Bueno... Este es mi primer proyecto en el fandom de Naruto Shippuden, hecho para complacer a Rotoko Moloko-sensei, (que quizá sea el único en leerlo)
2.- Soy de las que dicen que Sasori debió sobrevivir, y además soy demasiado buena para matar a alguno de estos asesinos seriales…
3.- Me he tomado muchísimas libertades con la historia de la serie, así que no va a estar muy canon la historia
4.-Me encanta la introspección y el "preámbulo" por lo que los cítricos van a estar en los capítulos más adelantados. Y… amo el romance agridulce pero no se me da bien la comedia 3
5.- Tardo de 3-7 días en actualizar
Aclaro que Pein/Konnan no va a ser la única pareja, va a haber KisaItaKisa, SasoDeiSaso y KakuHidaKaku (sí, se van a rolar los papeles) Aunque esta historia arranca con Pein/Konnan aderezado con un poquito de KisaItaKisa (parezco mojojojo dando un monologo ¬¬)
Disclaimer: Naruto Shippuden y todos sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto, esta historia está hecha sin posibilidad alguna de lucro (al contrario, le hago más propaganda a la serie) así que no molesten con el copyright.
Ya terminé la misa obligatoria ¬¬ disfruten XD
CAPÍTULO 1:
El Código de Pein
La única mujer del Akatsuki despertó con un pequeño malestar en el estómago ese día, presintiendo que algo malo iba a pasar. Manteniendo la calma, se duchó, vistió y alistó en unos minutos, saliendo de su habitación en el momento en el que Pein cotidianamente bajaba de las escaleras para encontrarse con ella.
Se le hizo mala señal que el mencionado no apareciera, pero no quería incomodarlo yendo a ver qué sucedía, sabía que a él no le gustaba que nadie entrara a su habitación sin una muy buena razón. Pasando del asunto y regañándose mentalmente por ponerse así por un retraso, se encaminó a la cocina, donde ya algún Akatsuki se afanaba con el desayuno. Tomó un sencillo cereal y se sentó a la mesa saludando con un suave "buenos días" a las dos personas allí presentes.
-Buenos días, Konnan-san –devolvió el tipo azul atacando un cuenco rebosante de carne. Hoshigaki Kisame tenía un aire intimidante con su par de diminutos ojos plateados, branquias en las mejillas y varias hileras de colmillos imponentes, sumándole a que consumía carne casi cruda a todas las comidas. A pesar de todo, era uno de los compañeros más amables y corteses que tenía, lo que no hablaba precisamente bien de la organización.
Por otro lado, una seca cabezada de Uchiha Itachi le indicó que le había oído, este apuesto joven de cabello negro y grandes ojeras era todo lo contrario a Kisame: frío, silencioso y en sí muy reticente al contacto humano. No sabía mucho de él, de hecho, casi no convivía propiamente con nadie salvo Pein y tal vez Deidara.
Konnan almorzó deprisa, consternada por la desaparición del siempre puntualísimo Líder, y se puso de pie con una fingida calma. No quería imponerle su presencia, pero ya iban unos días en que lo sentía distante y hasta un poco huraño con ella. Había memorizado cada estado de ánimo de él… cuando estaba feliz, triste, enojado u ofendido, todo. Con una simple mirada le bastaba para entender lo que le sucedía y actuar en consecuencia, y esto se aplicaba también a la inversa. Pero por primera vez, se sentía perdida con su actitud.
Decidida a saber qué le pasaba, preparó unas tortillas y un vaso de jugo de naranja, poniendo manzanas (la fruta favorita de Pein) en una bandeja. Subió de nuevo asegurándose de sentir alguna presencia antes de tocar a la habitación de su compañero.
¿Su compañero?
No, era más propio decir su mejor amigo, su complemento. Desde la infancia se habían apoyado mutuamente, sintiendo las inclemencias de la guerra y el dolor de perderlo todo, y hasta la fecha, entre ellos se brindaban la amistad necesaria para seguir siendo humanos a pesar de los asuntos en los que se inmiscuía esa organización criminal llamada Akatsuki, a la que se sentía tan ajena. La única razón de estar allí era el ser la mano derecha de Pein y cuidarlo…
… y sentirse cuidada y protegida por él.
-¿Qué sucede? –una estoica voz flotó entre las rendijas de la puerta –Ah, Konnan, adelante
Sin esperar un segundo llamado, ella giró la manilla y empujó con la cadera la puerta para cuidar que no se derramara nada de lo que llevaba.
-Te traigo el almuerzo, Nagato. Como vi que no bajabas, iba a… -se cortó al ver los brillantes ojos de Pein a pocos decímetros de ella. Éste se acercó con más cuidado y recibió la bandeja dejándola en una mesita, para luego mirarla nuevamente a los ojos. Supo que algo le preocupaba muchísimo, por lo que se armó de paciencia y suprimió con insistencia la calidez que la embargó por la simple cercanía de él. -¿Qué sucedió?
- Es más bien relacionado… bueno, ya sabes que eres como mi hermana, pero… -Nagato ¿TARTAMUDEANDO? ¿Qué cuernos pasaba? –no, nada, lo lamento. ¿Puedes bajar por favor? Necesito que atiendas al representante del sector nueve…
-Oh... –susurró extrañada –está bien.
Salió como había entrado, con el plus de un vacío en el estómago por dos razones: Nagato le estaba ocultando algo muy importante, y… la consideraba su hermana…
¡Su hermana! No sabía por qué se sentía tan ridículamente contrariada por esa palabra. Creía que su relación con él estaba muy clara…
Podía considerarse una exageración reaccionar así, pero algo que no le gustaba iba a pasar, su instinto se lo decía. Y desgraciadamente, su instinto ninja nunca le fallaba.
Jumm… creo que sé que es lo que quiero hacer, pero no sé cómo hacerlo… fuck… ¬¬ ya veremos cómo se van dando las cosas por aquí XD
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Siguiente capítulo: Lejanos murmullos.
