Esta es una versión mejorada de Caminos Cruzados. Si esta es la primera vez que encuentras esta historia puedes omitir esta nota; si ya habías leído y quieres saber porque borré la historia esta es la explicación:

Mi computador murió junto a toda la información sobre esta historia. Todavía no estoy cien por ciento segura de poder seguir escribiéndola (además de que tengo otros proyectos) pero mi motivación regresó por lo que trataré de terminarla. He simplificado las ideas por lo que debería terminarla este año incluso con mi lenta velocidad de publicación.

Inicialmente solo iba a hacer una revisión ortográfica y mejora de descripciones que es lo único que hago cuando edito fics ya publicados pero en el proceso me di cuenta que hay cambios mayores a realizar. Las reglas de fanfiction no permiten tener la misma historia publicada dos veces por lo que tuve que eliminarla pero dejaré (al menos por un tiempo) la versión sin editar en AO3 (porque me gusta comparar versiones)


Observa

Manantial de la contemplación, Bosque de Farone.

Link se encontraba sentado al borde de plataforma frente a la estatua de la diosa con las manos sobre sus rodillas y sin fijarse del todo en el mundo exterior. A pesar de los problemas que tuvo la primera vez que ingresó al templo, ahora era uno de sus lugares seguros donde sabía nadie entraría porque incluso sin los monstruos que anteriormente la habitaban resultaba un camino difícil de recorrer.

Era el lugar perfecto para pensar al estar acompañado solo por el sonido de las cascadas. Olvidarse de lo que se convirtió su vida y concentrarse en lo que le importaba.

Link, Zelda y Groose al ser quienes habían estado previamente en las Tierras Inferiores fueron desde el inicio miembros activos durante las avanzadas de exploración. Cada uno con un rol distinto siendo el de Link al conocer las especies nativas servir como enlace entre ellas y su grupo.

La intención de Zelda de construir un nuevo hogar allí fue recibida con emoción por unos y aprensión por otros sin embargo lo que todos compartían era el deseo de conocer la verdad. El misterio de la desaparición de la barrera de nubes estaba lleno de especulación y rumores pronto comenzaron a esparcirse. En un inicio Link los ignoró debido a lo ridículo que podía llegar a hacer hasta que uno en particular captó su atención al punto de llevarlo a su posición actual.

"El títere de la diosa creado para seguir su voluntad e incapaz de pensar por su cuenta hasta el fin de los tiempos"

Desconocía quien lo inició y ninguna de las personas que lo comentaba parecía sentirse cómoda diciéndolo al indirectamente estar hablando mal de la Diosa. También podía deberse a que todos parecían conocer que era de él a quien estaban mencionando. Lo cierto era que a Link no le molestaba ser llamado títere sino la segunda parte del rumor y su posible relación con la maldición de Demise.

"... te perseguirá... en un círculo sin fin... nunca escaparán...los condeno"

Recitó en su mente las partes que se grabaron en su mente de la maldición apretando los puños al no comprender a lo que se refería y como pudo llegar a oídos de la población para crear ese rumor. La única otra persona en conocer sobre la maldición era Zelda quien se mantenía callada al respecto tras prometerle que investigaría el tema por su cuenta, aunque siempre parecía estar demasiado ocupada como dedicarse a ello.

"¿Por qué no puedo ayudar?"

Se cuestionó sin obtener respuesta como cuando se lo preguntó hace casi dos meses. Le frustraba el no saber las implicaciones de esa maldición y el verse en una posición donde no era capaz de luchar contra ella. Todo lo que estaba haciendo era obedecer indicaciones que ya se alineaban con su objetivo principal.

Dejó escapar en un grito el cumulo de emociones en sus interiores para luego tomar un par de respiraciones hondas para calmarse. Su tiempo en el manantial, aunque no sirvió para responder sus dudas, al menos le permitía desahogarse sin testigos y retomar con la misma dificultad que la pesadez de su cuerpo sentía cuando se levantó.

— Yo sé lo que quieres saber.

Dijo una voz desconocida, chillona y cantarina. Su repentina aparición hizo que se girara sacando su látigo y tomando una posición defensiva solo para abandonarla al ver al dueño de la misma al otro extremo de la plataforma. Se trataba de un niño rubio balanceándose en sus tobillos vistiendo con la versión azul del traje de aprendiz de caballero. Tenía las manos sujetas tras su espalda y una sonrisa tan vacía como sus ojos que hizo que luchara contra el impulso de retroceder.

