El primero de septiembre del año 1976 había amanecido despejado y caluroso. Un chico alto, moreno, de tez clara y ojos color avellana cubiertos por lentes se encaminaba junto a su mejor amigo, que era también alto, moreno y de ojos grises, hacia la estación King Cross, para tomar, al igual que los últimos 5 años de su vida, en la plataforma 9 y ¾, el expreso de Hogwarts, que los llevaría al colegio Hogwarts, un prestigioso colegio de magia y hechicería. El nombre del primero era James Potter ydel segundo, Sirius se llamaban entre ellos Prongs y Padfoot. Los dos eran extremadamente guapos. Ellos eran los grandes seductores del colegio.

- ¿Has visto a Evans, Pad?

- No, no la he visto, veo que ya estás desesperado por tu querida pelirroja desde bien tempranito – dijo Sirius en tono burlón.

- Sí, tan desesperado como tú por Kim.

- Por favor, Prongs. Nunca pensé que tú creyeras que tengo tan mal gusto. Podrías haber dicho cualquier chica; ¿pero Spiller?

- Dicen que los que se pelean se aman, al igual que yo con Evans- dijo James con un tono soñador.

Sirius no replicó.

Lily Evans, de dieciséis años, era sin duda, una belleza natural. Su pelo largo y rojo fuego caía por su espalda, y poseía unos ojos verde esmeralda muy expresivos. Era de estatura regular y su cara estaba surcada por pequeñas pecas que le daban un toque aniñado. Ella era muy tranquila, pero cuando se cabreaba no había nadie que la igualara. Era la prefecta de su casa, Gryffindor y respetaba al pie de la letra todas las normas. Todos (o la mayoría) decían que era muy dulce. En ese momento buscaba por todo el andén a sus amigas, aunque no lograba encontrar a ninguna. Corrió la vista al localizar a un chico llamado Severus Snape, que desde muy pequeña había sido su mejor amigo, pero, que el año anterior la había llamado Sangre Sucia; y, aunque le dolía mucho, no quería saber nada más de él.

En ese momento reconoció a Kimberly Spiller, a la que todos le decían Kim, y corrió contenta a saludarla. Ella era una de sus mejores amigas.

Kim era, sin duda, de infarto. Era muy guapa y alta. Su pelo era negro azabache, lacio y los ojos, verde agua. Su cuerpo dejaba mudo a muchos chicos en el colegio; ella era curvilínea y sus piernas ocupaban alrededor de ¾ de su cuerpo. Aunque, a ella, los humos no se le habían subido a la cabeza. Era rica, de sangre pura, poseía lo que toda chica quiere, pero aún así, era muy humilde. Espontánea, de armas tomar, fiestera eran adjetivos que describían a la chica.

- ¡Kim! – llamó Lily a su amiga.

- ¡Lily!, ¿cómo ha estado tu verano?

- Igual que siempre, ha sido una tortura pasar tres meses al lado de mi hermana.

- ¿Sigue igual que siempre?

- Desafortunadamente sí – dijo Lily como quien no quiere la cosa.

- Qué lástima. Bueno, ¿quieres ir buscando un compartimiento?, si no, vamos a tener que ir paradas, o peor, con Black.

- Y por consiguiente con Potter. – analizó Lily – tienes razón, vamos.

- Todavía no entiendo por qué no quieres salir con James, si es tan adorable.

- Ya te lo expliqué. Además si tan adorable te parece te lo regalo con moña y todo.

Kimberly rió; lo de su amiga era un caso perdido.

Remus Lupin, un chico alto, de ojos dorados y pelo castaño claro esperaba sentado en un compartimiento dentro del tren a que llegaran sus mejores amigos: James Potter, Sirius Black y Peter Pettigrew. Su cara denotaba cansancio. Él era tímido, aunque las chicas siempre trataban de estar junto a él, tenía incluso su propio club de fans. Era también, muy maduro; quizá se debía a que él era un hombre lobo. No mucha gente sabía de este problema; sólo sus ya nombrados mejores amigos y obviamente, su familia.

En ese momento, un chico regordete y bajito entró al compartimiento. Lo primero que uno notaba al verlo, era su similitud con una rata; su cara era alargada, sus dientes eran grandes y también alagados, pequeños ojos y patillas completaban su descripción. Y si no fuera porque era amigo y parte de Los Merodeadores (el grupo de amigos que formaba junto a James, Remus y Sirius), la gente lo molestaría todo el día.

- Peter – llamó Lupin a su amigo con una sonrisa amable.

El chico no contestó porque su boca estaba ocupada por un gran chocolate.

Luego de tragar dijo:

- Amigo, ¿cómo ha estado tu verano?

- Mal, mi licantropía no me dejó disfrutar, ¿el tuyo cómo estuvo?

- Muy bien, por suerte. Mami me llevó a lo de la tía Dorothy y pasamos un increíble verano.

- Me alegro. – dijo Lupin con una sonrisa honesta.

