"Ouch" Mierda. Se había pinchado otra vez sin querer. Eso era lo que pasaba cuando Miura Haru se pasaba una semana entera sin hacer nada y luego tenía que correr para acabar los cosplays que había prometido a un amigo en un solo domingo. Y es que siempre se decía lo mismo. "Dejaré de perder el tiempo y empezaré a hacer las cosas como Dios manda! Iré al gimnasio, me pondré en forma y así también conseguiré un novio de una vez por todas!" Pero al final, acababa tumbada en el sofá todo el día llorando porque cierto dorama coreano era precioso y romántico. Y aunque odiaba admitirlo, ese comportamiento era el exacto motivo de su soltería
"Pero JaeJoong!"
Haru, Cállate. Intento contar una historia…. Y no rompas la cuarta pared! Eso no está bien!
A ver, por donde iba? Ah, sí, pues Haru no tenía un novio por que a sus 24 años de edad era una vaga de mierda y lo mas que hacía era rascarse el culo de vez en cuando mientras sus amigas salían de fiesta cada noche y se iban a la playa con sus parejas, o simplemente trabajaban y ganaban un mínimo de dinero
Simplemente, a veces era demasiado amable esta chica. En vez de ir a la playa con las chicas de su clase en la uni, o irse un mes a Italia con Chrome, prefirió quedarse en casa con la rutina anual de ayudar a Sora a preparar convenciones de anime. Sora era uno de esos amigos especiales. Se conocieron en primaria, y desde entonces fueron casi como hermanos. Él siempre la ayudaba y apoyaba en todo lo que hiciera falta y le enseñó la importancia de ser uno mismo sin hacerle caso a las opiniones ajenas. De hecho, Sora era el ideal de marido que tenia Haru. Bueno, no exactamente. Sora era por así decirlo el gay mas gay del mundo, y creo que toda mujer prefiere un marido heterosexual.
Pues allí estaba ella. Aun cosiendo el ultimo cosplay de Sailor Moon que le había pedido Sora, y los planes para el resto de la noche eran simplemente mirar Protect the Boss otra vez y llorar porque JaeJoong es simplemente perfecto.
Gente. Gente. Montones y masas de mucha gente fea sudorosa y alborotada. Haru se empezaba a aburrir de los eventos de anime de cada año. Cuando se es adolescente está bastante bien perderse entre las multitudes en un recinto desconocido, hacer fotos a la gente y lo mejor: gastarse tanto dinero que acabas sin blanca para el resto del año, seguir comprando con el dinero prestado de un amigo, y si al amigo también se le acaba, alguien (o sea, tú) acabará volviendo a casa debiéndole un 'favor' a la mafia rusa. El tema es que, últimamente, la música de los concursos de baile eran siempre canciones de ese tal Justin Bieber que Haru no soportaba, y las fechas coincidían con los peores meses de más calor, la comida estaba más cara con el aumento del IVA, Sora se iba a un rincón a buscar Wi-Fi, y la gente del staff no se molestaba en hablar con ella, sin contar el detalle de que cada año se vendía más o menos lo mismo y la gente se vestía más o menos de lo mismo, el recinto era el mismo, su paga no era la misma, era menos, y todo esto sumado significaba una sola cosa para la morena: aburrimiento extremo.
"Haru! Mi amor ven aquí~!" A pesar de encontrarse al otro lado de la enorme habitación, la dulce voz de Sora llegó perfectamente a los oídos de Haru. También a los oídos de todas las demás personas pero esos son detalles insignificantes. El tío ni siquiera usaba un micrófono… como coño tenía tanta potencia de voz? Y esa manía suya de llamarle a todos 'mi amor'… Haru se levanto de su silla, sin soltar ni un momento lo que estaba comiendo, y se dirigió a él. "Quiero presentarte a alguien!" Le dijo el chico. La única reacción que provoco esto en Haru fue ese típico pensamiento que yo por lo menos suelo tener muchas veces: 'Mierda."
Conocer a los 'amigos' de Sora, no estaba precisamente en la lista de 'mis cosas favoritas' de Haru, y en ese preciso momento, aun menos. El chico tenía muy buen gusto para los hombres, hay que admitirlo, pero luego tenía la manía de intentar emparejar a todo dios con alguien, y para eso, ya no tenía tan buen gusto. Siempre que le presentaba alguien a Haru, era con ese propósito, y es que no daba ni una. Todos los tíos que le llevaba a la pobre, eran o pervertidos, o estúpidos, o maleducados, y uno hasta era secretamente mujer. Por lo tanto, Haru no estaba muy entusiasmada.
Un par de ojos verdes se encontraron con los suyos. No era una de esas miradas bonitas de 'amor a primera vista' o de 'primer capítulo de telenovela'. Más bien, era el contrario. "Maleducado… lo sabía" Pensó al ver lo que le esperaba, pero como era una chica correcta y no había sido criada por una pareja de pollos rosa en el fondo de un rio, sonrió y se presentó.
"Soy Haru, mucho gusto." No hubo respuesta. "Cómo te llamas?" Lo intentó otra vez. Seguía sin haber respuesta. Ese asqueroso ni siquiera se molestaba ya en mirarla. Increíble. Por una parte estaban los amigos groseros de Sora, y luego, a un nivel muchísimo superior, estaba éste.
