AÑORANZA
En un día tranquilo un hombre alto y fornido observaba el terreno delante suyo como se extendía y se fundía con el cielo deteniendo su mirada en cualquier punto interesante: en los lejanos pueblos, en los bosques, en los ríos... Con gran calma inspiró, llegando el oxígeno a sus pulmones para expirar lentamente, para aparecer lentamente una sonrisa en el rostro del observador. Mirando más allá del propio estampado que se le ofrecía delante como si en cada punto encontrase un sentimiento de añoranza.
En momentos tan calmados casi sentía al lado suyo la presencia de él. Él había cambiado radicalmente su vida: le ayudo en la subsistencia de los suyos, le acogió como alumno y le enseñó no solo todos sus conocimientos de lucha, sino una filosofía de vida, una forma espléndida de vivir el día a día. Él que le mostró todas las maravillas de esta tierra: viajando, entrenando, riendo, aprendiendo, divirtiéndose y valorando...
Él que le impulsó a una gigantesca odisea por el vasto universo. ''Tienes que moverte por el universo y recoger experiencia. Quiero que cuando vuelvas me derrotes, quiero que me superes''. Tantos mundos como puntos brillantes en el cielo, donde los seres vivos eran tan diversos como las todas las especias que habitaban el planeta Tierra. Viviendo infinidad de aventuras, ya sea simples competiciones hasta tener que hundir imperios inmensos él solo mientras conocía todo tipo de personas, lugares y culturas. Ayudando a quien lo necesitase mientras aprendía contento al seguir los pasos de él.
Y cuando volvió y le superó, él le sonrió orgulloso. ''Lo has conseguido, por fin eres un completo guerrero, el mejor. Me has echo sentirme completo, he vivido una larga vida y he podido cumplir finalmente todas mis metas. Y ahora Uub, tu ahora eres el nuevo protector de la tierra''.
Poco después él murió. Todos los amigos que conoció en lo largo de su vida acudieron en su enterramiento, la cantidad de personas que le conocieron fue realmente sorprendente. Muchos rostros unánimemente tristes, esta vez él no volvería...
''Cuando la vida se muestre dura enfrenta-la con optimismo y una sonrisa''. Y así lo hizo. Su rostro en ese día estaba anegado de lagrimas pero también una ligera sonrisa en los labios, porque lo tendría siempre en el corazón, él y su optimismo.
Sí, en estos tipos de días sentía a su maestro más cerca que nunca, como si pudiera sentir su presencia a su lado, como si el fuera otra vez un niño y su maestro estuviera más entusiasmado para enseñarle que él para aprender.
— La Tierra esta a salvo conmigo maestro, tan pacifica y hermosa como cuando tu me cediste el papel de su protector — susurró Uub observando el horizonte.
El antiguo discípulo siempre viajaba en la nube Kinton, especialmente para visitar los lugares donde entreno. Uub estaba esperando poder regalarla viéndose a si mismo en el futuro alumno. Tenia ganas de transmitir todo sus conocimientos, todo lo aprendido de él y poder ver una sonrisa llena de entusiasmo e inocencia. Porque él como ya le paso a su maestro sentía que solo le faltaba algo para sentirse totalmente realizado.
Uub puede que no compartiera sangre con Son Goku pero él heredo su espíritu y para los amigos del difunto saiyano era como verlo a él en piel morena.
