Cortitos.
Hetalia, etc., no me pertenecen, etc. Una disculpa a las personas que resulten ofendidas por el contenido aquí expuesto.
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La cosa esa del Go...
Otra aburrida junta era llevada a cabo, y como en la mayoría de los casos, nadie estaba prestando atención a las conflictivas naciones que, como era costumbre, se la pasaban discutiendo trivialidades.
-Sólo una cosa es segura.- Tomó la palabra Dinamarca, el autoproclamado Rey del Norte de Europa.- No existe en este mundo alguien más genial que yo, y apuesto cuanto valor tengo a que, el que entre en este momento por esa puerta, me dará la razón.
Y justo en ese momento, México hizo acto de presencia. Iba tan absorto en su celular que no le prestó atención a la nación británica que hizo una pausa en su trivial pelea para reclamarle el haber llegado tarde.
-Oigan, ¿alguno de ustedes ha jugado esto? -Dijo mientras mostraba a su avatar.- El líder de este equipo es genial, más que mucha gente a la que conozco.
Acto seguido, el celular de Chema fue arrojado, de forma violenta, por la ventana, a una altura de más de diez pisos.
-¡Mi celular! -Se quejó lloriqueando.- ¡Era nuevo! ¿Por qué, Matatías, por qué?
-¡Así es! -El danés ignoró por completo el sufrimiento del mexicano.- No hay nadie más genial que yo.
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Como perros y gatos.
-Te digo que es un Chihuahua.
-No, México tiene un gato tricolor...
Nada como matar el tiempo perdido de las juntas en apuestas sin sentido, y Holanda aseguraba que la mascota del mexicano era el tradicional, nervioso y ruidoso can. En cambio, Dinamarca aseguraba que José María poseía un gato de tres colores.
-Esto es absurdo.- Los interrumpió Islandia.- ¿Cuántas veces han ido a su casa y no se han dado cuenta?
-Tú no te metas, enano. -Lo calló el holandés.- Debe tener un Chihuahua, sería raro que no fuera así.
-Y tu deberías tener educación, es raro que no sea así.
La tensión que surgió tras ese diálogo se tornó estática y violenta, y algunos países cercanos tomaron un poco de distancia. Algunos inclusive aceptaron el abrazo protector y sofocante de Rusia.
-Me agrada que seamos amigos, da.- Dijo la enorme nación, mientras las naciones a las que abrazó sufrían por la falta de aire.
-¡Socorro!
-¡Ya llegué! -Se anunció el mexicano con varias bolsas en manos.- Lamento la tardanza, pero no se apuren, les traje tacos, tortas y tamales, hay de todo.
-That's great! -Estados Unidos aplastó a un par de países en su intento por tomar la comida, y aprovechando que Chema no opuso resistencia, hizo una pregunta.- By the way, Joseph...
-¡El güey lo serás tú! -Y al darse cuenta de lo que dijo, se dio golpecitos en el pecho, y en la cabeza.- ¡Perdón, perdón, no quise ofender a nadie!
-No ofendes a nadie, todos saben que este idiota es tan listo como una res. -Le dijo un inusualmente tranquilo Inglaterra.
-No, Joseph, queremos saber if you have a Chihuahua.
-¡Claro que tengo a Chihuahua, es uno de mis estados! El más grande, de hecho, y tengo entendido que...
-No, México. -Dinamarca empujó al británico con todo y bolsa de comida, ganándose una lista de floridas expresiones, en inglés.- Queremos saber si tu mascota es un gato tricolor o un perro Chihuahua.
-Tienes que tener un Chihuahua. -Acentuó el holandés.
-Caray, miren, no se hagan bolas. Ustedes saben que tengo a mi gatito Misifús, y nunca he contado cuántos colores tiene. Ahora, lo del perro, tuve uno, pero digamos que la cosa no marchó bien, y tuve que conseguirle un nuevo hogar. Pobre Maclovio, me miraba con sus ojitos llenos de tristeza, como si supiera lo que le iba a pasar.
