Disclaimers—Los personajes de Hetalia no me pertenece, son propiedad de Hidekaz Hiramuya. Yo uso parte de estas ideas para la creación de esta historia sin intención de lucro. La Música utilizada a modo de referencia o contenida en este escrito le pertenece a sus autores, compositores y propietarios intelectuales.
Notas— Mi primer Omegaverse. ¡Qué emoción! La verdad es que esto lo hice entre un capítulo de Random y Black Opera porque desde hace mucho que quiero probar con el Omegaverse y de hecho ando cocinando un ScotUK con esta temática, pero para poder preparar el terreno decidí comenzar con parejas que aún no toco; El Gerita y el Spamano. Ambas me gustan pero no las trabajo mucho, así que traigo esto, aunque muy pequeño es hecho con amor.
Advertencias— Omegaverse (Ya saben, miembros gigantes, chicos con vaginas, Mpreg, temas medio escabrosos como la sumisión y humillación) Yaoi y Yuri (Aunque de este casi nada, lo necesitaba para hacer un poco más extenso el universo)
Aclarciones— Lucia (NyoRomano), Felicia (NyoVeneciano), Monika (NyoAlemania) Y alguna incoherencias que no supe explicar.
Scorpion flower
Capitulo I.
"Maldigo el día, aclamo la noche,
Flor cultivada en tierras salvajes
En su corazón vacío, en el seno que alimenta
Flor usada en la oscuridad"
Cuando Felicia fue comprometida con la Alfa Lucia, tuvo que decirle adiós a su amor de niñez, Monike, una imponente Alfa heredera de la casa Beilschmidt. Estaba un poco decepcionada por la decisión de su padre, pero él quería que al menos la siguiente generación tuviera sangre italiana. Lucia no era mala persona, tenía un carácter un poco difícil que la hacía insoportable hasta para ella misma. Cuando se enojaba despedía un hedor a terror que hacía que Felicia huyera asustada hasta su habitación y no quisiera salir. Las omegas eran muy sensibles al olor de las Alfas y a la inversa. Al instante que se le pasaba el coraje, Lucia podía oler el miedo de su mujer y corría a buscar algo para poder contentarla, ya sean flores o algún peluche bonito.
Se casaron cuando Felicia tenía solo dieciocho años. Era una edad apropiada a decir verdad, pero ella no se sentía del todo segura de querer ser madre todavía. Se lamentó toda su vida que esa inseguridad se le haya transmitido a su primer hijo.
Lovino nació en una calurosa tarde de primavera, a penas los primeros días del cambio de estación. Era un Omega sano y regordete con ojos claros olivas como Lucia y el característico rulo de los de sangre italiana. Los Vargas.
Felicia al inició no tenía la menor idea de lo que se trataba ser madre. Se lo habían enseñado en la educación campirana que habían tomado; porque ellas tanto Alfa y Omega venía de una línea de campesinos de buenos recursos con muchas propiedades que rentar y vender. Vivan de eso, pero a ninguna de las dos les fascinaba la idea del cultivo, ni nada. Tenía varios animales de dónde ordeñaban leche y queso. Gallinas que daban huevos, conejos carne y pieles. Tenían una buena vida en una zona privilegiada de Italia dónde el clima era exquisito y delicioso.
Lovino fue criado con trabajo porque su mamá –a como llamaremos a la omega para comodidad- era un poco torpe y a veces le ponía mal los pañales y la ropa que le hacía le quedaba un poco grande (por no decir fea) La madre –es decir la Alfa- se sentía satisfecha con su primer hijo porque esperaba que el siguiente fuera un Alfa. Cuando los Omegas eran entregados a la familia el Alfa en cuestión se pagaba una dote generosa. La dote de Felicia fue la enorme casa y las tierras de la zona, así que confiaba en que el Alfa que se interesara en su Lovino tendría que darles algo muy bueno.
La Omega volvió a quedar en cinta un año y medio después y a su hijo mayor no le hizo mucha gracia porque Felicia había corregido todos los errores que había cometido con él. Ahora era una mujer segura de sí misma, con todo preparado e incluso una bonita habitación que ella misma había pintado.
Quizá Lovino no lo entendía a esa edad, pero el sentimiento de asco que experimentaba solo se podía llamar celos. Celos mortales porque cuando Feliciano llegó el mundo se convirtió en un sol que iluminó todo a su paso e incluso a él.
El segundo Omega de la familia era un total y completo encanto. Nació una semana antes del nacimiento de Lovino, lo que dejaba las fechas muy juntas. Era un Omega tan encantador a la visa y los sentidos que incluso uno de los doctores ya había ofrecido algo por él. ¡Era solo un bebé! Se escandalizó Lucia, pero no era tan malo después de todo, tendrían hospital de por vida.
Feliciano había sido dotado de gracia y belleza, pero no destreza ni concentración. Tenía una habilidad nata para las artes y era bueno aprendiendo de vista, pero no memorizando cosas, ni trabajos laboriosos. Se interesó por la cocina y desde muy pequeño la aprendió junto con su hermano. Su mamá los ponía uno al lado de otro y les enseñaba con paciencia y amor el bello arte de la gastronomía.
Por suerte para ellos, no tuvieron que cursar la martirizante educación estricta que sus madres habían llevado, fueron a una escuela normal en dónde Alfas, Betas y Omegas podían convivir entre ellos y crear lazos. Pero Lovino tenía un serio problema de sociabilidad porque cuando se frustraba o se estresaba emitía un olor que hacía que los demás niños se alejaran de él. Era normal, un mecanismo de defensa de muchos Omegas para evitar a la gente y los predadores. Pero parecía que el Omega mayor estaba siempre a la defensiva porque el mismo olor que despedía hacia que su hermano y su mamá se alejaran de él, y su madre se enojara. Eran cosas que de niño no puedes controlar.
