N/A: Espero que os guste este fic. Normalmente escribo de varios estilos y géneros, de modo que os vais a encontrar comedias, romances, aventuras… de momento sólo escribo LuNa en mis fics de One Piece así que giraran sobre esta pareja.
RESUMEN COMPLETO: Tiempo después de haber logrado convertir a Luffy en el Rey de los piratas. ¿Cómo se sentiría Nami preocupándose de este despistado Rey de los piratas y del hijo que este tuvo con otra?. La madre del pequeño As murió y este siempre esta detrás de Nami como si fuese su madre. Luffy no es muy bueno en algunas cosas que hay que hacer cuando uno es padre, así que Nami esta pendiente de los dos. Cuanto tiempo podrá seguir lastimándose el corazón.
One Piece no es de mi propiedad, este fic si lo es, de fans para fans.
Fuerza de aguante.
Parte 1
Nami siempre había mirado por el bienestar de aquellos a los que ella quería, siempre por encima de ella misma. Había sido una herramienta bajo el yugo de Arlong por su pueblo, y ahora como navegante se encargaba de llevar a todo el mundo a buen puerto. Ella era la responsable del navío, y no solo se encargaba de las tareas de navegación, también del diario de abordo, de los berris que necesitaban y de parar a más de alguno con sus tonterías, era la única que siempre conseguía detener las peleas de la tripulación.
Sabia que la necesitaban pero… notaba que le faltaba algo, si tenía su preciada libertad y sus berris, sin embargo, necesitaba que la apreciaran mucho más que como navegadora o nakama.
Dejó de hacer el mapa en el que estaba trabajando, recogió los utensilios que empleaba y se quedó mirando a la nada. Ya llevaba días así, al principio no sabía que le pasaba pero acabó comprendiendo cual era la situación, después de todo ella era muy lista.
Hacia un año ya, que le habían partido el corazón y ella se pensaba no curada, pero si que lo había superado. Se equivocaba, parecía ser que no lo había hecho, simplemente lo había escondido al fondo de su corazón y lo había borrado de su mente como diera lugar por el bien de la tripulación. Estaba cansada…por qué no podía pensar sólo en ella misma, decir que necesitaba tiempo y extenderse en su cama y llorar, en vez de mantener una sonrisa en su rostro…que hacía tiempo no sentía.
Ella nunca pidió enamorarse, ni tampoco lo esperaba. Sin embargo, el amor la había encontrado a ella.
Suspiró con tristeza, cómo podía seguir adelante ante todo, comportándose como si estuviese entera. Ella era fuerte, siempre lo había sido y por eso llevaba su dolor dentro, sin que se percatase nadie…pero eso conllevaba un precio…cada día se hundía más hondo y era incapaz de levantar la mano pidiendo ayuda. Ni siquiera se había permitido actuar diferente al día siguiente de aquel trágico rechazo, ella había sonreído y le había dicho que no pasaba nada…que no era nada serio, que seguirían como hasta ahora. Y lo intentó, intento actuar como siempre lo había hecho hasta ese momento…pero a solas, a solas siempre se derrumbaba.
Había aguantado hasta ahora de ese modo pero ya había llegado a ser difícil sonreír y necesitaba, deseaba que hubiera alguien que la quisiese de verdad, sólo por ser ella, Nami…que la abrazara y la necesitara…a Nami. Un abrazo…hacia tanto que no recibía uno. En su vida Nami se había enfrentado sola a todo, y aunque tuviese el apoyo de Nojiko, no siempre había podido verla. Después se había embarcado con la tripulación Mugiwara y se había visto rodeada de nakamas, estupendos amigos con los que navegar por todos los mares.
Había cometido el peor error de su vida, reunir mucho valor y confesarle que lo amaba y eso, la había llevado a la deriva. Ya ni si quiera el brillo de los berris o el sabor dulce de sus mandarinas lograba animarla de verdad…y no sabía qué podía hacer. Ella no podía seguir así y tampoco lo quería.
