Tres

Por Krmenxita Stark


Disclaimer: El Potterverso no me pertenece. Es propiedad de J.K. Rowling.

Aviso: Este fic ha sido escrito para el "Amigo Invisible navideño 2016-2017" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".

Dedicado a: Roxy Scamander (Espero que te guste :D)


—¿Estás segura?

La pregunta resonó en su cabeza como un eco mientras que los ojos preocupados de Alicia la examinaban. A su lado, muy callada, Katie sólo escuchaba y hasta parecía intentar hacer el menor ruido al respirar, como si eso pudiera perturbar aún más la atmósfera de por sí incómoda que se había creado entre las tres.

Intentando ganar algo de tiempo se miró las manos, un gesto completamente ajeno a ella y que sólo logró intensificar más el escrutinio del que era objeto por parte de sus amigas. ¿Qué podía decirles? Ni ella misma sabía la respuesta a esa pregunta, y sabía perfectamente que su silencio era de por sí una respuesta.

Estaban solas en su casa, pasando una tarde que se suponía sería amena, con las típicas charlas de chicas que solían tener cuando estaban en Hogwarts, juntas en la sala común de Gryffindor o en los vestidores después de un entrenamiento de Quidditch. Debía ser divertido otra vez, debían alegrarse de la noticia que les acababa de dar.

En cambio, la hacían dudar.

—¡Oh, por Merlín! –estalló Alicia, pero eso no la hizo levantar la mirada. —Al menos ten la decencia de mirarnos y mandarnos a la mierda.

Katie hizo un sonido que parecía una risa contenida y que intentó disimular con una tos bastante fingida. Alicia y Angelina la miraron levantando una ceja con escepticismo, lo que la obligó a aclararse la garganta.

—Lo siento. —Sus mejillas se habían encendido un poco, haciéndola parecer una chiquilla otra vez. Angelina rodó los ojos y sonrió, sintiendo el ambiente un poco más relajado. Alicia volvió su vista hacia ella, taladrándola con la mirada como llevaba haciéndolo desde que les había dado la noticia.

Se casaba.

Con George Weasley.

Se casaba con George Weasley.

—Las habría mandado a la mierda si tuviera la certeza de que con eso me dejarán en paz —les dijo, levantándose del cómodo sofá para caminar hasta la ventana. El día estaba tan claro y soleado que casi hería la vista. Cerró los ojos un momento y luego suspiró. —Sé que parece una locura.

—¿Parece? —La voz de Alicia tenía un dejo de molestia que la hizo fruncir el ceño. —Angelina, parecía una locura cuando empezaste a salir con él, pero casarte… —Se giró para mirar a su amiga, que parecía no encontrar palabras para expresar su disgusto. —…Casarte es, bueno… Ya sabes lo que quiero decir.

—No, ¿qué es lo quieres decir?

—Es George.

—¿Y qué con eso?

—¡George! ¡El hermano gemelo de Fred!

El corazón le dio un vuelco ante la mención de fallecido ex novio. Sintió un nudo en la garganta, el mismo que sentía cada vez que lo recordaba. Bajó la mirada nuevamente, incapaz de seguir enfrentando a su amiga.

Alicia no dijo nada más, seguramente sintiéndose culpable por recordarle a Fred. La escuchó dar un par de pasos hacia ella y luego arrepentirse y sentarse en el sofá nuevamente. ¿Qué podía decirle que ella no supiera ya? La discusión que ahora tenía con sus amigas la había tenido también con sus padres. Sabía también, porque no era ninguna tonta, de que casi todos los que la veían junto a George pensaban lo mismo.

«No es sano», le había dicho su madre. Veía la misma sentencia en los ojos de todos los que la miraban.

Pero, ¿qué podía hacer? Ella había amado a Fred, sí. Lo había querido tanto como se puede querer a un novio de juventud que, además, es tu amigo. La forma en la que la hacía reír, sus bromas y su forma de ser de "sólo se vive una vez" habrían cautivado a cualquiera.

Pero Fred ya no estaba y eso era algo que siempre le causaría dolor. Un dolor que la había llevado a acercarse a George porque compartían el mismo sentimiento y, porque si había alguien que había perdido a su alma gemela, casi literalmente, ése era él.

Y así había descubierto un lado que no conocía de su amigo. Ese lado en el que no todo eran bromas, en el que había ternura, tristeza, miedos y una especie de sabiduría —sí, era consciente de que esa palabra no se ajustaba del todo para alguien como el gemelo Weasley— que había adquirido con la experiencia. George era diversión y alegría, pero tenía un lado mucho menos brillante y lleno de claroscuros que había aprendido a querer porque sólo se lo había mostrado a ella. Había llegado a conocerlo muchísimo más de lo que había conocido a su hermano.

George y Fred no eran lo mismo. No a sus ojos.

—Ehh… ¿Angelina?

La voz insegura de Katie la regresó a la realidad casi de golpe. La vio intercambiando miradas extrañas con Alicia, como si de pronto le hubiera crecido una segunda cabeza. Arrugó el ceño, molesta.

—¿Qué? —les espetó. Estaba cansada de que la juzgaran sin saber nada. ¿Se sentía culpable? Sí, a veces, pero muy dentro tenía la certeza de que Fred no se habría opuesto y que, incluso, lo aprobaba desde donde sea que estuviera.

