Disclaimer: Ni la historia ni los personajes me pertenecen. La historia le pertenece a la autora Gigi256 y los personajes son de Richelle Mead, yo solamente me encargo de traducirla.
Capítulo 1
Su piel era increíblemente suave debajo de mis dedos. Se sentía mejor bajo mis labios. Besé su mejilla, su garganta, su clavícula. Me alentaba aún más cada pequeño suspiro que salía de sus labios. Su espalda se arqueó, presionándome más cerca de su pecho. Era un espejo físico a las pequeñas súplicas en su voz.
—Dimitri…
La forma en que dijo mi nombre me emocionó. Solo eso podía hacerme sentir como si estuviera volando.
Pero esto era más; esto era indescriptible. Su cuerpo estaba presionado contra el mío mientras me arrodillaba en la cama, con las piernas a horcajadas sobre las mías. Mis manos recorriendo sus muslos, sus caderas, su cintura. En última instancia, coloqué una mano en la parte baja de su espalda, permitiendo que mis dedos exploraran vacilantemente la piel debajo de la cintura de su ropa interior de encaje. La otra mano se enredó audazmente en su pelo largo y oscuro a la altura de sus omóplatos.
Ninguno de los dos ganó la lucha por el dominio. No hubo necesidad. Me sentí poderoso cuando mi toque hizo que su cuerpo se retorciera en respuesta. Pero sinceramente, estaba a su merced. Ella podría pedirme cualquier cosa y yo iría a los confines de la tierra para dárselo.
Tal era la pasión, la devoción, y el amor.
Bajé mi cabeza un poco más, listo para ceder a su deseo tácito. Cuando mi áspera mandíbula rozó la suavidad de su pecho, soltó un pequeño gemido y echó la cabeza hacia atrás en éxtasis por la anticipación. El movimiento repentino causó mi propio gemido complacido mientras sus caderas se presionaban contra las mías.
—Roza, —susurré—. Mi Roza.
El cruel impacto de la realidad me despertó de mi sueño. La pequeña alarma sonó acusatoriamente desde la mesita de noche, como si conociera las imágenes que habían inundado mi inconsciencia y estuviera decidida a regañarme por ellas.
Mi piel estaba cubierta por una fina capa de sudor que se enfriaba rápidamente y mi respiración era pesada como si acabara de correr un maratón. Despertarme con estas dos incomodidades físicas se estaba convirtiendo en rutina. Mi sueño a menudo estaba saturado de pesadillas donde veía morir a Rose. A veces era a manos de Victor, otras veces, a manos de un Strigoi. Pero su muerte siempre era mi culpa. Siempre llegaba justo a tiempo para ver cómo la mataban, pero siempre era demasiado tarde para salvarla.
El tercer signo físico de la imaginación hiperactiva de esta noche era un vergonzoso recordatorio del otro tipo de sueño que parecía atormentarme durante las noches. Desafortunadamente, había estado soñado con Rose por un tiempo. Esto había comenzado poco después de haberla conocido y después de haberme convertido en su mentor. Sin embargo, estos sueños habían tomado un nuevo y sorprendente giro después de haber sido víctimas de un encanto de lujuria aproximadamente hace un mes. Donde una vez había imaginado el toque de su cabello o el sabor de sus labios, ahora fantaseaba sobre la sensación de su cuerpo sobre el mío. Afortunadamente, había roto el hechizo antes de que hubiéramos ido demasiado lejos, pero el recuerdo de esa noche todavía me perseguía.
Era bastante vergonzoso que tuviera estos pensamientos, por espontáneos que fueran, cuando tenía una posición de autoridad sobre ella. También tenía que lidiar con el hecho de que nuestra diferencia de edad prácticamente me convertía en un pedófilo. No era mucho mayor que ella, solo siete años, pero era más que suficiente teniendo en cuenta que ella tenía diecisiete años y todavía era menor de edad.
