Este fic!! x3

Amo este fic xD, por eso me anime a publicarlo.

Así que espero que tenga una buena acogida =D.

Y perdonen el enredo de nombres que tengo x3

Ah! Y les recomiendo que tegan preparado, así listo para escuchar el ending de la primera temporada, aquel cantado por Mimí xD, oírla mientras se lee le da todo el toque al fic ;D


El octavo mes ya había comenzado. Era el primero de Agosto del 2008, otro aniversario más de los acontecimientos ocurridos hace diez años, de los sucesos fantásticos vividos por ocho niños y ocho digimons.

—Hoy es primero de Agosto.

Yamato había sacado un brick de leche de la nevera y se lo bebió todo antes de contestar.

—Lo sé.

—¿Tienen pensado hacer algo?

—Lo mismo de siempre.

Fue a su habitación. Su padre la mantenía tal cual a pesar de que se había mudado solo hace un par de años. Echó una rápida mirada en el espejo, cogió su amada guitarra y un bolso y salió.

—Ya me voy —dijo, calzándose los zapatos en la entrada.

—Saluda a Gabumon de mi parte.

—Lo haré, papá.

—Y dile a T.K. que lo espero para cenar la próxima semana.

—De acuerdo. Nos vemos, papá.

(...)

—¡Date prisa hermano!

—Ya voy. Sólo dame… un segundo.

—Si no te apresuras los demás nos dejarán.

—Claro que no. No exageres —Taichi hurgaba en todas partes, en los cajones, en el armario, debajo de la cama.

—Lo habré dejado en el departamento… —murmuró para sí.

—¿Qué tanto buscas? —preguntó Hikari, asomándose por la puerta.

—Mi telescopio. Pensaba dejárselo a Agumon.

—Ya lo sé, tonto. ¿No recuerdas que anoche me lo entregaste para que no olvidaras llevarlo?

—¿Eeeh? ¿Lo tienes tú?

—Por supuesto.

—Aaah —suspiró.

—Ya vámonos.

—Sí, vámonos.

—Hermano —dijo Hikari una vez que salieron del edificio.

—Dime.

—No olvidaste empacar tu ropa interior, ¿verdad?

—Ay, Hikari, claro no —contestó en un suspiro cansino.

—Bien —sonrió su hermana.

(...)

—Ya está.

—Sora, se te está haciendo tarde.

—Ya lo sé, mamá.

—Date prisa.

—Mamá —se quejó para sí mientras se echaba un bolso y una malla con una pelota de futbol sobre los hombros y salía de la habitación. —Adiós mamá.

—¿Vas a jugar soccer, Sora?

—Este balón es para Tai —dijo. —Se me hace tarde…

—Adiós hija. Envíale mis recuerdos a Biyomon.

—Está bien.

—Cuídate mucho.

—Cuídate tú también. Despídeme de papá cuando regrese.

—Lo haré.

(...)

—Ten. Preparé muchos bocadillos. Espero que sean suficientes.

—No te preocupes mamá. Sabemos cómo alimentarnos en el Digimundo.

—De todas formas un poco de comida nunca está demás.

—En eso tienes razón —comentó, con una media sonrisa.

Kōshirō tomó el paquete envuelto en tela verde que su madre había preparado. Llevaba su inseparable laptop en la espalda.

—Tengan mucho cuidado.

—Ya lo sé mamá.

—Dale mis saludos al señor Tento.

—Sí. Despídeme de papá. Nos vemos.

(...)

—Bueno, creo que con esto será suficiente.

—¿No crees que llevas demasiado?

—Nunca se sabe cuando algo puede ser realmente necesario. Prefiero asegurarme.

—Sí, bueno. Tú nunca vas a cambiar Jō.

—Bien. Es mejor que me vaya.

—Sí. Buena suerte.

—Gracias hermano.

(...)

—Nos vemos después.

—Por favor, ten mucho cuidado.

—Sí, mamá.

—Y dile lo mismo a Yamato.

—No te preocupes.

Se apresuró hacia el ascensor.

—Buenos días T.K. —le saludaron dos alegres voces.

—Buenos días.

—¿Piensan pasar muchos días en el Digimundo? —preguntó Yolei, curiosa.

—Pues… sólo los días que nos mantuvimos en batalla.

—Espero que se diviertan mucho.

—Muchas gracias Cody. Ustedes, ¿tienen pensado hacer algo?

—Pues ahora mismo nos reuniremos con Davis y Ken —explicó Cody.

—Estábamos pensando en ir al parque de diversiones que acaban de inaugurar en Shibuya.

—Ah, Shibuya. Yamato y yo iremos mañana.

—¿Ah sí?

—Así es Yolei. Iremos a recordar a unos amigos.

