1-. Ataque x Conversación x Atracción.
La habitación sólo era iluminada por una suave luz, emanada por una vela a punto de extinguirse. Fuera, la oscuridad era penetrante.
Por "seguridad" se había decidido que el cuarto en que Neón estuviera pasara desapercibido, por lo que tendría que tener lo menos de iluminación posible. Neón, después de estar un buen rato alegando, no le quedó otra que aceptar, después de todo, era su vida la que estaba en juego, no era cualquier cosa.
El se había quedado con ella, y ahora estaba sentado alejado de ella, serio, frío... igual que siempre...
Neón se movió un poco en su lugar, sin quitarle la vista de encima. Desde que había llegado, algo le había llamado la atención de él. Quizás, era su seriedad, rayando en la frialdad, muy poco habitual en los jóvenes de esta edad.
Kurapica permanecía casi inmóvil, con los brazos cruzados sobre el pecho y la mirada pegada al frente. Sabía perfectamente que Neón lo observaba, pero no hacía ningún tipo de comentario al respecto.
La chica continuaba pensando sobre él, nunca lo había visto sonreír, ni siquiera una vez. Ya a esas alturas pensaba que sería un verdadero lujo si es que lo hiciera en frente de ella.
Otra cosa, era su tristeza. Estaba casi segura de que algo le había ocurrido, que marcó su vida por completo... algunas veces, lo encontraba mirando hacia el frente con los ojos cargados de tristeza muy profunda, que hasta a ella la conmovía.
En esos momentos, a Neón le hubiera gustado saber qué decir...
-Creo que debería dormirse- dijo de pronto Kurapica, llamando su atención.
-Estoy... muy nerviosa como para hacerlo- contestó Neón, moviéndose un poco. Se sentía un poco inquieta en esos momentos.
Kurapica no le contestó. Se levantó y caminó a la ventana, tratando de distinguir algo entre la espesa oscuridad que se presentaba afuera.
Neón continuaba mirándolo, por su cabeza pasaban miles de preguntas hacia él.
-¿Por qué nunca sonríes?- le preguntó Neón, Kurapica se volvió sorprendido hacia ella, por la pregunta que le hizo.
-¿Qué cosa?- preguntó confundido.
-Eh...- Neón enrojeció, pero él no alcanzó a distinguirlo, por la oscuridad –es que... nunca te he visto sonreír... y eso... me extraña...
Neón se sintió más avergonzada aún cuando notó que él volvía su vista nuevamente hacia la ventana. Por la escasa luz que daba la vela, pudo notar que sus ojos volvían a ser tristes, y ahí se arrepintió de haber preguntado.
Pasaron unos momentos, y ya Neón pensó que Kurapica no le respondería, cuando él comenzó a hablar nuevamente.
-... Creo que... es porque no tengo muchos motivos para sonreír- contestó Kurapica, serio. Neón continuó preguntando.
-¿Por qué dices eso?- cuestionó la joven –Creo que con el hecho de vivir ya tienes un buen motivo...
Kurapica sonrió amargamente antes de contestar, cerrando los ojos.
-Usted no entiende- contestó –señorita, yo hace tiempo que morí...
Neón sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar esas palabras. Con esa respuesta, quedó completamente convencida: algo muy terrible había vivido, que lo hacía pensar de esa forma tan... horrible. La chica permaneció en silencio, y quiso preguntar más cosas, pero no estaba segura si él estaba dispuesto a contestarle. Consideraba que mucho había logrado con tener esa pequeña conversación personal.
-... No quisiera parecer indiscreta...- dijo Neón, pensando muy bien las palabras que iba a decirle al muchacho –pero creo que... por muy terrible que haya sido lo que hayas vivido, hay algo que tú...
-Usted no entiende- volvió a decir Kurapica, esta vez con cierto desdén, debido a la insistencia de ella –disculpe mi atrevimiento, pero usted ha tenido la vida demasiado fácil como para entender aunque sea un poco de lo que yo siento.
Esta vez, Neón lo miró entre dolida y ofendida. Quizás tenía razón, pero odiaba cuando le decían que ella era feliz y que no tenía problemas ni nada de eso.
-No sabes de lo que hablas- replicó seria Neón –tú tampoco entiendes, te dejas llevar por la primera impresión, como todos. Quizás lo que yo vivo no se compara con lo que tú has vivido, pero no tienes idea lo feo que se siente que tú padre no te quiera y que todo lo que hace es para mantenerte quieta y con la boca cerrada –gruñó ella -¿sabes? Tengo una hermana mayor, pero ¿Tú crees que él se preocupa de cómo está o algo así? Claro que no, y la razón es porque ella no le hace ganar dinero.
Kurapica la quedó mirando. Una vez había escuchado que, de una u otra forma, todas las personas tenían su propia cruz que cargar. Unas más grandes y pesadas que otras, pero cruces al fin y al cabo... al parecer, tenían razón.
Era un secreto a voces que Nostrad le interesaba más el dinero que le hacía ganar Neón, que ella misma, pero nadie sabía que ella se había dado cuenta de eso.
-Si soy de esta forma, es porque me alegro al darle un dolor de cabeza a mi padre, aunque sea muy leve...