— Yo lo sé, lo sé, lo sé y te lo diré, diré, diré... — Cantó dando un paso hacia adelante desapareciendo para un segundo después aparecer justo enfrente suyo. El pequeño le llegaba a la altura de la cintura y desde esa distancia no pudo evitar notar que sus rasgos físicos le resultaban familiares —... porque tu culpa es... lo que ahora ves.

La vacía sonrisa del niño cambio a tétrica mientras lo empujaba haciéndolo caer de la plataforma. Una vez que estuvo en el agua lo escuchó chasquear los dedos conforme pilares de luz morada se formaban a su alrededor mostrando imágenes con lugares y seres que no reconocía.

— Mira lo que causarás...

Cantó el niño conforme le mostraba a una mujer rubia corriendo en medio de una tormenta con un bebé en brazos y una herida en su espalda hasta colapsar en medio de un bosque. Levantándose Link intentó salir del centro de los pilares, pero estos le quemaban cuando intentaba pasar entre ellos y su arma los traspasaba como si no estuvieran allí en primer lugar. Todo mientras era forzado a observar creer al bebé durante diez años siendo constantemente aislado por las criaturas que habitaban ese bosque. La desgarradora expresión de soledad que poseía fue suficiente para congelarlo sin fuerzas para intentar escapar conforme el niño seguía cantando.

—... esto es lo que la maldición traerá...

La siguiente visión era la de una pareja discutiendo en lo que parecía ser una cabaña en mal estado. Una mujer castaña más joven que la anterior llevaba consigo un bebé al cual le ocultaba la mano izquierda mientras que el hombre se marchaba azotando la puerta. Ver su llanto de por si era desgarrador y el mismo era acompañado por momentos de una vida llena de penurias mientras con el bebé creciendo hasta volverse un niño pequeño su forma de medir el tiempo. Mismo niño que fue abandonado por quien presumía era su madre durante un arrebato de ira en otro bosque.

—... ¡los condenaste! Nunca escaparán... deberán luchar por toda la eternidad...

La vida de otro niño le fue presentada donde él sostenía un arma distinta con cada año que pasaba hasta el punto donde poseían la misma edad. Siempre lleno de heridas cada vez más graves y luchando contra adultos con armaduras o monstruos de hasta tres veces su tamaño. Sus ojos ocultaban un gran dolor con los seres a su alrededor ignoraban su existencia o la alimentaban con palabras que a pesar de no escuchar sabía eran dichas con intención de causar daño.

—... ni siquiera la muerte los salvará...

Link dejó caer su látigo al agua incapaz de comprender lo que estaba sucediendo.

Su respiración y latidos se aceleraron conforme observaba al niño de la primera visión ser arrojado de espaldas por una marea de fuego solo para serle entregada la misión de detener en tres días la destrucción de una ciudad.

Sus piernas temblorosas cedieron al ver al segundo, ahora un adolescente, luchar sin éxito para proteger a dos amigos para luego ser arrojado a un mundo de oscuridad. Incluso sin sonidos creía poder escuchar con claridad sus gritos cuando la marca de su mano comenzó a brillar transformándolo en un monstruo peludo de cuatro patas.

Agachó la cabeza al no querer seguir viendo sobre ello, pero no pudo escapar de las imágenes que se deslizaron hasta su nuevo campo de visión. Ahora le era presentado el tercero enfrentando con la espada maestra a enormes arañas metálicas que le arrojaban rayos de energía hasta colapsar en medio del lodo sin nada que le indicara si seguía vivo.

— Ningún títere está a salvo.

Murmuró el niño tras haber estado callado durante las últimas imágenes, pero Link a penas le escuchó. Toda su atención estaba en el desgastado estado de la espada maestra y como su débil brillo era una petición de ayuda que era incapaz de darle a Fi.

— ¡Admira tu legado!

Gritó el niño soltando una carcajada que finalmente sacó a Link de sus pensamientos. Frunciendo el ceño volvió a empuñar su arma lanzándose en su dirección con un grito de batalle e ignorando el dolor que los pilares de energía le causaron. Su intención era golpearlo en el rostro para aturdirlo pero el niño se teletransportó al otro extremo de la plataforma evitando su ataque.

— ¿Qué es lo que quieres? — Exigió retomando su postura de combate. Aunque su apariencia le tomó por sorpresa al inicio ahora no poseía dudas de que se trataba de una criatura maligna — ¿Quién eres?

— No importante, no importante... ... lo que sí lo es... es lo que puedo conceder. — Respondió volviendo a balancearse en sus talones — Ve con tus propios ojos el significado de la maldición de Demise que persigue a todo aquel que haya tenido la desdicha de ser parte de tu familia.