Sin mencionar que la atracción que sentía por ella, que sentíamos el uno por el otro, estaba en conflicto directo con mi deber. El mismo deber para el que estaba entrenando a Rose. Algún día seríamos pareja. No en el sentido romántico, sino en el profesional. Los dos protegeríamos a la Princesa Vasilisa, la última Moroi restante de la línea Dragomir.
Ella siempre tendría que ser lo primero para los dos. Los dos lo sabíamos, y ambos lo aceptábamos. Sin embargo, saberlo y aceptarlo no era tan fácil como hacerlo. De hecho, era casi imposible.
Cada momento que pasaba con ella solo parecía acercarnos más. Ella me entendía mejor que cualquier otra persona que hubiera conocido, y yo la entendía también. Nuestra atracción y los sentimientos que se desarrollaron junto con ella eran fuertes, inflexibles y mutuos. El destino era cruel; forzándonos a unirnos con la promesa de que nunca podríamos estar realmente juntos.
Me levanté de la cama, esperando que el impacto de una ducha fría me librara de los efectos persistentes de mi cama caliente. Sin embargo, antes de ponerme a ello, abrí mi laptop para enviar un correo electrónico rápido. Rose se despertaría pronto para nuestro entrenamiento de la mañana, y necesitaba asegurarme de que supiera que nuestros planes iban a ser un poco diferentes hoy.
Había planeado contarle la noticia anoche, pero sabía que la pondría nerviosa y que necesitaba descansar bien por la noche. Finalmente había dispuesto que ella tomara su prueba de habilidades; una de las pruebas obligatorias para graduarse, y que se había perdido mientras ella y Lissa estaban huyendo el año pasado. Ella sabía que tenía que presentar la prueba pronto, pero el hecho de que fuera hoy sería una sorpresa. También sería una sorpresa saber que pasaríamos casi toda la tarde viajando para llegar al lugar del examen.
En el correo le decía que debería descansar un poco más hoy y que tanto el entrenamiento de la mañana como el de la tarde se habían cancelado para que pudiera hacerlo. También le pedía que se encontrara conmigo en el estacionamiento cerca de la puerta de entrada a las 6 de la mañana, justo cuando el sol comenzaba a salir. Nos cambiaríamos al horario humano para el viaje.
Sabía que no podría volver a dormir después de mi último sueño, así que en lugar de eso me dirigí al gimnasio para un poco de entrenamiento personal. Se sentía solo, estaba tan acostumbrado a tener a Rose como mi compañera durante los entrenamientos, que se sentía mal no tenerla a mi lado. Después tomé un desayuno simple en el salón de guardianes y no pude evitar tomar algunas golosinas para nuestro viaje más tarde. Bueno para ella, pero me hacía sentir un poco más cuerdo decirme a mí mismo que eran para los dos. Aunque no era cómo que yo fuera a comer las múltiples bolsas de papas de queso con sabor artificial o el refresco con azúcar. Prefería mi cafeína en forma de café negro.
Apenas llevaba esperando en el auto unos diez minutos más o menos cuando vi a Rose corriendo hacia mí. Afortunadamente, al menos estaba usando algo semi-profesional: jeans negros, blusa blanca y un cárdigan negro. Era una reminiscencia del uniforme de guardián tradicional sin parecer que estaba jugando a disfrazarse.
—Lo sé, lo sé, llegué tarde, lo siento.
Sonreí en respuesta. La había citado un poco antes de tiempo para poder llegar a tiempo nuestro destino porque "La hora estándar de Rose" siempre parecía estar unos quince minutos por detrás del resto del mundo. Pude ver que estaba un poco nerviosa por la próxima prueba y estaba agradecido de haber esperado hasta el último minuto para contarle así no se preocuparía más tiempo del necesario. Esta prueba no era una prueba típica, era más como una entrevista. Recuerdo que para mí fue mucho más angustiosa que la mayoría de los exámenes que había tomado en la escuela, simplemente porque era muy diferente de lo que estaba acostumbrado. En lugar de probar tus habilidades como guardian, estaba desarrollado para poner a prueba tu compromiso. Guardianes de alto rango venían a la academia y se encontraban uno a uno con los novicios, discutiendo su futuro mientras evaluaban su carácter y dedicación. Aunque era raro, las historias ocasionales de alguien que no aprobaba la prueba eran como una leyenda urbana que pasaba de clase en clase. Sabía que a Rose le iría bien, pero también sabía que mis garantías no podrían calmarla por completo hasta que supiera que había aprobado.
