Bueno, este es un proyecto olvidado que he decido retomar, pero antes debo renovarlo. Es hora de comenzar de cero...

Disclaimer: La saga de Twilight, sus personajes y escenarios pertenecen a Stephenie Meyer. Yo solo juego a las marionetas en un intento por entretenerlos.

Como Un Chico Más - Editado

Era viernes en el frío y verdoso Forks. Hace un par de horas que no llovía y, aún así, las nubes se empeñaban en ocultar al -ya un ser místico en el pueblo- señor sol.

Aprovechando la falta de lluvia habíamos decidido jugar para calentar los motores. Emmett, Jasper, Edward y yo jugábamos con un viejo boomerang que habíamos encontrado en nuestra bodega personal, justo en el borde de la cancha de aquel parque que durante el último año había sido nuestro punto de encuentro.

—Piensa rápido Bellita — Me gritó Emmett, mi hermano mayor, antes de lanzar bruscamente aquel boomerang naranja que aterrizó a unos 10 metros de mi —.

Que lanzara tan mal el boomerang no era suficiente distracción como para dejar que el Oso me molestara. Molestarme, esa parecía ser una de sus actividades favoritas últimamente; me corrijo, su actividad favorita de toda la vida.

—No me llames Bellita idiota, o te las verás conmigo— Le grité de vuelta. Detuve mi amenaza al ver a Jasper corriendo hacia el boomerang. Oh no, no permitiría que tomara mi turno. Corrí con todas mis fuerzas hacia el juguete de madera mientras le gritaba a ese rubio aprovechado—... Ese es mío ¡Ni se te ocurra!

Quizá les parezca extraño que yo, Isabella -Pero no se atrevan a llamarme así, mejor díganme Bella- Swan, - este en compañía de tantos chicos ejercitándome y jugando con ellos al boomerang -mientras los otros se lanzaban un frisbee o jugaban basketball -o lo que sea que decidiéramos; pero no es tan extraño como parece.

Hace más de 2 años que los conocía a todos y ya era considerada por ellos, "como un chico más". Por lo tanto no tenía mucha importancia que siempre estuviera rodeada de los chicos más atractivos de todo el pueblo, tampoco importaba que todos tuvieran un cuerpo perfecto, no, para mi no era absolutamente nada. Noten la ironía por favor.

Al principio solo eramos Emmett, Jasper, Edward y yo, pero tiempo después se nos unieron Félix y Demetri -Unos rudos y sexys gemelos que habían venido de Italia - y, en ocasiones como hoy, se presentaban Jacob y Alec en nuestra especie de "club". Casi todos tenían novias, la mitad de ellas huecas y chismosas con las cuales intentaba convivir lo menos posible. Nunca fui buena en eso de hacer amigas, o tener "charlas de chicas" ni "reuniones de chismes" o como sea; pero CASI siempre las novias eran muy agradables y valía la pena la hablar con un par ellas, como mi cuñada Rosalie y su amiga Alice.

Bien, como les iba narrando, corrí hasta el juguete ese que tan mal había lanzado el bruto de mi hermano y para mi sorpresa lo alcancé antes que Jasper, pero ¿Por qué no? con lo torpe que era al llegar a él lo pise, y por la humedad del asfalto resbaló y caí de bruces al piso apoyando mi cabeza en el suelo con la espalda dolorida.

Escuché como los chicos corrían hacia mi, y en unos segundo estuve rodeada de todo ellos que me miraban entre preocupados y burlones. Estaba algo mareada por lo que no veía bien el rostro de ninguno.

—Iso, ¿Estás bien?—Esa era la voz de Edward, atento como siempre. Era mi mejor amigo y, para mi, el mas guapo de todo el grupo; sin embargo me tomaba, tal como los demás, como un chico más.

No lograba entender cómo había terminado así, en un punto en el que nadie me consideraba una chica ya. Y realmente dolía, dolía mucho, porque ¿Acaso olvidé mencionarlo? estoy enamorada de mi mejor amigo. Edward se había convertido en mi amor platónico desde el primer día que lo ví. Tan perfecto con esa piel pálida y suave, esos bellos ojos de color esmeralda en los que me sentía perder todo el tiempo; Y su cabello ¡Oh, que cabello! Cobrizo y de apariencia sedosa, siempre había querido tocarlo y comprobar si así era.

