Este fic participa en el mini-reto: "Un recuerdo lejano" del foro "Bienvenidos al interior del vientre de Kuroha".
Disclaimer: KP no me pertenece, son parte de Jin y Shidu...
No tengo mucho tiempo, pero espero que les guste. Un saludo!
Los recuerdos.
A veces vivimos gracias a ellos, en ocasiones sufrimos por ellos. Pero siempre, sin importar cuanto queramos enterrar dichos recuerdos, siempre los llevaremos en el corazón; porque a veces es lo único que queda de nuestra felicidad en el presente, lo único que nos hace ser quienes somos.
.
–Os presento a Ayano, vuestra hermana mayor – nos anunció Ayaka sonriente –. Así que vayan a saludarla. Digan: ¡mucho gusto, onee-chan!
En lugar de obedecerla, Tsubomi y yo miramos a esa niña que estaba frente a nosotros fijamente, mientras que Kousuke trataba de evitar la mirada de todos.
Esa mañana, después de una semana de visitas y de formularios, los Tateyama nos habían adoptado a los tres y nos había llevado a su casa definitivamente. Por el camino en coche, Ayaka nos había hablado de como era la casa y nos mencionó a su hija, pero esperaba no tener que enfrentarme tan pronto a ella. Apenas estábamos saliendo del auto y la niña ya nos esperaba en la puerta.
Bueno, ya no había marcha atrás.
Sonreí colocando mi máscara como siempre y extendí un brazo para ocultar a Tsubomi detrás de mí.
–No pienso saludar a una niñita mimada que lo más seguro es que nos considere unos monstruos – dije encogiéndome de hombros.
–Shuuya... – me llamó Ayaka como advertencia, la cual ignoré para seguir dirigiéndome a la niña.
–Da igual que seas mayor que yo o que seas una chica: si le haces daño a mis amigos, no saldrás con vida de esta.
Ya lo había dicho. Como siempre que algún niño en el orfanato se acercaba a nosotros para burlarse de nuestros ojos o para golpearnos, cuando yo me plantaba frente a ellos y les amenazaba para que se desahogaran conmigo. Si querían maltratar a alguien, prefería que fuera a mí que estaba acostumbrado antes que hirieran a mis amigos.
Aunque el estar acostumbrado no disminuía el miedo.
Ocultándolo bajo mi máscara, observé a Ayano, que parecía muy sorprendida ante mis palabras. Notaba a Kousuke agarrar mi chaqueta con fuerza, intentando que su miedo disminuyera.
Entonces, ella sonrió amablemente y se acercó a mí. Al principio, temí que su sonrisa también fuera falsa y que al llegar a mí me golpeara como cada vez. Ese era el miedo que siempre me consumía. Sin embargo, grande fue mi sorpresa cuando Ayano agarró mis manos y las colocó entre ambos con... ¿cariño?
–Yo nunca le haría daño a unos niños tan valientes como tú y tus hermanos – dijo intentando que me tranquilizara, lo cual me sorprendió aún más –. No tienes que saludarme si no quieres, pero yo sí que estoy encantada de conoceros por fin. Así que, ¡mucho gusto, hermanitos!
Y, sin decir nada más, me llevó corriendo hacia el interior, deseando enseñarnos a todos la casa entera donde por fin encontramos a alguien que nos quería de verdad.
.
Sonreí mirando al cielo nocturno plagado de estrellas. Ya habían pasado diez años desde aquel día y ese recuerdo aún seguía fresco en mi mente. La primera vez que había sentido cariño de verdad, la primera vez que mis miedos quedaron olvidados para dar paso a una extraña felicidad.
Porque, si alguna vez fuimos felices, fue en el pasado.
–Mucho gusto, onee-chan.
Cualquier cosa, envien un review
