Bienvenidos de nuevo a este fanfic, he corregido algunos de los errores que tenía así que les sugiero darse una vuelta de nuevo por acá y si notan más errores háganmelos saber~.

Disclaimer: Hetalia no me pertenece, es obra del prodigioso Hidekaz Himaruya, de ser mío habría un sensual y tsundere México entre las naciones yo solo uso sus sexys personajes para entretener, sin fines de lucro.

Advertencias: incesto, lemon y Canadá sufriendo. Ship principal: AmeCan (Americest, UsCan o como le conozcan). Ships secundarias: UsUk y Franada.

Aclaraciones: la historia se desarrolla en Londres 2012 en las olimpiadas. Canadá POV y nombres humanos.

Enamorado de mi reflejo

Capitulo 1- Indecente.

Sus labios devorando mi boca con ansias, su respiración agitada chocando contra mi piel y sus manos traviesas abriéndose paso en mí…

Mathew, te amo…dijo con voz ronca.

Yo también te amo, hermano

Sentí una descarga eléctrica al contacto de su lengua húmeda con mi cuello,le abrace apegándolo a mi, lo noté posicionarse entre mis piernas, recargando su peso en mi… esto no estaba bien, era mi hermano pero… ya no me podía detener, quería continuar hasta el final, perdido en esta sensación de placer mezclado con culpa.

Un dolor punzante me invadió cuando finalmente entro en mi.

Al… Alfred, ¡espera!

¡ah! Gimió, cuanto me gustaba ese sonido lo siento, ¿te duele?— me preguntó con preocupación mientras terminaba de introducirse dificultosamente en mi entrada.

Solo un pocorespondí, Alfred me besó con ternura posando sus labios carnosos sobre los míos, ahogando mis quejas al tiempo que comenzaba a moverse…

Separador

— ¿eh? —

El ruido de la copiosa lluvia golpeando mi ventana con insistencia y el estruendoso rayo que había caído no muy lejos de mi hogar, me hicieron despertar sobresaltado, mire fijamente al techo, mi respiración era pesada, las mantas que cubrían mi cuerpo yacían en el suelo hechas un caos, el flequillo se me pegaba a la frente por el sudor, en algún momento de la noche antes de despertar mi mano se había dirigido instintivamente hacia mi entrepierna masajeando la dolorosa erección sobre el pantalón del pijama… maple, otra vez ese sueño.

No supe en que momento habían comenzado estos sueños pero no quería que terminaran…

Ladeé la cabeza hacía el buró de mi lado izquierdo para visualizar el reloj que, con sus números rojos intermitentes marcaba la 1:30, mire de nuevo hacia el techo, el corazón continuaba palpitando con fuerza, como si intentase salir de mi cuerpo para alcanzarlo a él… Alfred, mi gemelo. Quería dormir un poco mas sin embargo mi cuerpo me exigía otra cosa, me despojé del estorboso pijama, incluso el roce de la tela sobre mi piel me hacía sentir excitado, noté el frío del ambiente contrastar con el calor que irradiaba mi piel, emití un gemido. — ¡aah! —quedé desnudo dejando al descubierto la evidencia del sueño que acababa de tener, con prisa y sin ninguna intención de ser discreto, abarqué la longitud de mi hombría con la diestra, cerniéndola en su extensión, comencé a realizar el tan ansiado movimiento provocando que un poco de humedad escapara de mi, produciendo ruidos indecentes a cada movimiento, arqueé la espalda, un espasmo de placer me invadió sentía el orgasmo cerca, aceleré el vaivén respirando cada vez con mas fuerza y moviendo las caderas al compás de las electrizantes descargas de placer que me bañaban de a poco, envolviéndome; un poco más y termine por venirme abundantemente sobre mi vientre, estremeciéndome a cada nueva descarga del blancuzco líquido sobre mi, dejándome lleno de mi propia esencia… después de todo tendría que tomar una ducha.

