frió en la calle llena de nieve, mis pies descalzos sangraban y todo mi cuerpo temblaba de miedo. Mi madre me sostenía la mano, la apretaba con cariño y con el mismo temor que yo, mi padre había muerto y ahora estaríamos solas las dos o eso pensaba yo. Llegamos enfrente de un edificio viejo y tenebroso, pensé que ese seria nuestro hogar y no me importo mientras estuviera con mi madre pero eso no duro mucho, ella se agacho a mi altura y me deposito un beso en la frente, me susurro que me quería, que lo sentía y que la perdonara. Llamo al timbre y abrió la puerta un hombre mayor, mi madre le dijo es ella y luego se fue, observe como partía sin entender muy bien lo que pasaba y aun que tenia ya diez años tarde en comprender que me había abandonado.
Por lo que se ve eso era un orfanato, un pequeño y horrible orfanato pero no os preocupéis no tardaron en sacarme de allí, un hombre y su esposa me acogieron en su casa, una casa enorme y preciosa pero esa era la parte del "amo" como decían ellos y yo pertenecía a la servidumbre. La mujer me pidió que la llamara mama y que le llamara papa a su marido, lo primero lo cumplí pero lo segundo fue mas complicado, dado que mi padre no era el que me había abandonado él solo había muerto, sino yo estaría allí con él. Con el tiempo cumplí lo que me habían pedido así que tenia un padre y una madre maravillosos y trabajadores. Sabia que tenia cuatro amos, el señor Cullen, la señora Cullen y sus hijos, Chad y Carlisle.
Los conocí cuando me llevaron a presentarme a mis nuevos dueños, la Sra. Cullen me saludo muy educadamente y el Sr. Cullen fue muy claro Que no de problemas le dijo a mi padre, los niños me miraron con curiosidad. Eran como dos polos opuestos Chad era mas bajo que Carlisle, y mira que él era el mayor, pero sus ojos eran azules como el mar a diferencia de los de Carlisle que eran como el oro. Esos ojos me cautivaron varios minutos contemplándolo viendo al niño mas bonito que había visto jamás. Ellos se limitaron a ignorarme.
Pero la ignorancia se perdió a los dieciséis años, bueno a mis dieciséis años, ellos ya tenían veinte y diecinueve. Chad era el mayor y no dejaba de pedirme cosas, que fregara su habitación, que le trajera el almuerzo, que le diera un masaje, las cosas se fueron poniendo cada vez mas serias, ya no me pedía que hiciera tareas, me pedía que le besara, que le acariciara y sobre todo que fuera nuestro secreto o me despedirían a mi y a mis padres.
Me sentía abusada por él pero lo que mas me sorprendió fue cuando Carlisle le pidió permiso a Chad para que yo le ordenara la habitación, en ese momento me di cuenta de que ya no era la sirvienta de los Cullen, era la sirvienta de Chad Cullen.
Empecé a barrer el cuarto de Carlisle mientras el me observaba desde un rincón sonriendo, a decir verdad era la mejor sonrisa que había visto en mi vida, pero eso es un secreto.
- Esme - juraría que jamás había pronunciado mi nombre hasta ese momento.
- S-si Señerito Cullen.-pregunte miedosa.
- ¿Te gusta mi hermano?
Fruncí el ceño, eso no le incumbía para nada, pero supongo que entre hermanos se lo cuentan todo…
- N-no señorito.
- Entonces … ¿Por qué dejas que abuse de ti …? ¿acaso te gusta que te acosen?
- Depende de quien- En ese instante maldecid mis hormonas, ¿Qué os pensáis que no tenia deseos sexuales o que?- Digo que no, no me gusta.
Se acerco peligrosamente desde el rincón, poniéndose delante de mi con su espectacular cuerpo, os puedo asegurar que ese niño de trece años no tenia nada que ver con el de diecinueve a parte de los ojos dorados, tenia unos hombros anchos, un pecho impresionantemente marcado, y cuando se estiraba y se le levantaba la camisa, en su cintura se podía contemplar una perfecta V que me volvía loca.
- ¿Por quien te dejarías acosar?- pregunto ahora mas cerca de mi.- Si no me contestas daré por hecho que por cualquiera y eso me dará derecho a acosarte ¿y no querrás eso verdad?
Me quede callada sin saber que contestarle, esos dos hermanos se habían puesto de acuerdo para jugar conmigo ¿o que? Antes de que pudiera contestar a algo la puerta se abrió y Chad entro sonriente, le dio dos palmadas a la espalda a Carlisle y luego me miro fijamente.
- Carly ¿Por qué no me dejas a mi y a Esme tu habitación durante un rato? Tengo que celebrar algo.
Trague pesadamente mientras observaba el rostro de Carlisle.
- Chady no me parece bien que hagas esto con la servidumbre y menos en mi habitación hermano …
- El problema es que estas celoso porque me estoy acostando con una belleza como Esme ¿verdad?
- No digas estupideces, que mas me da que te acuestes con la sirvienta por que sea "BELLA"- me estaba negando que era guapa- lo que mi importa es lo que pensaría papa si se enterase.
- Pero no se va a enterar así que … Lárgate o te largo!
Carlisle refunfuño y dio un portazo al salir de la habitación, me di la vuelta para no ver a Chad y encontré un retrato gigantesco de Carlisle colgado encima de su cama, sabia que Chad también tenia uno de él pero no pensé que mi segundo amo fuera tan creído como para tener su propia imagen en gigante colgada en su habitación, note que mi amo se acercaba por detrás y me abrazaba. Sentí su miembro excitado contra mi cintura y todo mi cuerpo se paralizo, me dio la vuelta lentamente para que le mirara la cara pero yo solo podía pensar en lo que me había dicho Carlisle, Chad no me gustaba ni tan solo me atraía.