Los tres amigos salieron del edificio, a fuera esperaban Davis y Ken.

—¡Muchachos! —gritó el alegre Davis.

—¡Davis! —exclamó Yolei.

—Oye, ¿tú qué haces aquí? —le espetó a T.K.

—Ya me iba —sonrió Takeru. —Nos vemos chicos.

—Adiós —dijeron todos al unísono.

—Ay —exclamó Davis, viendo como Takeru se alejaba. —La verdad es que me dan un poco de envidia.

—Ya Davis. Dijimos que no los molestaríamos este día. Recuerda que es su aniversario.

—Eso ya lo sé Ken, no tienes por qué recordármelo —dijo el aludido, haciendo un puchero con las manos hundidas en los bolsillos. —Es que Hikari también irá, y estará a solas con Takeru…

—No estará sola. Recuerda que irán todos los mayores —dijo Cody.

—Eso también pero…

—Pues no perdamos más tiempo —interrumpió Yolei con un brillo en los ojos. —¡El parque de diversiones nos espera! ¡Niños elegidos, vámonos!

(...)

—¡Miren! Ahí viene Takeru.

—Hola Kari.

—Menos mal que llegaste. Yamato estaba a punto de ir a buscarte —bromeó Taichi.

Yamato hizo un ruido de desdén y lo ignoró.

—Bueno, ya estamos todos, ¿no?

—No, Jō. Aún falta alguien —respondió Kōshirō.

—No me digas que… —comenzó a decir Sora con una sonrisa.

—¡Chicos! —exclamó una alegre voz.

—Miren, ahí viene —dijo Taichi.

Mimí venía corriendo, con una sonrisa radiante y agitando la mano hacia sus amigos.

—Mimí —exclamó Sora cuando la chica se reunió con ellos.

—Lamento el retraso —dijo tras recuperar el aliento. —El avión tardó un hora en aterrizar.

—No te preocupes. Llegaste justo a tiempo —Kōshirō terminaba de teclear en su laptop.

—Pensé que te veríamos en el digimundo —dijo Sora.

—Es que esta vez quería ir junto con ustedes. Esta vez es más especial que las anteriores.

—Es cierto —dijo Tai, risueño.

—Ahora está todo listo —dijo Hikari.

—Bien. Vámonos.

—Sí.

Caminaron hasta la parada del autobús y subieron a uno que los dejaría justo en el viejo campamento al que asistieron aquel primero de Agosto inolvidable. Una vez allí, se encaminaron hasta la pequeña cabaña abandonada y sacaron sus digivices mientras Kōshirō terminaba de teclear los últimos detalles en la computadora extra que Jō había llevado.

—La dejaremos oculta en la cabaña, sólo por si la otra puerta no quiere abrirse. Dudo mucho que alguien venga y la robe. Este campamento fue cerrado hace mucho —explicaba Kōshirō.

Todos se pusieron el línea.

—Bien, Kari y T.K. , usen sus D-3.

—Sí — alzaron sus D-3 hacia el cielo. —Puerta al Digimundo, ábrete.

En el cielo aparecieron luces de colores y un torbellino de agua y luz se cernió sobre ellos.

—Vámonos muchachos —dijo Taichi.

—Sí —exclamaron todos.

Cuando Yamato abrió los ojos, se dio cuenta de que uno de los muchachos había caído sobre él. Alzó un poco la cabeza y vio una cabellera castaña muy clara. Frunció el ceño, y el corazón le dio un vuelco sin saber por qué.

—Eeeh… Mimí. Mimí, despierta por favor.

Le costó unos segundos hacer que la chica Tachikawa abriera los ojos. Cuando lo hizo, no reparó en seguida en lo que había sucedió.

—¿Ya llegamos? —preguntó con voz adormilada, incorporándose levemente.

—¿Podrías hacer el favor de quitarte? —dijo Yamato, con voz carente de emoción.

—¿Qué?

Mimí lo miró, y tras un par de segundos, se puso roja como un tomate y se levantó rápidamente.

—Lo siento mucho, superior —se disculpó. A pesar de que los años habían pasado y que ella ya había cumplido diecinueve, seguía llamándolo "superior".

—Descuida —dijo él, sacudiendo el polvo de su ropa. —Despertemos al resto.

—Sí.

Los demás se encontraban en el mismo lugar, todos habían perdido la conciencia.

—Kōshirō… ¡Kōshirō! —Mimí lo zarandeó.

—¿Qué? —dijo él, sobresaltado.

—Sora —la chica abrió los ojos lentamente, recibiendo una caricia en el rostro.

—Matt.

—¿Estás bien?

—Sí.

—Superior Jō —decía Mimí, zarandeándolo también. —Ya despierta, por favor.

