Disclaimer: Digimon es propiedad de Bandai y Toei Animation, no hago esto con fines lucrativos.


~ La palabra más bonita del mundo ~

Takeru, como todo escritor o aspirante a uno que se precie de serlo, tenía muchas libretas. Una para cada cosa, todas repartidas por distintas partes de su casa, además de la que viajaba con él a todos lados y que recurrentemente debía estar cambiando por la rapidez con que la llenaba.

Pero de toda su vasta colección, como suele ocurrir, tenía una favorita. Aquella que descansaba en el primer cajón de su escritorio, tan pequeña y liviana, que no parecía cargar el peso de todas las palabras que llevaba dentro. Una a una, Takeru las había ido escribiendo allí desde hace tanto tiempo, que ya no recordaba cuándo había empezado. El único recordatorio que tenía de aquello era la primera palabra que enfilaba la segunda hoja: «inefable».

Esa libreta, como el lector fácilmente puede descifrar, contenía las palabras favoritas del joven escritor. Todas las que había podido recolectar de cuentos, libros y las más inesperadas lecturas. Las palabras estaban en todos lados, llenaban el mundo de sentido y múltiples significados y por eso se sentía fascinado por ellas.

Después de tanto tiempo la libreta casi estaba llena, pero aún faltaba algo; tal vez lo más importante. La primera hoja permanecía vacía y se veía tan extraña y fuera de lugar como la primera hoja café de un árbol en medio de sus compañeras verdes con la llegada del otoño. Resaltaba y ya una persona le había preguntado una vez a qué se debía.

—Ese lugar está reservado para la palabra más bonita del mundo —contestó en aquella ocasión.

La joven que le hizo esa pregunta frunció el ceño como si no lo entendiera.

—¿Cómo lo sabrás? —le preguntó a continuación—. Quiero decir… hay tantas palabras, ¿cómo sabrás que la que elijas en un determinado momento y no en otro es la que tiene que ocupar ese lugar? ¿cómo podrás estar seguro de que no encontrarás una más bonita después?

Takeru se encogió de hombros con una sonrisa.

—Sólo lo sabré, supongo —contestó.

La respuesta no satisfizo a la muchacha, pero no preguntó nada más.

Esa mañana, un par de meses después de esa conversación, Takeru ya tenía la palabra en sus labios. Lo había sabido hace tiempo, pero quiso esperar sólo por si acaso. Ahora no quería esperar más, sentía la necesidad de plasmarla en papel como si ya no le cupiera en su interior, como si la grandeza de su significado fuera demasiado para ser contenida en su cabeza.

Cogió un lápiz negro y grueso de su lapicero, y escribió la palabra de lado a lado, llenando la hoja. Escribir significaba muchas cosas para él, pero en aquel momento el hecho de escribir era también una declaración. Nunca encontraría una palabra más bonita que esa, porque la palabra más bonita del mundo es el nombre del ser amado.

Quizás si se lo enseñaba a Hikari conseguiría resolver todas sus dudas, pues todas ellas tenían por respuesta su nombre.


Notas finales:

Takari, quiero que sepas que no me sentí obligada ni lo planeé, simplemente me nació. Gracias por acompañarme esta semana con la dosis diaria de la mejor medicina del mundo :)

Gracias también a todo el que llegue hasta aquí, les deseo un lindo fin de semana.