Problemas no pequeños grandes
Resumen
Cuando un importuno Shoko azota el castillo Kimpa, Yoko y Keiki quedan atrapados en el, transportados a Horai. Yoko sorprendida de lo sucedido decide visitar a sus padres, e investigar junto con su kirin la desaparición del kirin de Tai. Pero en el reino de Kei no andan bien las cosas, los súbditos piensan que Yoko los abandono y forzó a Keiki a llevarla de vuelta formando una rebelión contra Kei-oh y pensando que En-oh tuvo también que ver con esto. ¿Podrán Yoko y Keiki volver a Kei? ¿Podrán sus padres entender por que desapareció? ¿Podrá en-oh solucionar el lío en que se ha metido? Y ¿Podrán convencer a Taiki a volver a Tai?
Era un día tranquilo en el palacio Kimpa, Yoko Nakajima mejor conocida como Kei-oh se encontraba en el trono pensando como estaría todo en las afueras del castillo, no quería ser una mala reina como la anterior, Jokaku. Yoko se entero que Jokaku era solo una joven comerciante de Kei, la cual ella se había enamorado de Keiki por su bondad, prohibió a las mujeres entrar a su reino por celos y pensando que las mujeres se habían aprovechado de la bondad de Keiki…
Yoko dio un leve suspiró, su kirin no estaba a su lado la cual la extraño.
-¿Keiki? Murmuro esperando respuesta
Pero nadie respondió, Yoko supuso que debía de estar ocupado haciendo otras cosas.
Había pasado un año de lo sucedido con la falsa reina Joei. Y mucho trabajo le venía por encima, si la comida alcanza, si la economía va bien y más. Era increíble lo difícil de ser reina y ¿Aún así Yuka Sugimoto quería ser reina? No la podía juzgar ella estaba confundida. Pensando en que este mundo era el que pertenecía y no Horai. Pero sus pensamientos se detuvieron al escuchar la voz de Keiki.
-Mi señora, ¿Me ha llamado? Preguntó Keiki
Yoko se sorprendió, ¿Acaso él la habrá oído?
-Keiki Dijo Yoko - ¿Cómo supiste que te llame?
-Recuerde, cuando usted me llame o me necesite, siempre estaré a su lado. Dijo Keiki fruncido – Aunque este lejos
-Ah. Exclamó Yoko – Se me había olvidado
Keiki suspiró
-¿Me necesita en algo? Preguntó Keiki – Dígame
Yoko suspiró profundamente no sabía si decirle lo que le pasaba, aunque en realidad ella no sabía lo que le pasaba. Que confuso
-¿Cómo va todo en la capital? Preguntó Yoko – Eso me incomoda
Keiki no parecía convencido por la cara que puso, Keiki era su kirin, el que la había elegido como reina. Keiki siempre ha sido un hombre de carácter reservado y frío, le cuesta mucho comprender los sentimientos de los demás.
-Todo anda bien. Dijo Keiki – Usted ha hecho un buen trabajo, el reino es un éxito
Yoko sonrió, sus ojos verdes vieron los ojos violetas del kirin. Se alegra que Keiki la apoye. Aunque aún no sabe si él le tiene confianza. Entonces decidió hacer algo, ira al pueblo a hacerle una visita a su amiga Suzu, en la capital
-Keiki. Dijo Yoko con tono firme – Arréglate iremos al pueblo a visitar a una amiga
Keiki se sorprendió de lo que le dijo Yoko, iba a intervenir pero Yoko ya se había ido hacía su cuarto a arreglarse. Suspiró profundamente y se fue a su habitación a cambiarse de ropa.
Keiki estaba esperando a Yoko en las afueras del palacio Kimpa, llevaba cinco minutos esperándola, vio el sol. Ya se estaba ocultando debían de ser las seis y media de la tarde y si Yoko no salía ya tenía que cancelar la "visita a su pueblo" Entonces un brisa fuerte pero no para hacerlo volar sacudió su cabellera y su ropa. Extrañado por el extraño viento fijo la vista hacía el horizonte.
-Que brisa mas extraña. Se dijo – Es como si quisiera crear un Shoku…
Se sacudió la cabeza, no debía de estar pensando en aquello, Hankyo estaba a lado de él, al notar la cara de preocupación de su amo habló.
-Amo. Dijo el Shirei - ¿Todo se encuentra bien?
Keiki dirigió su mirada a Hankyo
-Todo esta bien. Dijo Keiki – Creo yo
Hankyo asintió.
Las grandes puertas del palacio se abrieron dejando ver a Yoko, llevaba la ropa gris que siempre ella utilizaba cuando iba a salir, mientras que Keiki llevaba una tunica de color azul, y tenía su cabello cubierto.
-Perdona la demora, Keiki. Dijo Yoko sonriéndole – No encontraba mi ropa.
Keiki miro el cielo, y se subió en Hankyo y Yoko en Hyouki. Los dos Shireis comenzaron a volar y cuando divisaron Gyoten comenzaron a descender.
-Taiho. Dijo Hankyo – Ya estamos en Gyoten, ¿Desea algo más?
-No, gracias Hankyo, Hyouki. Dijo Keiki acariciándolos en las cabezas
Los dos Shireis hicieron un gesto de estar complacidos por las caricias de su amo, él siempre ha sido un buen kirin y muy leal. Cuando los Shireis se metieron en la sombra de su amo, Yoko y Keiki comenzaron a caminar.
-Su majestad. Dijo Keiki – Siento por ser imprudente pero… La he notado extraña
Yoko se detuvo viendo a unos niños jugando con una bola hecha de paja. Haciendo que Keiki bajara la cabeza.