Me levanté de la cama y caminé a oscuras hacia el baño con cuidado de no tropezar, abrí la cortina de la ducha y giré la llave del agua, las primeras gotas frías del vital liquido me empapaban haciendo que la piel se me erizara llevándose todo rastro de suciedad de mi, mientras reflexionaba sobre lo que acababa de hacer, no era la primera vez que sucedía… a decir verdad y aunque me da vergüenza reconocerlo… desde hace unas décadas… estoy enamorado de mi hermano, quizás no deba sentirme así… no es normal, por otra parte esta el hecho de que nosotros no somos normales tampoco así que, tal vez, no sea el único que se siente así, y tal vez no este mal.

Debía volver a la cama.

Ya por la mañana, me encontraba a punto de desayunar, había preparado pancakes con miel de maple, camine con dos platos humeantes y hasta el tope del dulce alimento hacia la mesa del comedor, en una silla se encontraba Kumakichi y la otra se encontraba libre para mi, tomé asiento dispuesto a probar el rico postre, sin embargo ni bien tomé el tenedor el teléfono comenzó a sonar, me levanté a prisa y en un movimiento descuidado manché mi mano con la miel del plato, iba a tomar una servilleta pero el teléfono seguía sonando, traté de alcanzar el paño, más la insistencia del aparato me hizo desistir de nueva cuenta, de este modo di un par de movimientos similares a un zigzagueo que parecían tener muy entretenido a Kumaforu quien ladeaba la cabeza sin dejar de observarme, finalmente desistí y con la melosa sensación pegajosa en mi mano camine hacia la sala para atender.

hello? —

HI MATHEW! —tuve que alejar el aparato de mi oído, ¡maple! Alfred si que podía ser ruidoso si se lo proponía, aunque por otra parte, oír su voz me hacia feliz. Mucho.

—A... Alfred, ¿Cómo estas?— respondí nervioso.

—espero que estés listo, Matt — respondió enérgico mi hermano.

—lo sé, lo sé, el viaje a Londres—se acercaban las olimpiadas y este año tocaba el turno de Arthur como anfitrión, a mi hermano le encantaba esta fiesta sobre todo por que de alguna u otra manera lograba hacer que su equipo deportivo resultara triunfador en diversas competencias cada cuatro años, casi podría apostar que diría algo sobre ser el héroe.

—no puedes faltar, ¡tienes que ver a tu hermano convertirse en un héroe!—rió escandalosamente, obligándome a alejar el teléfono de mi oído por segunda ocasión— No lo olvides falta solo una semana Matt—

— ¿y como voy a olvidarlo, si desde hace tres meses llamas a diario para recordármelo? —Dije sonriendo para mi mismo, en realidad amaba que me llamara— solo espero que no te olvides de mi como la vez pasada, maple—le recordé, en tono de reclamo.

—sabes que fue un accidente… además fue tan divertido verte llegar corriendo en mitad de la reunión jajaja—

—No fue divertido, maple—respondí, Kumajoe se había acercado a mi y limpiaba la miel que había en el dorso de mi mano dando pequeños lengüetazos ocasionándome cosquillas.

—Pero no volverá a pasar, de eso se encarga el héroe—respondió y luego se puso a tararear el himno de su país— entonces… ¡nos vemos Matt! —

—Nos vemos, Alfred —se escuchó el tono que indicaba el fin de la llamada y suspire entre aliviado y ansioso.

—Te amo…—pronuncié aun sabiendo que no me escuchaba, ojala fuese así de sencillo decirlo. Volví a la cocina con Kumamoto detrás de mi solo para darme cuenta que ambos platos se encontraban vacíos.

—Kumatarou, te lo comiste todo—dije resignado.

— ¿Quién eres? — preguntó la repetitiva cuestión mientras aún con restos de miel en el hociquito se acercaba a mi, curioso.

—Soy Canadá, tu dueño— suspire pesarosamente.

Gracias por leer, los quiere.

Tsukiko Braginski.