Rating: T

Advertencia: Lenguaje soez y algo de OoC (Out of Character).

Disclaimer: Boku no Hero Academia ni me pertenece, todos los créditos a Atsuhi Okubo.


QUIERO ACARICIARTE BAJO LA LLUVIA... CON UN CABLE PELADO

¡Y estúpido Deku, y estúpidas sonrisas y estúpidas pecas y estúpidos rizos desordenados! Y estúpido él mismo. Porque sí, porque él sin duda era el más estúpido de los dos.

.

.

.

Bakugou sabe quien es, que es y que quiere. Lo tiene claro desde que abrió sus ojos por primera vez y no va a echarse atrás aunque el camino no se más que una interminable cuesta arriba.

Pero luego aparece Deku, y sus estúpidas pecas, su estúpida sonrisa y su estúpida preocupación por cada ser del planeta (por él) y ese afán por ayudar sin importar el precio. Luego aparece Deku y parece no darse cuenta que él (el mismísimo Bakugou Katsuki) no necesita de su estúpida compasión. Y le jode, le jode mucho, cuando le mira con sus ridículos ojos jade oscuro, y cuando Kacchan esto, Kacchan lo otro.

Le jode porque no encuentra ni rastro de esa admiración —rallando la adoración— con la que un iluso y pequeño Deku le seguía a todas partes, alabando cada uno de sus respiros. Porque ahora él se empeña en demostrarle que es igual que él y eso le jode; porque Deku no puede ser igual que él. Porque es Deku, el inútil de Deku, un niño sin quirk que nunca, jamás, en ningún futuro cercano o lejano, podría eclipsarlo, superarlo.

¡Pero allí va el maldito! Demostrándole una vez más que está equivocado. Y eso es lo que más le jode. Y ya no le basta con explotarlo todo porque lo único que quiere explotar es a él. Pero no puede. No puede porque eso sería, de alguna forma, demostrarle su debilidad: el miedo que tiene, que le tiene a él. Y eso no pude suceder nunca, jamás.

Porque Katsuki solo quiere superarlo, vencerlo, destrozarlo, matarlo; desde dentro. Porque las heridas sanan, pero el orgullo nunca (y eso él lo sabe mejor que nadie).

Pero él —cubierto de vendas y heridas— sigue dedicándole sonrisas. A veces retadoras, a veces obstinadas, a veces orgullosas... a veces cómplices. Como esas que le daba cuando ambos eran niños y se quedaban hasta tarde esperando con ansias la aparición de All Might —un gran e imponente All Might— en la televisión.

¡Y estúpido Deku, y estúpidas sonrisas y estúpidas pecas y estúpidos rizos desordenados! Y estúpido él mismo. Porque sí, porque él sin duda era el más estúpido de los dos.

—¡Muere, muere, muere, muere! ¡Maldita sea muérete!

Y a su alrededor solo hay humo (y furia) y su viejo saco de boxeo a penas se mantiene en pie y ese estúpido de Deku aún no se muere —quizás porque ni siquiera lo estaba golpeando a él— y en su lugar su jodida cara de ángel inocente se le planta delante cada mañana con un «Buenos días» siempre listo para él (cada vez menos temeroso, menos temblor y menos nerviosismo).

Y Kacchan comienza a preguntarse si no estaba perdiendo facultades —porque antes el pequeño Izuku necesitaba un cambio de ropa interior cada vez que posaba su vista en él y ahora a penas se inmuta de su amenaza silenciosa—; pero sobre todo se pregunta cuando había comenzado a llamarse a sí mismo Kacchan. Y aquello ya era demasiado.


Hello people!

Me estreno con el KatsuDeku en esta cuenta reciclando un viejo escrito que he encontrado por ahí en el baúl de los recuerdos.

No es muy allá (es bastante antiguo), más corto de lo habitual y en realidad iba a ser el comienzo de algo, pero al leerlo de nuevo he pensado que no quedaría mal así como estas cosas que os suelo traer por aquí para amargaros la vida.

Espero que os haya gustado.

¡Un abrazo enorme!

Viernestrece.