Pero nunca le diría esto, no. Y no solo por no arruinar una amistad como la nuestra, sino también porque sentía que no era suficiente para él y nunca lo seria, estaba segura de ello. Le tenía terror a su rechazo.

—Iso…Iso… ¿Estás allí?—Escuche que me llamaban y tronaban los dedos en mi cara. Cuando pude enfocar la vista me di cuenta de que era Jacob, burlándose obviamente.

—Creo que ya volvió a este planeta… ¿Verdad Bellita?— ¿Y como no? Emmett y su enorme sonrisa provocando risitas en todo el grupo. Pero ya no me encontraba de humor.

Me puse de pies ignorando las 7 manos que me ofrecían los chicos y eliminando la preocupación de sus caras. Le grité al grandulón:

—Te dije que no me llamaras así…—No estaba molesta, pero el enojo era un sentimiento que escondería perfectamente la miseria que sentía antes los pensamientos autocríticos que no dejaron de rondar mi mente—…Y no quiero que me llamen Iso tampoco…

—¿Entonces como quieres que te llamen…?- Respondió Félix con un deje de burla en la voz, tomando -como siempre- todo a juego.

Me detuve durante un par de segundos, dije en tono seco y sin pensar demasiado:

—¿Saben qué?... Simplemente no me llamen y problema resuelto —Solo quería irme de allí y alejarme de todos ellos para pensar.

Dí media vuelta y caminé hacía la calle apartándolos "bruscamente", era un problema que fueran enormes. Sería una caminata de 3 kilómetros bajo la llovizna -que volvía a caer- tan característica de Forks. Seca y caliente debajo de unas mantas lograría pensar mejor.

—¿Bella? —Era la aterciopelada voz de Edward sin más que preocupación en ella. Me detuve en seco al escucharlo. ¿Qué debía hacer ahora? ¿Correr? ¿Disculparme? ¿Nada? Edward rompió el silencio —¿Nos veremos aquí mañana?— ¿Qué debía responder? En ese momento solo quería salir de ese parque lo más rápido posible.Y no ayudaba el haber escuchado un "Será que está en sus días" a lo lejos. Asentí con la cabeza y seguí caminando,aún más rápido esta vez—. Bien…pues adiós…

Sus palabras fueron ahogadas por la distancia ya que yo casi estaba corriendo. Levanté un brazo para dar a entender que había escuchado su despedida. Una única idea llenaba mi mente: Encerrarme y no volver a ver la luz hasta que tuviera la mente clara.

No me había dado cuenta de cuando había empezado a correr, pero me hizo más corto el trayecto.

Sentí un enorme alivio al encontrarme protegida por las cuatro paredes de mi habitación en el segundo piso de la casa. Agradecí que ni Charlie ni Renee se encontraran en casa, eran preguntas innecesarias que me evitaba responder.

Me detuve a respirar un momento y luego me encaminé hacia el espejo de cuerpo completo que tenía allí. Quité la ropa sucia que por algún descuido mío lo tapaba y me observé en él; los chicos tenían razón, eso del espejo no era una chica: Llevaba un polo gris manga larga tan grande que cubría cualquier curva o rasgo femenino que pudiera tener-si es que estaban ahí-; el largo pelo castaño rojizo estaba envuelto en un moño totalmente desarreglado, y para finalizar unos anchos vaqueros y unas botas para lluvia no ayudaban mucho que digamos.

Me arrojé a mi cama y comencé a sollozar sobre mis almohadas, ¡Cómo es que ya ni siquiera yo misma me consideraba una fémina! ¡Cuando me había vuelto un chico más!…

Tuve que interrumpir mi tortura mental al escuchar que tocaban la puerta, los toques eran tan firmes que resaltaban del ruido de la lluvia y el de mi lloriqueo. Quien sea que estuviera en la puerta simplemente no se iría y me dejaría en paz, y no era muy probable que fueran mis padres tras olvidar sus llaves. Sequé mis lágrimas lo mejor que pude con las mangas de mi, ya de por sí, húmedo polo y me puse de pie. Un rápido vistazo al espejo me mostró unos ojos rojos e hinchados y unas pestañas mojadas, igual si fuera alguno de los chicos no daría mucha cuenta de ello. No me malentiendan, ellos me trataban como a un hermanito menor al que había que cuidar, pero igual eran chicos.