De repente, Rose pareció darse cuenta que solo estábamos ella y yo en el auto.
—¿Quién más va a ir?
Necesité casi toda mi fuerza de voluntad para no sonreír como un tonto. En cambio, hice mi mejor esfuerzo para parecer completamente imparcial al hecho de que estaríamos solos durante casi todo el día humano.
—Solo tú y yo, —le respondí con calma con un pequeño encogimiento de hombros mientras me dirigía hacia ella para abrirle la puerta del lado del pasajero.
Mirando hacia atrás, vi una pequeña expresión de sorprendido reconocimiento en su rostro. No parecía molesta por la información.
—¿Que tan lejos está? —Podía escuchar su voz luchando por mantener un tono uniforme, y sabía que estaba tan feliz como yo por la posibilidad de pasar algún tiempo juntos, incluso si ninguno de nosotros lo admitiría ante el otro.
—Cinco horas.
—Oh… —Su voz se redujo ligeramente por la decepción mientras pasaba frente a mí y se deslizaba en el asiento del pasajero. Claro, no era un tiempo extremadamente largo, pero era mejor que nada. Honestamente, este sería el tiempo más largo que jamás hubiéramos pasado juntos y solos, especialmente sin la posible interrupción de otros estudiantes o personal de la academia. Aun así, pude entender su decepción. Mi mente volvió a mi sueño de anoche y todas las posibilidades que nos podían esperar con un viaje nocturno. Sacudí la cabeza para despejar mi mente de esa línea de pensamiento. Sin duda, esto era lo mejor para nosotros dos. Ni siquiera debería estar maquinando este tipo de pensamientos en mi imaginación privada, mucho menos deseando tener la oportunidad de ponerlos en acción.
Cerré su puerta, tal vez un poco más fuerte de lo que esperaba debido a mi frustración, y tomé mi propio asiento. Ella ya había encontrado un par de las donas que había tomado antes de que la llave incluso entrara en el interruptor. Me mostró una sonrisa en silencioso agradecimiento antes de tomar su primer mordisco y reprimí otra sonrisa de satisfacción sabiendo que incluso si no podía darle todo lo que quería y todo lo que sentía que se merecía, todavía podía hacerla feliz.
Los caminos estaban cubiertos con una fina capa de nieve fresca, y en la última luz restante del día, era un poco difícil de ver, pero no obstaculizaba demasiado nuestro progreso. Prácticamente podía sentir la tensión que irradiaba de Rose. Estaba constantemente inquieta, ya sea tocando su comida mientras miraba por la ventana o se retorcía las manos mientras trataba de respirar profundamente. Me rompí la cabeza buscando la manera apropiada para tranquilizarla y calmarla, pero lamentablemente no se me ocurrió nada.
—¿No son ellos los que usualmente vienen a la academia? —Rompió el silencio tan bruscamente que me tomó un minuto entender lo que en realidad estaba preguntando—. Quiero decir, estoy a favor del viaje, pero ¿por qué somos nosotros los que vamos a verlos?
—En realidad, solo vas a verlo a él, no a ellos. Dado que este es un caso especial, y él nos está haciendo un favor, nosotros somos los que hacemos el viaje.
—¿Quién es él?
Sonreí abiertamente, un poco orgulloso por haber conseguido a este guardián en particular para ser su evaluador—. Arthur Schoenberg.
