1 – El abismo
Su vida estaba en mis manos, otra vez, pero aquella vez yo no estaba allí para ayudarle, esta vez yo era la causante de todos sus problemas. Solo tenía que soltarle la mano y cumpliría mi misión de venganza pero no podía hacerlo esos ojos tan idénticos a los de su hermano, esos ojos tan idénticos a los de Matt, me impedían vengarme de él así.
- ¿A que esperas? – Dijo mi padre a mi espalda – Prometiste vengarme.
- ¡Piedmon! – gritó T.K al ver a mi padre encerrado en aquel espejo. – Yaiza despierta. – Me suplicó agarrándose desesperadamente de mi mano.
- No voy a hacerlo – dije ayudando a subir al que una vez fue mi mejor amigo. – Así no. – dije golpeándolo y dejándolo inconsciente a mis pies. – Primero acabaremos con todo su mundo. – dije intentando convencer a mi padre.
- Como quieras querida hija. – dijo posando su mano desde el otro lado de su prisión cristalina. – Pero recuerda que el y sus amiguitos me destruyeron o lo intentaron.
Ya me cansaba escuchar como mi padre me relataba la historia de cómo los malvados niños elegidos había intentado dominar el mundo y como mis tíos Puppetmon, Metalseadramon y Machinedramon habían dado sus vidas para intentar impedirlo; pero fue él, Piedmon el magnánimo, como me explico que le llamaban los Digimons del Digimundo antes de que los niños elegidos les lavaran el cerebro haciéndoles creer todo lo que a ellos les interesaba. Yo nunca había llegado a recordar nada después de llegar al Digimundo hasta que desperté hacía cosa de un mes en un espejo parecido al que en ese momento encerraba a mi padre, pero a diferencia de él yo pude salir de allí con un aparatito que mi padre me explicó que era un dispositivo digital y era lo que los niños elegidos usaban para hacer digievolucionar a sus malvados compañeros Digimon; después de salir del espejo encontré a Piedmon también dormido y lo intenté sacar de allí pero solo pude despertarlo, así como despertó le pregunté que hacía allí, como habíamos llegado hasta aquellos cristales y por ultimo quien era él, porque su cara me sonaba y él me respondió explicándome la historia de los malvados niños elegidos a mi primera pregunta, a la segunda respondió que era obra de esos infames criminales y a la tercera sonrió fingiendo ternura y dijo:
FLASHBACK
- ¿No me recuerdas?- dijo tapándose la cara llorando – mi querida hija no me recuerda. – afirmó muy apenado.
- ¿Tu eres mi padre? – Pregunté incrédula – pero tú eres un Digimon.
- No querida – dijo secándose las lagrimas – esos malditos mocosos me convirtieron en esto, después de secuestrarte y encerrarte en ese espejo del que has escapado.
- Entonces he de salvar al Digimundo y sacarte de ahí – dije cogiendo una gran piedra y disponiéndome a tirarla contra en vidrio.
- No podrás liberarme así – dijo sonriente – dudo que puedas liberarme. – añadió aun más sonriente desconcertándome por completo.
- ¿Y que esperas que haga? – pregunté muy molesta ante tanta sonrisa. - ¿Quieres que vaya a esos criminales tan peligrosos a sugerirles que te liberen ahora que ya controlan este mundo? – dije de forma sarcástica.
- No solo quiero vengarme del que nos encerró aquí – dijo sorprendiéndome – Si él desaparece todos ellos se rendirán fácilmente.
- Está bien como se llama ese mal nacido – pregunté muy decidida. – Voy a hacerle pagar por todo el daño que te esta causando.
- T.K Takaishi – mi corazón me dio un vuelco al escuchar aquel nombre.
- Pero T.K es... era mi mejor amigo – dije con tono de suplica. – Por favor padre, no me pidas que dañe a T.K.
- Esta bien hija – dijo con compasión – No quería tener que recurrir a esto, él te creyó muerta es más él fue el que te encerró en esa cárcel de vidrio.- dijo haciendo que cerrara los puños con tal fuerza que mis uñas atravesaron mi piel haciéndome sangrar las palmas de las manos.