-Lo siento Por….Lo que acaba de decir. Murmuro Keiki
Yoko miro a Keiki.
-No… esto es que yo pues. Tartamudeo Yoko – La verdad no se que decir Keiki
Keiki frunció el ceño, él sabía que algo le pasaba a Yoko pero decidió no continuar la conversación.
Cuando llegaron, Keiki noto que no era un lugar lujoso era una choza vieja, madera de color marrón y la puerta era de color rojizo.
-Esta casa. Dijo Yoko – Es el restaurante de Suzu
Keiki se sorprendió ¿iban a visitar a la niña que quería asesinar a Yoko? Ella no le agradaba tanto que digamos….
Yoko abrió la puerta y se encontraban demasiadas personas hablando y comiendo panecillos.
-¡Hola! Dijo una mujer de semblante alegre - ¿En que les puedo ayudar?
-Quiero ver a Suzu. Dijo Yoko -¿Se encuentra? Dígale que la busca una amiga
La mujer asintió sin quitar esa sonrisa pícara. Fue a un pequeño cuarto y de ahí salia una muchacha de la edad de Yoko, tenía cabello negro, ojos oscuros y piel cobriza. Sonrío cuando los vieron.
-Hola. Yoko. Saludo Suzu - ¿Cómo te encuentras?
-Shh. Dijo Yoko –No grites mi nombre así
-Oh. Exclamó Suzu – Lo siento (Poniéndose una mano en la cabeza) ¿Qué te trae por aquí?
Suzu parecía que sabía que Keiki estaba ahí, solo que fingía que no lo había visto.
-Vine hablar contigo. Dijo Yoko
Suzu asintió
-Ven. Dijo Suzu llevando a Yoko a la habitación.
Keiki solo miro como su reina entraba a esa pequeña habitación, unos extraños hombres se acercaron al kirin con una sonrisa extraña.
-Oye, tú enano. Dijo un hombre de semblante ancho, sin cabello y era muy musculoso
Keiki no habló, cerró sus pequeños ojos tratando de evadir la vista de esos extraños hombres.
-¿Qué pasa Yoko? Preguntó Suzu
Yoko suspiró
-En estos últimos años… Dijo Yoko – He estado pensando en cosas que ni yo misma puedo describir
Suzu frunció el ceño. ¿Qué le pasaba?
-¿Sí? Dijo Suzu
-He estado pensando en esa reina. Dijo Yoko – En Jokaku
Suzu sonrió gentilmente
-Yoko. Dijo Suzu – Recuerda algo… Hay cosas que ni uno mismo puede saber. Jokaku no es comparada contigo, tú eres una excelente reina por la cual me arrepentí de lo que casi te hago. Además Keiki ya le hubiera dado el Shitsudo.
Yoko sonrió
-Gracias, Suzu. Dijo
-Enano, ¿Acaso un monstruo te ha comido la lengua? Preguntó el hombre.
Keiki no hablaba se mantenía con la boca cerrada, sería mejor si convocara a sus Shireis pero no quería llamar la atención. Se darían cuenta que él kirin y la reina está aquí.
-¡MOCOSO TE ESTOY HABLANDO! Gritó el hombre – ESTAS SORDO.
Keiki cerró fuertemente sus ojos haciendo que les dolieran, ese hombre le daba miedo….
-Jefe Mongaku. Dijo un hombre de tez oscura y ojos oscuros – Este señor es gracioso.
Mongaku vio porque no hablaba, río.
-Que tonto. Dijo Mongaku – Le tiene miedo al gran Mongaku
Todos sus seguidores comenzaron a reír, sus agudas risas resonaban en los tímpanos del kirin. Keiki sentía sudor en su frente, si esto continuaba así…
Mongaku llevo su ancha y grande mano a la frente de Keiki, este hizo un gesto de molestia y trato de apartarle la mano a Mongaku. Pero este era más fuerte, Mongaku presiono su mano en la frente de Keiki haciendo que Keiko chillara. No lo soportaba era un dolor horrible en su cuerno, unas pequeñas lagrimas le salían de sus ojos, pero permanecía callado.
-¿Duele? Preguntó Mongaku – Pobre… HAHAHA
-Gracias Suzu. Dijo Yoko – Gracias por tu apoyo.
Suzu asintió, mirando a Yoko salir.
Cuando Yoko Salió de la habitación, vio a Keiki rodeado por extraños hombres, y la escena que vio no le agrado, Keiki estaba chillando de dolor, porque el gorila u hombre le estaba presionando en su frente, y sangre le salía. Keiki tenía sus pálidas manos en las anchas manos del hombre.
. ¿¡PERO QUE ESTAN HACIENDO! Gritó Yoko sacando su espada
Los hombres y incluso al gigantón, la miraron sorprendidos, Mongaku no pudo hablar ya que Yoko lo ataco velozmente haciendo que soltara a Keiki y cayera el suelo, Keiki cayó al suelo agarrandose su frente ahora manchada de sangre y temblando.
-¿Q…Qué? Dijo Mongaku.
Sus seguidores salieron corriendo asustados, no lo podían creer… Mongaku también salió corriendo asustados. Yoko fue corriendo donde Keiki la cual Temblaba.
-Keiki… Murmuró Yoko
Keiki no habló, sus ojos estaban cerrados, temblando y mucho sudor caía, y su sangre roja estaba esparcida en el suelo. Yoko estaba preocupada, entonces de la sombra apareció Hankyo.
-Lo llevare al palacio. Dijo Hankyo- Usted vaya con Hyouki
Yoko asintió
