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Tómame de una vez! Y solo como tu sabes hacerlo...
Kaoru se
abalanzo sobre su senpai, dejándolo completamente de espaldas contra
el pasto y se quita la camisa
- Estoy esperando – dijo enfadado
Eran alrededor de las 6 de la tarde en pleno invierno, el cielo anunciaba la lluvia. No había gente en los alrededores, ya que el entrenamiento habría finalizado hace mas o menos 1 hora.
- Pero...espera...- Inui se sienta - ¿No crees que es muy pronto?- y le besa la punta de la nariz
- ¿Pronto para que?
- Esperemos un poco, quiero prepararme para tenerte conmigo otra vez. – respondió en un tono tranquilo
- Tu siempre esperas momentos precisos – decía mientras desabrocha la camisa de su senpai lentamente - aplicas probabilidades a todo, algunos fríos cálculos, pero, no te das cuenta de que el momento... – hace una pausa para rozar los labios del mayor, que estaba muy cerca - ¿Tal vez sea, ahora...?
- Que juguetón eres... – Inui aprovecha ese momento para poner a Kaoru contra el suelo y besarlo.
Un beso de su senpai, lo era todo, una cálida demostración de amor, sin tiempo, sin cálculos, sin pensar. Solo sentir.
- Kaidoh – susurra Inui- sabes que siempre te he adorado, y sabes también que soy frió, algo callado y calculador, pero intento mostrarte siempre lo especial que eres para mi- confeso abrazándolo.
Ese abrazo, tan acogedor para Kaidoh, no le podría sacar muchas palabras de su boca.
- Senpai... - dijo abrazándolo con todas sus fuerzas, y aunque el también sabia que era algo callado, muy poco expresivo, lo que le decía a su senpai, era con toda su alma
- Lo sabes muy bien, eres especial. No eres estadisticas ni cálculos: Eres Kaoru Kaidoh, mi Kaoru Kaidoh., lo único que amo de verdad... –Dicho esto, apoyo su cabeza en el hombro derecho de su pequeño y le pregunto – Y tu, ¿Que piensas de mi?
Esa pregunta genero un pequeño silencio, Kaoru nunca le habria dicho a su senpai lo que pensaba de el.
- "Que eres para mi..." – pensó, y dijo – Tu eres todo, toda mi vida, me gusta como eres, de pies a cabeza, de mente a corazón... Me gusta TODO de ti, como hablas, como piensas, como sientes.
Comenzó a jugar con el cabello de Inui y continuo.
- Contigo me siento bien... protegido... amado. - inspiró fuertemente, para contener un poco el nudo que nacía de su garganta- Por favor, senpai, se lo pido: No se aleje de mi, nunca-aunque sin gemidos ni sollozos, los suspiros de tristeza cerca del cuello de inui también respondían a la pregunta de éste-
- Mi pequeño, por favor, no llores – Lo levanto del pasto, sentándolo, le acaricio los negros cabellos mientras daba besos en sus mejillas - jamás me alejare de ti, porque eres todo mio y soy todo tuyo – Con sus dedos, limpiaba las pocas lagrimas que salian de los ojos de Kaoru – Y para siempre, Kaidoh
El abrazo de Kaoru se hacia mas fuerte. El no era de los que lloraba, siempre se mostraba rudo, pero con Inui era el único con el que podía sentirse comprendido y liberarse, sin miedo, sin vergüenza.
- Por favor, déjame, amarte y ser el único en tu vida - le susurro al oído, mientras con su nariz acariciaba el rostro del otro suavemente. – Eres un tesoro para mi y quiero cuidarte, ¿Me permitirás hacerlo? - le pregunto retirando sus gafas para dejar a la vista esos hermosos ojos que el menor solamente tenia el placer de conocer.
Ambas miradas se encontraron. En ese entonces kaidoh no dijo nada.
- Te amo, Kaidoh. – dijo el mayor, para darle nuevamente un beso. muy tierno, que delataba el amor entre ellos y que cada vez, sin perder la lentitud del beso, éste se hacía más apasionado y profundo el Inui lo abrazaba posesivamente a su cuerpo.
Kaoru sentía una mano rozando su espalda que le produjo un suave cosquilleo y arqueó levemente su espalda hacia su senpai. En ambos, la respiración se volvía tibia y un poco mas rápido. Sadaharu se detuvo, y le susurro:
- Espera, aquí no. Vamos a otro lugar - La pareja se levanta del piso – quiero mostrarte mi amor, de una manera inolvidable - le dijo tocando su fino rostro
- ¿Y donde es ese lugar? - preguntó el menor.
Inui sin decir nada, tomó a la mano de Kaidoh, haciendo que este al principio se pusiera nervioso.
- ¿Quieres venir a mi casa? - pregunto con una sonrisa tierna en sus labios.
Kaoru solo lo miró y le devolvió una sonrisa.
