La sordera de los Siete.

Summary: Sansa Stark siempre supo que se enamoraría de un caballero, guapo, de noble cuna y que la hiciera feliz. Pero desgraciadamente, los Siete tuvieron otros planes para ella. Y es que, aparentemente, los Siete estaban sordos.

Géneros: Humor&Romance.

Advertencias: Jon/Sansa. Incesto.

Disclaimer: Canción de Hielo y Fuego y sus personajes son propiedad de George R. R. Matin, no mía.


«No lo mires.»

«¡¿Qué demonios haces?! ¡Deja de verlo!»

«¡Por los Siete, ya déjalo!»

Aquellos son los pensamientos más frecuentes de Sansa Stark esos días. Tanto, que últimamente se pasa gruñendo en frustración (disimulándolo, claro, sigue siendo una dama después de todo). Hay veces que, contra todo pronóstico, la chica de por, en ese tiempo, escasos once años deja sueltas algunas maldiciones.

Obviamente, a la Septa Mordane no le hecho gracia.

—¡Auch! —chilla, sobándose la cabeza del dolor. Su septa le ha dado un golpe, obviamente por su impertinencia. A su lado, Jeyne y las demás la miran sorprendidas, mientras Arya intenta no soltar una risotada. Y obviamente, no tiene éxito.

—Una dama no debe soltar maldiciones, Sansa, eso es propio de una salvaje.

Y Sansa, como siempre, toma el "consejo" y sigue cosiendo. El pequeño incidente queda en el olvido de la gente, pero no para Sansa. Oh no, por supuesto que no lo olvida. En especial no olvida a quien lo causó.

¿Quién era? Ni más ni menos que su hermano bastardo, Jon Nieve.

Desea con todas sus fuerzas no hacerlo, pero su cabeza no escucha. Se regaña a sí misma diciendo que está mal, que no debe hacerlo; que de enterarse su señora madre probablemente la destierre. Sansa no quiere hacer eso, no quiere sentir eso.

Desde niña, Sansa Stark siempre supo que se enamoraría de un caballero, guapo, de noble cuna y que la hiciera feliz. Pero desgraciadamente, los Siete tuvieron otros planes para ella. Y esos planes, desgraciadamente, incluían a Jon.

¿Desde cuando empezó a llamarlo Jon?

Intenta mirar a otros, incluso a Theon, pero es inútil. Muy dentro de sí, Sansa sabe que es casi inútil porque, de cualquier manera, sabe que terminará mirándolo; sabe que delineará cada centímetro de su figura; sabe que terminará preguntándose como se sentirán sus labios contra los suyos. Pero, y pese al pronóstico de Arya, Sansa es más inteligente y se lo guarda, porque sabe que si alguien lo sabe, las consecuencias serían catastróficas.

Se consuela así misma diciendo que es normal, como cuando eres pequeña y sueñas casarte con tu hermano o tu padre hasta que aparece alguien más, o te das cuenta que es raro. Se consuela diciendo que se le pasará, mientras reza a los Siete pidiendo que aquello no sea amor.

Y desgraciadamente, Sansa no sabe que los Siete estaban sordos últimamente.

De todos modos, no es cómo si el le correspondiera...

¿O sí? La mente juega muchos juegos, y dentro de sí, Sansa reza a los Siete que la mirada que Jon le dirige no sea una ilusión.

Sólo quedaba esperar porque a los Siete se les pasara la sordera.

Fin.


Lo sé, fue un asco, pero fue lo mejor que se me ocurrió xD. Sobre lo de la mirada de Jon, es algo que a mi, personalmente me pasa mucho con quienes me gustan. El final se los dejo abierto. Espero que te haya gustado, Mikah.

Con cariño,

Nessa.