—¿¡Qué!? —Su cabeza se volvió hacia mí y su voz chirrió ligeramente mientras trataba de recuperar el aliento.
Hice una mueca dándome cuenta de que en vez de tranquilizar sus nervios, probablemente los había incrementado diez veces. Era una reacción natural que esperaba de ella, pero había hablado estúpidamente sin pensar. Arthur era muy conocido y muy respetado entre los guardianes, incluso había ocupado el puesto de jefe en el Consejo de Guardianes durante un tiempo antes de retirarse para proteger a una de las familias reales Badica de más alto rango.
—¿No había… no había nadie más disponible? —Se escuchaba tan pequeña, prácticamente rogando por otra opción. Tenía fe en ella y sabía que lo haría bien, pero necesitaba que ella lo viera.
—Lo harás bien. Además, si Art te aprueba, será una gran recomendación en tu currículum.
Soltó un pequeño bufido y sacudió la cabeza con incredulidad. El silencio volvió a invadir el coche, pero con cada mirada que daba hacia ella, podía ver cómo se le iban acumulando los nervios. Llevábamos menos de media hora de camino y, a este ritmo, le daría un ataque al corazón antes de llegar a mitad del camino. Finalmente, la vi mordiendo suavemente su labio inferior y jugando distraídamente con las puntas de su cabello; una señal de que estaba cerca de su punto de quiebre.
Podía entender su dubitación. Sus habilidades eran impecables, y había mejorado mucho durante nuestros entrenamientos. Sin embargo, ella tenía un historial por el cual debía rendir cuentas. Aunque finalmente se demostró que tenía razón en su instinto de sacar a la princesa Vasilisa de la escuela en un esfuerzo por protegerla de Victor Dashkov, que tenía la intención de utilizar a Lissa para sus propios motivos retorcidos, todavía cargaba con el hecho de que había sido responsable de mantener al último miembro de la línea real Dragomir inadecuadamente protegido. Eso, junto con las otras manchad menores en su historial, serían suficientes para poner nervioso a cualquier estudiante.
Lo que ella no sabía era que cuando me puse de acuerdo con Art para la prueba, ya le había enviado sus calificaciones y su historial académico. Él ya estaba consciente de su récord y reputación y aún así estaba dispuesto a verla. En realidad, esa era una de las razones por las que lo había buscado específicamente a él para aplicar el examen. El Guardián Schoenberg era alguien que pensaba y tomaba decisiones más allá de las duras reglas de la tradición. Entendía que la dedicación era más que ser perfecto, era tener la voluntad de salirse de las líneas de la perfección para encontrar el camino hacia el éxito. Aunque Rose era un comodín con una reputación de insubordinación, me había dado cuenta de que rara vez hacía algo precipitado sin tener una razón detrás. De vez en cuando esos motivos se regian bajo la torcida mentalidad de la lógica Rose, pero nunca se había puesto a sí misma ni a otros en peligro sin una buena razón. Hice mi mejor esfuerzo para transmitirle esto también a Arthur, asegurándole que muchos de los problemas que plagaron su educación temprana eran cuestiones del pasado, y que su dedicación a su entrenamiento y su cargo eran mayor que la de la mayoría de los estudiantes que había visto. Una vez más, me encontré defendiéndola, su educación y su eventual carrera como lo había hecho la primera vez que nos conocimos. Antes de aceptar examinar a Rose, Art ya me había asegurado que estaba dispuesto a ignorar todo eso, simplemente por mi fe en ella.
Sin embargo, un poco de nervios tendían a enfocar a una persona y ayudar en situaciones como estas, así que mantuve esa pequeña información oculta por el momento. Aunque tampoco quería que estuviera tan nerviosa hasta el punto de enfermarse, así que le ofrecí algunas palabras de consuelo.
—Lo harás bien, —repetí por lo que debía ser la tercera vez en los últimos diez minutos—. Lo bueno en tu historial supera a lo malo.
