La decoración del salón principal de la mansión Kido era simplemente hermosa, los detalles estaban finamente preparados, los invitados provenientes de todas partes del mundo eran atendidos espléndidamente por el personal de la mansión, sin duda aquel era un evento magnifico, en la mesa principal cinco elegantes y bien agraciados hombres llamaban la atención de los asistentes, Tatsumi había hecho un buen trabajo con ellos y ellos estaban agradecidos con lo que les había enseñado pues en ese momento les era de gran utilidad.
-El tiempo pasa demasiado rápido, ¿no crees?- pregunto un alegre Shun a su amigo Seiya.
-Creo que sí aunque dieciocho años no son muchos, ¿Qué clase de vida hemos vivido? Hace menos de cinco años creímos que sería nuestros últimos momentos, me alegra que estemos todos juntos aquí y me sorprende que Ikki aceptara venir, debes estar contento.-
-Sí…-
El caballero Andrómeda no pudo continuar con su plática, en ese momento el salón se puso de pie para recibir a la heredera Kido que acababa de aparecer en la parte alta del salón, mientras se disponía a bajar por las escaleras se podía apreciar que esa noche parecía ser la más hermosa de la tierra y no era que solo a Seiya le pareciera pues varios de los invitados compartían su parecer.
El maestro de ceremonias dio la bienvenida a la diosa y ella procedió a agradecer a los invitados por su asistencia, se ofreció un brindis en su honor y después de los aplausos el maestro de ceremonia hizo una petición a la festejada.
"Nos gustaría que fuera la cumpleañera quien iniciar el baile de esta noche señorita"- Saori acepto con gusto pero aun faltaba una pareja de baile para ella.
"Le pedimos a alguno de los chicos que integran la mesa principal nos acompañe por favor para que sea el afortunado de la noche"- sin pensarlo dos veces las miradas de los caballeros restantes se dirigieron hacia Seiya quien no pudo echarse para atrás después de la decisión unánime que sus compañeros habían hecho. A pesar de que el corazón del caballero no podía quedarse en su lugar debía comportarse a la altura de la situación y así lo hizo, dedico una sonrisa de satisfacción a la diosa y comenzó a acercarse a ella a paso firme y galante.
La diosa por su parte le esperaba con una sonrisa en el rostro, no había más felicidad para ella que la idea de saber que sería él su acompañante aunque claro debía disimular un poco la emoción.
-Te ves hermosa Saori, divinamente hermosa…"- no sabía cómo pero se había atrevido a decirlo.
La tomo de la mano y comenzaron a caminar hacia el medio de la pista de baile, cuando la música comenzó a sonar él la tomo por la cintura y ella simplemente se dejo llevar.
-Me alegra que seas tú quien vino acompañarme- una sonrisa se dibujo en el rostro del Pegaso.
-Soy el afortunado de la noche!- durante todo el baile no dijeron una palara mas, se dedicaron a bailar al suave ritmo de la música, parecía como si no hubiera nadie en el salón más que ellos dos, al terminar la música en medio de aplausos se dirigieron a la mesa principal donde los otros caballeros felicitaron a Saori por haber cumplido la mayoría de edad.
La fiesta siguió el curso habitual que tienen ese tipo de fiestas, el ritmo de la música era lento y apacible así que se podía bailar o platicar sin elevar demasiado la voz, para los cinco caballeros las conversaciones que los invitados tenían no eran muy familiares para ellos pero igual estaban muy contentos de compartir ese momento con Saori.
A mitad de la noche Tatsumi hizo uso del micrófono y procedió a llamar la atención de todos en el lugar.
-Saori, le pido por favor que me acompañe hasta aquí- Seiya se ofreció a escoltarla hasta Tatsumi quien tenía una sorpresa para ella.
-Señorita, a lo largo de su vida he tenido la satisfacción de hacer cumplir lo que su abuelo Mitsumasa Kido dispuso para usted antes de su partida, uno de los deseos de su abuelo fue que guardara una carta para usted que debería leerle este día y considero que ha llegado el momento de leerla- Saori estaba al borde de las lagrimas, recordar a su querido abuelo le alegraba pero a la vez le entristecía no poder estar con él en un día tan importante como ese.
