—¿Mirando las estrellas? —una voz la saca de la ensoñación, Marinette gira su cuello y nota a Chat Noir sobre la baranda— Es una bella noche... ¿No es así, My Princess?

Al oír la última palabra, decidió preguntarle esa duda que tuvo desde el día que lo vio sin su traje por primera vez, pero nunca tuvo la oportunidad.

—Chat... ¿Por qué ese apodo?

—¿My Princess? —interrogo no muy seguro.

—Exacto —espetó— No soy una princesa para que me llames de ese modo —replicó.

Apretando con fuerza lo barrotes. Chat Noir miró por un momento las estrellas.

—Los apodos no son muy ligados a la realidad, algunos llaman bebe, cielo, corazón y te aseguro que no es lo que parece.

—No soy indefensa como una princesa —replicó mirándolo fijamente. El gatito rió al verla con sus mofletes inflados. Se veía adorable, molesta.

—No te apode así porque seas indefensa, sé que eres muy valiente —repuso haciendo que Marinette se pusiera nerviosa por el halago— Además creo que la televisión está demostrando que las princesas se pueden cuidar solas, sin la necesidad de que la protejan.

—Pero igual...

—¿Te molesta? —preguntó interrumpiéndola— Si quieres puedo dejarte de llamar así.

—¡No dije eso! —exclamó. La verdad es que en el fondo le gustaba ese apodo— Pero ¿Llamas a todas las civiles así? —El simple hecho de pensarlo le molestaba porque de alguna forma creía que algo especial entre ellos dos. Aunque no es que quería tener algo especial con Chat Noir.

—¿Celosa si fuera así?

—¡No! —negó sintiendo que tenía calor— Pero...

—Eres la única que llamo así.

—¿De verdad?

—Palabra de gato —sonriendo mientras levantaba la mano— Mira, My Princess... No sé porque te llamo de esa forma... si tengo que decir una razón, será porque eres como una princesa y aunque no eres indefensa, te quiero proteger como si lo fueras.

Las mejillas de Marinette se pusieron rojas, mucho más al notar lo serio que Chat lucia.

—Pero, da igual el significado, la razón, el motivo, la causa o por qué... ya que no estoy seguro —dijo— Lo único de lo que estoy seguro es que... eres My Princess. ¿Estás de acuerdo de serlo?

—Lo estoy —se limitó a contestar para luego tragar saliva por lo incomoda que se puso.

—Bueno ya debo partir— besándole el dorso de la mano en señal de despedida— Me alegro que haya quedado claro —regalándole una sonrisa— Que tenga un dulce noche y si ve una estrella fugaz, no dude en pedir un deseo.

—Eh... si —dijo, aun estando colorada— ¡Lo mismo digo!

—No hace falta, el mío ya se cumplió... yo solo quería verte —guiñándole un ojo, sorprendiendo a la chica.

Y saltó.

Camuflándose con la noche, dejando a Marinette con el corazón latiendo frenéticamente por el "ataque" inesperado, luego de resolverle esa duda de hace tiempo.