FIN DEL FLASHBACK
Desde ese día ideé junto a mi padre nuestra venganza, pero llegado el momento de culminarla y deshacerme del que una vez fuera mi mejor amigo y el único que me entendía, fallé.
Después de haberle perdonado la vida solo para convertírsela en un infierno lo encerré siguiendo las instrucciones de mi padre, T.K estaba ahora encadenado a una pared en el fondo de aquella cueva en la que se hallaban los espejos de Piedmon y el mío.
- Creímos que habías muerto – dijo mientras yo le daba la espalda. – creíamos que moriste en aquel incendio junto a tus padres.
- No mientas – le ordené dándome la vuelta violentamente y acuclillándome a su altura, puesto seguía sentado en el suelo. – Tú y tus amiguitos intentasteis matar a mi padre. – dije señalando en la dirección en la que se encontraba la cárcel de Piedmon.
- Piedmon no es tu padre. – dijo mirándome suplicante a los ojos. – Tu padre murió junto con tu madre en aquel incendio hace casi ocho años ya. – esquivé sus ojos, esos ojos siempre parecían decir la verdad en su caso y en el caso de Matt, en el caso de Matt estaban llenos de frialdad pero una vez esta se derretía era la persona más dulce del mundo. – Él también te extraña. – dijo al ver como lo miraba.
- No se de quien me hablas – mentí – Además, ¿por qué debería escucharte? – pregunté muy molesta.
- Porque yo no te miento – dijo mientras yo me sentaba observándolo más detenidamente. – Y sabes perfectamente que hablo de Matt, él es la razón por la cual no me has matado, ¿verdad? – preguntó con la misma sonrisa en su cara que cuando me preguntaban él y Tai si me gustaba Matt cuando éramos pequeños y yo estaba en la tierra.
- ¿Qué tal están todos? – pregunté al recordar aquello olvidándome de todo lo demás.
– Tai sigue detrás de Sora, Joe estudia medicina, Izzi está saliendo con una chica que se llama Mimi tal vez no la conozcas y tal vez te llevases muy mal con ella es una adicta a la moda. – Nos reímos. – Yo estoy enamorado de la chica más maravillosa del mundo y Matt aun guarda tu armónica.
- ¿Aun la guarda? – Pregunté muy sorprendida – Creí que se cansaría de ella y la tiraría. – Dije mirando la oscura pared de roca – Nunca fuimos uña y carne, no como tu y yo. – me reí sin ganas.
- Pero Matt nunca te ha podido olvidar – dijo intentando coger algo de su bolsillo, al verlo se lo quité. Era un dispositivo digital más moderno que el mío, una especie de agenda electrónica y un sobre. – Antes de que recibiera tu "llamada de emergencia", estaba a punto de llevarle a los demás las fotos de 1999 el año en que nos convertimos en los niños elegidos. – dijo devolviéndome a la realidad.
- Se ha acabado nuestra charla, ahora espera aquí a que tu vida sea un infierno – le dije con el tono de voz más hostil que pude usar. – Veamos que fotos son. – dije pasando delante de Piedmon hacía la salida de la cueva ignorándolo por completo. – Me acuerdo de este día. – dije sacando la primera foto en la que estábamos Sora, Tai, Matt, Kari y yo, Tai agarraba a Matt de la camiseta y este que se sabía defender perfectamente estaba dándole un puñetazo a Tai en la cara, mientras Sora y Kari me sujetaban para que no pegara al bruto de Tai.
FLASHBACK
Estábamos todos o casi todos en el parque de en frente de la casa de Tai y Kari jugábamos al escondite y le tocaba contar a Tai que como siempre hizo trampa.
- ¡Tramposo! – Grité llamando la atención de todos - ¡Tai es un tramposo, Tai es un tramposo! – Dije canturreando en tono burlón.
- Y Yaiza esta enamorada del tontaina de Matt – dijo haciéndome la burla pero con su propio verso, mientras yo me sonrojaba y Matt se acercaba a Tai peligrosamente con un leve sonrojo en sus mejillas.
- Retira eso – dijo Matt empujando a Tai que sonrió. - ¡Que lo retires Yagami! – dijo realmente enfadado.
