Esta historia fue publicada el 7 de Noviembre del 2011 y editada entre e de Febrero del 2015.
Las ediciones fueron mayormente para corregir errores de escritura, separar un par de diálogos muy largos y mantener la coherencia con su secuela.
Algo no estaba bien. Desde hace varios días Tk tenía la extraña sensación de alguien llamándolo, pero no podía saber ni quien era o de donde provenía el sonido. Todo había comenzado justo después de derrotar a Malomyotismon y ahora, el primer día del nuevo año escolar, el llamado era mas fuerte que antes hasta el punto que no podía pensar con claridad.
Ese año Kari y Davis estaban en otro curso por lo que todo el día se la pasó solo aun cuando podía buscarlos durante los recesos o hablar con sus nuevos compañeros. El final del día llegó y Tk sentía que su cabeza iba a estallar en cualquier momento. Todo lo que quería era regresar a casa a dormir una siesta, sin embargo cuando estaba a punto de llegar a las escaleras de la escuela sintió que alguien lo jalaba del brazo.
– Te he estado buscando – dijo Yolei notoriamente agitada – Algo malo ha sucedido en el Digimundo.
No se necesitaron mas palabras para despertar a Tk del estado adormilado en que se encontraba y mientras Yolei seguía buscando al resto, Tk corrió a la sala de computación en donde Cody e Izzy ya se encontraban siendo seguido poco después por la llegada de Kari y Davis.
– ¿Sucede algo malo con el Digimundo? – Preguntó Kari preocupada.
– Esta mañana... solo mírenlo – Diciendo eso Izzy, quien había estado de pie dándole la espalda a un computador, se mueve a un lado para dejar ver la pantalla que mostraba el mapa del Digimundo, el mismo que habían usado para verificar los lugares donde habían agujas de control, solo que esta vez todos los cuadros eran negros – El señor Genai me informó sobre unas piedras que repentinamente cayeron del cielo y después de eso… podría decirse que el Digimundo fue destruido.
Todos se encontraban en estado de shock ante lo que Izzy continuó con su explicación. Las enormes piedras de color negro habían contaminado todo a su paso poniendo a todos los digimon bajo una especie de control mental.
Nadie lograba articular palabra de lo terrible que todo era. El señor Genai también había enviado un video mostrando un poco el panorama y la magnitud del daño era tan grande que ninguno podía creer que ese era el mismo Digimundo que hasta hace poco tiempo habían creído haber salvado.
– ¿Qué estamos esperando? – Gritó Davis con las manos empuñadas y levantando los brazos – Debemos ir y destruir esas rocas.
– Pero... nuestros digimon también están siendo controlados – Respondió Kari con la mirada fija en sus pies desanimada por la noticia.
– ¡Pues los haremos recordar! – Repuso Davis tratando de animar al grupo sin lograrlo.
– Podemos hacerlo – Dijo TK llamando la atención de todos – Tenemos que intentarlo. No podemos quedarnos aquí sin hacer nada, tenemos que intentarlo.
Pasaron varios minutos en silencio en los cuales debatían mentalmente sobre que hacer. Finalmente todos decidieron que debían ir y mientras Izzy se quedaba a informar los niños elegidos faltantes, Tk entró al Digimundo con el resto de grupo sintiendo repentinamente que había caído en una trampa.