Con una inusual timidez, me miró de reojo. Sentí que mi respiración se detenía un poco cuando sus ojos se encontraron con los míos y sentí el impulso de sostenerla en mis brazos. Cada vez me era más difícil ignorar esta inclinación a hacerlo. Quería pasar mis dedos por su cabello, quería que sintiera cómo mi corazón se aceleraba cada vez que estaba cerca de ella, quería sentir la sonrisa en sus labios al besarla. Demonios, a este punto me conformaría solo con sostener su mano en la mía. Pude verla apoyada en la consola central entre nosotros, sería demasiado fácil simplemente alcanzarla y tomarla. Antes de que pudiera hacerlo, ella se movió y miró hacia otro lado de nuevo.
—Gracias, entrenador. —Su voz adquirió un tono burlón mientras se acurrucaba en el asiento y se envolvía en la chaqueta con más fuerza. Sin embargo, su comentario fue un brutal recordatorio de lo que era para ella. Era su entrenador, mentor, profesor. Tal vez avanzaríamos para ser compañeros y amigos mientras trabajábamos codo a codo para proteger a Vasilisa después de su graduación, pero nunca seríamos nada más. Nunca podríamos ser más.
—Estoy aqui para ayudar. —Mantuve mi voz ligera y relajada, pero por dentro sentí otra puñalada en el pecho. Al menos hoy, podríamos disfrutar de la compañía del otro sin la presión adicional de la academia. No era exactamente lo que quería, pero era mejor que nada y estaba feliz de tomar lo que pudiera conseguir.
Al menos eso creía, hasta que ella volvió a hablar. El tono en su voz era de burla otra vez, pero tenía un borde peligrosamente atractivo que me aterrorizaba y emocionaba al mismo tiempo.
—¿Sabes qué es lo que realmente ayudaría?
—¿Hmm? —Una parte de mí estaba ansiosa por escuchar lo que diría, la otra parte de mí lo temía…
—Que cambies esta música aburrida y pongas algo que haya salido después de la caída del muro de Berlín. —Su risa era contagiosa y pronto me encontré riendo yo también.
—Tu peor clase es historia, pero de alguna manera sabes todo sobre Europa del Este.
—Oye, tengo que tener material para mis bromas, camarada. —Bufé ante el ridículo apodo, pero silenciosamente admití que lo disfrutaba. Ella solo lo usaba durante sus estados de ánimo alegres, y si esto es lo que necesitaba para aliviar algo de su estrés, entonces dos podrían jugar a ese juego.
Sonriendo ante el pensamiento, alcancé el dial de la radio, saltando algunos canales hasta que llegué a una de las tres estaciones en el país disponibles en esta área.
—¡Oye! —Me golpeó el brazo bromeando—, esto no es lo que tenía en mente.
Hice todo lo posible para contener mi risa ante su reacción, y apenas pude lograrlo—. Escoge, es una o la otra.
Por un momento, me miró sorprendida como si le hubiera pedido que eligiera cortarle la pierna izquierda o la derecha. Finalmente, con un suspiro dramático, hizo su elección.
—Vuelve a los años ochenta.
Volví a alcanzar el dial, saboreando mi pequeña victoria mientras hacía un puchero en su asiento. Sin embargo, menos de un minuto después, se encontraba tarareando al ritmo de "Video Killed the Radio Star".
¡Hola! Con este capítulo iniciamos formalmente Frostbite. Espero que este primer capítulo les haya gustado. Puedo prometerles que este fanfic los mantendrá al borde del asiento porque estará llenos de celos, rabia, pasión, dolor, preocupación, pero sobre todo mucho amor entre los personajes. Espero de todo corazón que sigan apoyando el proyecto como hasta ahora. Subiré un capítulo todos los lunes, sin embargo si éste primer capítulo tiene éxito y llega mínimo a los 50 reviews podría actualizar antes.
De nuevo muchas gracias por el apoyo y nos leemos en el próximo capítulo.