Y sin saber como empezaron a empujarse hasta llegar al momento foto que fue cuando mi madre esperando encontrarnos jugando nos saco la foto y un par de segundos después Tai tenía la nariz rota, Matt tenía deshilachada la camiseta y los nudillos hinchados, yo tenía moratones en los brazos de lo fuerte que me habían sujetado Kari y Sora y estas un chichón porque se habían dado de cara contra el suelo.
FIN DEL FLASHBACK
-"Tai siempre ha sido un bruto" – pensé y saqué la siguiente foto en la cual salíamos Izzi, T.K y yo aparentemente jugando a un videojuego.
FLASHBACK
Habían llegado ya T.K, Izzi y Kari a mi casa. Estábamos estrenando mi videoconsola cuando se me ocurrió retar a Izzi y no precisamente a los videojuegos.
- Izzi te reto a... – comencé a decir mirando la pantalla de su ordenador. – A que no eres capaz de meterte con mi consola en la pagina de Internet de la NASA. – dije muy sonriente.
- claro que puedo – dijo empezando a configurar mi consola. – Pero eso ¿es legal? – preguntó dejándolo todo a un lado.
- y que más da – dije mirando el reloj – te quedan veinte minutos antes de que lleguen los demás. – dije canturreando.
- Mi hermano no se si podrá venir – dijo T.K algo triste. – tenía clases de bajo.
- Mejor si fueran de alto ¿no creéis? – pregunté haciendo la broma. Menos de diez minutos después Izzi nos había metido en la página de la NASA desde mi consola.
- Te dije que podría. – Dijo pasándome el mando – la X sirve para escribir, el circulo sirve para escoger las letras que quieres poner para escribir, el triangulo sirve para pasar de pagina y el cuadrado para borrar pero solo las letras. – en ese momento yo estaba reescribiendo algunos documentos o como le dije a los demás cuando llegaron "estaba corrigiendo unos cuentos". Izzi me había engañado y esos documentos simplemente eran unas copias que el se había bajado de la pagina de la NASA hacía tiempo.
FIN DEL FLASHBACK
Solo me quedaban por ver las ultimas dos fotos pero solo ver la primera ya supe de donde eran, el día la hora todo en esas fotos estaba grabado en mi memoria.
FLASHBACK
Era mi undécimo cumpleaños, estaba en mi casa con mis amigos, mis padres y mi armónica. Adoraba el tocar mi armónica a escondidas en la terraza, sin que nadie me viera pero todos me escucharan. Yo siempre conseguía reunir a todos mis amigos en mi cumpleaños, incluidos T.K y Matt.
- Te deseamos todos – estaban terminando de cantarme - ¡Cumpleaños feliz! – terminaron su desafinada pero conmovedora canción.
- ¿Quién quiere tarta? – preguntó mi madre mientras yo como siempre me escabullía a la terraza, pero esta vez no miré si estaba sola simplemente me coloqué delante de la barandilla cerré los ojos y empecé a tocar una canción algo melancólica pero sabía que a uno de mis amigos le encantaba.
- Sabes que me encanta esa canción – dijo desde un rincón Matt pero yo seguía tocando con los ojos cerrados aquella melodía creyendo que en realidad me había imaginado esa voz. – Yaiza... – dijo más cerca de mí y ahí fue donde nos sacaron la foto o al menos la primera de las dos ultimas.
- ¡Matt! – grité sorprendida cuando por fin acabé abrí los ojos y me di cuenta de que no me lo había imaginado. – Lo siento – me disculpé por no haberle hecho caso.
- ... – Matt estaba sentado enfrente de mí mirándome fijamente con sus ojos azules. – Yaiza... – dijo mi nombre como escapándosele de un suspiro.
- No toco tan mal – dije al ver como me miraba acusadoramente sin quitarme la vista de encima. - ¿Matt estas bien? – pregunté al rato ya algo preocupada. - ¡¡¡¡Matt!!!! – le grité en el oído para que reaccionara sin saber que al acercarme a él se había puesto más rojo que un tomate.
- ¿Estas tonta? – Dijo muy enfadado – casi me dejas sordo. – recalcó. - ¡es que eres tonta! – afirmó aun muy enfadado. – Yo que solo estaba mirándote...