Dos chicas llamadas Heather Fellon y Marylise Wildember caminaban apresuradamente por la plataforma 9 ¾, en busca de Lily y Kim, sus mejores amigas y compañeras de cuarto. Eran primas, aunque no parecía. La primera era rubia con el pelo corto, baja, con ojos celestes, de piel blanca. Era tranquila y dulce. Muy aplicada y estudiosa. Era mestiza, porque su madre era muggle mientras que su padre era sangre pura. Su timidez era imponente; por ese motivo nunca había tenido novio. Marylise era totalmente diferente, su pelo era castaño y enrulado, su piel morena y sus ojos marrones. Era altísima, incluso más que Kim. Ella era muy alocada y su carácter era de los mil demonios. Siempre tenía malas notas que eran producto de que no estudiaba. Era sangre pura, pero no despreciaba ni a los mestizos ni a los hijos de muggle, es más, estaba obsesionada con todo lo referido al mundo no mágico. Ella cambiaba de novio como de ropa interior, nunca había estado en una relación seria.

Al encontrar a sus amigas en un compartimiento del tren, ambas sonrieron y fueron hacia allí.

También James y Sirius fueron hacia el compartimento de Peter y Remus.

Las chicas se dieron un fuerte abrazo.

- Las extrañé tanto chicas – dijo Marylise muy emocionada.

- Yo también – coincidió Heather.

- Por supuesto – dijo Kim, sin poder contener una sonrisa.

- Este año va a ser especial, de eso estamos seguras – dijo Lily que era muy optimista.

- Yo creo lo mismo – comentó Heather – ¿Cómo les fue con los E.X.T.A.S.I.S?

- Prefiero no hablar de eso, Heath – dijo Marylise.

- ¿Por qué, Mary? – preguntó Kim.

- Digamos que mis padres me prohibieron salir por un mes, y me suspendieron la paga mensual por un año, dijo Mary malhumorada.

Sus tres amigas tuvieron que contener la risa, pero afortunadamente, Marylise no las vio.

Lily, ¿tú no tienes que ir a juntarte con los demás prefectos?

- Lily puso cara de pánico y dijo:

- ¡Es verdad! ¡Me había olvidado! Remus me debe estar esperando allí.

Ante la mención del licántropo, la rubia de ojos celestes, se ruborizó. Desde primero de escuela que él le gustaba pero era demasiado tímida para mostrar sus sentimientos.

Al abrir Lily la puerta, cuatro individuos cayeron dentro del compartimiento.

- Demasiado bueno para ser real. Pensé que éste año no me molestarías, Potter.

- Sí, sé cuanto me extrañas, Evans. – dijo James despeinándose el pelo con la mano, con una sonrisa tonta en su boca.

La chica contestó:

- No te extrañaría nunca, Potter. Ahora apártate de mi camino que tengo asuntos más importantes.

Sirius y Kim tosieron a la misma vez, aguantando la risa. Sirius era el mejor amigo de James y Kim la mejor amiga.

- Que coincidencia, Spiller. Si quieres estar conmigo no tienes hacer lo mismo que yo. – dijo el moreno de ojos grises. El hacía esto porque sabía que la chica se cabreaba con facilidad.

- No estaría contigo ni muerta. Y tampoco te copié, Black.

Remus conversaba con Heather.

- ¿Cómo pasaste este verano? – preguntó él.

- Bien, fui con mis padres y hermanos a Australia – dijo la chica, roja como el pelo de Lily.

- Yo siempre quise ir allí. – dijo Remus, mirando embobado a Heather. El problema entre ellos era que, como ambos eran tímidos, nunca se habían atrevido a expresar el amor que sentían el uno por el otro, por miedo al rechazo.

Mientras tanto Marylise miraba asqueada como el chico con aspecto de rata devoraba ranas de chocolate; una tras otra. Ella estaba constantemente a dieta, aunque nunca fuera a ser gorda. Era por eso que sus amigas a modo de broma la llamaban Gordi, y ella se mosqueaba mucho.

- ¿Sabías que cada una de esas ranas tiene 250 calorías? – preguntó con el ceño fruncido.

- ¿Qué son las calorías? – preguntó Peter, con chocolate entre los dientes.

- Olvídalo – dijo Mary, sacando la revista Vogue mágica, la más prestigiosa revista de moda.

Remus, acordándose de la reunión de prefectos, apuró a Lily.

- ¿Vamos, Lily?

- Sí. Perdona, Remus. No me acordaba.

Los dos partieron apresuradamente hacia la reunión.

Los demás chicos volvieron a sus compartimientos.

El tiempo transcurrió rápidamente y a sus alrededores, el paisaje se volvió más agreste y el cielo se fue oscureciendo.

Faltaba poco para llegar al colegio, así que los ocho protagonistas se pusieron las túnicas, que eran parte del uniforme del Hogwarts.

Como era usual, los carruajes los transportaron hacia el castillo. James, Lily, Sirius, Kim, Remus, Heather, Peter y Marylise compartieron uno. Dentro del mismo, sucedió lo mismo de siempre:

Lily discutía con James.

Sirius peleaba con Kim.

Remus miraba de reojo a Heath y viceversa.