"Niña mimada" pensó Kurapica, sonriendo levemente, y mirando otra vez hacia fuera. Se quedó pensando unos momentos más, y cuando estaba a punto de hacer un comentario sobre lo que ella había dicho, los vidrios de las otras ventanas del cuarto se quebraron, y por ellas entraron una serie de proyectiles que iban directo hacia Neón.
-¡Neón!
Kurapica reaccionó rápidamente. Corrió hacia la cama en que ella estaba acostada y, tomándola entre sus brazos, hizo que los dos cayeran sobre el suelo. Por supuesto, él sobre ella, para protegerla en caso de cualquier otro ataque.
Una vez que las cosas se calmaron, Kurapica habló.
-¿Está bien?- le preguntó. Neón estaba demasiado ocupada observando su rostro de angelito, como para escucharlo -¿señorita Neón?
-Eh...- Neón se obligó a dejar de mirarlo –sí, estoy bien... gracias.
Kurapica asintió, serio. Luego se separó de ella, para tratar de ver si era necesario sacar a Neón de ahí. Por seguridad, Neón se quedó en el suelo, más bien pensando en lo que había ocurrido momentos después. Aunque no era la gran cosa, su corazón comenzó a latir más rápido al estar en contacto con él.
-Creo que debemos irnos- dijo Kurapica, teniéndole la mano para ayudarla a ponerse de pie –Senritsu, me llevaré a la señorita Neón a un lugar más seguro, te avisaré.
-¿A quién le hablas?- le preguntó confundida Neón, puesto que sabía que ellos estaban solos en la habitación.
-A otro guardaespaldas- contestó –Neón, le pediré que se afirme muy bien de mí, por favor.
Kurapica la abrazó, y Neón también hizo su parte. Después de eso, ambos salieron por la ventana.
"Neón... no tienes por qué sentirte tan emocionada" pensaba la joven, mientras que su corazón latía a mil "No es nada, sólo estamos... abrazados..."
El kuruta se detuvo en el jardín, entre unos árboles, los que los ayudarían a pasar inadvertidos durante un buen rato. Neón se sentó en la hierba, apoyándose en un árbol. Cuando salió de la habitación, no había sentido que hacía tanto frío, pero ahora sí.
La chica cubrió sus brazos con sus manos, tratando de darse calor. Kurapica se dio cuenta de ello y la miró.
-¿Tiene frío?- le preguntó.
-Un poco...- murmuró Neón, sintiéndose completamente pillada -... mucho...
Kurapica se acercó a ella, a la vez que se sacaba la parte de arriba del traje típico de su pueblo. Luego lo puso sobre los hombros de Neón, que enrojeció levemente.
-Gracias...- murmuró ella, algo avergonzada.
-No es bueno que se resfríe...- dijo Kurapica, separándose de ella.
El muchacho se quedó de pie en frente de ella, en actitud protectora. Neón lo continuó observando desde su lugar. No sabía por qué, pero no podía quitarle la vista de encima desde hacía un buen rato.
-Creo que lo mejor será que esperemos a que vengan a buscarnos, una vez que se acabe el peligro- dijo Kurapica, volviendo al lado de Neón, y sentándose.
-Hay algo que no entiendo- dijo Neón, pensativa.
-¿Qué cosa?
-Si me dices que tú moriste en vida hace años¿qué es lo que hace que te mantengas en este mundo? Digo... creo que cuando uno muere, es el momento en que no se tiene nada que hacer aquí...
-Bueno...- Kurapica pensó unos momentos –digamos que sí, que tengo una razón para continuar aquí- el muchacho notó que los ojos de Neón lo invitaban a que le dijera –es... la venganza.
-Ya veo...- murmuró Neón –entonces lo que te pasó fue muy terrible, como para tener tanto odio dentro de ti.
-Puede ser...- murmuró Kurapica, cerrando los ojos un momento.
De hace días que no dormía bien, cuidando a Neón. Habían recibido la noticia de que la atacarían, por lo que todos sus esfuerzos se habían centrado en protegerla. Por lo que habían tenido que trabajar el doble...
Era obvio que en algún momento el cansancio le pasaría la cuenta a Kurapica. Neón notó que estaba durmiendo cuando sintió su respiración relajada, y se preguntó si en algún momento de su vida el kuruta habría sido realmente feliz. Quizás antes de ocurrir eso que le había pasado...
¡Qué ganas que tenía de conocerlo más! De ser alguna de las personas que tenían el privilegio de conocer lo que sentía, saber de su vida...
Pero en esos momentos decidió que mejor lo dejaba dormir, total, ya no pensaba que podría ocurrirles algo.
Lentamente se acercó a él, cuidando no despertarlo. Se apoyó en él y cerró los ojos, sonriendo al sentir su cercanía. Nunca pensó que podría sentirse tan feliz con algo tan simple como un abrazo.
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Horas después, una vez que el peligro ya había pasado, Senritsu llegó con ellos, y sonrió al verlos. Los dos continuaban abrazados, y dormidos.
Pero también sonrió al ver la paz que mostraba el rostro de Kurapica, al estar así con Neón.
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Notas: Espero que les haya gustado , acá les presento el primer capítulo.
El fic se me ocurrió escuchando la canción "Siempre es de noche" de Alejandro Sanz, por eso el título del fic, ya después ocuparé más la canción.
En fin, saludos a todos los que leyeron el cap, espero que dejen sus comentarios. Chau!!
