Disclaimer: Los personajes de Kagerou Project/Days no me pertenecen, son propiedad de Jin.
Prologo
Acaricio suavemente esa piel de porcelana. Cada curva, cada rincón de ese cuerpo era un deleite para la vista, un deleite que solo él podía disfrutar… él y nadie más.
Subió un poco más la sabana para poder cubrir ese cuerpo desnudo que estaba a su lado; Kano no estaba dispuesto a que su hermosa líder cogiera un resfriado, claro que no.
—Ya despierta… Tsubomi-chan~ —La peli-verde se removió incomoda al sentir un cosquilleo en su oído. Lentamente abrió sus oscuros ojos y, lo primero que vio fue la sonrisa ladina de Kano frente a ella. Se refregó un ojo aún adormilada, mostrándole al oji-dorado una tierna e inocente imagen, la cual lo hizo sonrojarse levemente.
Se sentó en la cama y se estiro tratando de deshacerse de la pereza que en esos momentos le estaba indicando que volviera a cerrar sus ojos y durmiera todo el día.
Sintió una leve corriente de aire en su cuerpo haciendo que un escalofrió recorriera su espalda. Volvió a mirar al frente, esta vez con los ojos un poco más abiertos y ella algo más despabilada. La figura de Kano a su lado hizo que un adorable sonrojo adornara sus mejillas, pero eso no duro por mucho… pronto cayó en cuenta de la situación; se dio cuenta de que ella estaba completamente desnuda.
—¿Q-Qué demonios paso? —Completamente roja miró al tercer miembro del Mekakushi Dan. Quería una respuesta y la quería en ese preciso momento.
—Neee eres muy cruel… ¿No recuerdas la maravillosa noche que pasamos juntos~? —Pestañeo varias veces tratando de asimilar las palabras que el rubio le había dicho. Noche… juntos… maravillosa… pasamos… Dios, esas palabras no cobraban sentido, no lograba comprender la situación. Levanto levemente las sabanas que cubrían a Kano y al ver que al igual que ella el muchacho no llevaba nada puesto se puso roja, completamente roja.—Dios, eres una golosa ¿ya quieres otra ronda? Por favor deja que me recupere. —Kano sonrío de lado, grave error. Kido apretó los puños y antes de que el chico pudiera reaccionar, ella ya lo había tumbado de la cama de un golpe.
—¡Lárgate de mi habitación!
—Pe-Pero Tsubomi… ¡Anoche destrozaste mi ropa! —Y había cavado su tumba. Amarrándose la sabana a su alrededor; se levantó de la cama, lentamente se acercó al joven rubio y a empujones lo echo fuera de la habitación sin importarle siquiera que Shuuya estuviera completamente desnudo.
Al cerrar la puerta escucho un leve chillido, de seguro Mary tuvo la mala suerte de encontrarse con Kano desnudo en el pasillo. "Pobre" pensó.
Miró el piso de la habitación y pudo comprobar lo que anteriormente le habían dicho. Aparte de encontrar su lencería de encaje distribuida por todos los lugares posibles de la habitación, encontró también, la camisa del más bajo completamente rasgada y a su lado los jeans negros del mismo sin broche alguno.
Pestañeo sorprendida ¿De verdad ella había hecho eso? Nuevamente la sangre se acumuló en sus mejillas, todo calzaba, aunque no quería creerlo todo indicaba que ella y Kano habían tenido una noche muy, pero muy apasionada.
…
Ya a un mes de ese pequeño incidente -según ella- Kido, trataba por todos los medios hacer su vida normal. Cocinaba como siempre para todos, de vez en cuando realizaban misiones en conjunto, pero… algo no era igual que antes. Esos horribles e insoportables mareos que hace una semana no la dejaban en paz ya la tenían hastiada y si a eso le sumaba las náuseas que sentía cada vez que cocinaba, llegaba la conclusión de que estaba enferma, aunque ella no lo quisiera.
Salio de la base cerrando la puerta a su espalda. No iba a ir a ver un médico, pero consultar en una farmacia no le haría daño a nadie y no tendrían por qué enterarse el resto de la organización, definitivamente era lo mejor que podía hacer por el momento.
Después de unos minutos de camino, llego a la farmacia más cercana. Entró algo dudosa al lugar y mirando para todas partes logro divisar a una vendedora desocupada.
Algo tímida se acercó a ella y carraspeo la garganta para lograr llamar la atención de esta.
—¡Ah! Buenas tardes ¿En qué puedo ayudarte? —La señorita que la atendió parecía buena persona, aunque sonreía demasiado para su gusto.
—Disculpe… hace más o menos una semana he estado con unas náuseas y de vez en cuando tengo carreras al baño para vomitar todo lo que como, bueno si es que logro tragar algo ¿…Algún medicamento que me recomiende? —Ocultando su rostro en su capucha espero la respuesta de la vendedora, pero en vez de darle alguna solución, la chica comenzó con un nada cómodo interrogatorio.