Salí de mi cuarto y baje despacio las escaleras, con la esperanza de que el visitante se rindiera y se fuera y no estar obligada a hablar con alguien. Pero no. Ya frente a la puerta giré el pomo de la misma y la abrí con desgana... ¿Que si estaba sorprendida? Pues sí, ante mi se encontraban dos personas que nunca esperaría en mi casa, delante de mí se encontraban…

Simplemente Alice Cullen, la menuda novia de Jasper Hale y hermana de Edward Cullen, y Rosalie Hale, la despampanante novia de Emmett Swan -mi cuñada- y hermana de Jasper Hale. Si, era un poco complicado, pero eso no explicaba que hacían aquí, apenas y hablábamos en el instituto y nunca había estado a solas con ellas.

—¡OH Bella!, que bien que est… ¡Estuviste llorando!— Rosalie se había interrumpido a si misma para afirmarlo, no preguntarlo.

Esta es de esas cosas que no se le pasaban por alto a una chica. El chillido de la rubia había alertado a Alice quien, tan impulsiva como decían los rumores que era -ejem ejem Jasper el chismoso ejem ejem- saltó hacia donde estaba yo y llevó sus manos a mis mejillas girando mi rostro en todos los ángulos.

—Si, llevas aproximadamente unos 10 minutos llorando. Te hinchas mucho ¿Lo sabías? pero eso no importa, ¿Qué te ha hecho llorar Bella? ¿O mas bien eres de las que lloran de rabia? Y si es así, ¿Qué te hizo enojar? –Hablaba tan deprisa y atropelladamente que me era difícil concentrarme en lo que decía, pero igual entendía lo que decía o más bien chillaba. Y sin embargo no sabía que decir o como sentirme, ¿Había dicho ya que no era buena para estas cosas?, bueno, no lo era—…

—¡Alice! cálmate ya, que no ayudas poniéndote hiperactiva. Vamos haz tus ejercicios de respiración—Y mientras Alice inhalaba y exhalaba, Rosalie fijó su mirada en mi y dijo en un tono de psicóloga —…Entonces, ¿Qué ocurre Isabella?

Odiaba que me llamaran así, pero tenía la necesidad de desahogarme y eran ellas, o comenzar un diario... y eso ni siquiera entraba en consideración así que…

—Bueno, yo…— Si me preguntaran el por qué no sabría responderles, pero luego de invitarlas a pasar termine contando todo, realmente todo, lo que pensaba de mi misma. Hice hincapié en cómo creía que me veían los demás y en lo deforme que me sentía. Lo único que decidí callar fue lo referente a mi amor platónico, ese sería mi pequeño secreto.

Luego de haber dicho tanto, lloraba nuevamente y me secaba con el dorso de mi mano. El silencio que se había instaurado entre nosotras me puso algo nerviosa. Levante la mirada hacia ellas- quienes estaban sentadas en el sofá de la sala, frente al individual en el que me encontraba yo-, al momento exacto para ver como se miraban por varios segundos para luego pasar a observarme a mí, con unas sonrisas maliciosas en los labios. Estaban comenzando a asustarme.

—¿Quieres hacer algo al respecto?— Miré confundida a Alice ¿Qué quería decir con aquello? la confusión era tanta en mi rostro que, sin perder la sonrisa agregó—. ¡Vamos de compras!

Ahora si que no entendía nada, Jasper tenía toda la razón al decir que esa era la forma que tenía Alice de solucionar todos los problemas, compras. Yo no comprendía cómo me ayudaría eso a mi.

—Bella, le demostraremos a esos chicos lo hermosa que eres y lo femenina que puedes llegar a ser—Dijo Rosalie con los ojos brillantes de una emoción que yo no quería descubrir.

— CAMBIO DE LOOK— Lo último lo habían gritado ambas al mismo tiempo. Ahora si que estaba preocupada…

*Basado en hechos reales* Okno solo la parte de la caída por el boomerang u.u Fue un lindo cumpleaños ese.

Me encantaría decir que esta edición fue solo para cambiar un par de guiones y puntos, pero no, prácticamente estoy re-escribiendo este fic y haciendo lo posible para que tenga la calidad que se merecen.

No prometeré nada, justo ahora mi vida es como un tornado, pero definitivamente no abandonaré esto…

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Los quiere

Bibi