"Es un amigo mío, Gokudera Hayato. Mira! Es italiano~ Como a ti te gustan!" Ya os imagináis por qué digo que Sora nunca daba en el clavo. Eso de intentar romper el hielo, no era lo suyo para nada. Haru sintió sus mejillas cubiertas de 50 sombras de rojo.
"S-s-s-s-sora! De que hablas? Nunca he dicho eso en mi vida! Me gustan los hombres como me gusta la música! Recién salidos de la SM! No vayas por el mundo inventándote historias!" Se daba cuenta de que no le estaba dejando al otro chico muy buena impresión, pero que más da? Él también era un borde de mierda. Además, por un momento, a Haru le pareció oír la palabra 'rarita' salir de su boca. Borde….
"Esto, amores míos~ Me necesitan por allí así que llevaos bien, ok?" Sora me giñó el ojo y se fue dando saltitos hacia donde estaba su compañero de piso Squalo con la simple intención de ligar con el sin obtener resultados. Esto normalmente acababa con Squalo harto de su vida, dando gritos y tirando cosas… y la gente, como no, filmando la escenita.
"Bueno… como conociste a Sora?" Haru se libró de sus prejuicios por un instante y hizo su mayor esfuerzo para ser amable con ese cabrón que no se lo merecía.
"Salía con mi hermana." Oh así que sabía hablar. Tenía una voz bastante sexy… Haru hubiera cambiado su opinión sobre él solo por su voz, pero eso sería bastante estúpido por su parte.
"Espera, qué? Pero si no podría ser mas gay…"
"Es completamente debido a mi hermana." Casi había indicios de una sonrisa. Una de esas sonrisas de estrella de televisión, pero Haru no iba a caer por eso. Lástima. Sé de muchas chicas que matarían por ver esa sonrisa.
Haru se acabo la última lata de cerveza que quedaba en su cocina y se dejo caer en el sofá. Había sido el día más agotador de su vida. Sora la había casi obligado a comer con él y con Gokudera, seguido del té de las cinco, la merienda, un helado, la cena, y como pudo escaquearse de pasarse la noche con ellos de bar en bar, era una de esas preguntas sin respuesta para la humanidad. Haru empezaba a sospechar que Sora solo quería hacerla engordar para cocinarla y comérsela, y luego estuvo 5 minutos riéndose sola de su propia estupidez.
Al menos había llegado a ciertos puntos aceptables de conversación con Gokudera. Todo iba bien, hasta que Sora decidió que sería divertido exponer detalles innecesarios sobre el exacto tamaño de lo que el italiano llevaba bajo los pantalones, y mejor no preguntar cómo es que lo sabía.
Al parecer, el borde ese tocaba el piano y componía canciones y no sé que mas. Honestamente, a Haru no le importaba una mierda los meritos de ese tío. Se acababan de conocer y el ya la había tachado de estúpida. Vale que lo fuera un poco, pero no hay que pasarse.
Ahora, paremos un momento a mirar la situación: Miura Haru, 24 años, soltera, tumbada en su sofá, otra vez, mirando fijamente el techo, otra vez, pensando obsesivamente en un tío que ni siquiera le caía bien. A ver, mirándolo por el lado positivo: en una de sus clases de Universidad, tenía que hacer un proyecto relacionado con la música, y necesitaba a alguien que le escribiera una canción para el proyecto, que por cierto, era el 30% de la nota final, y luego estaba este amigo de un amigo que casualmente era compositor. No, mejor no. Nuestra protagonista tiene el defecto de ser increíblemente terca y claro que no iba a confiarle a ese maleducado el 30% de su nota final! Faltaría mas! Es que el simple hecho de pedírselo parecía imposible. El era tan frío y seco, era como uno de esos personajes de las pelis americanas que se ponían gafas de sol y le daban la espalda a las explosiones solo porque sí. De alguna manera, el hilo de pensamientos de Haru, acabó en algún cantante coreano, no preguntéis la relación entre una cosa y otra, y pensando en DBSK, nuestra protagonista se quedo dormida en el sofá de su salón.
Ok, este ha sido el primer capítulo. Lo siento si de momento no ha pasado nada interesante y si es muy corto, pero los próximos caps serán mejores. Como os habréis dado cuenta ya, supongo, Sora es un OC. Es el típico amigo gay que se mete en las relaciones ajenas por que se aburre en casa, pero en el fondo es un encanto (y sí, me he basado en amigos míos de la vida real para hacerlo a él). Eso de que liga con Squalo lo puse por pura diversión personal, no os preocupéis que no acabaran juntos ni nada parecido. Sora no acabará con nadie, solo está para mover un poco la cosa~ Bueno, ya lo veréis. Pero agradecería que me dierais vuestra opinión sobre él.
He hecho que Haru sea una fan loca del k-pop porque es un headcanon mío, igualmente intentare no insistir mucho con el tema… pero bueno.
SM es una discográfica coreana, JaeJoong es un cantante y Protect the Boss es un dorama. No creo que tenga que explicar más. Bueno, esa parte del favor a la mafia rusa… es un juego entre una amiga y yo: como ella es rusa la llamamos mafiosa a veces en broma, y una vez le pedimos dinero prestado para comprar merchandising y dijo que solo le debíamos un 'favor'. Ok, no tiene gracia… pero en fin, espero que hayáis disfrutado con este capítulo y hare lo que pueda para actualizar este fanfic lo más a menudo posible~
Gracias por tomaros el tiempo de leer y espero que leáis el próximo capítulo~
