Prologo

A la corta edad de 19 años había conocido al que creí en esos entonces el amor de mi vida, un chico de 23 años amable, cariñoso, divertido, fuerte y apasionado, con unos ojos verdes que hechizarían a cualquier mujer, un cuerpo que parecía esculpido por los mismos dioses y un porte y sensualidad que me volvían loca. A donde iba emanaba sensualidad y poder, junto a el pase el mejor verano de mi vida, conocí el amor, las artes del sexo y también lastimosamente lo que era tener un corazón roto, puesto el se fue a finales de ese verano a su ciudad natal sin despedirse, dejándome un fuerte dolor en mi corazón joven. Y a pesar de la tristeza y sufrimiento también me dejo lo más importante de mi vida, mi hijo, un pequeño niño idéntico a él.

Tener un hijo a esa edad fue difícil, mis padres me desheredaron y me echaron de la casa, me toco trabajar de mesera y otros trabajos de medio tiempo para poder subsistir y darle un hogar a mi hijo, con uñas y dientes logre salir adelante termine mis estudios y conseguí un buen trabajo, en el que estoy desde hace 3 años, tengo una buena estabilidad económica y soy feliz junto a mi hijo, no necesitaba nada más. No había pensado en hombres desde el día que se fue el padre de mi niño, y aunque los pretendientes no me faltaban, no tenía intenciones de salir con nadie, el amor y las citas las deje desde que él me dejo.

Lo que nunca imagine fue que 7 años después me volvería encontrar cara a cara con él que en su momento fue la persona que más ame y el padre de mi hijo, siendo nada más ni nada menos que MI JEFE. Pensé que lo había olvidado pero que equivocada estaba.