LOS PERSONAJES LE PERTENECEN A MEYER

PROLOGO

Los segundos corrían cada vez más despacio. Mire mi reloj de pulsera.

Faltaban nueve minutos para medianoche.

Nueve minutos antes de que abajo, en el auditorio de Cullen Corporation, la gente estallara en aplausos y gritos de ¡FELIZ AÑO NUEVO! Nueve minutos para el intercambio de buenos deseos, abrazos, besos…….

Eso último me hizo levantar la cabeza despacio y mirar subrepticiamente, por encima de mis gafas, al hombre sentado delante del enorme escritorio de madera de roble al fondo de la habitación. Estaba examinando unos archivos en la pantalla del ordenador, A la luz de la lámpara, su hermoso cabello cobrizo, ligeramente despeinado brillaba, al igual que esos hermosos ojos color verde misteriosos, pero ala vez tan hipnotizantes, y sus anchos hombros bajó la chaqueta del traje estaban ligeramente encogidos. Los dedos que tecleaban eran fuertes y ágiles, de piel tan nívea y blanca, podría jurar que tan suave como el satín, al igual que sus manos…. y que los brazos.

Edward Cullen es el hombre de mis sueños. El hombre que me robo el corazón, aunque claro no es consiente de ello. El hijo del Carlisle Cullen presidente y dueño de Cullen Corporation, vicepresidente del departamento de Nuevos Productos. Y el hombre para el que trabajo en calidad de ayudante personal.

En otras palabras yo. Isabella Marie Swan estoy desesperadamente enamorada de mi jefe. Y lo mas cruel de la situación es que el no tiene ni idea de eso.

Baje la cabeza y trate de concentrarme en los papeles con los balances que tenia encima de las piernas. Pero no conseguí ver los números con claridad, lo único en lo que podía pensar es estos momentos era en la música que estaban tocando cuatro pisos debajo de donde nos encontrábamos y claro en la oportunidad desperdiciada de bailar en los brazos de mi dios griego, de Edward Cullen.

Pronto las mágicas campanadas anunciarían la media noche y se descorcharían las botellas de champán. Todos los demás empleados de Cullen Corporation, y los invitados se divertían y reían.

Todos, excepto YO… y Edward. Y de nuevo volví a lanzarle una mirada.

Pero ¿por qué esta tan obsesionado con su trabajo? ¿Por qué eres tan excesivamente responsable? ¿Y por que demonios tienes que ser tan atractivo? Me preguntaba para mis adentros, y aquí sentada en el hermoso sillón negro de piel, cambie mi posición, solo para sumergirme en mis pensamientos de nuevo. Pero, Isabella ¿no es por eso precisamente por lo que, lo que sientes por Edward es tan profundo? Decía una vocecita en mi cabeza, y claro Edward tiene verdadera y absoluta pasión por su trabajo…además de unos hermosos ojos verdes y una hermosa y cautivante sonrisa que te roba el aliento. Bella, si fueras capaz de cautivar su atención por un momento….

Estuve a punto de lanzar un suspiro, pero gracias a dios y al cielo que me contuve a tiempo, aun que no puedo decir lo mismo de mi sonrojo, levante de inmediato mi cabeza para ver si Edward se dio cuenta, inmediatamente, mi alma dio un suspiro de alivio pero también una parte de mi corazón se quebró. Sin embargo no pude evitar formular en mi cabeza esa pregunta que me mataba. ¿Por que motivo iba Edward a fijarse en mí? En una chica de cabello castaño y normales ojos chocolate, una simple chica sin belleza. ¿No es eso lo que te han dicho precisamente durante toda tu infancia Isabella?

Pero el estar completamente dedicada a Edward, al departamento de Nuevos Productos y a Cullen Corporation; trabajar horas extras y nunca quejarme. Esas cosas son importantes, mi dedicación y lealtad tendrían que ser un incentivo para que Edward se fijaran en mi o ¿No?

Tres golpes en la puerta hicieron que ambos levantáramos la cabeza. Ángela Weber, la ayudante personal del presidente Carlisle Cullen, asomo la cabeza por la puerta.

-No puedo creer que aun estén trabajando – dijo Ángela, después suspiro y nos miro con cariño.

- Bueno, si, pensándolo mejor, si puedo imaginarlo.

Mire que Edward sonrío de esa manera tan sensual que siempre hacia que se me acelerara el pulso.

-Bella y yo solo hemos venido al despacho un momento para revisar unos cuantos detalles del proyecto- le dijo Edward a Ángela- ya sabes que vamos a presentárselo a Carlisle dentro de dos semanas.

- Si y todos estamos deseando saber que han fraguado esta vez- dijo Ángela- pero van a dar las doce campanadas dentro de unos minutos, así que será mejor que bajen ya. Y es una orden del numero uno en persona.

Ángela bajo el tono de voz y añadió en tono de conspiración:

-Van a anunciar algo justo después de las doce.

-¿Si?- Edward arqueo las cejas con gesto curiosidad.

Mire a Ángela y esta volteo a mirarme y me dijo

-¿Crees que podrás convencer a este hombre de que se una a la fiesta?

Mi corazón comenzó a latir con fuerza por las palabras de Ángela y en ese preciso instante sentí la necesidad de darle un gran abrazo a Ángela, y es que lo que mas quería en este instante era dejar el trabajo y bajar a la fiesta.

-Hare lo que pueda –dije quitándome las gafas, y con demasiada seriedad como para provocar la risa de Ángela (si soy patética lo se)

- Estupendo- dijo Ángela – El Sr. Cullen quiere que la fiesta de Noche Vieja sea perfecta para todos.

Ángela se giro y salio de la oficina, gire mi rostro para ver a Edward.

- Solo un minuto o dos más- dijo dándome esa hermosa sonrisa y añadió. —Te prometo que después bajaremos.

-- Si, seguro – asentí, pero no pude evitar sentir una cierta frustración al darme cuenta de que no nos íbamos a reunir con los demás inmediatamente.

Comenzaron a transcurrir los minutos. Mire mi reloj de pulsera, el cual indicaba que faltaban tan solo cinco segundos para que dieran las doce campanadas. Cuatro. Tres. Dos. Uno…………..

Bien, el Año Nuevo había llegado, pero yo no escuche ni las campanas ni el descorchar de botellas de Champán. Ni buenos deseos ni abrazos, ni besos…

Este pensamiento hizo un nudo en la garganta de desilusión. Pero no podía dejar que se me notara la frustración que sentía, no podía permitirlo sabiendo que al final, acabaria reuniéndome con mis compañeros en el auditorio. No quería que tampoco Edward me notara lo molesta que estaba.

No. Iba a mantener la cabeza muy bien alta y a reír con los demás. Me encontraba decidida a que nadie se diera cuenta de lo mal que me sentía.

Y sintiéndome sumamente desgraciada, me mordí el labio inferior y me desee a mi misma un Feliz Año Nuevo.

ESPERO LES AGRADE LA HISTORIA SOY NUEVA ASI K =( NO ME MATEN SI NO LES GUSTA