Note sus manos acariciando mis piernas y sin dudarlo le di la espalda, soltó una carcajada seca y lo acompaño con lo prefieres por detrás ¿eh?, centre mi vista en el retrato gigantesco. Y imagine que las manos de Chad eran las de su hermano menor, que Carlisle era el que me estaba acariciando los senos apretándolos con fuerza, que su miembro era el que no paraba de frotarse contra mi y note como me humedecí.
- Te gusta ¿verdad?- decía Chad cuando podía- dime que te gusta, dilo maldita sea!
- Me gusta … Carl-Chad- gemí miedosa de haber revelado demasiada información, pero pareció no haberse enterado porque siguió envistiendo por encima de la ropa.
Siempre habíamos llegado hasta allí, pero ese día parecía que él quería mas, levanto la falda de mi vestido y sentí como paseaba sus manos por mis piernas,, apretó su miembro contra mi trasero y su mano se adentro en mi ropa interior. Su cabeza descansaba en mi cuello, besándolo y su otra mano se situó en mi boca tapándola para que no pudiera gritar. Poco a poco se fue deshaciendo de su ropa y de la mía, mi mente estaba convencida de que era Carlisle, su imagen me miraba fijamente, con la primera penetración vi sus ojos clavados en mi … gemí ante esa imagen, me imagine que su miembro era el que me penetraba envistiendo tan fuertemente como lo hacia su hermano, su mano estaba acariciando mis pechos y la otra aun callaba mis gritos. Me penetro seguidamente y demasiado pronto termino… me quede muda mientras él respiraba tratando de recobrar todo el aire. Yo aun contemplaba el retrato, lo contemple vistiéndome nuevamente y viendo a Chad marcharse del cuarto con una sonrisa.
Olía a Chad y me repugnaba ese olor, así que me adentre en el cuarto de baño de mi amo menor y encendí la ducha. El agua cayo caliente sobre mi y mi mente recobro las imágenes de Carlisle acariciándome, penetrándome con fuerza mientras yo gemía su nombre. Mi mano sola empezó a acariciarme con fervor, pensando en las manos de Carlisle, en sus largos dedos entrando en mi y su lengua lamiendo mi cuello.
- Carlisle…- gemía su nombre incontables veces.
La cortina se movió con el fuerte portazo que dio alguien entrando en el baño, me paralicé de golpe sin saber que hacer, vi como la cortina se abría y la imagen de mi dios desnudo.
Volví a gemir sin ni siquiera acariciarme, su sola imagen me daba placer.
- Sigue acariciándote- ordeno claramente- hazlo o te despido.
jamás había usado ese tono conmigo o no tan tenazmente, vi que su miembro estaba realmente duro y tuve la satisfacción de que era mas grande que el de su hermano, y tengo que admitir que su hermano estaba bien dotado.
Hice caso a la orden y mi mano siguió acariciándome, intentaba cerrar los ojos pero Carlisle me ordenaba que lo mirase, contemple su mano moverse sobre su miembro velozmente y mis dedos se adentraron en mi al mismo tiempo que su mano bombeaba su erección, llegue al éxtasis en unos cuantos minutos. Poco a poco fui acercándome a él, Carlisle se dejo de tocar al sentir mi mano encima de la suya, se quedo parado y dejo que fuera yo quien le acariciara, su cuerpo temblaba debajo de mi mano haciéndome sentir por primera vez que era yo la que mandaba sobre él. No tardo mucho en venirse y me miro con los ojos bien abiertos.
- Esme…- Puedes retirarte.
Creo que a pesar de que su hermano me utilizara constantemente … fue la primera vez que me sentí verdaderamente así …
Me dirigí a mi cuarto silenciosamente, sin poder creer que pudiera ser tan tonta de pensar que Carlisle sentía algo por mi. ¡¡Solo era su criada, un objeto mas para él con el que poder jugar y jugaba solamente porque estaba celoso de su hermano!! Pero eso se iba acabar ahí mismo… Sabia que eso era mentira, de mi dependía el trabajo de mis padres y el mió propio pero eso si conmigo no juegan dos hombres, era hora de que se pusieran de acuerdo.
Pov Carlisle
Era especial de eso estaba seguro, tan especial que el dia que la vi la aborrecí, y ahora que ya era toda una mujercita me empezaba a sentir atraído por ella, demasiado atraído par ser sincero.
Oírla gemir mi nombre había sido lo mas excitante de mi vida, mi hermano cada noche me contaba lo que hacia con ella solo para fardar, y a mi me carcomían los celos de no poder ser yo el que la acariciara pero ¿Por qué no? Yo también era su jefe y cuando le había preguntado si quería que yo la acosara no había respondido por lo tanto tenia el mismo derecho que mi hermano, pero yo tenia un problema después de aprovecharme de ella me sentía mal y no podía mirarla a la cara, ni tampoco me podía mirar en el espejo de la vergüenza que sentía. En cambio cuando ella aparecía delante de mi cada mañana esa vergüenza desaparecía de mi cabeza dejando paso a la lujuria y a la irresponsabilidad, y mira que yo era el mas responsable de todos … Esme Platt iba a ser mía! Solo se lo tenia que pedir a mi hermano, ni que me fuera a morder por eso.
