CAPITULO 1. LA PIEZA QUE YA NO PUEDE SER ENCAJADA.
-¡Kaneki!- resonaba su voz en mi mente a cada segundo, llenando incompletamente los pasillos de esta oscura habitación a la que alguna vez llamé "hogar".
¿Cúando fue que dejé escapar todo lo que amaba? Tal vez desde el día que mi madre, enferma y sonriente partió de este mundo. Pero, ¿por qué ahora? Que mi cuerpo y mi presente se han presentado estables, que la ansiedad se convirtió poco a poco en soledad y mi sercreto se encuentra encerrado en el sótano, ¿por qué no estas aquí, Hide?
Ahora tendría muchas cosas que contarte, como Anteiku, que se encuentra estabe y bonito como siempre ha sido, te contaría acerca de que Touka-chan continúa siendo igual de inteligente y graciosa, te contaría que todo está en orden, pero te estaría mintiendo.
Sí, creo que es momento de regresar a la universidad. . .
- . -
Hoy era frío como de costumbre, incluso diría que me agradaba. Caminé con paso decidido hacia Kamii, tratando de volver a recuperar mi vida.
Sabía que yo era una pieza que ya no podía encajar en ningun lado, menos en un instituto de literatura lleno de personas amables, pero jamás es tarde para inentarlo. Además era hora de volver a ser Kaneki Ken, no sólo "el ojo parchado" ¿no es así? Amaba el gran optimismo que en mi portaba, más por la inspiración que guiaba mis ideales. Sabía que ya no era el mismo que antes, que jamás volvería a serlo incluso si voviera a nacer, pero sólo una persona en el mundo podía hacerme sentir "humano" de nuevo.
Llegué por fin, la fachada sigue vieja y desgastada como solía serlo. Vaya que no ha cambiado nada, así debe ser el mundo ¿no? a pesar de haberte perdido por un gran tiempo, jamás será suficiente como para poder hacerlo cambiar. Caminé sin prisa por los pasillos del instituto, se encontraba frío y vacío, una virtud de haber llegado temprano, llegando así a un mural donde un cartel con mi rostro llamaba la atención.
"SE BUSCA" resaltaba. Fue ahí donde me di cuenta que ese tiempo donde permanecí perdido y sin rumbo, alguien lo notó, haciendo cambiar el mundo, entonces ¿si era cierto? ¿Podrá una persona en el mundo, cambiarlo? Miré con detenimiento el rostro que ahí se ilustraba, siendo tan distante al que ahora lo mira con nostalgia. Así que eso era, un rastro de querer cambiar el mundo con letras y símbolos no serviría de nada cuando lo que se quiere es encontrar a una persona, aunque fuera absurdo ya que esa persona en el papel ya no era yo.
Con toda mi fuerza arranqué el cartel, tirándolo al cesto de basura más cercano. Continuando así mi recorrido.
Los árboles adornados de una ligera y hermosa nieve me hacían pensar que todo era parte de un sueño, aquel del cual no quisiera despertar jamás, donde una extraña tranquilidad me reconfortaba y me hacía sentir que todo fue una pesadilla, que tal vez una comida pesada por la noche me había hecho una mala jugada, podía sentirme feliz.
Decidí sentarme en una de las butacas de descanso que se encontraban cerca, disfrutando con regocijo aquel ambiente invernal. Tal vez fue tanto mi animo que saqué un libro de mi mochila. Una pequeña novela que Hinami-chan me había regalado por mi regreso a Anteiku, supe que era buen momento para comenzarla.
-¡Kaneki!- una voz me llamó. No, no fue mi imaginación o algo parecido. Esta vez sentí que su voz era completamente real.
Entonces lo vi llegar, corriendo hacia mi dirección como cuando éramos pequeños, con esa gran sonrisa con la que podía engañar a todo el mundo diciendo que "estaría bien".
-Hide. . .
-Kaneki. . . ¡Cuánto tiempo! ¿No crees?
- . -