— Eso no fue lo que...

— Tu mismo has visto como en tu línea no existe distinción entre quien heredaron tu sangre y quienes heredaron el alma del héroe. ¿O negaras que en todos los que te mostré no podrías reconocer tus rasgos? Si quieres hago una presentación desde la niña que tendrás dentro de unos cinco años hasta el inútil de la última visión para convencerte.

Le interrumpió dejando a un lado su actuación. En cuestión de un parpadeo el niño fue envuelto en una corriente de aire elevándolo dos metros en el aire al tiempo que cambiaba su apariencia. Ahora todo su cuerpo se encontraba cubierto por una tela sucia y desgastada en los bordes que poseía orificios que dejaban ver dos círculos rojos en lugar de ojos. Su voz aunque seguía siendo chillona llevaba consigo un tono que indicaba peligro al igual que el aura que le rodeaba recordándole lo que experimentó durante su primer encuentro con Ghirahim.

— ¿Qué ganas con esto? — Preguntó dando un paso al frente con cautela mientras guardando su látigo en su cinturón para dar la ilusión de que bajó su guardia.

— Diversión. ¡Vamos! Todo lo que tienes que hacer es saltar al manantial y conocerás tres de las doscientas setenta y cuatro vidas que arruinaras. ¿No crees que es lo menos que les debes? ¡Porque ni siquiera intentaste salvarles!

La acusación estaba llena de tanto veneno que se quedó sin respuesta. De repente era como sentir centenares de miradas que compartían ese sentimiento al punto que parecían formar manos invisibles cortando su respiración. Mismas que le tiraron al agua donde lo arrastraron con la cruel risa del niño como el único sonido que escuchaba.

Incluso cuando su mente le decía que ya debió de haber tocado fondo siguió siendo arrastrado mientras sus pulmones le ardían por la falta de aire. Forcejear solo logró que aumentara la velocidad con la cual le arrastraban hasta que su cabeza golpeó con una superficie traspasándola.

Tosió mientras luchaba por tomar bocanadas de un aire que no debería de estar allí y agitaba los brazos sin encontrar las manos invisibles que le tenían sujeto. Confundido le tomó unos segundos ver su entorno notando que ahora se encontraba flotando en un lago alimentado por un salto de agua y rodeado por una pared de piedra. La puerta de madera en buen estado que parecía servir como entrada fue lo que le hizo reconocer donde estaba: Uno de los lugares mostrados en la segunda visión.

Nadando hasta la orilla estuvo alerta en caso de que el niño volviera mientras revisaba su situación. Estaba equipado con su escudo, látigo, escarabajo, resortera y el manto sagrado con todos quienes sabían a donde se marchó no esperando encontrarlo hasta el anochecer con la posición del sol indicando que estaba amaneciendo.

— ¿Amaneciendo?

Su confusión aumentó. Era media tarde cuando ingresó al templo y no se sentía lo suficientemente cansado como para considerar que estuvo despierto toda la noche.

Su estado de confusión aumentó cuando escuchó el sonido de un objeto chocar en el agua.

Al girarse se encontró con el chico de su tercera visión inmóvil con la mirada perdida flotando en medio del agua. Sin estar seguro de cómo reaccionar Link trató de llamar su atención pero era como si no fuera escuchado hasta que tras varios incómodos minutos el chico nadó a la orilla aunque todavía seguía sin registrar su presencia.

No fue sino hasta que estuvo a cinco metros de distancia que tras un parpadeo finalmente sus ojos se enfocaron en Link quien levantó una mano en gesto de saludo sin embargo tuvo que dar un salto hacia atrás para evitar el ataque arrojado en su dirección. Empuñando su escudo y látigo observó al chico sosteniendo una lanza en su dirección mostrando la misma determinación que en las visiones. Incluso si carecía de contexto de esos encuentros creía tener una idea de lo que pasaba por su mente.

— No soy tu enemigo.

Declaró guardando sus cosas y volviendo a saludarlo con la mano mostrando su sonrisa más amigable aunque temblorosa. El chico lo examinó con detenimiento antes de bajar el arma cambiando su lenguaje corporal de agresivo a alerta en un segundo. La lanza que era del doble de su altura ahora la sujetaba a su lado a lo que Link avanzó tres pasos para continuar la conversación no queriendo entrar dentro de su rango de ataque.

Tomando una respiración profunda se dispuso a presentarse cuando una chica de cabello corto apareció junto a un extraño animal. Se trataba de los mismos seres que vio ser secuestrados por aquellos monstruos durante la segunda visión.