Nunca puedes, de hecho.
Cuando llegó a la edad de diez años y Feliciano ocho, él seguía ahuyentando a todos.
Uno de esos días Felicia recibió una llamada, una muy especial porque sonrió tontamente y chilló en el teléfono. Su amiga Monike venía de visita y traía con ella a su hijo Alfa.
Monike había quedado viuda hasta algunos años cuando su pareja Omega murió por un cáncer en el útero. Había decidido que Alemania ya no tenía mucho para ella y quería probar mudando a su hijo a un ambiente más sano y alegre porque Ludwig se había encerrado en sí mismo a modo de superación. Cada quien soportaba el duelo a su manera.
Lucia por otro lado no estaba muy contenta con la noticia de la visita, decía que era una cosa entre Alfas y Felicia la tuvo que convencer con muchos mimos y miradas de perrito.
Lovino tenía once cuando conoció a Ludwig y lo primero que hizo, antes que abrir a boca fue comenzar a estresarse mucho porque el tipo a pesar de no ser tan grande como lo imaginó le causo miedo. Ludwig se sintió incomodo porque él a sus quince años ya podía oler a los Omegas como presas y potenciales parejas para aparearse y Lovino no le produjo nada más que un malestar de estómago. No es que no fuer atractivo porque al chiquillo a solo un par de años de comenzar con su cambio corporal no estaba nada mal, el cabello castaño era bonito porque no veías de esos en Alemania (puro rubio y castaño claro, uno que otro albino) También la piel morena era un buen factor.
Luego Lovino abrió la boca.
—¿Qué te me quedas viendo, idiota?
Ludwig no era grosero pero ningún Omega nunca antes en su vida se le había puesto de esa manera.
—Nada— respondió secamente. Lovino tembló.
Felicia se tuvo que disculpar como cien mil veces con Monike y su hijo. Lucia le soltó una bofetada porque dentro de su sociedad estaba pésimamente visto que un Omega le respondiera de esa manera a un Alfa, más si era un potencial marido. El hecho es que no lo fue y Lovino fue mandado sin cenar a su habitación. Mala suerte este día.
Para compensar al mal rollo de la noche anterior, Felicia cocinó su mejor desayuno ítalo con pan recién horneado, mermelada casera y un deliciosos cafés entre otras cosas. Debía de disculparse con Monike porque la había traído hasta Italia por nada.
Tenía la vaga esperanza de que sus hijos hicieran click y a pesar de lejos, poder estar juntas como amigas y familia. Se sentía un poco decepcionaba y cuando cortaba el pan lo hacía lentamente con una cara afligida.
El flechazo de Ludwig fue cuando vio salir a otro Omega más pequeño de la cocina y éste por ir vigilando de no se le cayera la canasta de pan tropezó de lleno con una mesita de servicio. Todo salió volando y el Omega comenzó a llorar. Fue ese olor tan particular y delicioso que las palabras de sus (asombrosos) primos Gilbert y Jilian tuvieron sentido. El único y ferviente deseo de estar con esa persona, de protegerlo, cuidarlo o lo peor de caso: poseerlo.
Feliciano había notado la presencia y el olor aunque muy leve porque él aún no desarrollaba el olfato. Levantó la vista y salió huyendo porque ciertamente Ludwig daba miedo con esos hombros tan anchos y los ojos fijos en él. Se sentía incómodo pero no era malo, era una incomodidad que nunca había sentido.
Era atracción.
Felicia y Monike habían visto la escena en silencio porque el aroma territorial de Ludwig se había activado y no desapareció en el tiempo en que se hospedaron en la modesta mansión Vargas.
Mandaron a los niños a dormir temprano y discutieron entre las tres un acuerdo. Lucia no seguía segura porque tendrían que entregarle al Omega menor a la familia Beilschmidt pero el dote pudo con todo. Monike tenía interés en montarse algunos negocios en Italia y usar las tierras desocupadas traer algo de ganado de Alemania, empleados y comenzar a manejar la tierra para sacar buenas ganancias. La dote de Feliciano era millonaria… a la larga claro.
Y así fue pactado. Monike y Ludwig volvieron a Alemania para mover el dinero y que el Alfa acabara la escuela y cuando Feliciano cumpliera catorce poder casarse con él y afianzar la unión y el negocio. Y si un bebé venía en camino en el primer año se cerraba el negocio.
Lovino miró toda la transacción desde las escaleras y a sus doce años entendió que estaba en problemas porque su hermano menor ya tenía un Alfa con quien casarse y él no tenía nada.
Ser Omega era lo peor que te podía pasar en tu vida.
Notas— Hasta aquí~ Sé que es un poco corto, pero trataré de hacer esto lo más rápido y actualizar cada dos Random, es decir cada seis días aproximadamente. Yo creo que esto será de cuatro capítulos nada más, en mi mente ya está el final y es lo importante.
Lamento sí no es así súper interesante, estoy aún tratando de trabajar con los Omegaversos y quiero manejar varias perspectivas, esta será la linda (¿?) Otra cosa es que no habrá otras parejas que no sean las que engloba el Gerita y el Spamano, quizá un poco de PortLux o NedCan. No sé, no sé, quiero jugar con parejitas que nunca uso. En el proximo chapi Lovino tiene su primer celo.
En fin! Muchas gracias por leer, por los comentarios, si agregas a favoritos y alertas también se agradecen un montón. Un saludo muy grande!