Había llegado el momento de buscar un nuevo amor, o simplemente dejar que apareciera y no encerrarse en si misma, en que ella no era suficiente. Tras su rechazo había comprendido que ella estaba manchada por su pasado, una ladrona, egoísta amante del dinero, y que no era lo suficientemente fuerte al contrario de sus nakamas. Simplemente ella nunca fue suficiente buena para él…lo entendía, ella no lo merecía. Y pensando eso había ido desapareciendo poco a poco, primero su auténtica sonrisa, luego su autoestima. Hace pocos días, había llegado a pensar que quizás fuese que él no podía enamorarse aún, que este no estaba preparado para amar todavía…no que fuese por ella. Pero la vida parecía no desear que ella encontrase consuelo alguno, porque solo le había permitido ese pensamiento escasos días, la había levantado un poco del pozo, para después empujarla aún más profundo…había ocurrido lo que se había empezado a cuestionar imposible…él se había enamorado.
Había llegado al Sunny con una chica muy bonita y agradable, éste se veía más feliz que nunca, ella era la primera vez que lo veía sonreír de esa forma tan brillante. Primero dudó un poco de que fuese "amor" lo que observaba en él…pero tras días de ida y venida con sólo esa chica y los comentarios que hacía de esta, había comprendió por fin, de forma definitiva, que el problema siempre fue ella. Él se había enamorado, aquella chica de sonrisa afable y carácter dulce…una chica que parecía haber resguardado su inocencia y dulzura entre algodones. Al contrario que ella, Nami desde muy joven comprendió que había que luchar para sortear obstáculos, había llevado el peso de todo un pueblo en su espalda a tan corta edad. Robado, mentido…Nami había hecho lo impensable por sobrevivir y cumplir con la obligación que se había interpuesto. Decidida y valiente…había perdido la inocencia de un niño, viendo maldad y sufrimiento, engaño y mentira…por eso, no era suficientemente buena para alguien como él.
Nunca pensó que pudiese llegar a ser cruel, le había preguntado qué podía hacer tras haberle comentado como se sentía con aquella chica, y cuanto le gustaba. Le había preguntado a ella de entre todos los tripulantes del navío. Seguro que ni se le había pasado por la cabeza que ella siguiese albergando sentimientos románticos por él…pero eso…le había terminado de partir el poco corazón que le quedaba.
Nami quería que fuese feliz, lo ayudaría, él no se daba cuenta de lo que hacía con eso…de cuanto daño le infligía sus preguntas, las miradas a otra, las sonrisas de verdad a otra…sus sentimientos por otra.
Se tragó lágrimas y dolor cuando conversaba sobre formas de agradarla, sobre problemas, todo aquello que le preguntaba sobre el amor.
Algunos de los otros miembros de la tripulación, eran bastantes perspicaces. Habían tenido siempre un ojo sobre Nami, durante todo ese tiempo habían notado algo diferente en la navegante. Robin incluso se había encontrado a la navegante en más de una ocasión durmiendo con resto de lágrimas en los ojos. Sabiendo lo que había pasado pues los había espiado, había callado por Nami…pero a pesar de intentar tenderle una mano, no había podido ayudarla, viendo como cada vez parecía hundirse más.
Zoro, a pesar de estar casi siempre durmiendo, siempre tuvo un sentido innato para los problemas de cualquier tipo. Había seguido con la mirada a la navegante muchas veces, y se había cuestionado por qué no sonreía de verdad. Nami podía engañar a los demás, pero él no se lo había creído, y parecía que Robin tampoco porque se notaba algo preocupada cuando aquella chica aparecía de vez en cuando por el barco atracado en el muelle.
