Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a la genial J.K. Rowling y a la empresa Warner Bros.
Esta historia está escrita para la diversión ... la mía(Je Je Je). Es un Universo Alternativo.
Capítulo 1. Silencio … Las niñas mueren
El sol se escondía vigoroso en las montañas Escocesas, pronto oscurecería y llegaría la tibia noche de mayo, el viejo mago de cabellos plateados observaba el atardecer con nostalgia. Había terminado una era de oscuridad para la comunidad mágica Inglesa, pero un sinsabor llenaba todo su ser, "las niñas mueren", aún recordaba la tristeza e impotencia en la cara de su entrañable amiga Minerva McGonagall, y esa sensación de vacío carcomiéndose sus entrañas. De nada valía la muerte de su antiguo alumno, la oscuridad de su falsa superioridad había desbordado cualquier acto de oscuridad que hubiese visto él a lo largo de tantos años de existencia y si pudiera describir el horror que había presenciado tal vez llenaría toda una ala de la biblioteca del Colegio Hogwarts de Magos y Hechiceros que él presidía como director.
Los recuerdos le atropellaban su mente, uno tras otro, tras otro; atormentándolo, sentía deseos de dormir para despertar de esa horrible pesadilla, pero dentro de sí sabía que no era un sueño, era una maldición hecha para arruinar la vida de las familias mágicas, no entendía el propósito del auto proclamado Lord Voldemort –su antiguo alumno– con el conjuro de esa maldición y si en su mente no cabía tanta destrucción cómo iba a ser para encontrar una solución a tan detestable acto. Pronto llegarían los mejores magos de Inglaterra a reunirse en su oficina, era importante alertar a todos los integrantes de la Orden del Fénix de los hechos dolorosos de perder a sus niñas y si le creía a aquellos rebeldes, no sólo se trataba de las niñas, serían todas las mujeres en edad reproductiva quienes morirían. Los magos antes oscuros también estaban invitados a esta reunión, esperaba caos cuando ellos aparecieran pero dentro sabía que era inevitable, tarde o temprano aceptarían el maleficio tal y como era y dejarían a un lado sus diferencias para unirse en la búsqueda de una solución.
La red flu sólo se activaría a las nueve de la noche, a esa hora iba a empezar la más difícil y dolorosa reunión que él hubiese presidido en su vida. Iba a poner a pelear a sus amigos de la orden, él lo sabía, todo el sufrimiento que los embargaba en ese momento fluiría como ríos por entre los magos y brujas, estaba preparado su fiel ave fénix lo acompañaría como siempre, cantaría para todos, su melodía ayudaría a tranquilizar la pena que cargaban. La hora llegó, empezarían a llegar todos sus amigos, difícilmente los veía como antiguos alumnos, todos demostraron en cada batalla contra Lord Voldemort la valentía, el orgullo, la inteligencia que los caracterizaba, cada uno era un mundo, pero el trabajo en conjunto había sido realmente lo que había hecho que James Potter derrotara hace un mes al mago más oscuro de los últimos tiempos; ocho años en la vida de todos, todo ese tiempo buscando la forma de derrotarlo, de aniquilar sus huestes, tantos muertos y familias destruidas, múltiples heridas se habían abierto en el pueblo mágico y ahora lejos de su existencia caía esta maldición tan espeluznante. Era difícil dejar de preguntarse acerca de esa extraña profecía que escuchó aquella vez en la taberna de su hermano en la voz de esa bruja de gafas gruesas y mirada extraña, él sabía que Lord Voldemort la había escuchado y había ignorado su veracidad ¿qué habría ocurrido si le hubiese creído a lo que Trelawney vaticinó para él? Tal vez no estarían muriendo las niñas, tal vez los niños fueran el objeto de tan despreciable maldición que los cobijaba ahora.