—Taichi, levántate —dijo Yamato sin nada de delicadeza, moviéndolo con un pie.

Takeru y Hikari despertaron solos.

—Bueno, hemos vuelto al Digimundo, amigos. —anunció Kōshirō.

—Me pregunto dónde estará Agumon. Ellos sabían que vendríamos, ¿no, Izzy?

—Pues hablé con Tentomon antes de salir de casa.

—Qué extraño —murmuró el líder un tanto cabizbajo.

—¡Taichi! —se escuchó un grito más allá, y ocho digimons salieron de entre unos arbustos.

—¡Agumon!

—¡Tai! —Agumon se lanzó a los brazos de su camarada. Lo mismo hicieron los otros siete digimons.

—¡Kari!

—Gatomon.

—¡T.K.!

—¿Cómo estás Patamon?

—¡Sora!

—Piyomon —ambas se fundieron en un abrazo.

—Sora, te extrañé mucho.

—Y yo a ti.

—¡Matt!

—Gabumon, amigo.

—¡Jouuu!

—Gomamon. Qué alegría verte.

—¡Mimí!

—¡Palmon!

—¡Mimí!

—¡Palmon! —se abrazaron muy fuerte, con lágrimas en los ojos.

—Izzy.

—Tentomon —sonrió el pelirrojo.

—Qué bien que llegaron pronto.

Pasaron un bueno rato disfrutando del reencuentro, hasta que emprendieron la marcha hacia el lugar que todos habían escogido para pasar la primera noche. No tardaron en llegar al lago donde Garurumon derrotó a Seadramon.

—Bien muchachos, iré a buscar madera —dijo Jō.

—Espera, aún es muy temprano. Busquemos madera cuando esté por anochecer. Ahora disfrutemos un poco.

—Tai tiene razón —dijo Sora. —Hace mucho calor como para que nos pongamos a trabajar ahora.

—Vayamos a nadar —sugirió Mimí.

—Sí, esa es una excelente idea —dijo Takeru.

—¿Verdad que sí? —Mimí se puso de pie, cogió la mano de Takeru y tiró de él. —Vamos.

Patamon y Palmon salieron tras ellos, los cuatro riéndose a carcajadas.

—Me hace recordar viejos tiempos —dijo Sora, nostálgica, pudiendo casi ver a Mimí y a Takeru como hace diez años atrás.

—Mimí y Takeru siempre solían correr y reír por todo —recordó Kōshirō.

—Eran los más pequeños en ese entonces —agregó Taichi.

—¿Mimí y Takeru eran muy amigos? —preguntó Hikari.

—Como eran los más infantiles, solían tomar todo como un juego —dijo Yamato.

—Eso hizo que se mantuvieran muy unidos —dijo Sora.

—Ya veo.

—¿No me digas que estás celosa, Hikari? —preguntó Taichi con un pícara sonrisa.

—Claro que no, hermano —respondió ella con una sonrisa muy convincente.

—¡Muchachos! —los llamó Mimí desde el lago, haciéndoles señas con la mano. Ella y Takeru ya vestían sus bañadores y estaban sumergidos hasta la cintura, la ropa de ambos estaba tirada en la orilla. —¡Ya vengan! ¡El agua está deliciosa!

—A mí ya me dieron ganas de bañarme —dijo Gomamon.

—A mí también —dijo Jō.

—Pues vamos —sonrió Sora.

Pasaron un buen rato en el agua. Taichi retó a Yamato a una competencia de nado, que repitieron tres veces obteniendo siempre el mismo resultado: empate. Hikari tomó muchas fotografías de todos y también filmó unos cuántos videos en una filmadora que había recibido en su cumpleaños. A la hora de la comida los digimons se devoraron los bocadillos que la madre de Kōshirō había preparado.

—Taaai —dijo Agumon con voz quejosa.

—¿Qué sucede?

—Ya no puedo más —dijo el digimon, cayendo de espaldas.

—Glotón.

Todos rieron.

Después de la comida Taichi y Agumon tomaron una siesta. Takeru y Patamon y Hikari y Gatomon se sentaron a la orilla del lago a lanzar piedras. Yamato y Sora charlaban algo apartados del resto, se reían y miraban, y se hablaban en ciertas ocasiones al oído.

—No digas esas cosas —rió Sora, que estaba apoyada en el tronco de un árbol.

—Es la verdad —dijo Yamato, que mantenía una mano en el árbol, junto a ella, como acorralándola.

—Parece que entre Yamato y Sora… —comenzó a decir Gabumon.

—Marcha todo a la perfección —completó Piyomon. Ambos observaban a sus camaradas desde un círculo que habían formado sus amigos, más allá.

—Esos dos —comentó Jō moviendo la cabeza con una sonrisa.

—¿Ya son novios? —preguntó Mimí.