—Y… aparte de eso ¿ha sentido un cansancio frecuente?
—Así es. —Ahora que lo pensaba, cada vez que hacia algo terminaba cansada, incluso mientras caminaba hasta la farmacia noto que se había cansado más de lo habitual.
—Aparte de eso ¿Vas con más frecuencia al baño que antes? —Kido se estaba asustando un poco ¿Qué clase de preguntas son esas? Aunque si le estaba pasando todo eso. Así que solo se limitó a asentir con la cabeza. —Dime una cosa ¿Tus pechos siempre han sido de ese tamaño?
—¡A-Ah! —¿Pero qué clase de preguntas eran esas? Es decir, no le encontraba sentido decirle que hace unos días todos sus sujetadores comenzaron a apretarle más de lo normal. —¿E-Es necesario responder eso?
—Si quieres saber qué es lo que tienes, sí.
—Ehm… la verdad… es que hace unos días que… como decirlo… aumentaron de tamaño. —Había pasado por situaciones vergonzosas, pero esta superaba todas.
—Mmm… La última pregunta ¿Has tenido tu periodo en este último tiempo? —¿Era broma? Primero una muy incómoda pregunta sobre sus senos ¿y ahora la interrogaba sobre su menstruación? Pero qué clase de farmacia era esta. Aunque si lo pensaba detenidamente hace exactamente dos semanas debía haber tenido su periodo y eso era algo extraño, ya que siempre fue muy regular.
—La… La verdad es que hace dos semanas que debía haberme llegado…
—Comprendo, un retraso de dos semanas. Espérame un momento, tengo justo lo que necesitas. —Con una sonrisa en su rostro la vendedora se marchó del sitio en el que estaba, dejando a Kido más confundida que nunca.
Ya pasado unos minutos la mujer regreso con ella, mostrándole una pequeña y larga cajita de color rosa. Kido, al darse cuenta de que se trataba sintió como poco a poco su vida se escapaba.
—Oye… muchacha ¿Estás bien? —La trabajadora de aquella farmacia miro preocupada a Tsubomi. Su rostro se había puesto pálido y sus ojos tenían la mirada perdida, como si estuviera ida de ese lugar. —Hey, chica reacciona…
—¡A-Ah! ¡Y-Yo no necesito eso! Usted está en un error. Solo deme unos medicamentos para los malestares y ya está. —La mirada de desesperación en la cara de Kido hizo que la farmacéutica sintiera algo de pena. Una chica tan joven tendría que dejar toda su vida para cuidar de una nueva; que aunque ella no quisiera admitir, esa era la realidad.
—De verdad lo siento… pero es el diagnóstico más seguro. Mira, haz el intento y si resulta negativo ven nuevamente y veremos qué hacer con los malestares ¿Qué dices? —Un poco más calmada Tsubomi asintió ante esa propuesta. Compro dichoso aparatito y se fue de vuelta a su hogar.
Miro hacia el frente, mientras que lentamente sus ojos se iban tornando de un brillante y profundo rojo. No quería ver a nadie, mejor dicho no quería que nadie la viera.
Llego a la base y se dirigió hasta el baño sin que nadie la notara, justo como ella quería. Miro la cajita y leyó las instrucciones, haciendo rápidamente todo lo que en esta decía.
Con los audífonos puestos comenzó la espera, los tres minutos más largos de su vida, pero una vez pasados comenzó el nerviosismo. No se atrevía a mirar el resultado.
—Bien, sea lo que sea debo ser fuerte. —Cerro ambos ojos y tomo el aparato entre sus manos. Conto hasta tres y lentamente miro el lugar donde aparecería el resultado.
Una… no, dos. Dos rayas rojas eran las que dicho objeto le mostraba ¿Significado? Positivo. El test de embarazo que había hecho recientemente había resultado positivo
Kido Tsubomi pronto se convertiría en madre, pronto compartiría su vida para siempre con una pequeña y dulce criaturita que, aunque no quisiera admitirlo… le llenaría un espacio considerable en su corazón, dándole alegría a su vida.
¿Qué haría ahora? No sabía la respuesta de esa pregunta en estos momentos, pero de lo que estaba segura era que no le diría nada a Kano. Ella ocultaría su embarazo todo el tiempo que se le hiciera posible, nadie podía saber que ella estaba esperando un bebé, absolutamente nadie y se encargaría sola de todo lo que su embarazo conlleve.
Bien, eso ha sido algo... ¿raro? o tal vez tierno [?] lo importante es que les haya gustado, ya que pretendo seguir con esta historia~
Espero que hayan disfrutado leerla y si es así, dejen unos hermosos reviews~ :3