El sonido de la chimenea activándose lo sacó de sus pensamientos y lo trajo de nuevo a los días de mayo con su tibieza y alegría que ahora parecía tan lejana. En el mismo tiempo ingresaron Minerva, Poppy y Flitwick tres de sus profesores, amigos y miembros de la orden era inevitable la reunión ya empezaba, tomó aire, necesitaba valor, Fawkes cantó, tranquilizándolo; miró a su amigo y le agradeció su compañía, su apoyo y comprensión. Observó los jefes de la familia ingresar al lugar, los Longbottom, los Weasley, los Potter, los Pettigrew, los Lupin, los Tonks, Sirius Black, Kingsley Shakelbot, Alastor Moody; todos miembros de la orden, comprometidos con finalizar el reinado de terror de Lord Voldemort y lo hubiesen logrado de no ser por esa horrible maldición que los cubría: "La matriz de la vida del mundo mágico morirá, no superará cuarenta años y tu inspirador te acompañará sufrirá diez años más, observando la vida morir; todos están condenados a desaparecer y a limpiar la sangre mágica de este mundo".
El pergamino con esas horribles palabras estaba en las manos de Albus Dumbledore, pesaba más que hace un mes, con la muerte de cada niña se hacía imposible que huyeran al destino, las mujeres menores de cuarenta empezarían a morir y los hombres morirían a los cincuenta. Observó a las mujeres tan solo dos de ellas superaban los 40 y un puñado de hombres tenía más de 50, ¿sería él testigo de la muerte de quienes estaban ahí acompañándolo? Sacudió su cabeza tratando de borrar ese horrible pensamiento y luego se escuchó decir en voz fuerte para acallar los murmullos –Silencio, las niñas están muriendo.
El silencio reinó el lugar por algunos minutos, el llanto sordo de algunas madres se escuchó, vio a Anabella Petigrew derramar lágrimas por Susan, a Alice Longbottom llorar abiertamente por Helene y a Lily Potter mirarlo con tristeza por la muerte de su hija Eillen, no pudo evitar envidiar por un momento la Fortaleza de Lily, después de tanto dolor aún podía mantenerse tranquila. Trató de hablar pero su voz se quebró y no pudo pronunciar ninguna palabra, oía el llanto de Fawkes a lo lejos, sin embargo el dolor de esas familias fue más grande y algunas lágrimas rodaron por su mejilla.
- Hoy estamos aquí para aceptar lo inevitable amigos, suena duro pero las niñas empiezan a abandonar este mundo y debemos encontrar una solución –finalmente pude decirlo, todos estallaron en palabras y expresiones contra Lord Voldemort, algunos aún se negaban a aceptar la realidad. Entonces escuché la voz de Minerva, levantarse por encima de los murmullos y nombrar a cada niña que había muerto desde hacía un mes ya; aquellos que aún no creían enmudecieron ante los hechos.
- Voy a leerles amigos míos, este pergamino que llegó a mis manos. –me escuchaba dese lejos pronunciar las palabras de la maldición que Lord Voldemort había diseñado para el mundo mágico, parecía una pesadilla, una muy real. Un nuevo silencio reinó entre todos.
- ¿Se puede reversar ese maleficio? –escuché preguntar a la sanadora de Hogwarts, Madame Pomfrey.
- Temo que eso es imposible en este momento. –La observé por encima de mis gafas de media luna, ella estaba tranquila al fondo de la sala, aunque no tenía familia ella había sido la sanadora de todos y sentía su dolor.
- ¿Qué avances tenemos en el contra maleficio? –Theodurus Tonks, pronto su esposa cumpliría cuarenta años y sus ojeras y las de su esposa demostraban que no había dormido en varios días.
- Temo que no, Theodurus. –respondí con desánimo.
- ¿Y qué vamos a hacer ahora? –la pregunta que más temía en toda la noche al fin había salido de boca de la joven Nymphadora Tonks, esperaba una bebé para finales de noviembre, recordaba la charla que había tenido junto con Remus y ella, mientras celebraban la derrota de Lord Voldemort, la llamarían Ariana, como su pequeña hermanita muerta hace tantos años.
- Ese es el objetivo de esta reunión amigos, nos tenemos que –sus palabras quedaron apagadas por el sonido de la chimenea activándose, eran sus otros invitados, Severus Snape, Narcisa Malfoy y Bellatrix Lestrange, antiguos colaboradores del ahora muerto Lord Voldemort. Todos quedaron en silencio en la sala, varios de ellos desenvainaron sus varitas, el enfrentamiento era inevitable, pero los hechizos de protección que había puesto, estaban haciendo efecto y no podían lastimarse los unos a los otros.