- Si yo soy tonta tu eres una copia de Tai – dije muy enfadada. – pero solo en el tamaño del cerebro. – dije empujándole como solía hacer con Tai cuando me enfadaba con él.
- Me has empujado – dijo desde e suelo muy sorprendido. – Tú nunca me habías empujado. – en verdad ni empujado ni siquiera rozado.
- Perdón – dije tendiéndole la mano para ayudarle a levantarse. Pero Matt nada más cogerla sonrió y me tiró encima de él. – Si eres... imbécil – dije completamente roja ahora que él era el que estaba encima de mí.
- Mala respuesta – dijo dejándome levantar y levantándose él también. - ¿Preparada para sufrir? – dijo abalanzándose sobre mí.
- esta vez no me pillaras desprevenida Ishida – dije saltando hacía un lado pero él, antes de caerse, se abrazó a mi y nos reímos. Y esa es la segunda foto. Después de eso me puse rojísima al igual que él y nos soltamos.
- Toca la canción otra vez – me pidió cogiendo la armónica del suelo, porque se había caído con tanto jugar y me la puso en la mano.
- Te la regalo – dije con una sonrisa. – Se que tu sabes tocar esa canción y seguro que la tocas mejor que yo. – afirmé muy sonriente y Matt se sentó a mi lado y tocó aquella canción que tanto le gustaba a modo de gracias, más tarde Tai entró corriendo en la terraza sacándome a la rastra para que abriera los regalos.
FIN DEL FLASHBACK
Ya sabía quienes eran mis principales objetivos en mi futura venganza.
- Todos fingieron ser mis amigos y después me encerraron, solo porque mi padre quería lo mejor para el Digimundo – dije tristemente volviéndome a dirigir hacia donde estaba Piedmon. – Padre, tengo su dispositivo digital y por lo que parece este dispositivo puede abrir portales conectando la tierra con el Digimundo.
- Bien – dijo satisfecho por mi trabajo. – Ahora solo necesitamos que nuestro querido T.K abra el portal. – dijo terminando de hablar con una risa algo siniestra.
- está bien – dije dirigiéndome hacia el lugar donde T.K había aparecido en el cual vi una televisión, con la que cargué hasta llegar al frente de T.K que me miró sonriente. – Abre la puerta – dije tirándole el D3.
- ¿Y si me niego? – dijo desafiante, pero recibió su respuesta con una patada en el estomago. – No pienso abrirla hasta que no te des cuenta de que Piedmon no es tu padre. – le asesté otra patada para que se callara pero antes de que le diera una tercera patada me miró y él bien sabía que no podía pegarle mirándole a los ojos.
- Piensa que si tus amiguitos vienen por ti cuando no aparezcas será peor – dije apartando la vista. – Aquí jugaran en el terreno de mi padre y eso les dificultará más las cosas. – dije haciendo que me escuchara. – Además no pienso dañar a Kari la primera, primero la debilitare. – dije de la manera más hostil y despiadada que se me ocurrió, mientras el joven de dieciséis años empezaba a llorar como cuando tenía ocho. – De lo que tienes que estar seguro es de que si no me abres la puerta ahora, vendrá a buscarte – T.K me miró asustado como si no me conociera. – y si viene a buscarte mi padre seguro que me ordena que la mate y ni tu ni yo queremos eso ¿verdad? – le pregunté colocándome delante de la pantalla. – Pues abre la puerta. – le ordené.
- Puerta digital abierta – dijo mientras esta se abría y antes de entrar le quité el D3 para que no pudiera escapar.
Estaba en el salón de la casa de uno de sus padres, pero ¿de cual? Esa era la pregunta del millón.
- T.K – dijo la voz de un joven desde la puerta – estoy en... Yaiza. – dijo quedándose plantado frente a mí dejando caer la bolsa que llevaba entra las manos.
- ¿Matt? – Pregunté al ver al atractivo joven de ojos azules y cabello rubio despeinado mirándome como en shock - ¡Matt! – grité corriendo para abrazarlo y para mi sorpresa él e correspondió el abrazo.