La chica se acercó con pasos firmes y las manos en la cintura a lo que se obligó a relajarse no deseando ser la causa que fuera lastimada. No cuando de reojo notó a su volátil acompañante reajustando el agarre de su lanza con ella en su foco de atención.

— ¡Link! Me habías dicho que no podías ayudarme porque...

La reprimenda dirigida en su dirección aumentó su confusión sobre la situación actual hasta que la chica estuvo a dos pasos de distancia y se quedó callada. Era expresiva por lo que era fácil de leer el momento en que su ceño enojado cambió a uno de confusión. La forma como estaba siendo examinado hizo que Link se llevara una mano al cuello avergonzado hasta que un sonrojo cubrió el rostro de la chica que se apresuró a disculparse.

— Con esa ropa de lejos es idéntico a mi amigo pero debí suponer que no eras él con Epona no habiéndose acercado — Ofreció a modo de explicación con su vergüenza pronto trasformada en curiosidad al trasladar su examen a la otra persona presente. Link no estaba seguro de gustarle la cautela ante la cual examinaba sus rostros en lugar de sus armas — Soy Ilia, la hija del alcalde y me gustaría presentarles a mi padre. No es común ver hylianos por aquí por lo que estoy segura le encantaría hablar con ustedes

— Solo estamos de paso... — Trató de disuadirla pidiendo con una mueca ayuda al chico de la lanza cuya expresión ilegible le hacía sentir que estaba por su cuenta en una situación donde decir la verdad no parecía ser una buena opción. — … y un poco perdidos. Si nos presta un mapa retomaremos nuestro camino sin molestar a nadie.

— Por supuesto, tengo uno en mi casa junto con toallas que es obvio necesitan. Por aquí.

Aunque Ilia parecía estar haciendo una invitación, la contundencia en su tono y fuerza en sus pasos indicaba que no era opción rechazarla con el chico de la lanza siguiéndola y dedicándole no más que una inclinación de cabeza antes de ignorarlo. Al pasar al lado de la criatura llamada Epona dieron una pausa mientras Ilia sujetaba sus riendas dando tiempo a Link de alcanzarlos.

Si bien desconocía lo que estaba sucediendo seguirles era su única opción. Y si, por algún motivo, resultara que su viaje era parte del cumplimiento de su "deseo" al presenciar en persona el efecto de la maldición entonces se encargaría de poner fin a la misma.

Pensar en ello le hizo concentrarse en el dorso de su mano derecha donde sintió un familiar poder que no debía de estar allí. Con cuidado de no alertar a sus acompañantes se quitó parte del guante revelando una marca de tres triángulos apilados formando una pirámide.

Sus latidos se aceleraron ante la visión al tiempo que se apresuró a ocultarla. Fingiendo calma llegó hasta el pueblo donde los habitantes no dejaban de lanzar miradas curiosas en su dirección y murmurar entre ellos manteniendo su distancia. Un grupo de cuatro niños fueron los únicos que se acercaron quien Ilia presentó sin detener la caminata.

— ¿Son hermanos?

Preguntó Beth, una niña alta de frente amplia cuya propuesta instó a los otros a lanzar sus propias conclusiones. Antes de que Link pudiera negar la afirmación el chico de la lanza asintió a lo que nervioso le siguió la corriente causando que los niños se emocionaran por algún motivo.

Al final Ilia tuvo que calmarlos y ordenarles regresar a sus casas con excepción de uno. Colin daba la impresión de ser el más responsable del grupo por lo que fue enviado a buscar a Link, la persona con la cual compartía tanto nombre como apariencia y sospechaba era el protagonista de su segunda visión.

"¿Dónde está el tercero?"

Se preguntó recordando las palabras de la criatura, pero sin tiempo en adentrarse en esa línea de pensamiento cuando un hombre tan grande como Gaepora aunque con un diferente bigote. Su presencia amigable se transformó a cautelosa al ver a los acompañantes de su hija a quienes les pidió sentarse en la mesa, uno al lado del otro, mientras él permanecía de pie en el otro extremo.

Con la excusa de prepararles té se marchó Ilia dejando a Link con su padre, un desconocido y un interrogatorio disfrazado de conversación casual. Nunca fue bueno en ese tipo de situaciones por lo que esperaba encogiéndose en sí mismo mantuvo sus respuestas cortas mientras esperaba que el otro Link llegara.


Soy honesta. Al llegar a la escena en la Fuente de Ordon el capítulo no parecía querer terminar haciendo que me quedara largo pero creo que de esta forma queda mejor sedimentada una de las ideas principales de la historia.