- ¿Qué hacen ellos aquí, Dumbledore? –gritó furiosos Sirius Black. Sus primas estaban ahí frente a él, lo miraban al igual que a todos los de la orden, sus caras no demostraban su arrepentimiento más si su mirada.
- Ellos nos van a ayudar y no quiero muestras de violencia entre ustedes. Amigos es hora de hacer borrón y cuenta nueva en nuestras vidas, Lord Voldemort nos traicionó a todos, nos quitó lo que más queríamos la oportunidad de demostrar nuestro amor a nuestros hijos y elevó contra nosotros una maldición imparable contra nuestras mujeres y nuestros hombres. –un silencio molesto seguía reinando el lugar –si quieren pelearse entre ustedes y terminar con la única posibilidad de encontrar una solución, pero todos sabemos que eso no ayudará en nuestro problema, en unos minutos voy a levantar cualquier hechizo protector impuesto en esta sala, para que quien desee asesinar a estos tres magos arrepentidos e indefensos lo intente. –así fue, con un conjuro eliminó el conjuro de las varitas de los miembros de la orden pero dejó la protección a los tres antiguos mortífagos. Entonces vi un hechizo Stupefy salir de la varita de Moody, hacia Severus, pronto recibió el mismo efecto en su cuerpo, mientras volaba hacia el otro lado de la oficina. Severus estaba tranquilo, él y sus dos acompañantes confiaban en mi, observé sus miradas de aprobación para la protección que los rodeaba.
- Mentiste, Albus. –Alastor Moody estaba sonriendo.
- No lo hice Alastor, quité los hechizos para evitar un daño, no dije que quitaría la protección a los invitados –el stupefy no había sido un hechizo tan fuerte como los que ese auror hubiese dejado salir en épocas de guerra. –es lo que cualquier anfitrión hace ¿no crees? –la sonrisa de Alastor ayudó a que el ambiente se aligerará un poco.
- ¿Y qué vamos a hacer ahora, Albus? –Nymphadora Lupin volvió a formular la pregunta.
Demoramos varias horas en la reunión todos se comprometieron a buscar posibles soluciones, los libros de Hogwarts y de otros colegios de magia de toda Europa y Asia ya estaban disponibles para la búsqueda de las soluciones, pero para eso se necesitaría el tiempo de muchas personas. Algunos de los allí reunidos irían al día siguiente al Ministerio de Magia Inglés para solicitar licencias para buscar posibles soluciones. A los antiguos colaboradores de Lord Voldemort les quedaba una tarea más difícil, buscar en la biblioteca personal del mago oscuro. Dumbledore guardaba una esperanza de que encontraran la solución, una esperanza entre tanto caos, una luz que alumbraba tenuemente sobre las cabezas que hoy lo acompañaban en su oficina.
La reunión se acababa y antes de que Minerva se retirara a sus habitaciones en la Torre de Griffindor, la llamó para asignarle una labor de mucho cuidado. Averiguar si la maldición también afectaría a los mortífagos, sus mujeres y sus hijas. Por lo que le había escuchado a Bellatrix, tal vez ellos no se verían afectados, pero era mejor asegurarse si la maldición sólo se aplicaba al círculo más cercano a Lord Voldemort ó se aplicaba a todos los mortífagos. De ahora en adelante sólo quedaba esperar, confiar en que entre todos encontrarían la solución.
Las situaciones más difíciles hacía que lo mejor y lo de peor de cada ser saliera a relucir, esa noche había visto, cómo el odio a muerte que pesaba entre unos y otros había quedado a un lado para dejar prevalecer el bien común. Él sabía que aunque no encontraran una solución al maleficio, tarde o temprano los rencores desaparecerían dejando oportunidad para que naciera el perdón. El tiempo hablaría por sí solo. Tal vez después de tanta miseria algo bueno podría salir.
Nota del Autora. Hola gracias por leerme, es mi primera vez ... publicando.
Más adelante los capítulos se vuelven un poco menos tristes y aparecen historias menos complicadas. Espero les guste y aguardo por los comentarios. Escríbanme! Cualquier apunte alimenta al escritor, espero se pongan en mis zapatos :)