Zoro pensó que quizás debía hablar con él, pues sabia de las preguntas y comentarios que le hacía a la navegante. Realmente estaba siendo cruel sin saberlo, y aunque pareciera que no se llevaba bien con la pelirroja, la valoraba por su esfuerzo y valor respecto a su pueblo desde aquella edad temprana y también por sus dotes como navegante, admitía que era la mejor de la que conocía existencia. Por eso, no quería verla a veces con aquella mirada perdida y vacía…tampoco escucharla llorar. Nami era una luchadora y su espíritu se había ido desapareciendo como la niebla.
No podía seguir así. Zoro era alguien que siempre había mirado por la tripulación como si fuese suya, y ver como esta se deshacía por un lado era algo que no podía permitir. Nami no aguantaría mucho más. Ella era indispensable para los Mugiwara, pero quizás fuese mejor que los dejase, era algo que él entendería y apoyaría como segundo al mando.
Nami se había apagado, los demás se habían dado ya cuenta de que algo ocurría con Nami y no habían tardado mucho en hacer dos y dos.
Zoro había intentado hablar con él, hacerle entender que no debía preguntarle ese tipo de cosas a Nami, pero él no comprendía por qué no podía hacerlo si aquellos consejos lo ayudaban. Y encima había acabado complicando mucho más la situación, cuando había aparecido reuniéndolos a todos y había exclamado alegremente que se casaba. No conforme con eso, aún sin saberlo, había dado el toque de gracia a Nami pidiéndole que fuese su madrina de boda…destruyéndola así por completo.
No podía, ella no podía estar ahí a su lado, tan cerca viéndolo casarse con otra. Le pedía algo imposible. Robin y Zoro habían aparecido por la biblioteca donde yo me había volcado a hacer mapas o lo que fuese para no pensar en ello. Había sido Zoro el primero en hablar, claro y de pocas palabras le había dicho simplemente "No lo hagas".
Robin la había mirado con mucha pena y tristeza, Zoro parecía también mostrar algo de lo mismo en sus ojos, cosa extraña viniendo del espadachín…eso demostraba que estaban realmente preocupados.
Incapaz de cumplir con lo deseado por el Capitán, le hizo comprender que se tenía que ir días antes de la boda por un asunto importante con su pueblo natal y que no podía esperar que el volviese de su luna de miel. Luffy se había mostrado algo preocupado por no tenerla el día de su boda y porque esta se fuera sola.
Nami le había convencido diciendo que no le pasaría nada a la navegante del Rey pirata, pues todas sabrían a lo que se enfrentarían de ser el caso.
Lo había abrazado, para poder alejarse de él, sin saber si algún día lo volvería a ver o cuando sería eso. Tal como se encontraba ahora no podía tener el lujo de regresar.
Les había pedido que cuidaran su casa y sus árboles de mikan de Raftel, donde se había alojado la tripulación como base de descanso, sabiendo que no tendrían problemas de momento con la Marina allí.
Zoro y Robin sabían que era una despedida, y se preguntaban si algún día volverían a verla, esperaban que si…pero sólo si fuese lo mejor para ella.
Los demás tripulantes la habían despedido con un " que no te lleve mucho tiempo"
Y Luffy le había pedido le diese recuerdos " al tío del molinillo". Le costaba dejarla marchar, porque no le soltaba el brazo. Quizás en el fondo, sus instintos le advertían que pasaría mucho tiempo sin ver a su navegante. Luffy se movía por instintos, ella lo sabía.
Sin poder evitarlo, volvió a abrazarle de nuevo y le dijo adiós…esperando que algún día olvidase los sentimientos que tenía por su capitán de goma.
-Sayonara- susurro mientras las olas la llevaban a mar adentro.
N/A: Como siempre espero vuestra opinión para seguir publicando, pues es necesario saber si os gusta la trama, el estilo de narrar y todo lo demás. A veces me cuesta hacer en la misma persona y sin darme cuenta paso de tercera persona a primera y viceversa…es algo que de momento no puedo evitar, así que lo siento, y espero arreglarlo con el tiempo.
Espero os haya gustado.