Mary ojeaba la revista.

Peter engullía chocolates y dulces.

Al entrar al castillo, Albus Dumbledore (el director del colegio) les dio la bienvenida a los antiguos y nuevos alumnos, que ya habían sido seleccionados.

-… Y ahora sí, ¡que comience el banquete!

Todos se abalanzaron hacia las fuentes de comida, que contenían en su interior deliciosos manjares.

Luego de finalizar la comida y de que todos estuvieran satisfechos, el director anunció que se podían retirar.

James llamó a Kim aparte y le dijo:

- Kim, ¿quieres venir con las chicas hoy a nuestro cuarto?

- Sí, ¿por qué no? – le contestó Kim a su mejor amigo. – el tema es que ellas quieran.

- Por favor, trata de convencerlas, ¿vale? – rogó James.

- Sí, trataré.- contestó con una sonrisa.

- Ambos subieron junto a sus amigos a sus respectivos cuartos.

- Hogar dulce hogar. – proclamó Remus tirándose sobre su cama.

James les contó de su charla con Kim, los otros tres se mostraron entusiasmados.

Mientras tanto, en el cuarto de las chicas:

- James me invitó a ir a su cuarto y me dijo que también las invitara a ustedes.

Mary aceptó de inmediato, pero las otras dos eran más difíciles de convencer.

- Mañana tenemos clases y este año tenemos que pasar sí o sí. – dijo la rubia responsable, alias Heath.

- Sí, eso. – dijo Lily, alegre de tener una excusa para ocultar el verdadero motivo del porqué no ir.

- Mmm, a mi me suena que esa no es la razón. – dijo Mary – Es más, te podría decir que para mí, la verdadera razón de por qué no quieres ir usa lentes y es el buscador del equipo de Quidditch.

- Tonterías.

- Si vas nos demostrarás que ese no es el verdadero motivo y que no le tienes miedo a James – dijo Kim, aprovechándose de la situación.

- Ay, está bien iré.- dijo la pelirroja con una nota de fastidio en la voz.

Y como eran 3 contra 1, Heather no pudo salvarse de la "fiesta".

Mary tocó la puerta y Kim anunció:

- James, ábreme, soy yo, Kim.

La puerta se abrió casi de inmediato.

Adentro de la habitación los chicos esperaban nerviosos sentados en el piso.

- Bienvenida, pelirroja de mi alma – dijo James a Lily.

- No molestes, Potter.

- ¿Cómo andas, bebé? – preguntó Sirius a Kim, guiñando un ojo.

- Yo no soy el bebé de nadie, Black.

- De Pierre, ejem. – dijo Mary para cabrear a la morena.

- ¿Quién cuernos es Pierre? – preguntó Sirius.

Pierre era un amor de verano que había tenido ella hacía un año, pero ella aún seguía enamorada de él. Él era francés.

- Cállate, Marylise.

- Bueno, ¿a qué quieren jugar? – preguntó Remus, procurando mirar a cualquier lado excepto hacia Heath.

- ¿Qué les parece "Algo que no sabías de mí"? – preguntó Marylise.

Las chicas cruzaron miradas de entusiasmo, pero los chicos se miraron confundidos.

- ¿Y eso? – preguntó Peter confundido.

Se pone una bolsa en el centro, con los nombres de cada uno adentro. Cuando llega el turno de cada uno, se saca un papel y por ejemplo si hubiera salido mi nombre, me tendrían que haber preguntado algo de mí que no saben. La única regla de juego es que hay que responder con sinceridad todas las preguntas.¿Quieren jugar? – dijo Heather

- Sí – contestaron los siete restantes.

- ¿Quién empieza? – preguntó Remus

- Yo –dijo James.

Sacó un papel; en este decía Lily Evans. Él preguntó:

- ¿Con quién perdiste tu virginidad?

- No lo hice todavía – contestó ésta roja como un tomate.

James sonrió victorioso. "Yo seré tu primero" dijo, a lo que ella contestó: "Eso quisieras"

Ahora era el turno de Sirius, en el papel estaba escrito Kim Spiller.

- ¿Quién te gusta?

- Diciéndote la verdad, Pierre.

Luego de esto, Sirius quedó malhumorado por el resto de la noche.

El turno de Marylise:

- Salió Remus Lupin – dijo - ¿estás enamorado de alguien?

El chico de los ojos dorados contestó, muerto de vergüenza:

- Sí.

Heath volteó la cara, el fuego sería transparente en comparación con ella.

- Bueno, es mi turno – dijo Peter

En su gorda mano tenía un papel con le nombre inscrito de Marylise Wildember.

Todos pensaron que su pregunta sería con respecto al sexo, pero se llevaron una sorpresa. Peter preguntó:

- ¿Eres anoréxica?

- Por supuesto que no – dijo la aludida – lo que hago es cuidarme en las comidas. Cosa que todos deberíamos hacer. - dijo mirando al chico de arriba abajo.

Y la noche continuó, y con el paso de las horas, una inmensidad de preguntas íntimas quedaron reveladas. Demasiadas, se darían cuenta después.