-Mi querida Saori, tengo fe en que hasta el día de hoy has sorteado todas las pruebas que estaban destinadas para ti, se que ha sido duro y lamento no haberte podido acompañar más tiempo pero así tenía que ser.
Sé que debes haber comprendido muchas de las cosas que en un tiempo no entendiste su propósito o que simplemente no tenían relevancia en tu vida, deje demasiadas responsabilidades sobre ti pero creo que has sabido afrontarlas a pesar de tu corta edad- en este momento de la carta Saori ya no podía mas, comenzó a llorar al escuchar las palabras de su abuelo, Seiya que se había mantenido al margen de la situación no pudo soportar verla llorar y se acerco a ella para abrazarla y ofrecerle su hombro. Solo los caballeros, Tatsumi y ella entendían el verdadero significado de esa carta, para los demás solo eran palabras muy emotivas en una ocasión especial. Ya con la voz quebrada Tatsumi prosiguió.
-Es mi deseo para ti el día de hoy que vivas feliz, que no te culpes por los sacrificios hechos porque todos ellos serán recompensados, no debes dejar de disfrutar la hermosa vida que tienes y sobre todo no debes dejar de compartirla con aquellos que te aman y que en mi lugar te han acompañado en tu camino, si no me equivoco en estos momentos quienes te aman están contigo demostrándote todo su cariño. Querida hija mi regalo para ti ya se encuentra contigo…Mitsumasa Kido- cuando termino de leer Tatsumi se dirigió a ella y le dio un abrazo y un beso a la que prácticamente era su hija, después la diosa le pidió a su caballero la acompañara afuera para poder desahogarse sin ninguna preocupación y no volvió hasta que se tranquilizo.
La fiesta duro un tiempo más y poco a poco los invitados se fueron despidiendo, Saori se despidió de todos los caballeros pero Seiya decidió acompañarla hasta su habitación. Ya en la puerta de entrada el caballero no sabía cómo evitar que ella se fuera, quería permanecer más tiempo con ella pero con resignación observo a la princesa abrir la puerta mientras se despedía de él.
-Gracias por acompañarme…- en el último momento Seiya tomo a su diosa por la cintura y entro junto con ella a su habitación aprisionándola contra la pared de un lado de la puerta.
-Discúlpame pero no resisto las ganas de besarte- la diosa no dijo nada y no opuso resistencia ante el lento acercamiento del Pegaso quien se disponía a besarla, el caballero le dio oportunidad de rechazarlo pues sus propios deseos no incluían la aprobación de Saori aunque rápidamente pudo darse cuenta que aquella intención era correspondida, sin embargo como suele suceder en los momentos críticos una voz los interrumpió.
-Siempre llegaras al mismo lugar muchacho!- ambos conocían esa voz e inmediatamente se sobresaltaron, Seiya prendió la luz de inmediato y confirmaron que la voz era del abuelo de Saori, Mitsumasa Kido.
Ninguno de los dos podía salir del asombro hasta que el viejo abuelo dio un paso hacia ellos, Saori después del shock se dirigía hacia él pero fue detenida por Seiya quien reacciono muy diferente.
-Saori! No es normal que él esté aquí!- le dijo mientras se coloco frente a ella.
-Quien eres?- le pregunto Seiya con una voz de desconfianza.
-En un momento sabrás quien soy pero sobre todo sabrás quien eres tú, ahora déjame abrazar a mi hija- Le decía el imponente Mitsumasa.
-Está bien Seiya… déjame ir no te preocupes-
-No confió Saori- le dijo mientras sentía que la chica se soltaba de sus manos. Saori llego hasta donde su abuelo que mientras la recibía con una de sus manos con la otra apuntó al caballero que inmediatamente encendió su cosmo para protegerse pero de pronto su propia corbata comenzó a ahorcarlo levantándolo del piso. Mientras el caballero luchaba por su vida la diosa tan solo observaba la escena sin hacer nada, eso aterró al caballero que estaba consiguiendo romper la corbata pero no alcanzo hacerlo a tiempo cuando sintió un fuerte golpe en la frente que lo desoriento por completo, voló por el aire hasta topar con una de las paredes y cayó al suelo sin poder meter las manos.
Antes de desmallarse muchas imágenes conocidas para él cruzaron por su cabeza, imágenes confusas, rápidas y que le provocaron muchas sensaciones a la vez, después de eso no hubo nada.
