Summary: Estos pensamientos no tienen el propósito de unirnos de nuevo e iniciar alguna clase de romance utópico. Nosotros no somos así. Tan sólo es un medio para expresar las inquietudes de mi corazón.
Disclaimer: Los personajes de Bleach son enteramente propiedad de Tite Kubo. Yo soy tan sólo una fanática loca que intenta emparejar por todos los medios a Ichigo y Rukia para su satisfacción.
Notas de la autora:
Lo siento, me he oxidado un poco.
Recuerda que te quiero
Los caminos de la vida son inciertos. No, no somos personas dependientes. Tú perfectamente puedes sobrevivir sin mí, de la misma manera en la cual yo puedo hacerlo sin ti. Somos luchadores por excelencia. Quizá en ocasiones terminamos tirados sobre la lona, pero siempre encontramos las fuerzas necesarias para levantarnos y continuar.
Nuestros perfectos círculos, que en algún tiempo conformaron un perfecto diagrama de Venn, se han separado ¿Cómo o por qué? Ni yo misma lo sé. Fue un proceso lento, tan lento que ni siquiera le dimos importancia. Una especie de cáncer que poco a poco fue carcomiendo nuestra relación, hasta dejarla en un raquítico hilo.
En algunas noches me despierto, rodeada entre la incierta penumbra, sobresaltada, sintiendo que algo me falta. Mi frente se perla en sudor y mis trémulas manos comienzan a temblar. Pero no todo es malo. De alguna forma que desconozco, consigo tranquilizarme y así puedo reconciliar un sueño insípido, totalmente gris, aunque inocuo para mis sentimientos.
Sin embargo, esta noche es distinta.
Hoy lo he recordado: me faltas tú.
Es verdaderamente irónico, que seas mi primer amor y… el último.
Siempre noté algo distinto en ti. En tus ojos pude ver ese montón de virtudes que todos ignoraban y esa alma pura que siempre te empeñaste a ocultar. Deposité mi fe ciega e incondicional en una especie de bolsa rota, pero no me arrepiento. Si mi amor infantil era el agua que necesitabas para crecer y convertirte en la persona que ahora eres, no poseo ningún reproche a la vida.
Alguien tenía que perder y ese alguien era yo ¿Acaso pensarás todavía en mí? No nos hemos visto en tantos meses… Ya hasta he perdido la cuenta de cuántos serán exactamente.
En un principio, te buscaba en cada rincón, te veía entre la gente y siendo sincera, no sabía para qué. Es decir, ¿cómo podría saludarte en la mejilla, siendo que en mi mente te devoré mil veces? No faltaba ser un adivino para predecir que podría ocurrir, si el destino hubiera deseado juntarnos: la expresión de tu rostro se tornaría distante, quizá intentarías esbozar una pequeña sonrisa, pero la arruga de tu ceño te delataría. Yo te insultaría, incluso podría asestarte algún puñetazo, pero tú ya no reaccionarías como lo hubieras hecho de antaño.
¿Sabes? Agradezco no habernos encontrado.
Estos pensamientos no tienen el propósito de unirnos de nuevo e iniciar alguna clase de romance utópico. Nosotros no somos así. Tan sólo es un medio para expresar las inquietudes de mi corazón. Ambos proseguiremos con el curso de nuestras vidas, de la única forma que conocemos. Los caminos ya están trazados.
Fue un placer conocerte y…
Recuerda que te quiero.