—No, aún no —contestó Kōshirō. —No entiendo por qué no se deciden.

—Llevan con ese juego desde la secundaria —dijo Jō.

—Ya veo —dijo Mimí, observándolos con expresión aburrida.

—Y tú Mimí, ¿ya tienes novio? —preguntó Palmon.

—¿Yo? No, como crees —rió, sonrojándose.

—Pues es normal esperar eso de ti, Mimí —dijo Jō.

—Eres una chica muy linda —dijo Gomamon.

—Sí —dijo Piyomon.

—Así es —dijo Tentomon.

—Tienen razón —sonrió Jō.

—Pero… yo…

—¿No, Gabumon? —dijo Gomamon.

—Pues… sí —dijo, sonrojándose.

—Es cierto. Mimí es una chica muy linda.

—Palmon no, me avergüenzas.

—Pero es la verdad. ¿No lo crees, Kōshirō? Kōshirō —Kōshirō no respondía a su compañero digimon. —¡Kōshirō!

—¿Qué? ¿Qué sucede?

—¿Verdad que Mimí es una chica muy linda?

—Ah, pues… S-sí, sí. Mimí es una chica… muy linda —se ocultó tras la pantalla de su computadora, aproximando su rostro más ella, así nadie pudo ver su sonrojo.

—Muchas gracias chicos —sonrió ella, agradecida.

—Además cantas muy bonito —agregó Gomamon.

—¡Es verdad! —exclamó Jō. —¿Recuerdan la vez que Mimí cantó en el castillo de Shongungekomon?

—Eso no me trae muy buenos recuerdos —comentó Mimí.

—¿Ah sí? Yo nunca te he escuchado cantar Mimí —dijo Tentomon.

—Yo tampoco —dijo Piyomon.

—¿Por qué no nos cantas algo ahora, Mimí? —propuso Palmon.

—¿Qué?

—Sí Mimí, canta —la animó Piyomon.

—Vamos Mimí.

—Anda, canta para nosotros.

—Pero… yo…

—¿Qué sucede, chicos? —preguntó Hikari, acercándose.

—Queremos que Mimí cante una canción para nosotros.

—¡Ah! Me parece una excelente idea. Te voy a filmar.

—¡Pero Hikari!

—Vamos Mimí. Será un buen recuerdo —dijo Takeru.

—Pues… chicos… Está bien —sonrió, poniéndose de pie.

Takeru y Hikari se sentaron junto a los otros, esta última encendió su filmadora. Mimí se ubicó frente a ellos, respiró hondo y se tomó las manos.

Al cielo pido un favor

Que tú me quieras a mí, deseo a morir

Que algún día tú estés por siempre conmigo

Tengo la fe

Más allá, Taichi y Agumon abrieron los ojos.

Yo no sé porque te niegas a creer

Que soy quien más te ama y yo te haré muy feliz

Tarde o temprano serás tú mi hombre

—¿Qué es eso? —preguntó Yamato.

Sora miró en derredor.

—Es Mimí.

—¿Mimí? —repitió Yamato, mirando en la misma dirección de Sora.

Yo sé que el cielo me va escuchar

Lo presiente mi corazón

Y al escuchar mi canción yo estoy muy segura

Vendrás aquí.

No temas no te haré mal

Esa canción…

Debes dejarte llevar por un mar azul

Mucho te puedo ofrecer

Esa canción era…

No te vas a arrepentir

Era la misma…

No temas, no te haré mal

Debes dejarte llevar por un hada azul

Y algún día tú y yo felices seremos…

—Tsk —Yamato hizo un ruidito de fastidio y se alejó de ahí lo más rápido que pudo.

—Tengo la fe. Mmmm… mmm… mmmmm.

—¡BRAVO!

—Bien hecho, Mimí —dijo Taichi, acercándose a sus amigos.

—Mimí sigue cantando precioso, ¿no es verdad? —volteó a mirar, pero estaba sola. —¿Matt? ¡Matt! Qué extraño.


¿Cómo estuvo? x333

En lo personal me gusta mucho el primer capítulo.

Quise escribir un fic con mucho diálogo porque al escribirlo realmente pensé mucho en la serie, y a cada línea que alguno de los Digidestinados decía, imaginaba su voz (es del doblaje mexicano que amo tanto *-* xD). Pero si resulta muy confuso tanto diálogo seguido, perdón! u_U.

Trate de ser fiel a la personalidad de cada personaje, pero no soy perfecta xDD.

Y eso...

Se fijaron en lo raro que se pone Matt con Mimí?!?!? xDDD.

Ese es el punto clave de esta historia xDD

Espero que les haya gustado.

Dejen algún comentario para saber si debo continuar.

Gracias por leer

Lyls