esa lista?
Tetsuya lo observó por unos segundos, Kagami le devolvía la mirada incrédulo, no era normal que el peliceleste lo mirara tan detenidamente, y mucho menos por tanto tiempo.
—Em… ¿Kuro…?
Un agarre en su traje escolar, y unos ojos color cielo fue lo último que vieron sus orbes rojizas.
Taiga se quedó de piedra en su silla, con los cachetes ardiendo y su boca tapada por el dorso de la mano. Por su parte, la sombra de Seirin sacaba un bolígrafo rojo y anotaba en el último renglón de la carilla, como si estuviera reservado para esa específica frase.
—No sabe besar.
Al tiempo que guardaba las cosas en su bolso, las porteras les indicaban que era hora de salir para poder asear el lugar.
—Kagami-kun, es hora de irnos. —Viendo como el chico no movía un músculo, soltó un suspiro de cansancio y lo llevó a rastras hasta el pasillo. Saludó y pidió disculpas a las mujeres que sonreían extrañadas, y salieron del instituto.
—Esa… lista—balbuceó por primera vez en diez minutos de caminata. —Es sobre mí, ¿cierto?—Tetsuya asintió, serio, viendo hacia adelante. —Ya veo…—Caminaron un poco más. — ¿Puedo leerla?
—No. —La rapidez con la que contestó lo hizo enfurecer, sin embargo el chico fantasma volvió a hablar. —Es privada.
—Pero habla sobre mí— un asentimiento por respuesta —y quiero leerlo.
—Lo lamento Kagami-kun— se interpuso en su camino, llegando a la esquina. —Aquí doblo, hasta mañana.
—Espera.
Un agarre fuerte pero no lo suficiente como para lastimarlo, lo obligó a verlo sorprendido.
— ¿Qué fue lo último que escribiste?— Las ganas de saber realmente se notaban en sus acciones, Kuroko supo que volver a negarse no sería la mejor salida; aunque no era precisamente de su gusto dejar que éste le sacara las cosas con sólo pedirlas.
— ¿Tanto te importa?
—Sí. —Lo tomó por el uniforme para acercarlo. —Y vas a decírmelo.
El peliceleste suspiró resignado y cansado, que el chico sea tan tastarudo era algo admirable, pero ciertas veces incomodaba. —No sabes besar.—Por lo que le lanzó la frase sin más.
La mirada fría que Kagami le lanzaba estaba comenzando a impacientarle, además de ponerlo nervioso.
—Con que no sé besar, eh…—con su mano libre acarició los labios ajenos, una delicadeza infinita. Tetsuya sintió el escalofrío recorrerle el cuerpo entero hasta la punta de los dedos, y grande fue su sorpresa al verse besando a su luz.
El contacto duró varios segundos, los cuales el pelirrojo aprovechó y obligó a su lengua entrar por la fuerza en la contraria. Al parecer al fantasma le gustaba, porque no puso objeción alguna y, con bastante torpeza, alargó el beso y la guerra por el dominio.
Un hilillo de saliva era la prueba que había quedado. El corazón del más bajo del equipo latía a mil, y los ojos que lo observaban y aquella sonrisa endemoniadamente traviesa, no le estaban ayudando.
—Ahora me dirás si sé hacerlo o no. —Tomó su barbilla y susurró cerca, muy cerca: —Pero, para que sepas, debería darte algunas lecciones.
Rojo de vergüenza, Kuroko sonrió, Kagami se extrañó por este último gesto.
—Besa a alguien sin ser su pareja. —Dijo, diciéndole claramente el próximo dato a poner en su hoja.
—No soy el único, y además, eso se puede arreglar— volvió a besarle, un contacto breve pero distinto. El de ojos celestes casi se asusta al sentir la ternura del contacto, hubiera apostado que lo había hecho creyendo que era algo valioso, fácil de romper.
Y ahí su cara encendida, lo hacía ver realmente adorable.
—Mañana me mostrarás la lista, y espero ver cambios en ella.
Una hermosa sonrisa por respuesta, y cada uno por su lado.
—Supongo que tendré que hacer una más extensa— llevó una mano a sus belfos, rememorando los minutos pasados en la calle.
*Glosario
*Besa increíble.
*Es un idiota.
*Y aún así, me he enamorado de él.
¡Muchas gracias por leer!
Cualquier review, malo, bueno, corto o largo, me hace infinitamente feliz.
¡Nos leemos!
