-McGonnagall te busca Ron, y a ti también Hermione. Quiere que vayan a su oficina.- Repuso George acercándose a nosotros. Hermione le preguntó para qué, pero él solo contestó que no lo sabía. Miré a Harry y Hermione hizo lo mismo. Luego de unas cuantas palabras mi amiga y yo nos miramos el uno al otro y nos encaminamos hacia el despacho de la profesora. Todo el recorrido fue en silencio, aunque nos lanzábamos miradas de reojo, preocupados. ¿Iría a regañarnos McGonnagall por ayudarle tanto a Harry con la prueba? Iba a exponerle esta posibilidad a Hermione, pero justo en ese momento ella tocó la puerta: Habíamos llegado a nuestro destino.

-Adelante- se escuchó desde adentro lo que era la voz de nuestra jefa de casa. Entramos, pero ahí había más personas de lo que creí. Además de McGonnagall ahí se encontraban Dumbledore, los directores de Dursmtrang y Beauxbatoms, Cho Chang y una niña rubia a la que no conocía, pero que tenía bastante parecido a Fleur Delacour.

-Señor Weasley, Señorita Granger, me alegra verlos. Ahora podremos explicarles- Dijo Dumbledore mirándonos a Hermione y a mí. ¿Explicarnos? Iba a formular la pregunta, pero mi castaña amiga se me adelantó.

-¿Qué tiene que explicarnos, profesor?

-Verá señorita Granger, los hemos llamado a ustedes cuatro- Dijo señalándonos a ella, Cho, la chica rubia y a mí- por la segunda prueba del torneo.- Los cuatro le lanzamos miradas extrañadas- Bueno, cada participante del torneo debe rescatar un tesoro del lago negro, y ustedes serán esos Tesoros.

-¿E-En el fondo del Lago Negro?- Tartamudeó Cho.

-Exacto señorita Chang, pero no se preocupe. Si ustedes están de acuerdo, claro, les daremos una poción para dormir y los sumergiremos. Solo serán despertados al momento que salgan del agua.

-¿Y las criaturas, Profesor? ¿No nos harán daño?- Preguntó nuevamente Hermione.

-Las criaturas deberán protegerlos señorita Granger.- Observé a mi amiga asentir, aunque había algo de temor en su rostro. Aparté mi mirada de la suya y formulé otra pregunta que me tenía con temor a mí mismo.

-Profesor, ¿Y si los campeones no nos rescatan?- No es que no confiara en Harry, pero no se podría decir que tenía un plan definido.

-Nos encargaremos de sacarlos nosotros mismos, una vez finalizada la prueba.

Asentí. Todas las dudas parecían estar resueltas, sin embargo, había algo que aún no me quedaba claro. ¿Por qué Harry debía salvar dos tesoros? Y… ¿Dónde estaba el "tesoro" de Krum?
De repente, la abrumadora verdad me cayó como un balde de agua helada. Hermione era el tesoro de ese pelón odioso.

Sin saber por qué, una enorme furia se instaló en mi pecho. ¿Qué Krum no tenía hermanos? ¿Por qué su tesoro tenía que ser Hermione? ¿Solo porque fueron al baile juntos? El baile… ¡Qué hermosa se veía Hermione esa noche…! ¡Espera! ¿Qué estoy pensando? ¿A qué se debe esta furia en mi pecho? Hermione es solo mi amiga, y si quiere estar con el pelón odioso… ¡No! ¡Ella no puede estar con él! ¿Pero por qué? ¿Simplemente porque yo lo odio? No, porque lo que odio es que la quiera.
¿Entonces…? Solo me queda aceptar la verdad. Estoy enamorado de mi amiga.

Cuando salí de mis pensamientos, las tres chicas ya habían tomado su poción para dormir, y McGonnagall me tendía un frasquito que contenía la mía.
Le lancé una última mirada a Hermione y bebí del frasquito. Mientras el sueño me vencía solo pude pensar en ella. Lo prometo Hermione, voy a hacer que te enamores de mí.