—Uhmm… —Katie se removió incómoda en su asiento, todavía mirándola con extrañeza y algo más que no supo distinguir. —Hace tiempo que no te veía hacer eso.

—¿Eh? —No entendía nada.

Alicia asintió a lo dicho por la menor, también mirándola de forma rara. —Creo que no la veía hacerlo desde que la nombraron capitana del equipo de Quidditch, ¿recuerdas? —le dijo a Katie, ignorando completamente a una confundida Angelina que empezaba a enfurecerse.

—Sí —respondió su otra amiga, haciendo énfasis con un movimiento de cabeza —, fue aquella vez en que Umbridge casi desbarata nuestro equipo. Maldita arpía.

—¡Argh! Cada vez que lo recuerdo me dan ganas de buscarla y lanzarle un par de maldiciones a esa—

—¡¿Puedo saber de qué rayos están hablando?!

Alicia y Katie voltearon a verla, algo asustadas. Angelina simplemente entornó los ojos, harta de todo. ¿Qué mierda estaba mal con sus amigas?

—Estábamos hablando de Umbridge y—

—¡Sé que estaban hablando de Umbridge! —la interrumpió Angelina, pero luego se quedó callada un momento, intentando calmarse para no gritar. —Lo que quiero saber es qué hice ahora que no hacía desde hace tiempo.

Sus dos invitadas volvieron a compartir miradas, como si supieran un chiste privado. Eso sólo la puso de peor humor.

Las echaría de su casa.

Y no volvería a hablar con ellas jamás.

Bueno, quizás después de muchos años, cuando ambas le hubiesen rogado lo suficiente.

Sí, eso sonaba bien.

—¿Ves? Lo estás haciendo de nuevo.

—¿Qué cosa?

—Decir en voz alta lo que, según tú, sólo está pasando por tu cabeza.

Angelina abrió la boca para decir algo, pero no salió ningún sonido, así que la volvió a cerrar. Alicia y Katie la miraban ahora con un gesto divertido. ¿Acababan de decirle que pensaba en voz alta sin darse cuenta?

—Quieren decir que… —se aclaró la garganta, intentando formular la pregunta-… ¿Quieren decir que escucharon todo lo de Fred y George? —Sin poder evitarlo, sus mejillas se sonrojaron casi al instante, rubor que se intensificó al ver las sonrisas en los rostros de sus amigas.

—Y lo de echarnos de tu casa y no hablarnos hasta que te supliquemos, sí —contestó Alicia.

—No se me da bien suplicar, por cierto —agregó Katie, soltando una risita que se convirtió en carcajada cuando Angelina se desplomó en el sofá, cubriéndose el rostro por la vergüenza.

—¿En serio hago estas cosas? —Su voz sonaba apagada porque seguía tapándose la cara con las manos. ¿Y si lo había hecho frente a George alguna vez? Sacudió la cabeza, deseando internamente que un dragón apareciera y se la tragara.

—No lo haces todo el tiempo —le dijo Alicia, sentándose a su lado. Todavía podía escuchar la sonrisa en su voz. —, sólo cuando estás bajo mucho estrés.

—Es como si tu cerebro y tu boca se conectaran sin permiso.

—La verdad es que es muy gracioso. —Alicia le dio unas palmaditas en la espalda mientras Katie se unía a ellas en el sofá.

Angelina alzó la cabeza para fulminarlas con la mirada. No era divertido para nada. Sin embargo, las expresiones pícaras de ambas la obligaron a devolverles la sonrisa con algo de resignación.

—Entonces, ¿lo amas? —preguntó Alicia.

Angelina pudo ver la nota de preocupación en sus ojos y sintió una oleada de afecto por ella y por Katie, quien otra vez parecía estar haciendo todo lo posible por no hacer ruido. Una sonrisa más grande apareció en sus labios antes de responder.

—Sí, lo amo.

Katie suspiró y Alicia soltó un «¡vaya!» Las tres se miraron un rato y luego rieron. Era un momento como los de antaño, cuando las tres eran mucho más jóvenes, ingenuas y sin preocupaciones. Antes de la guerra, de la muerte y del dolor. Era un momento que querían atesorar junto a todos los que tenían juntas.

—Serán mis damas de honor.

—¡No!


¡Y aquí está la primera parte de tu regalo! ¡Tadaaaa!

Okay, me pondré seria. Espero, de verdad espero que este regalo sea de tu agrado, Roxy. la verdad es que me pusiste en un predicamento con tus peticiones, simplemente porque no lograba inspirarme con ninguna. Entonces, releyendo algunas cosas en un blog de fans hace un tiempo, leí lo que dijo Rowling sobre la relación entre George y Angelina (todavía me queda la duda de si en verdad lo dijo o no). "Nunca será una relación sana", o algo así. Y bueno, me salió esto, porque creo que Angelina debió tener algunos conflictos interiores y que muchas personas debieron creer que ella veía a George como un reemplazo de Fred o algo así.

Me pareció una buena oportunidad para retratar el lazo de amistad con Alicia y Katie, así como el tipo de relación de las tres, al menos según yo xD.

Y con esto, sólo me queda decirte que disfruté mucho escribirlo y que todavía queda un capítulo más ;) Otra vez, espero que lo disfrutes y no me tires tomatazos. Además, una disculpa por el retraso.

Besos,

Carmen.