-¿Lo ven? Tuvo un Chihuahua.
-Momentito, ¿cuándo dije que tuve uno? Yo le confié mi perrito a Toño, y jamás imaginé que lo iba a hacer barbacoa, completito.
-You ate a dog!? -Preguntó escandalizado Alfred, escupiendo la torta sobre el ibérico.- How dare you?
-Nueva España me lo regaló, y era delicioso...
-¡Te lo dí para que lo cuiadaras, Toño! -Y el mexicano se puso a llorar, tras sacudir al español y retirar un pedazo de lechuga de su hombro.- ¡Pobre Maclovio! ¡Tan bueno que era!
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Sin Wurst ni cerveza, Gilbert pierde la cabeza.
Tenía un día en ese hotel, aislado de toda civilización, y no tenía cerveza, por lo que se detuvo en la primera habitación que encontró a su paso, que era el salón con bar, pero no había ni una sola gota del ansiado elixir.
-Desearía estar muerto. -El albino dejó caer su cabeza en la barra, anhelando llevar a su boca el líquido deseado.- Daría lo que fuera por una cerveza.
Y para su sorpresa, una voz familiar respondió a sus ruegos.
-Podría darte una cerveza helada en estos momentos.
Alzando la cabeza, el de ojos rojos se impactó, ya que Roderich estaba tras la barra, limpiando un vaso.
-¡Pero si es el señorito! ¿Qué no te habías quedado en casa, con tu piano y la marimacha?
-Se llama Elizabeta, y no pienso entrar en detalles.
-Gracias, ahora dame mi cerveza y vete.
-Imposible. -Apenas fue tomado con furia del cuello de la camisa, el austriaco agregó.- Debes matar a Alemania, México, y al resto de los invitados.
Gilbert soltó a Austria, pensando muy seriamente las palabras que acababa de escuchar.
-Puedo entender lo de matar a las dos Italias, Japón, España y Francia, inclusive a México, ¿pero a mi asombroso bruder? ¿Acaso has perdido la razón, señorito?
-No es mi problema que enfrentes conflictos morales, mátalos y tendrás cerveza. -Dicho eso, se desvaneció.
Meditando en silencio lo que acababa de escuchar, el albino tomó una decisión y sacó de la barra un hacha bastante afilada.
-Bien, no es asesinato si se mueren de susto, kesesesese.
¿Continuará? (Inspirado en El resplandor, tanto de Kubrick como de Los Simpson).
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The bad guys's club.
Por increíble que pareciera, madrugó. Estaba confiado en que llegaría antes que Inglaterra.
-This time, i'll do it!
Se detuvo ante la puerta, decidido a hacer una entrada triunfal, más se detuvo, sacando su celular y programando la cámara para grabar el momento, y hacer una proyección en grande para todos los que llegaran después. Sólo tenía que abrir la puerta, y dejar el aparato grabando su gran momento, por lo que abrió cuidadosamente la puerta...
-En realidad, es bastante bueno. Aunque deberías tostarlo un poco más.
-Yo creo que así está bien...
Ante los azules ojos de la nación de la libertad, México, Rusia, Alemania y algunos países "de los malos" estaban tomando café y comiendo pequeños aperitivos hechos con almendras y miel.
-I knew it! -Gritó Alfred, señalando con dedo acusador a las naciones presentes.- ¡Se están poniendo de acuerdo para hacer la Tercera Guerra Mundial! ¡Pero yo voy a impedirlo, por que soy el Héroe! ¡AH, HA, HA, HA, HA, HA, HA!
Y se fue corriendo de la sala de juntas.
Los presentes, por su parte, sólo movieron un poco la cabeza, convencidos de que ese día tampoco resolverían nada, y regresaron a sus respectivas tazas de café.
-¿Y a quiénes invitarás para el Festival Cultural de Otoño?
Es todo por el momento, aún seguimos en la marcha, pero tengo trabajo encima. Gracias por su paciencia, por leer hasta aquí, y por regalarnos un momento de su atención. Tengan un gran día.
